EVALUACIÓN DE LOS MÓDULOS DE CODIFICACIÓN NUMÉRICA EN NIÑOS CON TRASTORNO DE CÁLCULO

EVALUACIÓN DE LOS MÓDULOS DE CODIFICACIÓN NUMÉRICA EN NIÑOS CON TRASTORNO DE CÁLCULO

Diego de Jesús Iñiguez Moreno
Universidad de Guadalajara

Volver al índice

Módulos de procesamiento numérico del modelo del triple código

El desarrollo de las habilidades matemáticas, según la teoría de Dehaene, empieza por el módulo más básico o primitivo con que contamos los seres humanos y que compartimos con los animales, que es el módulo analógico; éste básicamente corresponde a esa parte encargada de las aproximaciones de números y distancias en la línea numérica.

El desarrollo de las habilidades matemáticas y el procesamiento numérico  plantean los siguientes ejemplos:

  1. Los recién nacidos rápidamente distinguen dos objetos de tres, y quizás tres de cuatro, mientras que sus oídos notan la diferencia entre dos y tres sonidos.
  2. Los bebés de al menos seis meses de edad son capaces de reconocer números pequeños de objetos o sonidos y combinarlos en operaciones elementales de sumas y restas.
  3. A los quince meses los bebés empiezan a seleccionar espontáneamente el mayor entre dos conjuntos de juguetes, mostrando los primeros rudimentos de comparación numérica” (Dehaene, 1997).

Dehaene apoya la tesis de que ciertas facultades numéricas se encuentran genéticamente impresas en nuestro cerebro, éstas son el resultado de un proceso evolutivo de adaptación por selección natural. Este sentido numérico tiene como punto de partida la construcción de un órgano cerebral dedicado a la representación aproximada y geométrica de los conceptos numéricos, el cual sirve de base intuitiva para la adquisición y manipulación de las nociones aritméticas elementales (Martínez, 2008).
El sentido numérico es la capacidad pre-verbal de percibir y discriminar grandes numerosidades y encuentra su relación directa con el surco intraparietal (Dehaene, Piazza, y Pinel, 2003). El sentido numérico es una abreviatura para nuestra capacidad de entender rápidamente, de manera aproximada y para manipular cantidades numéricas. La hipótesis de Dehaene es que el sentido numérico se basa en los circuitos cerebrales que se han desarrollado específicamente para el propósito de representar el conocimiento de la aritmética básica.

“Existen cuatro líneas de evidencia sugieren que el sentido numérico constituye un dominio específico:

  1. La capacidad determinada biológicamente.
  2. La presencia de precursores evolutivos de la aritmética en los animales.
  3. La aparición temprana de la competencia aritmética en los bebés, independientemente de otras habilidades, incluyendo el lenguaje.
  4. Las habilidades humanas en adultos para el procesamiento de número, y la existencia de un sustrato cerebral dedicado al procesamiento del sentido numérico” (Dehaene, 2003, p. 9).

La hipótesis de Dehaene  es que el sentido numérico califica como una categoría determinada biológicamente del conocimiento. Los fundamentos de la aritmética se encuentran en nuestra capacidad para representar y manipular mentalmente numerosidades en una línea numérica mental, y una representación analógica del número. Esta representación tiene una larga historia evolutiva y un sustrato cerebral específico. Así, el número aparece como una de las dimensiones fundamentales con el cual nuestro sistema nervioso analiza el mundo exterior.

Los fundamentos de las matemáticas se basan en representaciones interiorizadas a nivel cerebral que son producto de la evolución, así, el número es un elemento presente en todas las culturas. Encontramos como punto común las nociones sobre numerosidad y la línea numérica presentes en cálculos aproximados, las palabras para designar números, la capacidad de contar con los dedos y comparar colecciones de objetos.

De esta manera, la mayoría de nosotros tenemos fuertes intuiciones aritméticas que nos permiten  decidir rápidamente que 9 es mayor que 5, que  3 se encuentra en medio de 2 y 4 ( Dehaene, 2003).

Así como no podemos dejar de ver el color de los objetos (un atributo enteramente compuesto por circuitos en nuestra corteza occipital) y los lugares definidos que ocupan en el espacio dichos objetos (una representación reconstruida por vías occipito-parietal y proyecciones neuronales), la forma numérica misma de las cantidades se nos impone sin ningún esfuerzo a través de los circuitos especializados de nuestro lóbulo parietal inferior. La estructura de nuestro cerebro  define las categorías de acuerdo a la cual se puede aprehender el mundo a través de las matemáticas (Dehaene, 2003)