De manera generalizada, el proceso de envejecimiento de la población santiaguera constituye un importante desafío para muchas profesiones, como la medicina, la psicología, la educación, el trabajo social, la animación sociocultural. Un amplio campo de investigadores de las ciencias de la salud y de las industrias farmacéuticas concentra sus esfuerzos para hacer frente a los problemas derivados de una población cada vez más envejecida.
La investigación realizada permitió corroborar la idea científica que se defendió, así como, dar respuesta al problema científico al aseverar la existencia de un grupo de factores que condicionan la violencia intrafamiliar; entre ellos: omisión de denuncias; insuficiente preparación para enfrentar la vejez; falta de mecanismos efectivos para la detección de situaciones de maltrato; Insuficiente preparación para enfrentar la vejez; ausencia de una CULTURA DE PAZ al interior de las familias; falta de reconocimiento y respeto de la Comunidad al Adulto Mayor; falta de promoción de derechos e información.
Es un hecho que la violencia es una conducta socialmente que se repite a lo largo de la vida del ser humano y que en el caso de los adultos mayores el tipo de violencia más percibida por este grupo de estudio fue la psicológica y la de negligencia o abandono, lo que habla del tipo de relaciones interpersonales que se establecen entre los integrantes de la familia.
La ausencia y adaptación de los espacios físicos a nivel institucional y comunitario para la ejecución de las diversas actividades recreativas conlleva la pérdida de interés e iniciativa por parte del personal interno de la institución Consultorio del Médico de la familia y conduce a las personas mayores de edad a la inactividad, el sedentarismo y marginación social y cultural.
La perspectiva educativa, con alcances comunitarios es una de las más importantes, para atenuar los impactos de los factores que condicionan la violencia intrafamiliar, pues en la comunidad quizá pueda extenderse un rol de familia; a partir de las organizaciones sociales (escuelas, clubes, hospitales, iglesias, etc.). La comunidad, también debe ser susceptible de poder asumir, con sentido educativo su preocupación por los adultos mayores: las instituciones comunitarias, los vecinos en general deben tener responsabilidades; y una de las más importantes es la solidaridad y el compromiso. Esto es muy probable en las comunidades pequeñas, por la cercanía y conocimiento entre las familias; pero toma otras formas cuando se trata de grandes ciudades; en donde el trabajo social debe estar planificado y organizado convenientemente con la participación de los diferentes estamentos oficiales y de la sociedad civil
Diseñar una estrategia de intervención para detener la violencia intrafamiliar desde la institución Consultorio del Médico de la familia resulta complejo y difícil debido a que estas instituciones de la salud atienden a los ancianos con distintos y diversos problemas de salud, maltrato, abandono, con alteraciones sensoriales, ancianos autónomos y otros presentan múltiples patologías y carecen a su vez, de herramientas para solventar estas realidades que tienen como tendencia, sus incrementos en las comunidades santiagueras.
Los resultados obtenidos permiten elaborar las siguientes recomendaciones:
A la institución familia:
A la institución Consultorio del Médico de la familia.
A los medios de comunicación
A los Gobiernos Locales: