Las teorÃas clásicas del crecimiento
Las primeras preocupaciones de los economistas clásicos se dirigieron precisamente hacia el problema del crecimiento económico. El modelo elaborado por Adam Smith y desarrollado por Malthus tenÃa un substrato esencialmente agrarista. Mientras hubo tierras libres, la humanidad pudo crecer sin ningún lÃmite. El exceso de población, cuando se producÃa, tenÃa una vÃa de escape en la emigración y en la roturación de nuevas tierras. Todos los individuos podÃan asà obtener con su trabajo el producto suficiente para su subsistencia y para el mantenimiento de su familia.
Rvdo. Thomas R. Malthus (1766-1834) |
Pero cuando todas las tierras fértiles fueron ocupadas, el proceso de crecimiento empezó a mostrar sus limitaciones. Al continuar aumentando el número de los pobladores, los nuevos terrenos agrÃcolas requerÃan un mayor esfuerzo y proporcionaban menor cantidad de producto. Las mejores tierras tenÃan que alimentar a una población creciente y la mayor cantidad de trabajo que se les aplicaba conseguÃa muy menguados resultados en la producción. En otras palabras, cuando la tierra se convirtió en un factor limitativo, la ley de los rendimientos decrecientes empezó a actuar y la productividad del trabajo a disminuir.
ESTAS
FUERON SUS PALABRAS SOBRE LA RESTRICCIÓN MORAL Y NUESTRA OBLIGACIÓN DE PRACTICAR ESTA VIRTUD Como resulta que en la situación de todas las sociedades que hemos revisado el progreso natural de la población ha sido constante y poderosamente controlado, y como parece evidente que ninguna forma de gobierno, ni planes de emigración, ni instituciones de benevolencia y ningún grado o dirección de la industria nacional puede impedir la acción continuada de un gran control sobre la población en una forma u otra, se deduce que debemos someternos a él como una inevitable ley de la naturaleza; y la única pregunta que permanece es cómo puede ejercerse ese control con el menor perjuicio posible a la virtud y felicidad de la sociedad humana. Todos los controles inmediatos de población que se observa que han prevalecido en el mismo o en diferentes paÃses parecen poderse resumir en restricción moral, vicio y miseria; y si nuestra elección está confinada a esos tres, no podemos vacilar más tiempo en nuestra decisión respecto a cuál deberÃa elegirse para incentivar. (T.R. Malthus, Ensayo sobre el Principio de Población, 1798) |
Esta disminución en la productividad del trabajo conduce a un punto de equilibrio en el que los individuos sólo pueden obtener lo necesario para su subsistencia. Si se intenta superar ese punto, si continúan reproduciéndose los seres humanos, el exceso de población resultante será eliminado por el hambre, las enfermedades y las guerras. Este estado estacionario es la situación a la que tienden todas las sociedades, el punto final ineludible de todo proceso de crecimiento económico.
El reverendo Thomas R. Malthus era un pastor anglicano, hombre de profundas convicciones morales y religiosas. Consideraba la existencia de sólo tres formas de control de la población: a) la miseria, es decir, hambre, enfermedades y guerras; b) el vicio, es decir, el desahogo de las pasiones humanas mediante prácticas sexuales que no conducen a la procreación y c) la autorestricción moral, es decir, la abstención sexual. Esta última era la solución que el reverendo Malthus proponÃa. Es curioso observar en la actualidad cómo se deforman las ideas de los autores clásicos y cómo los que están más próximos ideológicamente a Malthus son precisamente los que lo demonizan y se consideran a sà mismos "antimaltusianos".
El evidente crecimiento industrial que se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII requerÃa una explicación diferente. El modelo elaborado por Ricardo y Marx incluyó por tanto el capital como el principal factor del crecimiento económico. Pese a ello, presentaba muchas similaridades con el de sus predecesores y conducÃa a conclusiones igualmente pesimistas. El número de trabajadores es el que actúa aquà como factor limitante. La acumulación del capital hace que aumente la cantidad de capital existente por trabajador. La escasez creciente de trabajadores hace que aumente el salario real que perciben y que disminuya la productividad del capital. La tasa de beneficios disminuye de forma continua hasta que se hace nula y se detiene la acumulación. Se llega asà de nuevo a un estado estacionario.
TenÃa ciertamente razón el escritor británico T. Carlyle (1795-1881) cuando afirmó que "la economÃa es una ciencia lúgubre".
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siguiente formato:
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MartÃnez Coll, Juan Carlos (2001): "El crecimiento
económico"
en La EconomÃa de Mercado, virtudes e inconvenientes;
http://www.eumed.net/cursecon/18/index.htm
consultado el (poner fecha de consulta).
En eumed.net: |
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