En fechas recientes, frente al incremento de la riqueza material y en pocas manos, así como el avance de la extrema pobreza, surge la necesidad de saber con mayor exactitud el nivel de producto generado en una economía y su relación con los aspectos sociales. O sea, cómo poder revertir el desequilibrio social que significa un enorme incremento de la riqueza en pocas manos y el ínfimo desarrollo de la gran mayoría, en términos de potenciar sus capacidades, de incrementar el que se ha dado en llamar el “capital humano”, que no es más que el sinónimo de desarrollo humano.
Por lo anterior, los profesores Williams Nordhaus y James Tobin de Yale (1972), comenzaron a hacer análisis en torno a descontar los niveles de contaminación del PIB y agregaron las actividades no realizadas en el mercado, e incluyeron el valor del ocio. Tratando, lógicamente, de encontrar caminos diferentes a los establecidos que marcaran la pauta para un indicador que hablara de aspectos más humanos. Fue de ésta manera que en la actualidad estudiamos el Bienestar Económico Neto (BEN).
Estas ideas fueron la base para la estructuración de mediciones más amplias que sí han tenido aplicación a escala mundial y en particular, en el espacio de América Latina. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha establecido un Informe sobre Desarrollo Humano que dirige su preocupación sobre el crecimiento, pero ante todo, su orientación a la reducción de la pobreza, la protección del medio ambiente y el desarrollo sustentable.
Para el organismo mundial existen aspectos ligados al crecimiento que no necesariamente corresponden a aspectos sociales, por ejemplo, hay crecimiento sin empleo y sin equidad, que significa la polarización entre grupos pobres y ricos; sin voz a las comunidades que implica falta de democracia y la representación por externar ideas contrarias a las del Estado; sin raíces, es decir, la pérdida de identidad cultural; sin futuro, que significa el despilfarro de los recursos presentes como bosques y aguas, así como la contaminación ambiental. De esta manera, establece que un desarrollo (sic) que perpetúe las desigualdades actuales no es sostenible ni vale la pena sostenerlo.
A lo anterior se agrega que existe una relación entre el desarrollo humano e ingreso per cápita y que los dirigentes mundiales deben establecer medidas entre crecimiento económico y desarrollo humano. Tales medidas de política económica se enraízan en la equidad (Consulte anexo), en el sentido de que a mayor crecimiento, mayor debe ser la distribución. Así mismo, se debe establecer más trabajo productivo y el acceso a bienes de producción como la tierra, la infraestructura física y el crédito financiero. Por otro lado, el gasto social debe ser una prioridad en los programas gubernamentales que se compatibilicen con la igualdad de género, que corresponde una mayor y mejor oportunidad a las mujeres a la enseñanza, las guarderías infantiles, el crédito y al empleo.
Así mismo, se deben establecer políticas de población en donde se encuentre presente la educación, la salud genésica1 y la supervivencia de la infancia, las cuales contribuyen a reducir la fecundidad. Todo ello a través de un buen gobierno que dé prioridad a las necesidades de toda la población. Por último, se requiere una sociedad civil activa en donde las asociaciones no gubernamentales y los grupos de la comunidad desempeñen un papel fundamental en el desarrollo.
Por su lado, dentro del Informe sobre el Desarrollo Humano, se encuentran una serie de criterios para ampliar las oportunidades de empleo y el PNUD considera que debe haber un compromiso en pro del pleno empleo y que éste sólo se da cuando los países se empeñan en aplicar fórmulas deliberadas para hacerlo, sin esperar en qué forma automática se determinen; tal y como el pensamiento neoliberal lo hace. Así también, debe haber un aumento en la capacidad humana en el sentido de la enseñanza, la salud y la formación, que permita mejorar la calificación técnica de los trabajadores, a efecto de que se adapten al concierto mundial tecnológico del orbe.
Otro aspecto sobre el mismo tema nos indica que debe haber un fortalecimiento de la producción en pequeña escala y en el sector paralelo o no estructurado. Con ello, se quiere decir que se debe dar apoyo al sector informal a través del crédito; dado que existen ocupaciones y subocupaciones, tales como agricultores, microempresas y comunidades pobres y marginadas que lo requieren. Así mismo, se debe tener un acceso más amplio e igualitario de la tierra, ya que se ha demostrado que los pequeños agricultores logran una mayor producción por hectárea. Por último, tenemos, bajo esta misma propuesta, que el PNUD establece la investigación y el desarrollo como un factor importante en aquellos sectores productivos que requieren gran cantidad de mano de obra y utilicen elevado nivel de densidad de capital.
Otra variable que toca el PNUD, antes de entrar a la forma en que se mide el Índice de Desarrollo Humano, son aquellos que parten de revertir los niveles de desigualdad ocurridos en los últimos 15 años, ya que de seguir la actual tendencia, se estima que el resultado será un mundo monstruoso de excesos con desigualdades humanas y económicas grotescas. Además, deben establecerse mecanismos para ayudar a los débiles y a los vulnerables, a efecto de aprovechar las oportunidades de la nueva economía mundial que permita protegerlos de la marginación.
Por lo anterior, se establece que es necesario acelerar el crecimiento económico de tres grupos de países; sobre todo aquellos con desarrollo humano bajo, mismo que representa una población de 2000 millones de habitantes. También, los países socialistas, ahora en transición, deben ser apoyados por la comunidad internacional a efecto de que tengan un crecimiento económico sostenido y puedan salir avante de la desintegración en que viven. Por último, el tercer grupo viene representado por los países en desarrollo en situación intermedia, mismo que lo componen la mayoría de los pueblos de América Latina, el Oriente Medio, el África septentrional y el Asia meridional y sudoriental, dado que requieren de un mayor crecimiento.
En forma paralela hay dos grupos de países donde existe como prioridad mejorar la calidad del crecimiento económico y sostener la tasa de crecimiento, como son los pueblos en desarrollo de crecimiento rápido. Aquí, se ubican China y los países del Asia oriental y sudoriental, en donde el reto no es acelerar el crecimiento, sino asegurar la sustentabilidad. Con ello, se encuentran los países de la OCDE que cuentan con un ingreso muy elevado.
El informe sugiere, además de los dos aspectos anteriores, un tercero que precisa recomendaciones de empleo en el ámbito mundial, en donde se apoye a países a fin de que logren revertir las tendencias de reducción de empleo y se establezca una comisión mundial encargada de estudiar y proponer medidas internacionales que favorezcan las políticas y medidas nacionales en pro del empleo. En cuarto lugar y por último, se deben crear mediadas mundiales mínimas de seguridad social.
Los anteriores aspectos se ven plasmados en índices que nos muestran el comportamiento de los países del mundo. Son patrones de medición que ubican los aspectos cualitativos en planteamientos de carácter formal. (Ver detalle de la metodología para la elaboración de un índice; tal y como el PNUD nos lo indica en el anexo 3)
El objeto del Índice de Desarrollo Humano y los que siguen, es ir destacando claramente los aspectos formales de la pobreza con el fin de darnos una idea de la situación de nuestros países
Así, entonces, aunado al IDH, tenemos otros índices como el índice de pobreza humana para los países en desarrollo (IPH-1) (Ver anexo 4). Según el PNUD este índice consta de tres aspectos:
1. – Disfrutar de una vida larga y saludable: la vulnerabilidad a morir a una edad relativamente temprana, medida según la probabilidad al nacer de no vivir hasta los 40 años.
2. – Disponer de educación: exclusión del mundo de la lectura y las comunicaciones, medida según la tasa de analfabetismo de adultos.
3. – Tener un nivel de vida digno: falta de acceso a suministros económicos generales, medido según el promedio ponderado de dos indicadores, el porcentaje de la población sin acceso a agua mejorada y el porcentaje de niños con peso insuficiente para su edad. (PNUD).
Otro índice es el referido a la pobreza humana para países de la OCDE seleccionados (IPH-2) (Ver anexo 4) para países de la OCDE seleccionados. La forma para el cálculo es similar a la anterior, sólo que considera una variable más sobre la exclusión social.
1. – Disfrute de una larga vida y saludable: la vulnerabilidad a morir a una edad relativamente temprana, medida según la probabilidad al nacer de no vivir hasta los 60 años.
2. – Disponer de educación: exclusión del mundo de la lectura y las comunicaciones, medida según el porcentaje de adultos (Entre 16 y 65 años) que carecen de aptitudes de alfabetización funcional.
3. – Tener un nivel de vida digno: medido según el porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de pobreza de ingresos (50% de la mediana de los ingresos familiares ajustados)
4. – Exclusión social: medida según la tasa de desempleo de larga duración (12 meses o más)
El planteamiento original nos lleva a analizar otros índices que nos proporciona el informe sobre el desarrollo humano del PNUD. Dichos índices son parecidos al IDH como el Índice de Desarrollo de Género y el Índice de Potenciación por Género. Ambos, no serán tratados en esta parte y únicamente los mencionamos, ya que se determinan de forma muy parecida al Índice de Desarrollo Humano. Además, para efectos de nuestra investigación no resultan ser muy importantes.
Finalmente, diremos que hay otros índices parecidos al IDH (Revise el siguiente cuadro) como el Índice de Desarrollo de Género y el Índice de Potenciación por Género. Ambos no serán tratados en esta parte y únicamente los mencionamos, ya que se determinan de forma muy parecida al Índice de Desarrollo Humano.
1 El concepto holístico de salud genésica es un elemento esencial de la calidad de vida, tanto para los hombres y los niños, como para las mujeres. Incluye a la vez la planificación de los nacimientos, una maternidad en condiciones seguras, la prevención y tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual y el tratamiento de la esterilidad. Estos cuatro campos están estrechamente interrelacionados.