Como ya lo hemos mencionado, uno de los aspectos básicos que intentamos revisar es el grado de profundidad con el cual fue adoptada la estrategia del libre mercado, para acelerar el desarrollo, pero que, paradójicamente, de acuerdo a su impacto en mayor o menor medida repercutió en el incremento de la pobreza. El modelo en México, como sucedió en Bolivia, se adopta para combatir la deuda e inflación que aumentaba fuertemente.1 Se intenta poner en orden las finanzas del país con una economía que se dice llamar sin ficción, es decir, sin aquellos subsidios que sólo entorpecían el camino hacia la recuperación. Se adoptó el modelo neoliberal y el compromiso con el FMI a efecto de hacer cambios estructurales que llevaran al país al crecimiento sostenido. Sin embargo, la economía ficción se siguió manteniendo; ya que del populismo social, se pasó al populismo empresarial, en donde las transferencias de los recursos fueron hacia las empresas multinacionales y para sus subordinados los empresarios nacionales.
De esta manera, uno de los estudiosos de este período resume la situación en la que se encontraba la economía mexicana que se adopta al modelo neoliberal para sacarla de la crisis y así abrir el espacio a las trasnacionales.
“Así, los inicios de la recesión económica al clarear el año de 1983 fueron difíciles; no obstante, los gastos y diversiones ya tradicionales de navidad y año nuevo, así como las esperanzas depositadas por el pueblo en el cambio ritual de cada sexenio crearon un compás de espera en la vida política del país, el nuevo gobierno manejaría la salida de la crisis en el fuego cruzado de la doble exigencia ortodoxa del FMI (…) que la tecnocracia gubernamental asimilaría como cosa propia. La nueva política económica tendría como objetivo prioritario disminuir la inflación mediante el control de la oferta monetaria e impulsar luego el ahorro interno.”2
Para el caso chileno la introducción del neoliberalismo fue un proceso brutal, porque el modelo se implementó a sangre y fuego con la dictadura de Pinochet que encarceló y desapareció a sus opositores. Allí, se amalgamó una masa que tenía que ver con la clase castrense representada por Pinochet y los Chicago Boys.3 En cambio, en México, tuvo que ver con la disciplina del partido hegemónico en el poder: el PRI.
A partir del 11 de septiembre de 1973, fecha de la caída de Salvador Allende en manos de Augusto Pinochet, el modelo de laisser faire laisser passer tomó un impulso desmedido. De hecho, el modelo estaba siendo incubado desde el año de 1956, cuando la Universidad de Chicago y la Universidad Católica de Chile se vincularon para realizar estudios de la economía Chilena y Latinoamericana. Esta idea no surgió de manera fortuita, sino que era una contrapropuesta a la CEPAL y su pensamiento keynesiano- estructuralista. De esta forma, El Proyecto Chile empezó a funcionar dando como resultado el intercambio de alumnos y la injerencia de los Chicago Boys en la Política Económica Chilena, que impregnaron con políticas de libre mercado entre 1955-1958, a efecto de apagar el incendio social que provocó el agudo proceso recesivo.
En aquel entonces se redujo el gasto público, se limitó el crédito bancario, disminuyeron los subsidios y se atacó el problema cambiario. Esto trajo algunos éxitos financieros. Sin embargo, la protesta social fue muy fuerte. Se presionó a efecto de que no se aplicaran las medidas en toda su extensión. Algunos periódicos liberales de la época, como El Mercurio, apoyaron fuertemente el modelo y se desestimaron las críticas. Hemos de hacer hincapié que en aquel entonces había un empresariado cerrado y falto de capacidad para arrojarse a la libre competencia. Hecho que sucedía también en México.
Ya para 1975 y con Pinochet como gobernante, las medidas del FMI se trasladaron a una economía naciente en donde, al igual que en México, Argentina y Brasil, se aceleró la privatización de empresas, se aumentaron los impuestos, se bajaron los salarios, se desreguló el sistema financiero y se bajaron los impuestos al comercio exterior. Todo ello de la mano de los Chicago Boys.
En Brasil la situación no fue del todo diferente a la problemática mexicana: “Durante los 8 años de la presidencia de Cardozo se revirtieron 50 años de progreso: privatizó las industrias del Estado que producían más ganancias y los bancos más exitosos; abrió los mercados brasileños a la importación de alimentos y tecnologías de la información baratas y subsidiadas, desplazando millones de campesinos y socavando la industria local; Cardozo se endeudó mucho con bancos extranjeros, hipotecando las ganancias de futuras exportaciones y desreguló la economía, provocando la devastación ecológica de la selva amazónica. El FMI, el Banco Mundial y bancos privados de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, le prestaron a Cardozo cientos de millones de dólares, mientras lo llamaban el reformador modelo. Sin embargo, la respuesta de los trabajadores, campesinos y universidades del país fue hostil.”4
Para Argentina la situación fue un poco diferente. El proceso que siguió el patrón de acumulación neoliberal, antes de implantarse fue el del peronismo, a los sindicatos se les metió en el corporativismo estatal y todo aquel que no estuviera con sus ideales era prácticamente desaparecido. Así es como surgen sociedades mutualistas corruptas que hasta la fecha se sostienen.
La destitución de Perón se da a manos de los militares en 1955. Años después, bajo la dictadura militar de Videla en 1976, se estructura el brutal cambio hacia el neoliberalismo impulsado con las armas. De esta manera, aparece la forma del modelo de libre mercado engarzado en: a) un impulso al comercio exterior, b) reforma al sector financiero y c) el detrimento de la banca nacional. Lógicamente, acompañado de la caída de los salarios reales y un ahondamiento en la distribución del ingreso.5
Después Menem, a través de un programa peronista de reconstrucción social, toma el poder y en 1991 con ayuda del ministro Cavallo empieza a introducir el neoliberalismo a ultranza en Argentina; sin muchos cambios a lo que ya había hecho la dictadura.
Como hemos señalado, el neoliberalismo en los cuatro países tiene como eje central el ataque a la inflación, Contrariamente al modelo del bienestar al que sustituyó y que perseguía el pleno empleo. Al esquema de libre mercado le interesa disminuir los precios a como dé lugar. Ello le dio resultado en tres países excepto en México, en donde la inflación aumentó en los primeros años a partir de la instrumentación de acumulación neoliberal. Sin embargo, en el largo plazo se logró dominar al cáncer económico de la inflación.
Si observamos el cuadro siguiente, podemos precisar la forma en que la inflación se comportó en los países en estudio. Por un lado, México venía de una inflación en 1982 de 98.85 por ciento. Al introducir el modelo disminuye en 80.78. No obstante, tenemos que la inflación no cede y contrario a lo que se pensaba, aumenta mucho más que los años posteriores, para después bajar paulatinamente.
Sin embargo, a partir de 1988, fecha de impactos heterodoxos, la situación empieza a cambiar y los niveles inflacionarios empiezan disminuir en dos dígitos y en un digito.
Por otra parte, para Argentina, el impacto del modelo de mercado le lleva a reducir la inflación de 1344 por ciento a un 84 por ciento y después sigue disminuyendo en términos negativos. Para Brasil recordemos que la instrumentación del modelo se da con Cardozo a partir de 1995, fecha en que la inflación comienza a ceder y por último, en Chile es en 1974, después del golpe militar en que la inflación empieza a perder fuerza.
Hay que hacer notar que tanto Chile como Argentina tienen el denominador común de implementar un modelo con gobiernos militares, aunque el verdadero impulsor, Menem, lo lleva a cabo con apoyo de Cavallo con un gobierno de tipo civil. Sin embargo, los cuatro países tienen una excusa para entrar el libre mercado: la inflación. Pero la pregunta persiste: ¿A qué se debe que la inflación baja mientras que la producción disminuye a lo largo de los últimos 25 años de neoliberalismo? la respuesta la podemos ubicar en la reducción de costos vía salarios. No más, no menos.
A partir de la instrumentación del modelo de libre mercado, tenemos que el problema tiene que ver con una baja en el crecimiento de las economías de la región en términos porcentuales y su mala distribución que se refleja en el impacto en los salarios reales y el empleo, mismos que han hecho empobrecer a la población. A su vez, ha habido un aumento en el ingreso para las clases más ricas.
En México, desde 1983 a 2006, el PIB aumentó en promedio en un 2.5 por ciento. Con la mención que en el gobierno de Miguel de la Madrid fue de 0.3 por ciento; en pocas palabras, crecimos cero en seis años. Sin embargo, en los cuatro sexenios anteriores el aumento en el PIB fue de 6.2 por ciento en promedio. Haciendo mención que en 1964, a la salida del presidente Adolfo López Mateos, el PIB creció en un año en 11.01 por ciento. 6
Por otro lado, los salarios reales han decrecido constantemente, de forma tal que no se han podido recuperar desde 1976. Situación que impacta directamente sobre los niveles de pobreza, dado que la proporción entre la riqueza generada y el ingreso de los trabajadores se ve disminuida. 7
Para el caso concreto de Chile, se tiene que: “…en el desarrollismo la tasa de crecimiento se acelera constantemente. Alcanza un promedio anual de 2,2% en el ciclo 1929-46 que incluye la Gran Depresión, durante la cual el PIB sufrió el mayor desplome de la historia, cayendo casi a la mitad (- 44%) entre 1929 y 1932. Luego, el crecimiento se acelera a un 3,5% anual entre 1946-58 y alcanza un máximo de 4,1% durante el ciclo 1958-1971, a medida que el desarrollismo alcanza su cima. Durante el neoliberalismo instrumentado mediante el consenso de Washington,8 en cambio, el crecimiento es mucho más fluctuante, bajando a 2,3% anual durante el ciclo 1971-81, es decir, una tasa similar a aquel que incluye la Gran Depresión. Luego salta a 5,0% durante el ciclo siguiente, que se extiende de 1981 a 1997. El que está actualmente en curso todavía no alcanza su punto máximo y hasta el momento promedia un crecimiento de 3,5% entre 1997 y 2006”9
Los salarios reales, 10 por su parte, apenas han logrado recuperarse después de la dictadura. Para los últimos años, tenemos que Chile nos arroja el comportamiento que se muestra en la gráfica siguiente:
Como vemos, los salarios apenas se empiezan a recuperar de lo que fueron en 1972; fecha en que gobernaba Salvador Allende. Para un periodo más reciente que va de 2000 a 2004, los salarios se ven frenados en un 1.7 por ciento. 11
Para Argentina durante el espacio que marca del modelo neoliberal de 1989 hasta el año 2000 el PIB en promedio creció en 3.3 y de 1989 al año 2007 lo hizo en un 2.8. Cabe decir que antes de la aplicación del modelo, durante la etapa desarrollista, Argentina crecía; según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, a la razón de 4.2 entre 1960 y 1969, de 1970 a 1979 en 2.7 y de 1980 a 1989 en -1.0. En promedio de 1960 a 1989 el aumento fue de 1.9. Crecimientos muy bajos para una economía del tamaño de Argentina. 12
En realidad Argentina crecía a un ritmo elevado por las políticas llevadas a cabo por Cavallo en donde se vendía de todo. Bancos, petróleo, infraestructura, etc. Fueron ofrecidas por el gobierno en turno con la idea de crecer a toda costa y olvidar el papel de los trabajadores en la economía. Es así como: “Los salarios reales del 80% de los trabajadores industriales cayeron hasta un 23% entre 1993 y 1998. Muy pocas actividades escaparon de la caída salarial y lograron mejorar sus ingresos; de acuerdo con los datos del INDEC. Se estima que este deterioro salarial debería ser mayor ahora, como consecuencia de la fuerte recesión industrial.”13
El comportamiento de los salarios mínimos reales fue negativo desde 1980 hasta el año 2002. Según las gráficas siguientes tenemos que los salarios han tenido un comportamiento a la baja. De hecho y como se observa ha sido muy irregular desde la época en que Menem gobierna. De pronto suben los salarios y luego empiezan a declinar. Vuelven a subir y se mantienen en una baja paulatina.
En lo referente a Brasil tenemos que en la época de Cardoso, llamada del neoliberalismo tardío, se caracterizó por un mínimo crecimiento. “Las tasas de crecimiento y de industrialización bajo Kubitschek y los años "milagrosos" del gobierno militar, con las de Cardoso (…) nos deja sin aliento. En el primero, el PIB per cápita creció en una tasa promedio de 6.1% entre 1957-61 y un 8.4% entre 1968-73, mientras que entre 1995 y el 2001, el experimento neoliberal de Cardoso entregó un crecimiento medio del PIB del 2.4%, y del per cápita de justo 1.0%.”14
Así mismo, tenemos que “Entre 1955 a 1986, el salario real de Brasil estaba creciendo, a una tasa parecida a la de la productividad. A partir de 1987, se mantuvo relativamente constante hasta el 2000, que corresponde al período neoliberal. Por un lado, la situación no está empeorando, pero tampoco hubo aumentos a pesar del crecimiento de la productividad.”15
En suma, y como hemos dicho anteriormente el modelo de libre mercado basado en políticas monetarias y en el consenso de Washington, trae como consecuencia la disminución de las tasas de crecimiento y una reducción en la ocupación. Contrario al esquema desarrollista o keynesiano, en donde la preocupación era la demanda efectiva y los niveles de empleo.
Así mismo, deducimos que la disminución de las tasas inflacionarias ha impactado a los salarios en forma negativa. Ello se explica en el sentido que el ataque inflacionario se ha basado en la brutal reducción salarial y por ende, en la demanda efectiva, lo que ha hecho reducir el mercado interno y con ello los niveles de empleo.16
Latinoamérica en la actualidad se encuentra en una situación difícil en cuanto al empleo y los salarios que reflejan la poca posibilidad de compra de sus habitantes. Ya Malthus establecía la importancia de los salarios reales y la demanda efectiva en la producción y ampliación del mercado interno. Situación que para el neoliberalismo aplicado a los países subdesarrollados no tiene importancia, dado que las exportaciones, como ya lo hemos planteado anteriormente, vienen a suplir el mercado interno.
“Otro impacto a subrayar se refiere al aumento de la heterogeneidad estructural. En el modelo, los sectores que crecen son los que trabajan para el mercado externo. En este caso, en el poder competitivo externo influyen fuertemente la dotación de recursos naturales y sobremanera el costo de la mano de obra: el país dinamiza sus exportaciones a cambio de deprimir el nivel de vida de sus trabajadores. Con lo cual, se deprime aún más el potencial del mercado interno. Asimismo, se observa que el sector exportador busca elevar su productividad incorporando tecnologías intensivas en capital y poco empleadoras de mano de obra (salvo en la maquila). Es decir, se crea un segmento que se moderniza y crece hacia fuera, que genera poco empleo y que va perdiendo capacidad para arrastrar al resto de la economía, Así, el proceso de apertura rompe los eslabonamientos productivos hacia atrás y se da una fuerte sustitución del abastecimiento nacional a favor del importado. A la vez, el sobrante poblacional se refugia en el sector más atrasado, que crece muy poco y opera con bajos niveles de productividad y de ingresos. El modelo es concentrador y excluyente (Vusković, 1970): una minoría vive en la modernidad en tanto la gran mayoría se va quedando en el atraso y distanciando cada vez más de los privilegiados.”17
En efecto, los indicadores de empleo para la región y los países en estudio nos dan como resultado un incremento en el desempleo. Argentina, Brasil y Chile sufren un problema enorme en torno a las personas que no tienen empleo; exceptuando México que logra dominarlo. Sin embargo, debemos hacer hincapié que el caso de México necesita analizarse, ya que es un país que maquilla sus datos oficiales.
Se ha dicho que Carlos Salinas fue uno de los manipuladores más grandes de indicadores sociales y económicos. Incluso, mucho del problema que se denominó el efecto tequila tiene su base en la falta de información real para esconder el fracaso presidencial por haber acogido como nunca el modelo neoliberal, dejando a su predecesor Ernesto Zedillo la bomba económica que le explotó en las manos al inicio de su mandato.
Por el lado de la productividad, comparada con la de Estados Unidos, ha aumentado en ciertos sectores. Jorge Katz hace un análisis en 27 ramas industriales productivas entre 1970 y 1996, en donde observa que los sectores industriales de Argentina y Brasil incrementan su productividad laboral desde los años 90 y México lo hace a finales de la década. En Chile no hubo cambios sustantivos en la productividad.
Para Katz, dicha productividad laboral como contrapartida a impactado en una disminución de empleos como consecuencia de los cambios en el sector industrial y por las reformas neoliberales. En los últimos 20 años, el énfasis de la industria se desplazó al procesamiento de recursos naturales y a la maquila (ensamblaje de productos con insumos importados), abandonando ramas intensivas en mano de obra e ingeniería, como la manufactura de calzado, textiles, maquinas herramientas.18
Otro indicador importante que nos permite observar el grado de distribución es el PIB por habitante. Su significado en los países de la región es diferenciado a partir de 1950 hasta la actualidad. A escala regional y por cada país, se puede ver como disminuye significativamente, sobre todo en Brasil.
Otros datos basados en el Panorama Social de América Latina de la CEPAL 2007, corroboran los anteriores y nos indican que el PIB en Argentina varió entre 1990 a 1999 en 2.5 y de 2000 a 2006 en 1.5. Para Brasil fue en los mismos años de 0.2 y 1.6, para Chile de 4.6 a 3.1 y para México de 1.5 a 1.9. Situación que nos deja ver una disminución en Argentina y Chile, no así en Brasil y México que aumentan levemente.
Por último, hemos de concluir que para el monetarismo-neoliberal el eje central radica en terminar con la inflación a toda costa. Inflación que se ha reducido en los países en estudio y son una victoria del FMI y de los organismo financieros internacionales, ya que representan para ellos la estabilidad y la punta de lanza para mejorar las condiciones reales de existencia de la población. Sin embargo, consideramos que ha sido todo lo contrario, puesto que deja a un lado el crecimiento, el empleo y los salarios. Y apunta a trasformar el aparato productivo para servir a los intereses de empresas trasnacionales dedicadas al mercado externo. Es decir, se produce para la población de otras latitudes y para resolver la demanda externa y no la interna, y bajo la racionalidad que sólo se realice aquello que se demanda en el mercado externo.
De ahí que estamos produciendo racionalmente y bajo el condicionamiento de lo que se ha dado en llamar la economía real19, que no tienen otro significado que obedecer a las fuerzas del mercado externo y sólo empeora las condiciones de existencia de la población en general y en específico de la más pobre. Llevándola a su vez a todo aquello que tiene que ver con la pérdida de valores humanos; los que cada día van decayendo en la medida en que se trasforma lo económico en un círculo vicioso. Al haber necesidad de dinero los seres humanos desean superar su situación real de existencia y con ello pueden cometer múltiples crímenes; robos o bien formas de comportamiento fraudulento que llevan a empeorar la existencia de las comunidades que se alojan en la violencia como forma de vida.1 Ver Dávila, Francisco. Del Milagro a la Crisis, la ilusión…el miedo…y la Nueva Esperanza. Edit. Fontamara. México. Primera edición. Pp. 121-127. consulte la parte correspondiente a “La economía mexicana de 1970 a 1980. Preludios y crisis”
2 Ibid. P. 183
3 La Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chicago firman un convenio en 1956, lo que llevó a alumnos a estudiar estudios de posgrado en Chicago, donde Milton Friedman era profesor. Se conoce como "Chicago Boys" a un grupo de cerca de 25 economistas chilenos, la mayoría titulados en la Universidad Católica, y con post-grado en la Universidad de Chicago durante la década de los años 1960, los cuales fueron apoyados y aleccionados por sus profesores de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago (Milton Friedman y Arnold Harberger). Los así bautizados Chicago Boys aplicaron un programa de privatización y reducción de gasto fiscal para resolver la alta inflación y dificultades económicas heredadas del gobierno de Salvador Allende. Un esbozo de su programa, inconcluso, es El ladrillo, escrito en 1973, antes del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
4 James Petras. Neoliberalismo, crisis y política electoral. La página de Petras. 19 de septiembre de 2002.
5 Para algunos autores como Guido Galafassi, Argentina vive el modelo neoliberal en donde se reúnen los requisitos: Individualismo + Libertad económica + desigualdad. Lo cierto es que le agregaríamos la corrupción. Esa ha sido la historia, no sólo en Argentina, sino en toda América Latina. Para Alex Fernández Gilberto, el problema de la crisis Argentina habría que analizarlo desde la dictadura de Videla (1976-1981). La deuda externa pasa de 7,280 millones de dólares a 35.671 millones de dólares. Al final de la dictadura y al año 2001 la deuda es de 169 mil millones de dólares. El endeudamiento externo, provocado por las políticas recomendadas por Washington, a través del FMI, es el resultado de las recomendaciones directas del ministro de economía: Martínez de la Hoz. Durante la dictadura se establecía que para mantener reservas habría que pedir prestado. Después de la caída de los gobiernos militares y la llegada de Raúl Alfonsín entre 1983-1989, tenemos la sorpresa que el Banco Central desconocía la verdadera deuda de la nación, teniendo que soportar a los acreedores con la deuda que ellos marcaron. Así mismo, la deuda privada la declaró pública. Deuda que apuntaba a empresas multinacionales como Renault Argentina, Ford Motor Argentina, Mercedes Benz, IBM City Bank, Chase Maniatan Bank, Bank of América, Firs Nacional Bank of Boston, Deustcche Bank y Société Générale.
6 Op. Cit. anterior. Los datos son procesados por el autor. Hay que hacer notar las tesis de libre mercado recomiendan, contrario sensu a las tesis del Estado benefactor, una economía de oferta que radica en la racionalidad de la producción y en donde se dan políticas contractivas que hacen reducir el producto y los salarios. Al no haber un mercado interno para la realización de las mercancías se busca a través del mercado externo vender los excedentes, de forma tal que las poblaciones se encuentran en una situación de pobreza material y no material elevada y con óptimos niveles de producción.
7 “Cumplimos, durante este mes, un cuarto de siglo de experimentación neoliberal; y en este largo túnel oscuro de ajustes estructurales y disciplinas macroeconómicas, los salarios mínimos han sido reducidos a menos de la tercera parte del poder adquisitivo que tenían en 1982 (al descender de $32.72 en 1982, a $9.74 en 2007, a precios de 1994). Más aún, la política salarial retrógrada situó estas percepciones por debajo de las prevalentes en 1946 (cuando el salario mínimo fue de $13.37, a precios de 1994), de modo que acumulamos una regresión de más de medio siglo en la mejora del bienestar de los asalariados más desvalidos.” José Luis Calva. Cultura de la Desigualdad. Diciembre de 2007. La ideología de la desigualdad que ha inspirado esta política salarial retrógrada afirma: incrementos salariales superiores a la inflación esperada provocarían una carrera precios-salarios que acabaría deteriorando aún más el salario real. Desde luego, este dogma no está validado por la experiencia internacional ni por la mexicana. Hay que recordarlo: durante el época del desarrollo estabilizador (1959-1970), los incrementos nominales del salario mínimo (9% en promedio anual), fueron siempre superiores a las tasas de inflación (2.5% anual). Además, los aumentos salariales superaron también la suma de la tasa de inflación más la tasa de incremento de la productividad (la cual creció 4.3% anual). Como resultado, el salario real se incrementó a una tasa media del 6.3% anual. No obstante, los incrementos salariales jamás desencadenaron una escalada inflacionaria. En contraste, el modelo neoliberal ha traído consigo un círculo perverso: empobrecimiento de los asalariados, drástico deterioro de la distribución factorial del ingreso (la participación de los salarios en el ingreso nacional disminuyó del 41.7% del IND en el período 1970-1982, al 35.1% en el período 1983-2004, e incluso al 33.4% del IND en 2004, según el último dato disponible del INEGI), provocando una esclerótica estrechez del mercado interno, que a su vez provoca un raquítico crecimiento del PIB, cuyo incremento apenas ascendió al 2.5% anual durante el período 1983-2007.
8 El consenso de Washington está basado en las aportaciones de John Williamson del Institute for International economics, en 1989 en un documento titulado: "What Washington Means by Policy Reform"; “Lo que Washington quiere decir por política de reformas", en donde se recomienda para América Latina una serie de medidas encaminadas a impactar su economía. Tales medidas fueron diseñadas precisamente para la región y se hicieron mundiales. Ellas son: Disciplina fiscal, reordenamiento de las prioridades del gasto, reforma impositiva, liberación de las tasas de interés, tasa de cambio competitiva, liberación del comercio internacional, liberación de entrada de inversiones foráneas directas, privatización, desregulación y derechos de propiedad.
9 Manuel Riesco. Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo CENDA. Mimeo. Chile: resultado de las estrategias del Estado a lo largo de un siglo. Pp. 26 y 27. Chile ha tenido crecimientos muy elevados. En algunos años como 1989, el PIB creció en 10.6, en 1992 fue de 12.3 y en 1995 de 10.6. Tan sólo los últimos 5 años en promedio creció en un 5.36 por ciento.
10 Según Hugo Fazio de CENDA (Distribución del Ingreso: política de la avestruz), escribe que la productividad rebasa a los salarios reales en mucho y por arriba del excedente de explotación que es la ganancia y la renta. De 1989 al año 2002 la productividad aumento en 163.82, mientras que los salarios lo hicieron en 147.87 por ciento. mostrando una perdida a lo largo de 14 años.
11 Según el Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo CENDA, Chile requiere una reforma laboral que haga más equitativa la riqueza y que se igualen los salarios con los niveles de productividad. Cf. Chile Necesita Urgentes reformas laborales a favor de la equidad y el respeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras. De Martín Pascual. Santiago, noviembre de 2007. Mimeo.
12 Otros datos nos indican que durante el gobierno de Menem en específico “la producción cayó de 52% del PIB en 1989 a 32.2% en 1998, y servicios crecieron de 48.8% en 1989 a 62.2% en 1998. Aún más significativo, la proporción manufacturera del PIB decreció de 30.9% en 1989 hasta 17.1% en 1998 (Raport, 2000: 1026). Evaluando el Neoliberalismo en América Latina. los casos de Argentina Brasil Y México. XII encuentro Nacional de Economía Política. Universidad de San Paulo en Brasil. 5ª 8 de junio de 2007. departamento to de Encomia. Paul Cooney
13 Ismael Bermúdez El clarín. Con datos de INDEC. El salario real mide el poder adquisitivo de los trabajadores ya que descuenta del ingreso de los trabajadores la inflación o deflación del período, en este caso entre 1993 y 1998. Es importante resaltar que al vender los activos de un país, los niveles de inversión aumentan y con ello el PIB. Sin embargo, en el largo plazo las inversiones pueden resultar peligrosas, en la medida en que se llevan los beneficios fuera del lugar en donde se invirtió.
14 Geisa Maria Rocha. La Neo-dependencia de Brasil. Revista New Left Review.
15 Evaluando el Neoliberalismo en América Latina. los casos de Argentina Brasil y México. XII encuentro Nacional de Economía Política. Universidad de San Paulo en Brasil. 5ª 8 de junio de 2007. Departamento de Encomia. Paul Cooney.
16 La disminución de la inflación impide que los salarios de los trabajadores se deterioren, lo que sucede es que si estos no se aumentan en el mismo porcentaje que la inflación, se produce un deterioro del poder adquisitivo.
17 Cf. El Comportamiento de la Economía Mexicana. José Valenzuela Feijjo. Departamento de Economía UAM Iztapalapa. En Textos de economía, Florianópolis. Vol. 9, num.2. p. 46 http://www.periodicos.ufsc.br/index.php/economia/article/viewFile/6101/5657. México.
18 Jorge Katz es director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal. El estudio es Crecimiento Empleo y Equidad de la Cepal. Katz señala que “…las compañías latinoamericanas, en su mayoría grandes conglomerados de capital nacional, actúan como tomadoras de precios en mercados mundiales altamente competitivos, con márgenes unitarios de utilidad muy bajos.” Agrega que: “las fábricas que manufacturan estos productos (en Chile, Argentina y Brasil) son muy intensivos en capital, automatizados y tecnológicamente avanzados, por lo que generan poco empleo. A excepción de Brasil, en los otros países la mayor parte de equipos viene de fuera.” “En México, la maquila trajo salarios muy bajos que son un décimo de los de Estados Unidos y no producen valor agregado”. En suma: “la estructura de producción encuentra grandes dificultades para generar nuevos empleos sin mencionar nuevos empleos bien remunerados en sectores de elevada productividad. Aquellos que se han creado son precarios y , en su mayor parte, están en sectores de baja productividad”
19 Esta idea de la economía real venía a imponerse técnicamente en donde se recomendaba a los gobiernos en turno que redujeran el gasto público y no fuera deficitario. El gobierno, como consumidor, también provoca inflación, por lo que debe cuidar mucho sus gastos de todo tipo y la emisión primaria de dinero. Paralelo a ello se recomendaba la reducción y desaparición de subsidios a todo tipo de mercancía, ya que desvirtúa los verdaderos precios y no permite la libre competencia.