Dr. D. José
Piernas Hurtado
Exposición de la nomenclatura y de los
principales conceptos de esa ciencia.
H
Huelga.
—Paralización ó suspensión en los trabajos de la industria. Se
dice mas especialmente de la vacación producida por el abandono,
que voluntariamente hacen del trabajo los capitalistas ó los
obreros.
La falta de equidad y de armonía en las relaciones de
trabajadores y capitalistas es la causa de esas huelgas. Cada
uno de los elementos activos de la producción trata de aumentar,
á espensas del otro, sus beneficios en la industria, y para
lograrlo, cuando la situación del mercado les favorece, los
empresarios se conciertan á fin de cerrar los talleres y
despedir a los trabajadores, si no aceptan la rebaja del
salario, y á su vez los obreros abandonan de común acuerdo al
capitalista, que no consiente en elevar la retribución que
perciben. El deseo de mejorar su condición es más natural y más
vivo en los trabajadores y ellos son los que con más frecuencia
se declaran en huelga.
Las coaliciones y las huelgas á que conducen no constituyen
delito por si mismas y deben ser enteramente libres, porque el
Estado no tiene los datos, ni la competencia necesaria para
juzgarlas. Esos procedimientos serán legítimos, si se proponen
remediar alguna injusticia de la ley de la oferta y la demanda
que separa el salario corriente del natural, como serán
altamente inmorales en cualquiera otro caso, porque entonces
tienden á arrebatar al capital ó al trabajo los beneficios que
les corresponden.
Pero las huelgas, aunque no puede negarse que recientemente han
procurado algunas ventajas á los obreros, son un triste recurso,
opuesto á los intereses de todos y contraproducente las más de
las veces, son un arma de dos filos, que hiere con frecuencia al
mismo que la maneja. El primer efecto de una huelga consiste en
la paralización de la industria, que perjudica por de pronto al
capitalista y al trabajador, porque aquél se queda sin el
interés y éste sin el salario, al último sobre todo, que se ve
obligado á consumir sus ahorros, si los tiene, ó a imponerse
duras privaciones. Las huelgas son además una declaración de
guerra, colocan en el terreno de la violencia las relaciones de
obreros y empresarios y suelen venir tras ellas desórdenes,
colisiones y conflictos de suma gravedad. Por último, las
huelgas concluyen al cabo de más ó menos tiempo, como toda
lucha, cuando cede ó sucumbe alguno de los contendientes, y la
victoria no es del que tiene razón, sino del más fuerte: el
vencido tiene que volver á aceptar las condiciones que antes
rehusaba, ó tal vez otras peores, y los daños sufridos
por unos y otros no pueden remediarse de modo alguno.
Que las relaciones de trabajadores y capitalistas, verdaderos
hermanos en la industria, se inspiren en la justicia, y en el
mutuo respeto, que cada cual reconozca su misión y sus
deberes, y las huelgas, aunque no desaparezcan por completo,
dejarán de ser continuas y alarmantes para representar tan sólo
alguna diferencia accidental y pasajera. Ese fin ha de lograrse
con la propagación de las verdades económicas, el
establecimiento de los jurados mixtos y más
directamente todavía, con las nuevas formas que se van adoptando
para la retribución del trabajo. La participación del obrero en
los beneficios de la industria á que concurre, es decir, el
salario-dividendo y el desarrollo de los otros grados más
perfectos de la asociación cooperativa, han de ir,
estrechando las distancias, que separan á los dos factores de la
producción y haciendo, cada día más eficaz y visible la
comunidad de intereses que los enlazan. (V.
Retribución,
Jurados mixtos y
Salario.)
Volver al Vocabulario de
economía política