Si estamos en el medio de un remolino, nunca podremos averiguar qué forma tiene ni la interacción de los elementos que hacen posible su formación y movimiento.
Por su parte, Edgar Morin en su famosa obra “La Interdisciplinariedad” (pensamientocomplejo@sinectis.com.ar) a la par del Pensamiento Complejo, insiste en la necesidad de evitar la hiperdisciplinariedad, es decir, el error de considerar una disciplina como un sistema cerrado, sin vinculación alguna con los demás. Quienes propician el cercado impenetrable de una disciplina con el objeto de “analizar la esencia pura” que supuestamente lo singulariza, quedan atrapados en una serie de tautologías que no hacen sino deformar con mayor intensidad las aprehensiones del investigador cuanto más conocimiento desea lograr del espacio cerrado. Los detentadores de los modelos económicos basados en el principio de la marginalidad, son los que con mayor celo pretenden “defender” la pureza del escenario en el que se mueve el homo economicus, para evitar que sea contagiado por algún virus proveniente del mundo externo, especialmente de la Sociología. Dicen, por ejemplo, que la visión sociológica de la propuesta económica de Marx es la responsable de que ese sistema no sea científico, pues ha violado la pureza de las “leyes económicas” por lo que se espantan, incluso de mencionar o de ori, alguna frase marxista, como si fuera portadora del virus de la lepra o del VIH. Tal como lo pone Morin: “Se ha identificado el origen la palabra disciplina, la que designaba un pequeño fuste que servía para auto flagelarse, permitiendo por lo tanto la autocrítica; ahora, en su sentido degradado la disciplina deviene en un medio de flagelación a los que se aventuran en el dominio de las ideas que el especialista considera como de su propiedad”. Morin estima que una ciencia es una disciplina. Una ciencia debe recibir la información y las perspectivas disponibles en otras ciencias. Así, dice Morin, los físicos como Schrödinger son los que han proyectado en el organismo biológico los problemas de la organización física; en efecto, continúa, de esa integración ha nacido la biología molecular, tan importante en el avance de la ciencia y en sus aplicaciones concretas en la cotidianidad social.
Evaluemos otro ejemplo del ensayo de Morin: “Algunos procesos de complejización de campos de investigación disciplinaria recurren a disciplinas muy diversas al mismo tiempo que a la poli competencia del investigador. Uno de los casos más llamativos es el de la prehistoria, cuyo objeto, a partir de los descubrimientos de Leakey en África austral (1959) ha sido la hominización, proceso, no solamente anatómico y técnico, sino también ecológico (el reemplazo del bosque por la sabana), genético, etológico (concerniente al comportamiento), psicosociológico, mitológico
“…la prehistoria es hoy una ciencia poli-competente y polidisciplinaria. Este ejemplo muestra qué es la constitución de un objeto a la vez ínter, poli y transdisciplinario que permite crear el intercambio, la cooperación, la policompetencia… Así es en lo que hace al cosmos, que era presa de disciplinas parcelarias, después de las observaciones de Hubble sobre la dispersión de las galaxias en 1930, el descubrimiento de las irradiaciones isotrópicas en 1965, y la integración de los conocimientos microfísicos de laboratorio ha permitido religar conocimientos disciplinarios muy diversos para considerar nuestro universo y su historia… Las disciplinas están plenamente justificadas intelectualmente a condición de que ellas guarden un campo de visión que reconozca y conciba la existencia de las relaciones y solidaridades. Más aún, ellas no están plenamente justificadas a menos que ellas no oculten las realidades globales”.