Aliyah significa, Ascenso, Inmigración a Éretz Israel 1 , es decir, el retorno de los judíos a su tierra original, muchos han llegado a pensar que el deseo del retorno nace con el denominado Sionismo, sin embargo la inmigración a la tierra de Israel por parte de los judíos existe desde la diáspora, ya que el deseo judío siempre ha sido retornar a la tierra de Israel y se ha enseñado así en la sinagoga, siendo además una oración constante que se ha perpetuado desde la creación de las primeras sinagogas hasta nuestros días. Las Aliyah más importantes luego de la destrucción del Segundo Templo y que se tienen documentadas han sido: la de los judíos de Jiyaz, Arabia occidental, producto de las persecuciones de los primeros musulmanes en el siglo VII, la de los Karaím en el siglo IX, se tienen datos que permite ubicar una emigración de 300 rabinos en el año 1211, otra más de judíos de París en 1244 y 1267, la de 1492 derivada de la expulsión de judíos de España 1492, la de 1700 liderada por lehudá Hejasid quien se estableció en Jerusalén con alrededor de 1,000 personas; las de 1740 de Jaim ibn Atar de Marruecos a Jerusalén, y la de Jaim Abulafia de Esmirna a Tveria; la de los Jasidim de Europa oriental a partir de 1777; las más recientes de Eliahu de Vilna en el siglo XIX; las de 1882, 1903, 1904, 1914, 1919, 1923 y 1932 principalmente de Rusia, Polonia y Europa central, pero también del Yemen, Georgia y Bujara en el Cáucaso. La ocurrida entre 1940 – 1947, que más se recuerda por cercana, fruto de la segunda guerra mundial y que fueron prohibidas durante el mandato británico (Zadoff, Efraim, 2009, pág. 16).
Quien afirme que la presencia judía en la antigua tierra de Israel se debe al mandato británico y la posterior creación del Estado de Israel, desconoce la historia, la presencia judía en la tierra de Israel corresponde a épocas inmemoriales, aún antes del éxodo con la presencia del patriarca Jacob, es decir, alrededor de 2000 años antes de la era común, durante el Reino unificado, la división de los reinos de Israel y Judá, la destrucción del primer templo y a pesar de la destrucción del segundo templo, siempre hubo presencia judía que fue reforzada por pequeños grupos que de manera continua regresaban a su tierra.
Con la creación del Estado de Israel en 1948, continúa la emigración pero ya con un carácter oficial, si bien no regulado por una ley, pero desde el seis de julio de 1950 con la promulgación de la Ley del Retorno, se establece el mecanismo para considerar que todo judío puede emigrar a Israel y ser considerado ciudadano, respetando la idea de la Declaración de Independencia que establece: Israel estará abierto a la inmigración de los judíos de todos los países de la diáspora; por su parte la sección I la Ley del Retorno señala: Todo judío tiene derecho de ingresar al país como olé o inmigrante (Jinuj Net, 2001). Con la ley de retorno comunidades enteras emigraron a Israel, pero la dificultad para hacerlo de algunos grupos generó movimientos especiales, uno de ellos fue la llamada operación alfombra o sobre alas de águila, para permitir la emigración de los judíos del Yemen entre 1949 – 1950, tras su concentración en Adén, adonde llegaron desde grandes distancias a través del desierto, el traslado se realizó en avión desde Adén, y en casi 500 vuelos se llevaron a salvo a más de 48,000 judíos yemenitas, 1,800 de Adén y 400 de Jibuti y Eritrea (Zadoff, Efraim, 2009, pág. 15). Después de 1967 tras la llamada Guerra de los Seis Días se incrementó la emigración de los países del norte de África, la zona árabe, América y Europa occidental. En el periodo de 1969 a 1980 hicieron aliyah cerca de 170,000 judíos de la región de la antigua Unión Soviética. La emigración de los judíos etíopes también requirió de un procedimiento especial, uno se denominó operativo Moshé, llevando a 17,000 personas y en operativo Shlomó se trasladaron a 28,500. Con el desmembramiento del bloque soviético, entre los años 1990-1996, la emigración de judíos de esa zona del mundo fue cercana a los 680,000 (Zadoff, Efraim, 2009, pág. 17).
La aliyah continúa y lo seguirá haciendo, ya que el deseo de emigrar a un pedazo de tierra pequeño en dimensiones, rodeado de desierto y hostil en sus alrededores, solo se entiende en el amor cultivado durante siglos y transmitido de generación en generación, lo que permite la identidad judía y el deseo de reivindicar la pertenencia histórica de esa tierra, de la que nunca se abandonó totalmente y de la que todo judío se siente parte, porque en cualquier lugar donde existan judíos, se repite año tras año, que el próximo año sea en Jerusalén.
1 Éretz Israel, la tierra de Israel. Nota del autor.