Ahora bien, el problema de la deuda externa afecta severamente sobre los niveles de bienestar y hace que la salud, la educación y la vivienda disminuyan significativamente. Por lo que al no crecer los elementos sociales que impactan al desarrollo humano, se incrementa la pobreza social de los países. Y es que la falta de recursos económicos, en la medida en que se envían al extranjero, como utilidades o patentes, afecta negativamente al gasto público y disminuyen, como consecuencia, los aportes al desarrollo social.
Por ende, la creación de una agenda, según nos comenta la CEPAL, debe contener políticas públicas que ayuden al desarrollo y se enfoque a la cohesión social. Aspectos que coadyuvan a disminuir la carga de pobreza. Dentro de estos lineamientos sobresale la salud como un elemento principal de los pueblos y sobre todo, el sentido de pertenencia a un proyecto común incluyente.1
Por lo cual tenemos una serie de cuestionamientos en torno a la salud. En un primer momento se hace necesario analizar la importancia del gasto en salud con respecto al gasto social. Así mismo, observar los países que han mejorado y los que han empeorado en materia de salud en América Latina y discutir el gasto en salud con respecto al gasto militar. Y por último, ver como las declaraciones de mejora en la salud, nos conducen a recomendaciones de libre mercado que hacen disminuir más la atención y vender la salud a sectores privados que no buscan el beneficio de los enfermos, sino la utilidad.
Consideramos irracional que los países de América Latina, que se debaten en la pobreza y en la falta de atención médica, tengan que gastar absurdamente en armamento, cuando lo prioritario es la vida.
A escala mundial, los mayores problemas para alcanzar la salud tienen que ver también con la distribución del ingreso. Las condiciones de salud de los más pobres se acrecientan en tiempos de crisis, de forma tal que en los últimos años entre 1990 y 2003, el número de muertes se ha mantenido constante o bien, ha aumentado. Por ello, establecemos que la salud va asociada a la pobreza con una alta correlación, ya que de los 10.8 millones de niños menores de 5 años que mueren anualmente, el 92 por ciento son en países de bajo ingreso. Tan sólo seis países cuentan con el 50 por ciento de muertes como: India, Nigeria, China, Níger, Sierra Leona y Angola. Un niño de cada cuatro muere antes de cumplir 5 años. En contraste, en países más desarrollados sólo muere uno por cada 150 niños. (Global Healt Council 2003).
La población de América Latina soporta una parte desproporcionadamente grande de la carga regional de morbilidad y sufrimiento. Suele habitar en viviendas insalubres y hacinadas en zonas rurales o tugurios conurbanos poco atendidos. Están más expuestos que los ricos a la contaminación y a otros riesgos en el hogar, en el trabajo y en sus comunidades.
La salud es un problema que coincide con la higiene. La falta de desagüe, agua potable, la degradación de los bosques y la trasformación del medio ambiente hacen que la salud se minimice. La contaminación atmosférica provoca que la salud sea cada vez más precaria. Es evidente que la falta de agua y la contaminación son aspectos que tienen que ver con la salud en general. Cada día se vierten al agua dos millones de toneladas de residuos tóxicos, lo que repercute en enfermedades relacionadas con la muerte de infantes. Se calcula, según la OMS (2003), que cerca de 6000 niños mueren por causa de enfermedades relacionadas con el agua.
Si comparamos Latinoamérica y el Caribe con otras áreas del mundo tenemos que el gasto en salud fue de 262 dólares; lo que representó un 7% del PIB. En Oriente Medio y África fue de 171 dólares, en otras palabras, un 4.6% del PIB. Así mismo, para Asia Meridional el gasto per cápita fue de 29 dólares, equivalente al 6% del PIB.
Fuente: CEPAL
En cuanto al gasto social total se observa que ha estado aumentando a través del tiempo. Sin embargo, la parte correspondiente al gasto en salud, como proporción al gasto social, es muy bajo en relación a otros rublos como la educación, la seguridad y asistencia social. De hecho, la salud representa, en 2007, un 6.4 % por debajo de los países de la OCDE.
Aunado a la salud se encuentran variables que tienen que ver con la seguridad social. Tal es el caso del envejecimiento de América Latina.2 La población más vieja representa un reto para los países que componen el área. Hasta el momento son pocos los que han atendiendo el problema. Los más, no han hecho mucho al respecto. Actualmente se tienen preparadas, de parte del Banco Mundial y el FMI, ciertas reformas que se piensa van a solucionar el problema. Lo cierto es que están cerrando sistemas de salud que eran excelentes y los han modificado por políticas asistencialistas. Mismas que van a afectar la parte laboral en sus prestaciones. Tal es el caso del seguro popular impuesto en México y los esquemas de retiro como las afores.
Fuente: CEPAL.
Por otro lado, habría que decir que el gasto en salud es a veces menor que el gasto militar, ya que fue de 2.3 del PIB mundial, lo que equivale a 137 dólares por persona. Otros estudios de la CEPAL arrojan que el gasto militar aumentó en 10.000 millones de dólares durante los años noventa, siendo 1996 el año en que fue casi del 10% del PIB. Medido en dólares de 1998, el gasto militar fue de 16,500 millones de dólares para el bienio de 1990-91 y en 1997-98 se llegó a la suma de 26.600.
América Latina y el Caribe gastan un promedio de 1 dólar en defensa por cada 1.1 de gasto directo en educación y 0.9 dólares en salud. De manera desglosada para cada país tenemos que en Argentina, según nos comenta la CEPAL, representa el 53.6% del gasto en educación y el 40.2% de gasto en salud. Para Brasil, Chile y México representan el 121.87%, 58.4% y 96.5% respectivamente del gasto en educación y de 116.4%, 28.8% y 31.0% en proporción a la salud. Así mismo, en cuanto al PIB se refiere, Argentina representó el 1.2%, en Brasil el 1.4%, para Chile el 3.1% y para México el 0.4%.
Así es que el gasto militar aumentó significativamente, entre 1990 y 1997, en 12.000 millones de dólares. En Argentina el gasto per cápita o por habitante es de 101.3 por ciento, Brasil de 62.4 dólares, en Chile de 144.0 dólares y en México de 12.3 dólares. Los mismos países, poseen 2.1 militares por cada 1000 habitantes en Argentina, 1.8 en Brasil, 6.2 en Chile y 1.9 en México.
Para el año de 2006, según el Banco Mundial, América Latina gasta en salud 218 dólares por habitante, lo que representa el 6,6 por ciento del PIB. Mientras que los países ricos lo hacen en 3,040 dólares por habitante, lo que representa el 8 por ciento del PIB.3
El panorama que vive el mundo y América Latina en materia de salud es difícil. El privilegio sobre otras variables sociales, por encima de una que es prioritaria para la vida, no es lógico; pero en términos económicos si lo es. Y es que el modelo de salud de Estados Unidos es el ejemplo a seguir a través de la privatización de los servicios y de ciertos sectores que pueden ser económicamente rentables. De ahí que las políticas públicas se inclinen a disminuir el gasto en este sector; sin importar que se gaste más en armamento.
A partir de la Declaración de Alma Ata en 1978 (URSS), se mantuvo la idea de dar salud para todos. Tal planteamiento consiste en alcanzar zonas marginadas y rurales bajo los principios de solidaridad y universalidad. Sin embargo, desde la crisis de 1980, el FMI permitió y recomendó recortes en salud a los gobiernos locales. A su vez, el Banco Mundial se transformó en prestamista de los gobiernos apoyado por las ideas neoliberales en donde se recomienda la privatización de los hospitales y la descentralización. Sin embargo, no se dejó de apoyar a los pobres y se hace patente la universalidad de la atención médica a través de paquetes mínimos de servicios, su descentralización y la separación de funciones de financiación. (Banco Mundial).4
De esta manera América Latina entra al concierto de la privatización de la salud. Con tal privatización y sus formas, en términos generales, se empieza a dar una serie de modificaciones en el ámbito de la atención que ha venido a perjudicar a los más pobres. Entre dichas modificaciones se encuentran:
1. – Se dejó la salud a sectores que nada sabían sobre el tema y lo que querían era obtener beneficios. La vacunación masiva, por ejemplo, se daba en todas partes y en todas las regiones de los países, sin embargo, disminuyó, en la medida en que ya no era costeable ir a comunidades muy alejadas. En Colombia, por ejemplo, la cobertura de vacunación poliomielítica para el primer año de vida, bajó de 94 por ciento en 1995 a un 80 por ciento en 2003. La incidencia de malaria y dengue clásico también aumentó.
2. – La afiliación ha estado disminuyendo después de 10 años en que se han impulsado este tipo de reformas en la salud. Muchos pobres no tienen ni siquiera el mínimo indispensable para pagar las cuotas por filiación al seguro de salud.
3. – Creación de fórmulas monopólicas coludidas por el Estado en donde los hospitales se asocian con ciertos sectores gubernamentales para la atención en la salud.
4. – Elevados gastos administrativos en donde las clínicas de salud cobran al Estado por arriba de lo que normalmente se debe cobrar.
5. – Las clínicas particulares sólo atienden casos simples y los complejos los remiten a los hospitales del Estado quienes tienen todos los instrumentos para la atención de emergencias y enfermedades de larga duración o terminales, pero son insuficientes para atender la demanda creciente, en especial de la población pobre que no puede pagar la atención privada.
6. – El número de cesáreas injustificadas aumenta con la finalidad de cobrar más al sector salud.
7. – El dinero destinado se incrementa; más no la calidad. La eficiencia en Colombia del gasto en salud aumentó de 1.39 por ciento en 1988 a 4 por ciento en 2000, sin haber aumento en la calidad de la atención. Además, el sector empresarial tuvo que subir sus cuotas.
Es así como en los términos de la carga de pobreza, la salud es difícil determinar en cuánto impacta las formas de vida que se han visto deterioradas a través del tiempo. La seguridad social del Estado está siendo otorgada a las empresas particulares que atacan los problemas con una visión económica y no humana. Se piensa que con esta forma de hacer las cosas la salud va a entrar a un sendero de eficiencia y calidad. Sin embargo, ha sido todo lo contrario. Existe falta de tecnología en hospitales privados que es subsanada por el Estado. Los pacientes son envidos a hospitales públicos cuando los privados ya no tienen manera de solucionar los problemas. Este hecho se repite cotidianamente en todas las enfermedades.
1 Un proyecto humano y no con condiciones que nos lleven al libre mercado y al Estado Darwinista.
2 CEPAL: “Un primer grupo de países de “envejecimiento incipiente” incluye a Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay. Estos muestran una proporción de personas de 60 años y más que oscila entre el 5% y el 7% (en el año 2000), y alcanzaría valores de entre un 15% y un 18% en el 2050.
En un segundo conjunto de países, de “envejecimiento moderado”, hay de un 6% a un 8% de personas de 60 años y más, que alrededor del 2050 superarán el 20 por ciento. En este grupo destacan Belice, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guyana, México, Perú, República Bolivariana de Venezuela y República Dominicana. En ellos se registraron profundos cambios en materia de fecundidad, aproximadamente entre los años 1965 y 1990.
Les siguen los países de “envejecimiento moderado avanzado”, que presentan en la actualidad entre un 8% y un 10% de personas mayores, y que registrarán un aumento rápido de este porcentaje hasta cifras de un 25% a un 30 por ciento. Entre estos países están Bahamas, Brasil, Chile, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago.
3 Consulte el periódico El Universal. Mayo 25 de 2006.
4 Consulte: las reformas de Salud neoliberales en América Latina: una Visión Crítica a Través de dos Estudios de Caso. De Nuria Homedes y Antonio Ugalde. Escuela de Salud Pública, Houston Healt Csience Center, Universidad de Texas. Nuria Homedes, 1100 N. Atanton, Suite 110, el Paso, Tx. EU. Para el caso concreto de México se cuenta ahora con un seguro popular que protege a los más necesitados. Sin embargo, el problema es que ellos tienen que comprar sus medicamentos y parte de la operación, no importando el nivel económico. Ya sea pobre o extremo pobre.