PROGRESO, BIENESTAR Y MODERNIDAD: EL BIENESTAR SUBJETIVO COMO UN DESAFÍO PARA LA DEMOCRACIA EN MÉXICO

PROGRESO, BIENESTAR Y MODERNIDAD: EL BIENESTAR SUBJETIVO COMO UN DESAFÍO PARA LA DEMOCRACIA EN MÉXICO

Ernesto Menchaca Arredondo
Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas”, México

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Formas y procesos: un Método

Estamos frente a un mundo polifónico, holográmatico y lleno de ubicuidades y para hacer una adecuada lectura y explicación del mismo, es necesario “el estudio al mismo tiempo de lo real y lo posible y sobre todo de lo posible como fundamento mismo de lo real” como bien lo ha señalado Carlos E. Maldonado (1999) en Esbozos sobre la complejidad. La complejidad es parte de la vida misma, que siempre nos confronta nuestra racionalidad, en la actualidad vuelve a emerger como ciencia de la vida, como reconocimiento de que la complejidad está en el universo de nuestras vidas.
            Desde diversos ángulos el presente siglo nos ha enseñado cómo el tiempo, la irreversibilidad, la relatividad, la incertidumbre y la existencia de más de una solución posibles para los mismos problemas, son parte de la bifurcación y el movimiento de lo social. Los nuevos desarrollos tecnológicos y científicos, las nuevas herramientas de socialización y de propagación social han modificado la forma de comprender las nuevas relaciones sociales que se producen en el seno de las sociedades.
            Las ciencias abrieron sus propias fronteras y aprendieron de la interdependencia, de tal modo que la complejidad significaría la destrucción de una ciencia magna o de una sola vía. Esto nos llevó a repensar el problema de investigación como un entramado nuevo donde se conjugan filosofía, teoría, realidades y nuevas posibilidades.
            Así fue que empezamos a discernir sobre cómo encontrar la mejor forma de analizar lo central del trabajo de investigación, que no sólo resolviera una preposición, sino que fuera al meollo del problema propio desde su concepción. El primer paso fue reflexionar sobre nuestras ideas, especulaciones y planteamientos en su entramado de conexiones con el mundo que hoy tenemos. Se decidió acudir a bases de datos de estudios que han realizado por un lado el INEGI; y por el otro, de los resultados de la Encuesta Mundial de Valores, de tal forma que diéramos cuenta del sustento que da piso a una evaluación de la calidad de la democracia en México realizado por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA).
Esta interrelación nos puso frente al dilema de la traducción no en términos de vocabulario sino como deriva, invención, mediación o de recreación de un lazo que antes no existía, y que de cierta forma modifica sus propios elementos (Latour, 1998). Esto en virtud del carácter emergente de los sistemas sociales que tratamos de analizar, de tal forma que podamos observar a la sociedad desde su autoorganización del conocimiento como modelo de observación y no necesariamente como característica de su realidad, de tal forma que encontremos formas de construcción de sentido (Vélez Cuartas, 2013), que a veces funcionan de manera sistémica pero en muchas otras ocasiones no.
Para esto, se recurre a teorías de sistemas de segundo orden empleadas por Leydesdorff, a través de su propuesta teórico-metodológica que permite la realización de mapas/red a partir de la exploración de factores cognitivos, comunicativos o conceptuales, como sistema de sentido en una ampliación de la teoría matemática.
            Esta forma de análisis permitió entonces conocer la morfología de la red para observar la jerarquización conceptual del análisis previo realizado a través de análisis factorial, que además, derivado del análisis de redes sociales (ARS), podemos encontrar ciertos diagramas estratégicos para observar la centralidad y densidad de la estructura de relaciones. Si es cierto, además, que la posición de los roles en la red también cuentan, podemos ver la existencia de escenarios para conservar o modificar su lugar de interés o problematización que sus propias dinámicas generan.
Desde esta perspectiva, lo que tenemos son redes de conexiones en una matriz que cruza las frecuencias de densidad y centralidad resultantes, dibujando cuatro cuadrantes repartidos en sectores, donde cada uno de ellos es indicador del desarrollo o de su capacidad para atraer a otros e integración (centralidad o periferia) de temas y problemas.1
            Estos centros/conjuntos/sectores funcionarían como una especie de actantes, -si podemos tomarlo de la semiótica-, que dibujarían la energía o capacidad de irradiación o conexión con otros conceptos, que tienen detrás de sí las opiniones de las personas y sus configuraciones cognitivas que se aducen. Esto nos lleva de múltiples maneras a la constitución de una red-actor, 2 que está definido no sólo por su potencia sino también por sus relaciones y lazos. De tal forma que la teoría del actor-red utiliza un constructo teórico que permite ir más allá de un agregado de propuestas que se expanden por difusión, sino incluso como formas de poder y estructuración, que nos llevan a entender la producción de relaciones y redes sociales.
            Nuestra traducción convierte los conceptos y componentes principales, que resultaron del análisis factorial, en una suerte de intereses que constituyen un mundo de actores en constante posicionamiento, reconstrucción, estructuración y expresión, a lo que los autores del Análisis de Redes Sociales (ARS) denominan actor-mundo. 3 De tal forma que la conjunción a partir de un grupo específico de conceptos también será un actor-mundo, dejando que el investigador pueda trazar rutas de expansión para la recreación desde la traducción.
Así en este trabajo encontramos una imagen de los tres procesos a los que alude García Canclini (2004) para una teoría de la interculturalidad: diferencias, desigualdades y desconexiones; donde se fusionan lo económico y simbólico, la fuerza y el sentido de la unidad social.

Lenguaje y formación de conceptos

Como parte de la concepción de la presente investigación, se emplearon las opiniones de las personas para conocer y caracterizar su forma de vivir. Acudiendo a los planteamientos de Wittgenstein en este sentido -para fortalecer nuestra idea-, como nudos de constitución social. El lenguaje es una madeja de juegos de lenguaje (Wittgenstein, 1973/1992), es decir, conjuntos de palabras y reglas cuyos significados están ligados a/o se derivan de actividades -en un sentido amplio- mediante o en conexión con las cuales fueron acuñadas y puestas en circulación. Es por ello que se requiere traspasar los enfoques formales del lenguaje para considerar la multitud de actividades, contextos y situaciones particulares y, por lo tanto, no perder la esencia de los significados.
En realidad, no hay tal cosa como el lenguaje, sino sólo una variedad de juegos de lenguaje –parafraseando a Wittgenstein- relacionados entre sí por ciertas estipulaciones sociales pero cumpliendo funciones completamente diferentes. Para mostrar este caso, Tomasini B. señala que el mejor símil es el de la ciudad: una urbe crece, sus calles y avenidas se remodelan, algunas desaparecen por completo. Lo mismo sucede con el lenguaje. Pero entonces surge de inmediato la pregunta: ¿Por qué algunos juegos de lenguaje desaparecen y por qué otros emergen y se ponen de moda?, ¿Se trata acaso de un fenómeno arbitrario?, ¿Hay alguna ley de la naturaleza detrás de esas transformaciones?, o ¿Es más bien el resultado de decisiones tomadas por los gobiernos?
En realidad lo que ocurre, si aceptamos que hay una conexión entre lenguaje, pensamiento y diversidad de actividades de los hombres, si esto lo enlazamos a una perspectiva crítica de la historia, entonces, algunos juegos de lenguaje desaparecen porque hay un cambio en la forma de vida, detrás de esto hay una ley, pero no es solo de la naturaleza, sino también de la construcción social de los hombres, sin duda, también del modo social de producción que se asume.
Si gracias al lenguaje el pensamiento es posible, entonces mediante el pensamiento perfeccionamos nuestras actividades, métodos, con ello, a su vez transformamos el lenguaje. Ahora bien, al lenguaje primordial en este proceso Wittgenstein lo caracteriza siempre en conexión con las actividades. Por ejemplo, si imaginamos, todo el proceso de uso de palabras, en uno de esos juegos por medio de los cuales aprenden los niños su lengua materna, podemos llamarlos «juegos de lenguaje». Donde los procesos de nombrar las cosas primordiales y repetir las palabras dichas, podrían también llamarse juegos de lenguaje, debemos pensar estas formas como maneras o definiciones ostensivas para pensar.4 Para, de ahí, explicarnos como conectamos pensamientos y formas de vida.
La expresión “forma de vida” aparece en Philosophical Investigations de Wittgenstein, acompañada de nociones diferentes. Donde puede verse que las formas de vida están estrechamente relacionadas con el lenguaje, actividades, pensar y la formación de conceptos, además,  la concordancia y “lo dado”. Las formas de vida son el modo como el individuo vive, y su disertación es una clase especial de estudio de los seres humanos, su objeto es el pensamiento del hombre, sus instrumentos los conceptos e ideas y sus preposiciones. Para estudiarlas, se requiere saber acerca de la multiplicidad de usos del lenguaje, sobre todo, su expresión en su forma práctica de sus actividades.
Así una evolución permanente del concepto trabajo, visto como forma de producción de las fuerzas productivas, alentadas, sin duda, por el pensamiento. Podría decirse que genera una transformación permanente de los significados del lenguaje y de nuestra forma de pensar. Así, podemos afirmar que los conceptos emergen y se despliegan junto a la evolución de la sociedad.
Las palabras tienen significado dentro de un sistema donde el lenguaje está ligado a las actividades o conductas, además, los conceptos surgen del lenguaje en uso; ciertamente determinado o condicionado por las circunstancias materiales. Entonces, bajo una interrelación dialéctica, el pensamiento mejora nuestras actividades, que a su vez modifican al lenguaje, todo ello, nos trae cambios en el pensamiento, resulta entonces factible un cambio conceptual real acompañado por un cambio en las prácticas de los hombres, por tanto, un cambio en las formas de vida entendidas como una variedad de modalidades de lo humano. Esto interesa para argumentar que se pueden tomar las opiniones de las personas para construir una explicación de sus actividades, sus concepciones, los juegos que hace del lenguaje, de ahí, reconocer sus diferencias o similitudes en sus formas de vivir.

1 Estos sectores o cuadrantes serían: centrales y densos, centrales y no densos, densos y no centrales, no centrales y no densos. Y junto a ello podríamos calificar el desarrollo no sólo de una dinámica social, sino también de una dinámica conceptual.

2 La enunciación o disposición para la acción de cada entidad es una red de relaciones con diversos objetos, sujetos, discursos, instituciones, etc., que permiten la constitución de un actor. Un actor no es un individuo sino la red de relaciones. Así, dependiendo de una fortaleza en los lazos y las interacciones es posible deducir la identidad de un actor ( Vélez Cuartas, 2013, p. 16 ).

3 La acción de interesar, enrolar, de traducir que envuelve a una entidad atrayendo a una segunda y a través de esta a una tercera. El interessement es una transacción entre tres entidades. Esto puede ser visto como la forma elemental de traducción, la cual, sin embargo, no debería ser confundida con la operación de los intereses sociales (Callon, Law y Rip 1986, xvii citados en, Vélez Cuartas, 2013, p. 17).

4 Una definición ostensiva se refiere al significado de un término, señalando ejemplos. Este tipo de definición se utiliza cuando la definición del término se hace difícil, ya sea porque las palabras no van a ser entendidas por el receptor (un niño o un hablante de otro idioma), o por la naturaleza misma del término (como el caso de los colores o sensaciones). Se suele acompañar señalando el objeto a modo de ejemplo. Las definiciones ostensivas se apoyan en el razonamiento por analogía, o en el razonamiento basado en el caso del receptor. La definición ostensiva supone que, al individuo a quien ésta se dirige, es capaz de comprender el tipo de información que se le está dando (Wittgenstein, 1973/1992.  Ludwig Wittgenstein lo describe: La definición ostensiva explica el uso —el significado— de una palabra, cuando ya está claro qué papel debe jugar en general en el lenguaje. Así cuando sé que otro me quiere explicar el nombre de un color, la explicación ostensiva «Esto se llama "sepia"», me ayudará a entender la palabra... Tiene uno que saber (o poder) ya algo, para poder preguntar por la denominación ¿Pero qué tiene uno que saber?(Wittgenstein, 1958/1999) §30.