Para la mejor comprensión de este aspecto es necesario precisar qué se entiende por estrategia educativa. Es conveniente que se parta del concepto de estrategia. Este es un término que su valoración depende del área en que se analice; las estrategias se conciben a largo alcance, son deliberadas y planificadas y en su concepción se estructura en acciones relacionadas y dirigidas a un determinado fin.
Es la estrategia la que establece la dirección desde una perspectiva global de las acciones que se dirigen a resolver los problemas detectados en determinado segmento de la vida humana.
Para el trabajo social, las estrategias educativas son concebidas para propiciar los procesos de inclusión de aquellos grupos de la sociedad que presentan dificultades para su pleno desarrollo.
En el caso que nos ocupa, la estrategia educativa familiar para atenuar la violencia intrafamiliar, se concibe como la planificación, ejecución y control de las acciones que deben conducir al grupo de personas a la cual van dirigida (ancianos) a estadios superiores de desarrollo. Incluye la planificación a corto, mediano y largo alcance de lo que se desea lograr, la determinación de las acciones para alcanzarlo en unas condiciones concretas en que transcurre el proceso educativo familiar.
Para la estrategia que se propone, se toman en consideración los requerimientos siguientes:
♦ El conocimiento de la realidad comunitaria y la identificación de sus problemas, centrado en los grupos de ancianos.
♦ Las relaciones intrafamiliares asociados a la atención de los ancianos.
♦ El papel de la institución médico de la familia en la atención a los ancianos.
Determinación de la estrategia metodológica
Desde el inicio de esta investigación se hizo evidente la necesidad de determinar la estrategia que de manera más clara, precisa y completa favoreciera el trabajo de intervención educativa de atención a los ancianos.
Uno de los retos más difíciles en la incorporación del anciano en la estrategia de intervención educativa, es el de concebir una actitud comprensiva, flexible y de alta sensibilidad de parte del personal de la salud y los familiares, que condicionen el desarrollo de relaciones afectivas, de inclusión y humanismo para y con los ancianos.
Objetivos de la estrategia de intervención educativa
Principales metas:
Tiempo para la aplicación de la estrategia de intervención familiar: 3 años.
Direcciones principales para el desarrollo de la estrategia.
DIRECCIÓN No. 1: Crear los grupos multidisciplinarios de educación familiar en el consultorio estudiado.
Fundamentación.
El trabajo educativo de las instituciones de la salud, en coordinación y participación de las familias, transcurre por diferentes niveles y procedimientos ajustados a la realidad que se debe atender. Dada la complejidad que caracteriza el trabajo de atención a los ancianos, así como la intensificación del deterioro en las condiciones de vida de ese vulnerable grupo de la sociedad santiaguera, se requiere de un equipo que asesore, coordine y prepare a todos los que de una manera u otra tienen incidencia en el cuidado y atención de esta población, así como la conducción de tan importante proceso educativo. La experiencia en materia de trabajo social comunitario brinda sustantivas herramientas por lo que también se ha asumido como instrumento de trabajo, la creación del grupo multidisciplinario que atienda y evalúe la estrategia que se propone. La mutidisciplinariedad se argumenta por el hecho de que son diversos los factores que inciden en la comprensión de la atención a los ancianos. Se requiere entonces de especialistas de la salud, de la educación, y la cultura para incorporar sus saberes en la dirección de la estrategia. Sólo desde una mirada múltiple, se podrá enfrentar con mayores aciertos tan difícil y compleja problemática.
El grupo multidisciplinario lo integra:
Este grupo inicial sería el encargado de hacer extensivas sus reflexiones e implicar en el desarrollo de las actuaciones que se programen a un sector más amplio de la comunidad.
En esta etapa se establecerán los horarios de reunión, los locales a utilizar, y lo más importante, se tratará de dedicar el tiempo necesario para ganar en seguridad, confianza y cohesión entre los miembros del grupo, ya que de ello depende el trabajo futuro a realizar. Para esto los especialistas se podrían apoyar en la utilización de técnicas de presentación y técnicas participativas como por ejemplo un grupo focal, lluvia de ideas etc.
Acciones.
Vías para su ejecución
Responsables
DIRECCIÓN No. 2: Precisar los objetivos, las funciones y las principales acciones a desarrollar.
Fundamentación.
La elaboración de la estrategia educativa familiar incluye entre sus elementos el programa de atención a los ancianos que posee el consultorio del médico de la familia; datos estadísticos, informes, diagnósticos y otros documentos referidos al adulto mayor. Estos, junto a la caracterización realizada, la cual sitúa en su centro los problemas de más connotación sociocultural, constituyen el marco para explicar y justificar la estrategia y a su vez, derivar los objetivos, las funciones y las acciones.
Los objetivos orientan la consecución de las metas en los tiempos planificados y van graduando los niveles de realización de las acciones; a su vez, estas constituyen las vías más expeditas de materialización de los objetivos propuestos. Lo comunicativo, la educación en valores y la divulgación, constituyen las funciones de la estrategia que se propone. Los diálogos que se deben establecer entre los ancianos, las familias y el personal de la salud, son las vías para lograr el entendimiento y la comprensión de las problemáticas por las que atraviesan los ancianos. Educar en valores, dígase en el amor, el respeto, la solidaridad y el humanismo, son garantías de una relación de afectos y consideración hacia aquellos que nos educaron y nos hicieron ser lo que somos.
Acciones.
Vías para su ejecución
Responsables
DIRECCIÓN No. 3. Capacitar a las familias y personal de la salud responsables de la implementación de la estrategia.
Fundamentación.
La capacitación condiciona poseer un conocimiento necesario para comprender y explicar la complejidad en que se desenvuelven las relaciones intrafamiliares alrededor de los ancianos. Disponer de una información en los órdenes conceptual e instrumental es garantía del éxito de la estrategia que se propone. Precisamente, una de las dificultades diagnosticada fue el bajo nivel de conocimiento que acerca del adulto mayor, sus prácticas culturales, características física y psicológicas tienen las familias Entonces, capacitar es una de las condiciones más importantes para atenuar los conflictos y contradicciones que limitan el cabal desenvolvimiento de los ancianos en su medio familiar y comunitario.
Acciones.
Vías para su ejecución.
Responsables.
DIRECCIÓN No. 4. Evaluar con sistematicidad la estrategia de intervencion educativa.
Fundamentación.
En esta etapa se tiene que tener en cuenta también que el grupo debe decidir sobre qué aspecto de la realidad social y cultural de la comunidad es que se va a centrar el proceso de investigación-acción. En este caso el problema a resolver será la violencia familiar hacia el adulto mayor.
La evaluación es uno de los componentes de la estrategia que se elabora y conduce a emitir un juicio, una valoración, que surge de comparar un conjunto de informaciones relativas a la atención al anciano, con criterios previamente establecidos por la propia estrategia.
Para la estrategia, la evaluación, en su carácter integrador es el componente que influye en todo el proceso de desarrollo de la estrategia educativa familiar; permite valorar cualitativa y cuantitativamente los cambios que se producen en la atención al anciano y constituye en sí misma una vía para el crecimiento del GMIE y los ancianos.
Para lograr un proceso de evaluación donde los criterios a tener en cuenta no sean solamente los del GMIE, se toman en consideración las propias opiniones de los ancianos, sin estas opiniones, la evaluación carecería de objetividad.
Acciones.
Vías para su ejecución.
Responsables.
La estrategia de intervención educativa que se propone, incidirá en disminuir los impactos de los factores que condicionan la violencia intrafamiliar, entre ellos:
La Investigación-Acción-Participación en la implementación de la estrategia de intervención educativa.
La Investigación – Acción – Participación (IAP) se presenta como una herramienta de participación que facilita la implementación de la estrategia. Es básicamente una propuesta metodológica de intervención social que acompañará todo el proceso de atención a los ancianos en el contexto familiar-comunitario.
La introducción de la IAP permite a la estrategia:
El Grupo Multidisciplinario de Intervención Educativa incorpora a la AIP como paradigma de una participación dialógica y horizontal. De esta manera se hace altamente visible la diversidad de opiniones, enfoques, concepciones proyectadas por los miembros del grupo multidisciplinario. El respetar la diversidad constituye un valor que la IAP preserva en la medida en que ella es empleada.
En esta etapa se tiene que tener en cuenta también que el grupo debe decidir sobre qué aspecto de la realidad social y cultural de la comunidad es que se va a centrar el proceso de investigación-acción. En este caso el problema a resolver será la violencia familiar hacia el adulto mayor.
Con la IAP, la estrategia busca contextualizar una comunidad, y familias mediada por los factores socioculturales ya analizados. Se indaga en una información básica que sirva para programar las acciones concretas.
No debemos olvidar que ante todo este diagnóstico tiene un alcance comunitario; no es diagnosticar la situación de un individuo, un grupo, sino de una comunidad (toda ella en su conjunto) además en la realización del diagnóstico (llamado también estudio) hay que incorporar la participación de la gente, teniendo en cuenta que se trata de un principio operativo básico de la acción comunitaria.