El término región deviene del latín regĭo2 , regere o reger, que significa gobernar un espacio por reyes absolutos, a la manera de los magistrados provinciales romanos.3
Durante el proceso de expansión del imperio romano en la antigüedad, desde el año 27 a.n.e. al 476 d.n.e., se le llamó región a cada uno de los territorios ocupados por las tropas imperiales antes de ser convertidos en provincias o a los distritos con los cuales contaba dicho territorio.4 Se debe tener en consideración que los romanos de la época dividían el territorio en dos formas: la primera estaba en función del reparto que se hacía en términos de poder desde la sede senatorial en Roma y comprendía extensiones relativamente amplias de territorio a las cuales se les llamó provincias, que deviene del término latino provincere y que significa vencer de antemano. La segunda forma adoptada son las regiones o las regĭo, las cuales son mucho más pequeñas que las anteriores, están dentro de las mismas y en función de facilitar el gobierno y la administración de los magistrados romanos que las ocupan. Estas últimas además se conformaban tomando en consideración rasgos de carácter homogéneo en la economía, la población y las culturas de los territorios conquistados.
Así es que, aunque el vocablo latino significa mandar, gobernar o regir, también entre sus acepciones se incluye en primer término el significado que se le otorga a un determinado territorio y en segundo término al grado de homogeneidad que existe en dicho territorio teniendo en cuenta los rasgos de la cultura, la economía y la sociedad del mismo.
La región para los antiguos romanos no solo tuvo un significado geográfico o administrativo, sino también económico, social y cultural en la relación dominador-dominado. Los gobernantes del imperio conocían entonces que cada región no solo es el territorio y la vulgar aglomeración de habitantes que lo forman a la llegada de sus huestes, sino que representa una estructura concebida históricamente, una construcción establecida a partir de históricas relaciones económicas de la producción, con identidad propia y con formas de la conciencia social únicas.
Es por esta razón que guardaron los antiguos romanos atención especial a estas estructuras, sobre todo a aquellas más complejas por el grado de desarrollo alcanzado, dígase el Reino de Judea, el Reino de Egipto, o el grupo de ciudades estados que conformaban el territorio helénico que, aunque dominados, poseían una tradición histórica y cultural bien concebida y podían constituir una amenaza para el Imperio Romano. Tal es así que a estos territorios no se les otorga el título de regĭo, sino sencillamente de provincias, por el grado de complejidad de su administración y la importancia que concedía el estado romano a los mismos.
Con la desaparición del imperio desaparece la influencia política y administrativa que ejerce el poder romano sobre las regiones antes bajo su égida, sin embargo estas no desaparecen sino que se transforman.
2 http://es.wikipedia.org/wiki/Región, también en: http://definicion.de/categoria/general/
3 http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/humanas/2004822/capitulos/cap1/lecciones/leccion2.html
4 Bloch, Leo. Instituciones Romanas. Traducción de la 3ra edición alemana por Guillermo Zotter. Editorial Labor, S.A. Barcelona. 1942. Pág. 191