Dr. C (PhD). Renan García Tamayo
Profesor Titular- Universidad de Ciencia Médica de Santiago de Cuba
Profesor catedrático en universidad de Lurio Nampula Mozambique
MSC. Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott
Profesora auxiliar, en universidad de Lurio Nampula Mozambique
PhD. Sergio Latorre Artega
Profesor auxiliar. Facultad de ciencias de la salud, Universidad de Lurio Nampula Mozambique
renangarciatamayo@gmail.com
Publicado sin revisión por pares
Introducción
Se estudian y definen las categorías y sus niveles relacionales en la caracterización de formación de los profesionales de la salud en y hacia y en el siglo XXI en Mozambique, y en consecuencia se transita de reconocer al sujeto (profesional de la salud) como sustento y dinamizador de su formación en la diversidad de contextos y alternativas diversas que propicien una educación de calidad para todos en UNILURIO y que pueda trascender a los demás contextos Mozambicanos, es decir con equidad, lo que genera nuevas especificidades investigativas para lograr la sustentabilidad de la Educación Médica Superior en la región.
Para ello, han de buscarse respuestas a los por qué en la formación de los profesionales de la salud de Mozambique para el mundo hipercomplejo, globalizado, planetizado que se desarrolla vertiginosamente, que implica la existencia de investigaciones que llegue a ser un espacio permanente de desarrollo cultural que incorpore a todos los implicado en el proceso de formación de dichos profesionales de la salud.
Se presenta, por tanto y en consecuencia con los referentes antropológicos, pedagógicos, socio-filosóficos, entre otros asumidos en capítulos anteriores, el sistema de relaciones, regularidades, principios y leyes de la Pedagogía y la Didáctica de la Educación Superior desarrollada por el Centro de Estudio de la Educación Superior (CeeS) de la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba y enriquecido por médicos y profesionales de la salud en sus tesis doctorales auspiciada por dicho centro, denotándose novedades en la comprensión, explicación e interpretación de los diversos procesos de formación pedagógica para la aplicabilidad en la formación del profesional de la salud en otros contexto lo que es sustento esencial de este texto.
El reconocimiento de la Educación Médica Superior en Mozambique como proceso formativo trascendente, está determinado por el propósito de responder a los cambios del complejo mundo globalizado en que vivimos, y consecuente con la consideración de que constituye un espacio de apropiación social e intencional de la cultura salubrista en las universidades médicas Mozambicana y en sus instituciones docentes asistenciales, a través de las relaciones sociales de carácter formativo que se desarrollan entre los sujetos implicados, como proceso de gestión cultural que conlleve a la transformación sustentable de la realidad de salud en esta parte de África y sea coherente con el discurso humanista, en la que se reconozca que la cultura en salud es expresión humana, y a la vez resultado acumulado, creación constante, proyectos y fines, que deviene ideas y realizaciones de los sujetos coherente con los problemas de salud y de enfermedad.
La apropiación de la cultura en salud se desarrolla en las universidades médicas con una intencionalidad formativa, que tiene su génesis en la actividad humana, y se desarrolla en procesos de construcción de significados y sentidos, dinamizados en la contradicción entre la intencionalidad y la sistematización formativas, que se sustente en la relación dialéctica entre la naturaleza humana y su capacidad transformadora.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Renan García Tamayo, Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott y Sergio Latorre Artega (2018): “Sustentos de la pedagogía y didáctica de la educación superior para la formación del profesional de la salud en Mozambique”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1702/sustentos-pedagogia.html
3.1 modelación necesaria.
Uno de los contextos en que se puede llevar a cabo la formación del profesional de la salud es en la comunidad en ese sentido, para entender lo anterior se parte entonces de considerar al proceso de formación socio-asistencial del profesional de la salud en el ámbito comunitario como:
Todo lo anterior es expresión de un proceso de gestión socio-cultural, que a la vez es formativo y humano. Éste también puede desarrollarse en pleno ejercicio de la profesión en la comunidad.
La gestión en este como en otros casos, se tiene como un eslabón intermedio entre la planificación del proceso y los objetivos concretos que se pretenden alcanzar en la formación del profesional de la salud en los escenarios donde labora en el seno de la comunidad, que también es formativo en el contexto actual de universalización y municipalización de la educación superior y su proyección a la comunidad.
A partir de esa posición y tomando en cuenta las características propias del campo donde se inscribe el texto que brindamos, es que la gestión para el desarrollo socio-asistencial del profesional de la salud en pleno ejercicio de su profesión en la comunidad, es la que de modo consciente se ha de desarrollar a través de un complejo sistema de carácter social para que se desarrollen también: lo docente, lo científico investigativo, lo gerencial, lo administrativo y lo evaluativo, con pertinencia, optimización e impacto en el logro de competencias profesionales y humanas en el propio desempeño y la satisfacción de las demandas de salud de la comunidad, en plena formación comunitaria de pregrado y postgrado. Ello ha de tenerse más en cuenta en los programas de estudios para la formación inicial y posgraduada, continua y permanente del profesional de la salud en la comunidad.
Su esencia está en estimular y potenciar el desarrollo individual y social del profesional de la salud que se forma en pleno ejercicio comunitario, capaz de propiciar la independencia y la creación, lo que no ocurre evidentemente al margen de la concepción sustentada por los implicados en este proceso, inmersos en las relaciones con otros procesos sociales como totalidades complejas y realidad del contexto social y profesional donde se convive en múltiples situaciones familiares, políticas, sociales, ecológicas, ideológicas, espirituales, laborales, profesionales, entre otras, lo que potencia su carácter socio-cultural y humanista totalizador, según los valores contextuales.
Se puede considerar entonces, la formación socio-humanista en la labor comunitaria fundamental del profesional de la salud en Mozambique, que es la clínico-asistencial (sin separarse de la docente, la científico investigativa y la gerencial), como la acción y efecto de formar conocimientos, habilidades, valores y valoraciones que permitan transformaciones y un mejor desempeño, pertinente al logro de una adecuada promoción, prevención, curación y rehabilitación de la salud donde se promueva/incentive la espiritualidad, el respeto, la sensibilidad, la lealtad, el compromiso, la flexibilidad, y el amor del ser humano.
Es la preparación adecuada y permanente de los profesionales de la salud en su labor comunitaria donde se dedican a solventar los problemas de salud en su propio espacio formativo inicial y de postgrado, que sea continuo y les permita desarrollar su actividad profesional, pero fundamentalmente humanista.
En ese sentido es la actividad cuyo objetivo es descubrir y desarrollar las potencialidades y capacidades profesionales y fundamentalmente humanas en el ejercicio profesional en comunidad, lo que también es formativo, para que sea entonces más satisfactorio. Es una actividad educativa que se orienta a proporcionar conocimientos, habilidades valores y valoraciones necesarios para el correcto desempeño profesional, laboral y humanista del salubrista.
Ella está integrada por dimensiones tanto teóricas como prácticas, pero con mayor peso de las segundas y posee un carácter marcadamente laboral, no sólo dado por sus contenidos técnicos, sino también porque prepara a los profesionales de la salud para insertarse dentro de determinadas relaciones humanas en el trabajo comunitario.
Pero lo anterior requiere para su desarrollo, una sistematización en el propio quehacer comunitario del profesional de la salud, asumida como “una categoría pedagógica que define esto con un carácter de continuidad y conectividad, que se dinamiza en estadios de desarrollo cualitativamente superiores en dicha apropiación y que conlleva a la recreación y creación de esa cultura” -criterio asumido de Fuentes González (2009).
Así, puede develarse una categoría esencial que expresa la contradicción entre la formación, controlada por el centro de educación médica superior y sus dependencias docentes asistenciales, que tiene un carácter pedagógico y la clínico-asistencia en el seno de la comunidad, que tiene un carácter socio-laboral, la cual se identifica con la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria del profesional de la salud.
Esta categoría está condicionada además por la relación formativa y dialéctica que se desarrolla entre lo asistencial en el ejercicio del profesional de la salud en la comunidad y la cultura socio-humanista, donde la primera condiciona a la segunda y ésta cualifica a la primera.
Esa categoría distingue el humanismo que ha de tener el profesional de la salud con el paciente, los familiares y la comunidad, configuración que garantiza además el desarrollo de una cultura socio-humanista-asistencial del profesional de la salud en su propio quehacer comunitario, como intencionalidad, cuando se tenga en cuenta la esencia y la condición humanas desde los presupuestos asumidos, que condicionó proponer una la definición de salud anteriormente expresada.
Es así que la garantía del desarrollo de la cultura socio-humanista-asistencial del profesional de la salud está en asumir dicho desarrollo como un proceso que transcurre en el tiempo y en el espacio donde se transforman las potencialidades humanas a través de estadios sucesivos de desarrollo, que propicien niveles superiores en las cualidades de salud y por tanto de bienestar en relación con la esencia y la condición humana, donde resultan factores decisivos la complejidad de los sujetos y del ámbito comunitario en que se desarrollan, la falta de sensibilidad o de respeto hacia el otro, todo lo cual reclama de una ética y una sensibilidad espiritual, así como capacidad para el desarrollo de un humanismo en la asistencia al sujeto, a la familia y a la comunidad como proceso de desarrollo humano-cultural. Estas consideraciones son comprensibles para la formación de los profesionales del campo de la salud que ejercen la labor asistencial en la comunidad.
Lo anterior condiciona, por tanto, una cultura socio-humanista-asistencial del profesional de la salud, entendida como aquel conjunto de conocimientos que garantice considerar el bienestar en el ser humano, que además de dinámico condicione una salud desde la concepción, el nacimiento y hasta la muerte, dada así por una mejor calidad de vida, que no está identificada con el mayor o menor tiempo vivido, sino con que lo vivido sea cada vez más satisfactorio, procesos en los cuales se siguen y se demandan sucesivos estadios de evolución saludable.
Así se puede considerar que la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria, para lograr desarrollar la cultura socio-humanista-asistencial del profesional de la salud como intencionalidad, ha de estar condicionada además por la apropiación de cultura asistencial en salud que se desarrolla en la propia labor comunitaria de ese profesional, en relación dialéctica con la profundización de la cultura socio-humanista, entendiéndose ésta en el discurrir con mayor atención al examinar o intentar penetrar en la esencia y la existencia humanas, para un mejor desempeño, sustentado en conocimientos, habilidades, valores y valoraciones en relación con la condición del humano, donde se potencie, asegure y garantice la sensibilidad, la dignidad y la espiritualidad. La apropiación de la cultura en salud se identifica, entre tanto con la incorporación de contenidos relacionados con la cultura en salud a desarrollarse en la propia labor clínico-asistencial comunitaria y que incluye la promoción, prevención, curación y rehabilitación.
Lo anterior devela que la labor clínico-asistencial junto con las demás funciones socio-laborales del profesional de la salud (docente, científico investigativa, y gerenciales) para que tenga pertinencia, optimización e impacto, tiene que ser socio-humanista, pero a la vez la labor asistencial de ese profesional condiciona la profundización de la cultura socio-humanista (Ver Fig. III.1).
Es entonces que la sistematización que se define es una configuración que constituye la síntesis de la relación entre dos configuraciones identificadas con la apropiación de la cultura asistencial en salud y la profundización de la cultura socio-humanista, cuya relación ha de garantizar el desarrollo de la cultura socio-humanista-asistencial del profesional de la salud, lo que le confiere desde la unidad de análisis holístico configuracional y dialéctico, una dimensión socio-cultural. (Ver Fig. III.2).
Es así que se puede considerar a la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria del profesional de la salud, como aquella que se ha de realizar en el propio ejercicio de ese profesional en el seno comunitario, contextualizado en el quehacer cotidiano, no solo del médico general básico, sino también del rehabilitador social, del enfermero y enfermera, del psicólogo de la salud y los demás profesionales del sector en cualquier lugar de la comunidad donde se desempeñen.
Por otro lado, lo anterior solo puede ser alcanzado por una práctica en la asistencia comunitaria del profesional de la salud que a la vez es formativa, ya que va condicionando y potenciando la sucesiva, continua y permanente formación de cualquier profesional, afianzando los conocimientos, habilidades, valores y valoraciones. Es donde se forma y se adiestra el profesional, mediado en su actividad cognoscitiva, transformadora, valorativa y comunicativa.
En este caso, es el medio de ejercer el arte salubrista conforme a sus reglas, es una forma de adiestramiento en el ejercicio profesional comunitario, que al ser un modo o método observable por alguien, es un ejercicio que puede ser guiado por cierto tiempo bajo la dirección de un docente. Estos docentes pueden de ser: los profesores, los metodólogos, los subdirectores docentes y demás administrativos, entre otros.
Lo anterior condiciona entonces una práctica asistencial formativa del profesional de la salud, configuración que incluye la práctica preventiva, promotora, curativa y rehabilitadora de salud, que a en la medida que se ejecutan también son formativas porque en ella se sistematiza la cultura y se desarrolla también una autoformación, guiada y orientada por docentes que pueden ser clínicos, obstetras, pediatras, psicólogos, licenciados en rehabilitación social y ocupacional, fisioterapeutas, entre otros, fiscalizados por los directivos docentes y asistenciales de forma coordinada.
Además, la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria del profesional de la salud requiere de un trabajo a desarrollar en la propia comunidad por ese profesional, entendido dicho trabajo como el esfuerzo necesario para suministrar bienes o servicios de salud mediante el trabajo físico, mental o emocional para beneficio propio o de otros, que puede ser remunerado o gratuito en un lugar determinado y dentro de un horario específico en la comunidad.
Ese trabajo del profesional de la salud que se desarrolla en la comunidad, siempre es retribuido, ya que al ser obra y resultado de la actividad humana (transformadora, cognoscitiva, valorativa y comunicativa), es el esfuerzo humano aplicado a la obtención o mantenimiento de un logro, que en este caso es la salud del individuo, la familia y la comunidad. En él se ejecutan las labores asistenciales, docentes, científicas investigativas y también gerenciales, consolidándose las competencias, preventivas, promotoras, curativa y rehabilitadoras del profesional de la salud, condicionando el trabajo comunitario del profesional de la salud, como configuración que no solo ha de ser orientada por los administrativos sino también por los docentes en estrecha vinculación, y en un equilibrio que distinga lo clínico-asistencial como elemento inseparable de las demás labores socio-comunitarias.
Se puede plantear entonces que la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria solo es posible con una práctica asistencial formativa y el trabajo comunitario del profesional de la salud en estrecha relación dialéctica.
La primera considerada como el ejercicio de cualquier profesional de la salud en la comunidad, conforme a sus funciones socio-laborales que garantiza una formación constante y continuada inicial y de posgrado que está en relación contradictoria con la segunda, determinada esta por sus funciones: preventivas, promotoras, curativas y rehabilitadoras, que además son los núcleos de contenidos en la didáctica de salud que condicionan las competencias, habilidades, valores y valoraciones, a desarrollar en el proceso formativo socio-humanista y asistencial de esos profesionales, pero donde ese trabajo se significa en las labores asistenciales, docentes, científico-investigativas y gerenciales en estrecha relación contradictoria y determinante una de otra (ver Fig.III.3).
Por otro lado, la práctica asistencial formativa y el trabajo comunitario del profesional de la salud han de lograrse desde una gestión formativa socio-cultural-asistencial y humana en salud como un conjunto de procesos para la pertinencia, la optimización, el impacto y la existencia, así como para: lo docente, lo asistencial, lo científico investigativo y lo gerencial, relacionados todos entre si por alguna forma de interacción, dada por el conjunto de elementos que se identifican por las relaciones de significación dentro de límites establecidos, las que determinan una organización y aportan coherencia a dicha gestión socio-cultural para el proceso de formación profesional y humanista en salud.(ver Fig.III. 4).
La gestión en este caso se tiene como un eslabón que condiciona la planificación del proceso y los objetivos concretos que se pretenden alcanzar, comprende los procesos de planeamiento, conducción, seguimiento y evaluación de un conjunto de decisiones y acciones, con el fin de buscar la solución a los problemas de salud comunitaria que se presenten y al mismo tiempo para lograr determinados objetivos de una organización, que en este caso se identifica con la formación socio-humanista-asistencial del profesional de la salud, instituida en los escenarios comunitarios donde se labora, la cual también es formativa en el contexto actual de universalización de la educación superior.
En otras palabras es posible afirmar que la práctica asistencial formativa y el trabajo comunitario del profesional de la salud, solo pueden ser logrados cuando medie una gestión que las garantice, pero que tenga un carácter formativo que condicione la formación inicial y posgraduada continua y permanente de ese profesional en pleno ejercicio social y comunitario de su profesión, que ineludiblemente ha de ser una gestión humanista y cultural.
Se puede aseverar entonces que la gestión formativa socio-cultural-asistencial y humana en salud como configuración es síntesis de dos configuraciones que son: la práctica asistencial formativa y el trabajo comunitario del profesional de la salud, confiriéndole al proceso desde la unidad de análisis asumida una dimensión socio-formativa, que se desarrolla en la formación continua y permanente de pregrado y postgrado del profesional en la comunidad, lo que sustenta una especificidad pedagógica y didáctica que se desarrolla a partir de la propuesta.(ver Fig.III.5).
Así se devela como categoría fundamental en la modelación del proceso de formación socio-humanista-asistencial en salud en la labor del profesional salubrista en el ámbito comunitario en Mozambique, la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria, la que emerge de la apropiación de la cultura asistencial en salud y la profundización socio-humanista, que en su unidad contradictoria se van a desarrollar en la práctica del ejercicio asistencial en la comunidad y en el trabajo comunitario que realice el profesional de la salud, lo que permite por tanto una formación en el contexto comunitario, que requiere ser gestada.
Es importante enfatizar que en la apropiación de la cultura asistencial en salud radica la formación tradicional de competencia para la prevención, promoción, curación, y rehabilitación de salud que requiere necesariamente una profundización formativa humanista en la propia atención que se le brinda al paciente, a los familiares y a la comunidad, caracterizada por la sensibilidad espiritual, el compromiso, la flexibilidad, el amor, el respeto a la dignidad plena y demás cualidades de los valores humanos.
Esa profundización de la cultura socio-humanista que se desarrolla en la asistencia, o sea en el propio ejercicio de la profesión en la comunidad, ha de tener entonces particularidades especiales, pues además de incluir un humanismo en general desde la esencia y la existencia humanas, incluye aquel que emana directamente de la atención al paciente, los familiares y la comunidad que puede estar dado en el respeto, el pudor, el secreto, la honradez, la ética profesional, la asertividad, la resiliencia, el afecto, el cariño, el decoro, la ideología y otros aspectos que caracterizan la espiritualidad, la autoestima y el altruismo.
La relación dialéctica develada entre lo asistencial y lo socio-humanista, conlleva por otro lado que se forme un profesional de la salud para un mejor trabajo en el contexto donde está laborando a través del desarrollo de una práctica comunitaria.
En tal sentido queda definida la categoría: sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria, mediante un proceso de análisis y síntesis, de abstracción y de generalización que permite proponer una transformación del proceso de formación socio-asistencial en la comunidad de los profesionales de la salud en Mozambique, como una intencionalidad esencial de este texto.
Por otra parte la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria del profesional de la salud se va a desarrollar solo si se gesta la práctica asistencial formativa en su labor comunitaria inicial y posgraduada, constituyendo esta gestión, una actividad que propicia que el profesional de la salud se forme continua y permanentemente en el propio ejercicio comunitario de la profesión.
Ahora bien, al quedar definida la intencionalidad para el desarrollo de la cultura socio-humanista-asistencial mediante las dos categorías develadas, queda entonces demostrado que la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria, está condicionada por una contradicción dialéctica que se da entre la apropiación de la cultura asistencial en salud y la profundización de la cultura socio-humanista.
La apropiación de la cultura asistencial en salud está centrada entonces en la formación de las competencias esenciales del profesional salubrista identificada con la promoción, prevención, curación y rehabilitación, definidas de manera tradicional en los contenidos formativos del profesional de la salud, que además de venirse formando desde el pregrado, se continúan ejercitando en el trabajo comunitario una vez graduado dicho profesional, pero en la que tiene que existir necesariamente una profundización de la cultura socio-humanista, pues su profesión es ejercida en el trabajo con los humanos en interacción socio-comunitaria. Humanos sensibles, con determinadas creencias religiosas u otras, con ciertas ideologías, que requieren un nivel de vida decoroso, con cierta identidad por su cultura e idiosincrasia, que aman a otros y a sí mismos, que son amados y necesitan ser amados; demanda en fin, respeto a su dignidad .
Es entonces que la atención necesaria desde lo socio-humanista y por tanto la necesaria profundización de dicha cultura, condiciona la continuidad en la apropiación de la cultura asistencial en el propio trabajo comunitario, lo cual demanda una formación continua y permanente, que en los profesionales de la salud se da en el propio ejercicio de su profesión, mediado por una práctica asistencial formativa y el trabajo del profesional en la comunidad.
Por otra parte se deduce de lo anterior una dimensión socio-cultural en la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor del profesional de la salud en la comunidad, de la que se puede derivar la relación dialéctica entre lo asistencial y lo socio-humanista, que distingue además la labor asistencial del profesional de la salud de otros profesionales en relación con la esencia y la existencia del humano, donde se distinga la sensibilidad espiritual.
De esta manera se puede revelar del modelo una relación esencial que como abstracción expresa los movimientos y transformaciones del proceso de formación socio-asistencial del profesional de la salud en su labor comunitaria, dada en que:
El desarrollo de la cultura socio-humanista-asistencial en el profesional de la salud está condicionado por la relación entre la apropiación de la cultura asistencial con la profundización de la cultura socio-humanista en comunidad.
Por otro lado en la práctica asistencial formativa se ha de tener presente la formación continua y permanente del profesional de la salud para Mozambique y en la consideración de que esta se desarrolla en el propio ejercicio comunitario de su profesión, que también demanda ser gestada y que ha de estar condicionada por los profesores, médicos generales integrales, obstetras, psicólogos, pediatras y otros, quienes tienen que gestionar este tipo de formación, a profesionales que van a prestar asistencia en la comunidad y tienen que seguir una formación y superación continua y permanente como cualquier profesional.
En ese sentido se fundamenta que la práctica clínico-asistencial del profesional de la salud sigue siendo ilimitada en tiempo y en espacio, es decir, un ejercicio formativo de este profesional, que se da en el trabajo comunitario, el cual deviene proceso que se gesta a la vez que es formativo.
Lo anterior condiciona y potencia entonces otro par dialectico dado entre la práctica asistencial formativa y el trabajo comunitario del profesional de la salud, ya que la práctica se da en el trabajo y donde una permite ir configurando la otra. Ese par dialectico se sintetiza entonces como se expresó anteriormente en la gestión formativa asistencial social y humana del profesional de la salud, lo que condiciona la dimensión socio-formativa de la sistematización formativa socio-humanista-asistencial en la labor comunitaria de ese profesional. (Ver Fig. III.5).
Lo anterior permite significar una modalidad en la formación del profesional de la salud en Mozambique, donde radica lo pedagógico y lo didáctico del modelo que se está proponiendo, ya que devela la formación en el ejercicio comunitario de ese profesional, dirigida por los profesores, quienes tiene la responsabilidad de gestarle en el cumplimiento de su labor docente, asistencial e investigativa.
Esto devela así, una segunda relación esencial del proceso de formación socio-humanista-asistencial del profesional de la salud en Mozambique en su labor comunitaria, identificada con:
Ambas relaciones esenciales reveladas, que a la vez expresan los movimientos y transformaciones en el proceso de formación socio-asistencial del profesional de la salud en la comunidad mozambicana, constituyen una abstracción más esencial que deviene modelo de gestión formativa socio-humanista-asistencial del profesional de la salud en el ámbito comunitario (ver Fig.III.6), en el cual se devela que el desarrollo de la cultura socio-humanista se constituye y construye a través de una práctica formativa asistencial dirigida y gestada por los profesores en la formación, que demanda una estrategia de gestión que ha de tener un programa.
Por otro lado las relaciones develadas pueden condicionar regularidades en su comportamiento para lo cual es oportuno hacer algunas reconsideraciones que subyacen en la modelación que se está develando y que potencian también el sustento epistémico para la posterior propuesta estratégica; y es que queda claro que desarrollar una cultura socio-humanista-asistencial en el profesional de la salud en Mozambique implica que la gestión del mismo es imprescindible.
En ese sentido, la gestión formativa socio-cultural-asistencial y humana en salud revelada en el modelo tiene implícito:
Por otro lado en ella subyace una gestión humano-cultural para la formación del profesional de la salud en la comunidad Mozambicana, determinada en acciones que se realicen sustentadas en la existencia y la condición humana dado en su naturaleza, su capacidad transformadora, su actividad y la escala valorativa, para lograr que los profesionales de la salud profundicen en los contenidos en su propio ejercicio profesional en la comunidad acordes con dicha concepción, trascendente a su labores socio-asistenciales en la propia comunidad, dado en una correcta administración y dirección del proceso, a través de una adecuada organización.
Lo anterior entonces se relaciona dialécticamente con una gestión para la dinámica del desarrollo socio-humanístico-asistencial en el profesional en salud para Mozambique en comunidad, determinada por acciones para lograr un adecuado espacio de construcción de significado y sentido que se dé entre los implicados en el proceso de formación socio-asistencial comunitario de ese profesional, donde se tenga en cuenta la motivación, la comprensión, la explicación, la sistematización, la generalización, la interpretación y la observación socio-humanista-asistencial, mediada por una correcta administración y una adecuada organización desde una concepción humanístico-cultural.
Estas oportunas reconsideraciones potencian además lo epistemológico del modelo de gestión en su dimensión socio-formativa con los dos tipos de gestión develadas para la formación, y la dimensión socio-cultural como síntesis de la gestión humano cultural y la gestión para la dinámica consideradas, las cuales constituyen condiciones esenciales que subyacen en el modelo de gestión formativa socio-humanista-asistencial en salud en el ámbito comunitario.
De las relaciones develadas en esta modelación emerge una regularidad como una abstracción aún más esencial, que se enuncia como sigue:
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Recibido: Noviembre 2017 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Febrero 2018