Los esfuerzos por el logro de la integración de los estados nacionales latinoamericanos han estado presentes desde mediados del siglo XX2 . Los organismos fundados a razón del principio de la integración se han caracterizado por el grado de subordinación a los intereses foráneos y por el nivel de institucionalización desde los estados nacionales por los que son concebidos.
En 1948, a raíz de la fundación de Organización de las Naciones Unidas se crea la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y se modifica la que sería a partir de ese momento la Organización de Estados Americanos (OEA). Ambas instituciones se proyectan para el mejoramiento de las condiciones económicas de los países Latinoamericanos. Sin embargo este no sería el objetivo primordial. Tanto la OEA como la CEPAL funcionan y son financiados como organismos dirigidos desde los centros de poder económico mundial: los Estados Unidos y Europa Occidental, por lo que el principio integracionista que en un inicio se fundamentaba no tenía lugar, al incluir y ser dirigidos desde estos centros. Ya desde la década de los años 60 la OEA perdió credibilidad al apoyar agresiones desde los Estados Unidos a los países latinoamericanos y aprobar el Proyecto de Alianza para el Progreso por lo que en la actualidad no se considera un organismo aglutinador de las naciones del subcontinente. La CEPAL, por su parte, continúa regida y financiada por la Unión Europea y los Estados Unidos por lo que los resultados de las intervenciones realizadas en términos de investigación en el subcontinente latinoamericano responden en su mayoría a intereses foráneos y no a la problemática actual de las naciones del área.
En la década de los años 80 surge el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que incluye a Estados Unidos, Canadá y México y que seria el antecedente de el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), ambas con un marcado carácter neoliberal, están en función de aumentar la sujeción económica de los países latinoamericanos al mercado norteamericano. Las mencionadas instituciones son el reflejo de panamericanismo en las condiciones actuales y, aunque constituyen un referente en pos de la integración 3, la misma es contraproducente atendiendo a las necesidades de la economía y la sociedad latinoamericana.
Otras instituciones creadas con fines de integración económica entre los estados nacionales latinoamericanos son: en 1960 el Mercado Común Centro Americano (MCCA), en 1973 Mercado Común Caribeño (CARICOM)4 , y posteriormente en las décadas de los años 80 y 90 la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Asociación de Estados del Caribe (AEC) 5, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) 6. Dichas instituciones pretenden coordinar las relaciones de mercado entre los países del área en que se inscriben reduciendo el proceso integrador a estrechos círculos económicos y nacionales. La integración no se hace efectiva solo para el área de los mercados, sobre todo si los mismos adolecen de determinada independencia económica por la influencia de las economías foráneas y, aunque los proyectos de desarrollo social de dichas instituciones están contenidos en sus agendas, estos han constituido letra muerta debido fundamentalmente a las irregularidades económicas para enfrentar dichos proyectos y a las diferencias estructurales entre los estados miembros, además de, en algunos casos, a la falta de interés de los gobiernos nacionales y la inestabilidad política de los mismos.7
En la primera década del siglo XXI aparece el proyecto de Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el cual, con un marcado carácter revolucionario en cuanto a las relaciones económicas y sociales entre los países del subcontinente, contemplan en su agenda el establecimiento de relaciones económicas recíprocas y de ayuda para el desarrollo social. Es la proyección del pensamiento bolivariano llevado a un proyecto de integración de los estados nacionales latinoamericanos.
El ALBA como institución que promueve la integración efectiva de los países del subcontinente en términos de igualdad y respeto a la soberanía y sustentada en los principios de cooperación y solidaridad se presenta como salida a los problemas estaduales y nacionales de los miembros integrante.8 Sin embargo, la influencia norteamericana y de las elites nacionales, en muchos casos protagonistas de los procesos políticos derivado en el escaso número de los miembros del proyecto (Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Mancomunidad de Dominica, San Vicente y las Granadinas, Ecuador y Antigua y Barbuda), el grado de centralización del financiamiento de acciones para el desarrollo y la marcada institucionalización del organismo 9 no ha permitido extenderse en el panorama latinoamericano. El marcado carácter estadual hace que la institución se presente en muchas ocasiones no como proveedora de bienes económicos y sociales sino como interventora en los asuntos internos de los estados nacionales y, por supuesto es la imagen que se proyecta de la institución por los medios y la propaganda proimperialista con el fin de evitar la adhesión de los países del área al ALBA.
A finales del 2009, un golpe militar de derecha desplazó del poder al presidente de la República de Honduras Manuel Zelaya, y a mediados del 2010 un intento de golpe de estado puso en crisis la estabilidad política de la República de Ecuador y su presidente Manuel Correa. El poder de los liberales en Honduras fue sustituido por los partidos conservadores de derecha y automáticamente dicha republica, que hasta el momento había sido miembro efectivo del proyecto ALBA sale del mismo y se pliega a los intereses oligárquicos e imperiales. En el caso de Ecuador el golpe de estado fue fallido.
Lo expuesto anteriormente es expresión de la renovación del ciclo de derechización política en Latinoamérica y por ende de las capacidades de organización y ejecución de las fuerzas oligárquicas y de la reacción proimperial puestas en función de aplastar los movimientos de izquierda. El proyecto ALBA todavía adolece de la capacidad para enfrentar dichas fuerzas por lo que en los años venideros los ciclos de asunción del poder político en el subcontinente no están determinados por la proyección de principios del mencionado proyecto.
El ALBA se asume como una institución estadual y no llega en términos de cooperación social a cubrir las necesidades de los estados que la integran. Solo Cuba por el potencial social y Venezuela por el potencial económico que detentan han podido suplir algunas de las necesidades básicas en términos de cooperación en cuanto a políticas públicas, los otros estados no tienen todavía la capacidad para efectuar proyectos a mediano y largo plazo desde sus perspectivas económicas y sociales.
1 En el informe: Estudio sobre el nivel actual del Proceso de Integración Latinoamericana. Mayo-2001, preparado por la Sala Situacional del Parlamento Latinoamericano, de su subsede en Caracas, el Diputado venezolano al Parlamento Latinoamericano José Furiati M. realiza un recorrido de las instituciones más importantes en términos de integración hasta la fecha, valorando las potencialidades y deficiencias de cada una de las mismas. El investigador en este caso ha tomado nota del informe y ha argumentado lo planteado por Furiati.
2 Es válido aclarar que la contemporanización de dichos esfuerzos obedece a la necesidad del investigador antes planteada de no establecer recorridos históricos en este sentido. Se proyecta por lo tanto la presente investigación a partir del período señalado y no de etapas anteriores. A juicio del investigador los intentos en pos de la integración subcontinental son relativamente efectivos sobre la fecha, en la que comienzan a surgir instituciones que se proyectan como objetivo dicho quehacer.
3 Téngase en cuenta que el termino de integración es manejado en el informe por el investigador desde la perspectiva tanto panamericanista como latinoamericanista. Aunque ambas sean contradictorias en esencia, no dejan de formar parte de las diversas formas en las que se maneja el proceso de integración y por lo tanto merecen ser analizadas por igual.
4 Pereira Castellón, Adrián. El caribe independiente no Hispano ante los valores históricos de la integración latinoamericana: perspectivas para una unidad regional a inicios del siglo XXI. Tesis para optar por el grado científico de Master en Pensamiento de la Integración. Departamento de Marxismo. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Santa Clara. 2008.
5 Ídem.
6 Ver análisis de las generalidades del contexto suramericano en este sentido en: Hernández Sánchez, Leonid E, Vítor J. Almanza Tojeiro, Raúl M. Lombana Rodríguez y Pascual Valdés Rodríguez. Educación e Integración en América Latina. CAN y MERCOSUR, un desafío contemporáneo para el desarrollo regional. Informe de Investigación. Cátedra Andrés Bello. Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Facultad de Ciencias Sociales. Santa Clara. 2008.
7 Ver en: Hernández Sánchez, Leonid E. y Raúl M. Lombana Rodríguez. La situación actual de la educación en la Comunidad Andina de Naciones: una visión desde la perspectiva integracionista. Informe de Investigación. Cátedra Andrés Bello. Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Facultad de Ciencias Sociales. Santa Clara. 2008.
8 Ver principios del ALBA argumentados y la relación de los mismos desde una posición crítica a los postulados de el ALCA en: http://www.mpc.gov.ve
9 Resulta puntual en este sentido la valoración desde la perspectiva regional realizada en: http://www.aporrea. org.imprime.a2835.html