Hay discontinuidades en los procesos ordenados que no obedecen a ninguna tendencia previsible y, al mismo tiempo, esas discontinuidades tienen su propio orden. Es como si un orden arbitrario, en un arranque de intención voluntaria impusiera su orden para luego desaparecer y dejar intactos los procesos originales. Los especialistas dicen que se ha identificado lo que se conoce como un “Atractor”, esto es, una especie de conjunto infinito de comportamientos periódicos no estables, lo que permite postular que un sistema será inestable si su trayectoria cambia desproporcionalmente como consecuencia de una pequeña perturbación en las condiciones iniciales. De esta clase de comportamientos derivan lo que el caos es un orden sin periodicidad o un comportamiento recurrente, no necesariamente producto del azar, en un sistema determinista. Lo más extraño es que el comportamiento emergente no es aleatorio pero es muy sensible a modificaciones en las condiciones iniciales; por otra parte, no hay la mínima posibilidad de predicción a mediano ni largo plazo.
Aurora Leiva, quien ha escrito un artículo sobre este fenómeno recurrente lo conceptualiza de la siguiente manera:
Un sistema se encuentra en estado caótico cuando hay un orden particular estructurado en el modo en que éste cambia como un todo, pero la conducta futura de sus componentes individuales es completamente impredecible.
Pablo Cazau, publicó un artículo en Internet, el 2002-10-09,
La teoría de las estructuras disipativas, conocida también como teoría del caos, tiene como principal representante al químico belga Ilya Prigogine, y plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos… los procesos de la realidad dependen de un enorme conjunto de circunstancias inciertas, que determinan, v.g, que cualquier pequeña variación en un punto del planeta, genere en los próximos días o semanas, un efecto considerable en el otro extremo de la Tierra.