DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y POBREZA EN AMÉRICA LATINA

DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y POBREZA EN AMÉRICA LATINA

Juan Francisco González Bermúdez (CV)
Universidad Nacional Autónoma de México

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I.2.-La pobreza vista desde la panorámica del Estado: un análisis de la estructura y superestructura.

El método que se ha adoptado es el de caminar a lo largo de esta investigación de lo general a lo particular. Por ello, el torrente epistemológico nos lleva, después de ver la postura filosófica, a analizar lo concerniente al Estado y la política; haciendo una relación con los conceptos de estructura y superestructura. Y sobre todo, la relación que tienen estos aspectos con el tema que nos atañe: la pobreza económica, la distribución del ingreso y la pobreza humana.

Todo parece indicar que al interior del Estado podemos observar cierto comportamiento que nos permita ir observando si es posible que en seno estatal existan algunos elementos para reducir los niveles de pobreza y pobreza extrema. Este cuestionamiento nos lleva a analizar de dónde proviene la riqueza y cómo se distribuye.

Entrar al análisis dicotómico sobre la primacía de la estructura y superestructura, representa estudiar una postura muy vieja, por no decir agotada (Antinomia general). Sin embargo, algunos intelectuales o personalidades de la ciencia, siguen realizando definiciones sobre el Estado y la sociedad; sin hacer un estudio a consciencia de las repercusiones que se tienen cuando se hacen formulaciones tan superficiales. Si tomamos por ejemplo la definición de política económica de los textos de economía, ya sea el de Paul Samuelson o el de Rudiger Dornbuch, encontraremos que la definen como las medidas que adopta el Estado para regular, bajo el plano económico, a la sociedad. 

Si bien,  tenemos un peso enorme desde el ángulo político sobre la economía, entonces no se puede tampoco establecer un determinismo a ultranza de un sector sobre otro.  Este hecho desde el esquema marxista ha sido analizado y criticado después por diversos autores quienes llamaron la atención sobre una carta dirigida a Bloch de parte de Engels.  En dicha carta se establece que el factor que determina en última instancia es la reproducción y producción de la vida material: “Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (...) acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico”1

Por mucho tiempo estas formas de pensamiento fundamentaron el análisis de la realidad; lógicamente tuvo una clara inspiración Hegeliana.  Sin embargo, y en la actualidad, estas dicotomías se están abandonando, como también las marxolatrias.   En efecto, habría que preguntarse la pertinencia de este tipo de reflexiones que tuvo su auge en la visión Altusseriana y que en la actualidad están siendo cuestionadas por estudiosos de la ciencia política como Estela Arredondo, quien planteó la necesidad de abandonar esta concepción para explicar el hecho social en momentos de crisis. Por ende, y tal como lo detalla dicha autora, habría que abandonar la postura de la función reguladora del mercado y pasar a reconocerle a la política su propio espacio, dejando de lado, incluso, el término de última instancia.2

Si bien es cierto que existe autonomía política, entonces habría que establecer una autonomía económica; cuando menos en el plano teórico. En la vida real, en la práctica cotidiana, debemos  acotar que tanto los aspectos políticos como económicos se mueven sincronizadamente. Mismos que  se están determinando constantemente, de forma tal que no sabemos, a ciencia cierta, que es lo que determina a que, ya sea sí lo político a lo económico o viceversa.3

Ahora bien, el anterior debate habrá que  analizarlo en dos aspectos: el primero tiene que ver con la ponderación, en primera instancia, de los aspectos económicos.  En el segundo aspecto hay que discutir el tipo de Estado en que nos desenvolvemos y su capacidad para resolver los problemas de desigualdad social y de pobreza. Respecto al primer punto referente al ámbito económico, deseamos  establecer que en el siguiente inciso se hace un análisis sobre el problema de la distribución del ingreso y el desarrollo económico. En lo concerniente al segundo apartado referente al Estado, debemos decir, en un primer nivel de análisis, que es un espacio dominado por la burguesía. Es decir, aquello que concierne a una clase en particular y a sus propios intereses. Extrapolando esta definición hemos de plantearnos en el problema del neutralismo estatal y su definición en torno al papel que juega en la sociedad.

Si partimos del hecho que es un elemento manejado por cierta clase social, entonces tendremos que establecer, de facto, que no es neutral; que obedece a circunstancias socialmente determinadas en la base social. Ello porque la burguesía tiene un fin común: la de aumentar la ganancia. En efecto, los capitalistas persiguen un mayor rendimiento de capital a través de la explotación del trabajo. Por ende, si el Estado está en el poder de esta clase social, por lo tanto tendría que establecer una explotación perpetua del capital sobre el trabajo; situación que muchos pregonan como la permanencia del sistema capitalista actual y por ende,  el fin de la historia.4

De hecho, el Estado reproduce esquemas de dominación social y su neutralismo pasa a formar parte de una falsedad total, puesto que atrás del falso neutralismo existe una tendencia a la protección de sí mismo y de una clase determinada. Sin embargo, la situación no es tan mecánica.  El Estado no únicamente está compuesto de la síntesis de la lucha de clases. Va más allá de esta concepción y se aloja en las formas de socialización- privatización. Es decir, debe resolver aspectos de carácter social y privado.

Esta primera lectura debe interpretarse en el sentido de que  si bien el Estado protege a una clase en particular,  no puede dejar de lado la otra clase social despojada de los medios de producción. Lo que se quiere dar a entender es que, tanto el concepto de neutralidad como el de protección de una clase social en particular, no caben como únicas formas del papel que juega el Estado. Éste, tiene que dividirse entre una clase y otra; aunque el resultado del vector sea mayor para la burguesía. En otras palabras, se trata de ampliar el concepto mismo del Estado, tomando en cuenta las posturas funcional-marxista que se dieron en determinado momento y las actuales formulaciones.

 Ahora bien, lo anterior nos lleva a plantear el problema de hegemonía en donde  las clases sociales toman al Estado para desplegar sus fuerzas e intentan ganar espacios de poder. Estos lugares mientras van creciendo son mejores, ya que permite, tanto a una clase como a otra, obtener más beneficios del ingreso global y del dominio político. Es decir, prácticas o acciones hegemónicas que no sólo se sujetan al ámbito económico, sino a aspectos que tienen que ver con lo político. Entendiéndose este concepto como una autorrealización presente en la sociedad que se objetiviza en el plano de la lucha estatal. Lo político, entonces, viene a representar una contraparte hegemónica.

Además, lo político representa la autorrealización del sujeto social que debe comprenderse como el deseo de libertad y las necesidades que considere el punto de vista del otro. En suma, lo político es una acción hegemónica de una clase social sobre otra, en donde el tono  de las necesidades se va insertando en el plano estatal y en los valores universales.5

Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en  La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, dada en agosto de 1789 por la Asamblea Nacional Constituyente, misma que sirvió como preámbulo para la elaboración de la Constitución Francesa. Dicha declaración  habla sobre la libertad (individual, de pensamiento, de prensa y de credo) la igualdad (que debía ser garantizada al ciudadano por el Estado en los ámbitos legislativo, judicial y fiscal), la seguridad y la resistencia a la opresión. Poco después existieron otras dos declaraciones de los derechos del hombre y del ciudadano. La declaración de 1793  que tenía un carácter más democrático en donde se defendía el derecho a la sublevación frente a la tiranía y prohibía la esclavitud.

Por otro lado, el 10 de diciembre de 1948, es aprobado por las Naciones Unidas La Declaración Universal de los Derechos Humanos que distingue entre derechos relativos a la existencia  de la persona y los relativos a su protección y seguridad, a la vida política, social y jurídica de la misma, y los derechos de contenido económico y social.6 tales como moralidad, orden público y bienestar general, y sobre todo, el derecho a la vida, a la libertad, seguridad personal, a no ser víctima de una detención arbitraria; a un proceso judicial justo; a la presunción de inocencia hasta no demostrar lo contrario; a la no-invasión de la vida privada y de la correspondencia personal; a la libertad de movimiento y residencia; al asilo político; a la nacionalidad; a la propiedad, a la libertad de pensamiento, de consciencia, de religión, de opinión y de expresión, a asociarse, a formar una asamblea pacifica y a la participación en el gobierno; a la educación y la participación en la vida social en su comunidad.

 Este hecho nos lleva a pensar que lo político (Desde un análisis más general) no es privativo de una clase particular o determinada (Después de todo la declaración de Los Derechos del Hombre y del Ciudadano es creación de la burguesía revolucionaria). Sin embargo, en la actualidad estos conceptos pertenecen a la humanidad en general y se insertan en todas las constituciones de una manera u otra. Además, la clase detectora del poder en la actualidad ya no crea en el estricto sentido formas que evolucionen al ser humano como tal, ya que con el fin de defender el espacio económico del que disfruta no se atreve a ser crítica y transformadora de la pobreza y pobreza extrema en que se desenvuelve dicha humanidad; tiene valores, pero los encierra entre paréntesis. Es decir, en la actualidad se habla de moralidad empresarial, sin embargo, no lleva a cabo todo lo que dice, y emplea todos los medios para corromper y verse favorecida. He aquí el porque en líneas arriba mencionamos que el rico es un pobre espiritual que procura no avanzar ni siquiera en aquello que cooperó en determinado momento histórico, puesto que en más de una ocasión no respeta los avances logrados en materia de desarrollo social, político y económico, y mucho menos en el plano humano y moral. En pocas palabras, no le conviene.

En suma, lo político representa una fuerza importante dentro de la lucha hegemónica por generar (ganar) espacios en el marco social-estatal que le permita avanzar en sus propios intereses; sobre todo en aquellos que representan su realización humana (desde un plano histórico). Lo político también, como contraposición del Estado Hegemónico de una clase social, refuncionaliza el contexto social: ya sea incorporando o bien transformando los modos de vida. Lo político representa al individuo y a sus propias formas de realización, de forma tal que sacrifica parte de su individualidad por lo político-social y, de esta forma, convertir aspiraciones particulares en sociales; Hasta llegar a conformar una matriz de necesidades sociales.

“En la historia, la igualdad real, es decir, el grado de espiritualidad alcanzado por el proceso histórico de la naturaleza humana, se identifica en el sistema de asociaciones privadas y públicas, explícitas e implícitas que se anudan en el Estado y en el sistema político mundial: se trata de igualdades sentidas como tales por los miembros de una asociación y de desigualdades sentidas entre las diversas asociaciones; igualdades y desigualdades que valen en cuanto se tiene conciencia de ellas individualmente y como grupo. De este modo, se llega incluso a la igualdad o ecuación entre filosofía y política, entre pensamiento y acción, es decir, a una filosofía de la praxis.”7

En efecto, todo el proceso histórico humano e incluso lo analizado hasta el momento, se explica en la anterior cita. Y es que el ser humano es un conjunto de comportamientos que tiende a la superación y mejora continua. Sin embargo, esto no es algo mecánico  que forzosamente tenga que suceder. El hombre, dentro de la naturaleza es el ente más impredecible y nada asegura su continuo mejoramiento. Éste, tendrá que evolucionar sobre la base del esfuerzo constante y una lucha en pos de perseguir  la utopía radical. Por ende, el espacio de lo político tendrá que verse en un esquema ampliado. Lo político no se refugia o se esconde en la ineficacia. Al contrario, son elementos volitivos que llegan a la ejecución y transformación del entorno social y natural. La praxis, es el punto de partida y llegada de toda transformación social, en donde los seres se relacionan con la vida cotidiana.

Ahora bien, y con el fin de hacer más complejo el análisis a efecto de encontrar las fuerzas liberadoras del ser humano en cuanto a la prisión de que es objeto en un determinado esquema social, y relegado a formas desiguales desde el punto de vista económico y social, así como político, se hace necesario analizar el concepto de sociedad civil. El concepto está enmarcado en la dicotomía (aunque intentemos evitarlo) sociedad civil-estado en donde se plantea una primera aproximación referida a las relaciones sociales que no están sometidas al poder estatal. Esta definición parte del hecho del Estado con poder coactivo o de restricciones. Idea que por cierto surge de la necesidad de regular las interacciones entre los hombres y de aquella en la cual existen elementos que se autorregulan por sí mismos como la esfera económica.8

Esta forma de pensar tiene su base en el iusnaturalismo, en donde los individuos se relacionan para satisfacer sus intereses de carácter personal, los cuales el Estado regula sin obstáculo alguno. De esta manera, estaríamos planteando dos espacios de análisis: 1) aquel en el cual la sociedad civil es una subestructura y 2) el Estado representa la superestructura.

Visto así podemos determinar que la sociedad civil es una contrapoder que impulsa una serie de medidas en desacuerdo de aquellas que vierte el Estado hacia la sociedad. Dicha sociedad civil estaría representada por sujetos que generan conflictos político-sociales, dada la violencia estatal, representada por el orden jurídico o bien por la violencia real. Esta sociedad civil la componen asociaciones de colonos, clases sociales, asociaciones religiosas, etc. En suma, en todo aquello que represente una contrapropuesta estatal que genere diversos mecanismos e ideas para luchar por sus intereses propios que en realidad son los intereses comunes a todos ellos y bajo el entendido de que el Estado defiende los intereses de una clase en particular.   

Estas formulaciones llegan al Estado a través de demandas (input) que enarbolan los partidos políticos en donde el Estado da respuesta (output). La capacidad de respuesta estriba en la amplitud institucional o en la instrumentación de nuevas instituciones. Además, habría que agregar el grado del desarrollo político. De aquí se desprenden ideas en torno al consenso o legitimación estatal en momentos pertinentes; ya sea de crisis o de alteraciones en el poder.   

Esta idea de separación de la sociedad civil y Estado ha sido descrita por Marx en el Prólogo a la Contribución a la Economía Política:

 “Mi investigación desemboca en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general de espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política clásica.” Después, agrega:

 “El resultado general al que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.”9

Esta idea de sociedad civil esta inserta en un concepto economicísta y tiene un significado en el cual  las relaciones individuales son exógenas al Estado. Además, como menciona Bobbio –Marx era abogado- en la medida en que para Marx: “El Estado moderno tiene como base natural la sociedad civil, el hombre de la sociedad civil, es decir, el hombre independiente, unido a otro hombre sólo por vínculo privado y de la necesidad natural inconsciente.”10

Para Gramsci, a diferencia de Marx, se puede leer:

“Por ahora se pueden fijar dos grandes planos superestructurales, aquel que se puede llamar sociedad civil, es decir, el conjunto de organismos llamados vulgarmente privados, y aquel de la sociedad política o Estado y que corresponde a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad y el de dominio directo o de mando que se manifiesta en el Estado y en el gobierno jurídico.”11

Como puede observarse, para Gramsci, la sociedad civil  y el Estado están ubicados en la superestructura, contrario sensu en Marx lo tenemos en la base. Por otra parte, aquello que Gramsci llama vulgarmente privados, lo podemos seguir haciendo desde el marco metodológico para separar las aspiraciones de cambio social; Es lo que podemos llamar contrapropuesta al Estado o la mediación entre lo público-privado.

La discusión anterior no ha podido ser resuelta; como ya lo hemos mencionado. Sin embargo, bástenos decir que una sociedad sin Estado es de difícil comprensión; aunque existan ya ciertas proyecciones, y un Estado sin sociedad también. Por ende, toda deducción tendría que ser cuando menos cifrada en una interrelación constante en donde los choques y/o asimilaciones se estén dando. Puede ser que de manera práctica tengamos una mayor asimilación del Estado del producto y de la sociedad civil o viceversa, una invasión de lo social a lo estatal.

El anterior razonamiento nos puede quedar más claro si pensamos que en momentos el Estado puede dejar actuar a la sociedad civil y a las aspiraciones de realización personal, es decir lo político. Mismos que también en un aspecto sincrónico, obligan a la esfera estatal a sostener políticas ad hoc a intereses sociales. ¿Acaso estaremos hablando del estado del bienestar? Existe otra posibilidad en que el Estado reduce el nivel de maniobra y se separa de la sociedad en general, y por supuesto, de la sociedad civil ¿Es aquí donde podemos plantear el esquema neoliberal? Por último, cuando pensamos en la separación de Estado- sociedad civil y sociedad en general ¿Nos ubicamos en las dictaduras de Estado?

Estos razonamientos empíricos son interesantes cuando utilizamos el herramental antes aludido y nos lleva, para efectos de nuestro análisis, a pensar en las posibilidades de igualdad social, en la medida en que Estado, como expresión organizada de la sociedad y sociedad civil, mantienen una pugna por la hegemonía. Por un lado veríamos a una sociedad civil en constante lucha por generar/ganar más espacios que le den posibilidad de un comportamiento social y económico más justo. Por otra parte, tendremos  un Estado que fluctúa en tipologías diferentes de acuerdo a las necesidades de acumulación de capital y de sobrevivencia como tal. De aquí podemos desprender la idea de un Estado como el gran equilibrador del sistema capitalista y que, ajusta su conducta de acuerdo a muchas circunstancias políticas  sociales y de orden económico.12

Si tomamos como parámetro al Estado como el gran equilibrador social, debemos mencionar que para bien del mismo, la pobreza debe ser un factor importante de acumulación del capital, pero que,  si  ésta llega a límites máximos, se debe tener cuidado de procesos violentos, en donde la sociedad reclama aquello que se le ha arrebatado o siente que tiene derecho. Precisando este aspecto debemos decir que la sociedad en su conjunto debe tener la idea y sentir que en realidad no esta siendo afectada en lo que tiene derecho a disfrutar, ya que de lo contrario, las fórmulas contraestatales se pueden volcar en la calle a efecto de reclamar aquello a que tiene derecho de la riqueza social acumulada.

Como ejemplo tenemos que, la sociedad, ahora global, se da cuenta de esta situación en la medida en que el nivel de consciencia ya no pertenece al lugar en donde se da la explotación y la apropiación del excedente económico por unos grupos. La globalización ha llevado a que grupos sociales de otros países se pronuncien en contra de medidas que van en contra de las reivindicaciones de los pobres. Al caso tenemos los globalifóbicos que se desplazan de un país a otro, luchando por aquellos que en pueblos tercer mundistas o llamados emergentes les son violados sus derechos mínimos

En suma, debemos establecer que existen dentro del Estado, y ahora fuera de éste, fuerzas antihegemónicas como lo político que se ubican en lo individual y a la sociedad civil que representa a grupos en pos de modificar las estructuras reinantes e intentan en todo momento obtener dividendos para sus agremiados o participantes de dichos grupos. Un análisis en torno a esto radica en que existen sociedades más conscientes que le han arrancado al Estado mayores dividendos, como es el caso de Francia o Suiza y que, incluso, como hemos escrito anteriormente, luchan por los intereses de otros países.

Esta situación, por desgracia, no ha sucedido en el espacio de América Latina, en donde las medidas adoptadas para aumentar la tasa de ganancia han creado  que el Estado se aleje de las aspiraciones  políticas de la sociedad y se permita un comportamiento neoliberal de corte salvaje, en donde falsamente se reclaman las fuerzas del mercado que según ello equilibran la riqueza pero que, sin embargo, han orillado a ser una de las regiones más pobres del mundo. (No existe una sociedad organizada)

1 Al respecto consúltese las Obras Escogidas de Marx y Engels, tomo II. Editorial progreso Moscú. 1977. Asimismo, en el análisis de Gramsci se observa esta relación de base y superestructura como una definición del bloque histórico existente y en donde lo social es la síntesis de muchas determinaciones y además, como teórico de las coyunturas  hace una crítica al reduccionismo economicísta (Crítica por cierto representativa de su obra) en el sentido coyuntural y la primacía de la política en el análisis de dichas coyunturas. La tematización Gramsciana de las relaciones entre base y superestructura y las superestructuras forman el bloque histórico, o sea el conjunto complejo contradictorio y discorde de las superestructuras. Es el reflejo del conjunto de relaciones sociales de producción. Ambas constituyen una unidad orgánica (unidad de los contrarios y de los distintos) que sólo puede ser abstraída metodológicamente. El concepto de bloque histórico aprehende plenamente esta unidad en cuanto las fuerzas materiales son el contenido, y las ideologías la forma, siendo esta distinción de contenido y forma puramente didáctica, puesto que las fuerzas materiales no serían concebidas históricamente sin forma y las ideologías serían caprichos individuales sin la fuerza material. PORTANTIERO, Carlos. Los Usos de Gramsci. Edit. Folios. 1ª Edición. México. p. 183.

2 Cf. En Estado y crisis sociales. De Estela Arredondo Ramírez. Sociedad, Política y Estado. Compilación. Estela Arredondo y otros. Ensayos del  CIDE. Primera edición. 1982.

3 Al respecto y en el campo de las ciencias sociales es difícil señalar las determinaciones entre la política y los aspectos económicos. No así en las ciencias naturales, en donde la determinación es más clara. Por ejemplo, en una reacción química bien podemos saber que sustancia esta provocando dicha reacción. De aquí que las ciencias sociales se distingan por ser más complejas.

4 Es importante señalar  que el Estado no sólo expresa el dominio de una clase, sino que es también la expresión de la sociedad organizada.

5 En notas para la caracterización de lo político. De Martha Singer. Sociedad Política y Estado. Op cit. P. 81 “Para Marx lo político no es un fenómeno superpuesto a una situación dada; por el contrario, es una dimensión inherente y propia del sujeto social, cuya característica más elemental es su capacidad de crear, modificar y determinar la forma que ha de tener su propia existencia, es decir, la capacidad de autorrealizarse en una forma social que ha sido elegida y construida por él mismo; esta cualidad media toda relación que el hombre entabla frente a la naturaleza. El hombre, para reproducirse, no sólo actúa sobre la naturaleza, sino que lo hace con un determinado propósito y a partir de ciertas relaciones sociales. La dimensión de lo político, en este sentido, se despliega en la capacidad de dar forma a este proceso de reproducción, es decir, en el acto de producción y consumo que realiza el sujeto social.”  

6 Poco después son reconocidos LA DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, firmada el 20 de noviembre de 1959, la CONVENCION SOBRE LOS DERECHOS POLITICOS DE LA MUJER, suscrita el 20 de diciembre de 1959; EL PACTO DE DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES y EL PACTO DE DERECHOS CIVILES Y POLITICOS, estos dos últimos adoptados por las Naciones Unidas, el 16 de diciembre de 1966. En el ámbito Europeo, cabe destacar la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y Las Libertades Fundamentales, nacida el 4 de noviembre de 1950, en el seno del consejo de Europa, y que cuenta con una Comisión y con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

7 GRAMSCI, Antonio. Introducción a la Filosofía de la Praxis. Edit. Ediciones de Bolsillo. 4ª edición. 1978. Barcelona España. p. 55 y 56.

8 Al respecto deseamos establecer que la economía se autorregula por sí misma; después de todo, y como hemos establecido antes, Liliana de Riz reclama para la ciencia política su propia autonomía, justo es decir que la economía debe tener su cierto grado de autonomía. Sin embargo, el mecanismo de autorregulación o los llamados mecanismos automáticos para el funcionamiento económico han sido extrapolados para engañar  y hacer que a través de estos mecanismos todos los problemas de la sociedad se solucionen. Un ejemplo muy claro fue el inicio del capitalismo en donde se pensaba que la economía funcionaba a través de la mano invisible. Hecho que jamás se dio, ya que la intervención estatal fue una herencia del hombre desde el esclavismo. Además, una cosa es pensar en el laissez faire laissez passere que se le ha adjudicado a Smith o en la libertad de elegir de Friedman, y otra lo que en realidad sucede.

9 MARX, Carlos y Federico Engels. Obras Escogidas. Tomo I. Edit. Progreso Moscú. P. 343 y 344. Este punto ha sido muy atacado y estudiado por diversos autores quienes han observado que Marx utiliza esta separación dado el concepto de modo de producción en donde la superestructura esta explicada por la base económica, lo cual nos lleva al binomio sociedad civil-Estado político. Sin embargo, en un Marx mudo (Juan Carlos Portantiero) se distingue un análisis en donde la sociedad civil no sólo abarca las condiciones materiales de vida, sino lo institucional no estatal, además un concepto que Marx no vistió en el 18 Brumario de Luis Bonaparte en el sentido de que el Estado tiene atada, fiscalizada, regulada, vigilada y tutelada a la sociedad civil desde sus manifestaciones más amplias de vida hasta sus vibraciones más insignificantes. Este aspecto nos lleva a no distinguir entre Estado y sociedad civil, lo cual, como mencionó Luporini, existe una paradoja teórica. Aquí surge otra crítica al Marxismo en el sentido de que para Marx el Estado es necesario en la primera fase de consolidación del capitalismo y después es perjudicial o significa un freno al desarrollo del capitalismo industrial, en donde el Estado, en la medida en que el sistema avanza, habría que cuestionar su misma existencia. Hoy día, el mismo esquema neoliberal requiere o ha necesitado un gran impulso de Estado. Léase a Habermans cuando menciona el problema de la repolitización del mercado que a través de sus organismos de planificación del crédito, de política fiscal, etc. Controla el desarrollo económico y ha dejado en la pobreza a millones de seres.

10 BOBBIO, Norberto. Estado, Gobierno y Sociedad. Edit. FCE. 1ª reimpresión 1991. México. P. 47.

11 BOBBIO. Op. Cit. P. 49.

12 “Los Estados Nacionales son, entre otras múltiples esferas o estructuras de lo social, la expresión objetiva de las sociedades modernas; son instituciones creadas por los hombres para ordenar y encauzar los cambios constantes esenciales de la existencia  de  la sociedad moderna sostiene e impulsa los valores fundamentales de este orden social: la vida y la libertad. (…) Estas ofrecen a los hombres diferentes formas de integración social para proporcionarles el más amplio rango de posibilidades y hacer efectivos los intereses particulares y generales de proyectos de vida distintos características de las sociedades políticas modernas” DAVILA, Francisco. ¨La Unión Europea y el TLCAN frente a  la globalización la regionalización y el nacionalismo” en Rosa Piña Santillán, coordinadora. México y  la Unión Europea frente a los retos del siglo XXI. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, selección de conferencias en México. P.170.