Conclusiones
Como ha sido evidente el estudio del bienestar subjetivo es un campo complejo, desde su concepción, sus principios de análisis, enfoques o teorías que lo sustentan, hasta llegar a su medición en términos de indicadores sociales. Sí a ello, se relaciona el análisis de la democracia en el que se conjugan, ha sido un gran reto lograr su comprensión e investigación.
La alternativa aquí planteada para la construcción de una concepción y métodos de análisis desde la perspectiva de la concordancia de valores, el análisis multifactorial y teoría de redes sociales, ha mostrado su potencialidad, es posible y deseable utilizarlo para análisis futuros que permitan conocer su transformación en el transcurso del tiempo, así como formalizar investigaciones en diferentes países que permitan su comparabilidad para hacer inferencias sobre estos aspectos a nivel internacional.
Las formas que actualmente asume la población están constituyendo y trascendiendo las ideas tradicionales que se tenían del bienestar y de las necesidades sociales, el sentido que asumen muestra una transformación profunda de las valoraciones que las personas hacen de la vida y de sus instituciones, enmarcados en las rupturas que acontecen por el proceso de modernización compulsiva en el que se vive y las nuevas bases sociales de una nueva sociedad que emerge, para lo cual es necesario considerar nuevas categorías para la descripción del desarrollo de las sociedades que consideren estás valoraciones de la población.
El papel del Estado está siendo transformado, de tal forma que la actuación gubernamental se centra principalmente en formas de comunicación de sus políticas, sin una actuación real de solución de muchos de los problemas actuales como la desigualdad o la representación política, frente a una creciente desintegración de la fe en el progreso y desarrollo. Generando un proceso de incertidumbre no solo en la población sino en las elites políticas, por eso mismo se realizan y ejecutan enfoques y políticas de reforma institucional de manera vertiginosa, propiciando la creación y disolución de un conjunto de instituciones que no terminan de fortalecerse.
El análisis del bienestar subjetivo, los valores culturales y la evaluación de la democracia, define los principales aspectos identificados que deben considerarse para caracterizar el bienestar de la población frente al régimen político en el que se vive. El sistema relacional que subyace entre los mexicanos sirve para explicar fenómenos que suceden actualmente frente a la situación de descomposición social de instituciones y valores, y sirve como un índice global de bienestar.
La estabilidad democrática se sustenta en gran parte en las formas de comunicación y no en la forma real de constitución de la participación ciudadana. No obstante, a pesar de eso, la comunicación no ha logrado legitimar los procesos democráticos. En este sentido el capitalismo está destruyendo el viejo orden social, la disolución incluye al aparato burocrático democrático.
En términos políticos existe una influencia mayor sobre la construcción de ideas e imaginarios a través de diversos medios masivos que permita construir las instituciones que el régimen impulsa. De tal forma que la función principal del Estado no es la cohesión social, sino la no ruptura del espacio de dominación, más bien fragmentando y atomizando lo social para mantener su supremacía imaginaria sobre la dirección del desarrollo, disperso y des localizado donde conviven lugares diferenciados, cohabitan regiones de subsistencia al lado de mercados emergentes, espacios basados en tecnología al lado de la miseria. Las amenazas principales para la humanidad no solo es la desigualdad sino la limitación física del espacio donde se vive, y esta no es solo nacional sino mundial.
A pesar que el crecimiento económico diversifica las formas concretas del desarrollo local, los rendimientos sociales son apropiados por el sector privado, provocando incertidumbre política y no a la inversa, en su aplicación práctica, constituyendo la forma práctica de asumir las reformas institucionales. Donde la imagen del terror, el tenerla siempre presente, es un rasgo que define la relación de subordinación, la institucionalización del terror como forma práctica de la política y del funcionamiento del régimen. En el cual, se dispersa la idea extendida de un progreso “limpio” que acepta la exclusión como forma elemental de la vida, por eso se requiere una nueva concepción del progreso de las sociedades que asuma como fin principal el concepto de vida como forma de desarrollo del ser humano.
El capitalismo ha generado una racionalidad centrada en las mercancías pero también una subjetividad centrada en la necesidad de un entramado burocrático organizacional, es decir una percepción de necesidad democrática liberal que produce valores y subjetividades para mantenerse estable.
Los niveles altos de satisfacción de los mexicanos, a pesar de sus relativas condiciones negativas en aspectos de su democracia, se pueden explicar no por el orgullo a sus instituciones, sino por el sometimiento histórico en el cual han estado y, por su auto justificación, al compararse con otras poblaciones de menor desarrollo, es decir, por sentir satisfacción con las apariencias.
Sin duda, la religiosidad es un componente permanente homogenizante de la sociedad, que permea no solo la vida privada de las personas sino el conjunto del funcionamiento social, principalmente en las relaciones laborales. No se sabe si exista o no una racionalidad decreciente, los sujetos mientras más se alejan de sus cuestiones cercanas, en términos de democracia parecen tener una conducta irracional, bajo esta óptica sobre el bienestar subjetivo lo que está más cerca de cuestiones personales y experiencias cotidianas influirá más sobre su bienestar y la aceptación del régimen político. Sin embargo, los niveles de satisfacción de la democracia tienen que ver con una distribución justa de la riqueza y que se gobierne para bien de todo el pueblo.
México tiene una democracia con una distribución de recursos bajo, un estado de derecho funcional y altos niveles de corrupción e inseguridad, con altos niveles de pobreza y una creciente población critica de gente urbana informada e hiperconectada, bajo estas premisas, la generación de bienestar ciudadano es un elemento clave en la sostenibilidad de los regímenes democráticos.
La concordancia en el bienestar subjetivo entre sectores sociales indica que estamos sometidos a los mismos mecanismos sociales porque se pueden concebir de la misma manera las cosas, con el mismo aparato conceptual, sentir los mismos tipos de presiones sociales y tener los mismos valores. Es decir, compartir formas de vida, es pensar de la misma manera, pero pensar de la misma manera presupone el que se hable un mismo lenguaje y, hablarlo, es una vez más estar sometido a la misma clase de mecanismos sociales.
La inexistencia e imposibilidad de asumir acuerdos con personas al subordinar el proceso de comunicación política a los efectos mediáticos, trajo consigo la fragmentación de la política y de las opciones, la individualización de las opciones políticas y la imaginación del quehacer político como práctica cotidiana, generando una ruptura entre las políticas de vida individual con las acciones políticas colectivas.
Lo que se redistribuye y reasigna son los poderes de la disolución por la modernidad, la difractación política. Para desordenar la realidad social se utiliza como herramienta principal la transgresión cotidiana de la coherencia. Así como la generación de aspiraciones despiertan acciones, también, se contraponen acciones políticas y formas de vida democráticas fractalizadas, de tal manera que las acciones públicas se redirigen a moldear y tranquilizar nuestras subjetividades más que nuestras necesidades. Una forma de salir de la trampa es acudiendo a una reflexibilidad colectiva intersubjetiva entre los sujetos.
Las condiciones materiales económicas y sociales actuales están modificando las formas sociales de reproducción de la sociedad, bajo una serie de condiciones que están caracterizando el bienestar de la población, vista la vital importancia que tiene su estudio, su descripción y cómo su estructuración permea las condiciones políticas, sociales y económicas.
El bienestar subjetivo es un elemento esencial para la medición del progreso de una sociedad, al asumir una descripción compleja de elementos y consideraciones que dan cuenta de mejor manera cómo vive la población de una determinada sociedad. Además, la construcción de un indicador complejo integral como el que aquí se propone permite visualizar los aspectos centrales que le describen.
Los elementos centrales del bienestar subjetivo se pueden ubicar en cinco grandes rubros: la satisfacción con la vida y el apoyo social, el nivel de instrucción y el uso de internet y computadora, la felicidad, la experiencia social (confianza en sí mismos y los reconocimientos, problemas de discapacidad, enojo y frecuencia de reunión con los amigos), finalmente el maltrato social. Sin embargo, al agregar nuevas variables, se observa que la satisfacción con la vida está relacionada con la libertad de elección que tenemos y el control sobre la vida propia, así como la satisfacción con la situación financiera en los hogares, una sensación de felicidad y el estado de salud subjetiva.
La visualización en redes nos permitió situar otros elementos esenciales del bienestar de los mexicanos, y proponer un método, para posteriores mediciones, que permita hacer comparaciones entre diferentes países a nivel mundial. Lo que nos lleva a concluir que los factores del bienestar son diversos para cada país y están en concordancia con las condiciones históricas de su constitución sociopolítica y económica. Sin embargo se requiere aplicar este método para dar cuenta de una comparación internacional.
Una faceta a resaltar sobre la satisfacción con la vida de los mexicanos es que se ubican entre los elementos principales que la definen son los aspectos afectivos, preocupación por la apariencia física, de su vida social y familiar, para luego valorar los rasgos más materiales como estado de salud, su vida en el vecindario o su colonia, su situación económica y la propiedad de su vivienda. Finalmente se añaden temas como su felicidad, educación e instrucción escolar, sus perspectivas respecto a su futuro, logros en la vida, la valoración que se hace sobre el país, seguridad personal y trabajo. Esto da cuenta de un cambio en la valoración subjetiva de los mexicanos, priorizando aspectos inmateriales sobre los materiales. Donde los tres grandes temas que definen el bienestar son: la satisfacción con la vida, nivel de instrucción y uso frecuente de computadora e internet.
Los aspectos estructurales que unen el bienestar subjetivo de los mexicanos con otros aspectos de la vida son el estado conyugal, hacer algo contra la crueldad hacia los animales, viajar en avión alguna vez, tomar decisiones importantes en algún momento de la vida, haber recibido reconocimiento o agradecimiento por un esfuerzo, haber sido víctima de amenaza por alguien desconocido y la frecuencia de reunión con los amigos.
El tema relacionado con el uso de computadora e internet, así como el uso de las redes sociales, está sustituyendo dos factores esenciales del bienestar: por un lado, la vida social y la satisfacción con la apariencia, de tal manera que lo que describe a los mexicanos en este aspecto es la existencia de una vida social de apariencias. Se tiende a expresar, publicar y difundir una vida social deseada e imaginada pero aún no realizada.
Los aspectos que generan intermediación entre nodos, que aparentemente no se interrelacionan, son el experimentar felicidad en la niñez o adolescencia, tener una mascota, el tiempo de fallecimiento de una persona cercana, haber otorgado apoyo económico a familiares o conocidos, pertenecer a una asociación de estudiantes o ex alumnos, la frecuencia de relaciones sexuales, el padecimiento de alguna enfermedad grave o mental, así como si sufre algún familiar las consecuencias de un accidente.
Los valores culturales que definen la confianza en el gobierno y sus instituciones se integra por la confianza en el parlamento, los partidos políticos, el servicio civil y los tribunales, la seguridad en el gobierno federal, la policía y los sindicatos.
Los aspectos ligados a la democracia son el apoyo al desempleo, la protección de los derechos civiles, la igualdad de ingresos, elecciones libres, igualdad de género, los niveles de obediencia del individuo frente a los gobernantes, la capacidad de control sobre el ejército y la valoración subjetiva sobre la importancia de la democracia misma.
Los cinco grandes conglomerados relacionados con los valores culturales se encuentran guiados por: a) la confianza en el gobierno y las instituciones, b) el estado civil, la edad y si aún vive con los padres, c) las creencias religiosas, d) las fuentes de información como internet, e) la confianza en organizaciones de mujeres y en las universidades; y f) aspectos diversos de la democracia; los relacionados con una sensación de felicidad y la preocupación por el terrorismo, la guerra y la intervención telefónica.
Los factores desestructurados son la confianza en el gobierno y las instituciones, la concepción de ciudadanía y el estatus migrante, la discriminación social, la justificación de actos morales como el divorcio, la prostitución, la homosexualidad —incluyendo el matrimonio y la adopción de hijos— la pertenencia a organizaciones civiles y políticas. Por el contrario, los ejes centrales que siguen explicando los valores de los mexicanos son la vida religiosa, la importancia de la familia heterosexual, la preocupación por el medio ambiente, la percepción sobre las elecciones, las fuentes de información desde la Internet y la confianza que se tiene en la ciencia y la tecnología.
La visión general del marco evaluativo de la calidad de la democracia es el siguiente: se observa que la percepción sobre las elecciones está mediada por la creencia en la compra de las voluntades o del voto, el soborno del ciudadano, la amenaza por violencia el día de las elecciones, el nivel de cobertura justo y oportuno de las mismas por parte de los medios informativos.
En cuanto al sistema político, los dispositivos que lo componen en orden de valoración son: la existencia de expertos en la toma de decisiones en el gobierno, un líder fuerte para no preocuparse por el parlamento y las elecciones, la necesidad de creer que se tiene un sistema político democrático e incluye la posibilidad de tener un régimen militar. Este aspecto muestra que nuestra percepción sobre el sistema político aún mantiene las estructuras oligárquicas y se asume un paternalismo centrado en el liderazgo y la formación profesional.
Además, los aspectos sobre la democracia están integrados a la confianza en la ciencia y la tecnología, a la percepción de inseguridad, el peso que le otorga la población a la necesidad de asumir riesgos para obtener dinero y éxito, el índice postmaterialista construido por Inglehart, la moralidad del individuo, el valor del trabajo en la vida y la confianza en la gente.
Los aspectos que interconectan a otros componentes que comunican al conjunto de la red estructural que pueden producir un vacío estructural en la democracia a partir del bienestar subjetivo, de ahí su vital importancia, son: la desigualdad en los estrato económicos, el tener contacto por correo electrónico con amistades, conocer a los vecinos por su nombre, la posibilidad de pedir prestado o solicitar ayuda para pagar los servicios básicos (agua, luz, gas o teléfono), todos factores esenciales para la cohesión social. Esto implica asumir que la desigualdad económica genera un vacío estructural, su agudización romperá, tarde que temprano, la estructuración social a través de la desesperación de aquellos que no tienen el apoyo para cubrir los servicios básicos, implicando, igualmente, un efecto de colapso estructural de la cohesión social y de la democracia que le sostienen.
Finalmente, observamos un bienestar subjetivo que debe ser parte de los indicadores mundiales para medir el progreso social, si se quiere entender la complejidad de los nuevos procesos sociales que permean la vida. Se vive una época donde la imagen que hacemos del mundo y de nuestras vidas permea las decisiones personales, se derrumban los valores otrora sólidos como la justificación de la violencia, lo que implica que el núcleo central de la democracia liberal se ha dañado. La desigualdad sociocultural es el otro motor de desestructuración de la cohesión social con un aumento de la intolerancia.
Concebir la vida como concepto político traerá nuevas formas de resistencia frente a la destrucción de la naturaleza y nuevas formas de organización social, más allá de la felicidad que las sociedades pretendan asumir como función gubernamental o estatal e incluso personal, ésta seguirá siendo una discusión sobre el horizonte que queremos lograr como humanidad.