La economía regional latinoamericana no difiere en su esencia conceptual de otras en el mundo. Las bases para la formación de las mismas casi siempre son idénticas. Lo que las hace diferentes son los procesos históricos de su formación, las relaciones de producción vistas en el marco de la construcción del espacio regional, las condiciones naturales del medio geográfico donde se desarrollan y las fronteras político-administrativas impuestas o no por los estados nacionales donde se inscriben.
Las concepciones económicas de región no definen por completo al espacio regional en función de su estudio como sistema homogéneo de interacciones humanas, pero a juicio del investigador constituye la base de la aparición de dicho objeto incluso sin la participación del hombre en el mismo, como lo son aquellas áreas exploradas o no por el hombre que no hallan sido explotadas por el mismo pero que se tienen en cuenta en función de satisfacer necesidades futuras (regiones estratégicas).
La estructura económica es la primera forma de verticalidad espacial observable en la región luego de definir los elementos naturales del paisaje. Dicha estructura conforma las relaciones primarias entre la sociedad regional y el entorno natural, es la base de la interacción entre el medio y los elementos humanos que se incorporan al mismo y lo trasforman. El corpus económico regional detenta en primer lugar el principio de adaptación de las fuerzas productivas a la geografía, conformando el sistema de relaciones de producción que orientan la estructura económica en sentido vertical en el proceso de desarrollo de la misma.
La economía de la región latinoamericana parte de la conformación de puntos de concentración de las fuerzas productivas en el entorno y a partir de ahí, tomando en consideración el grado de desarrollo de las mismas, se extiende hacia la periferia. Los límites se encuentran allí donde las relaciones de producción pierden la relación en términos de identificación económica con periferias adyacentes que detentan puntos de concentración ajenos y formas de la producción diferenciadas. Ello supone la delimitación en términos fronterizos de la región y a la vez la relación o interconexión de unas regiones y otras por lo que los límites en este sentido son fluctuantes e inexactos.
Dos elementos básicos de la economía identifican y caracterizan las regiones latinoamericanas: las formas identitarias de las relaciones de producción y el resultado identitario de la producción.
Las formas identitarias de las relaciones de producción son expresión primeramente de la adecuación de las fuerzas productivas al contexto geográfico y de la relación que se establece entre el hombre y el medio natural en el cual se inscribe. Las potencialidades del segundo otorgan rasgos característicos al proceso de desarrollo de las relaciones de producción y por tanto las tipifican para cada contexto regional, pero no determinan las mismas. El modo o las formas en que se desarrolla la actividad práctica en pos del cubrimiento de las necesidades sociales a escala económica serán en último caso determinantes en este sentido y otorgarán los rasgos identitarios al proceso. Existen por tanto tantas regiones como formas identitarias de las relaciones de producción.
El resultado identitario de la producción se refiere a aquel producto en forma de mercancía o bienes y servicios que tipifican la región en América Latina. La historia económica del subcontinente orienta hacia el estado monoproductor de las regiones por necesidad y relativo escaso desarrollo metropolitano. La generalidad de los casos en las economías latinoamericanas no detenta variedad en el proceso de reproducción de la mercancía ni del resultante de la producción propiamente dicha. Casi siempre se asocia determinada región a determinado producto que la tipifica y que con el paso del tiempo acusa regularidad e identidad. Las sociedades regionales se reconocen a sí mismas en el resultante de la producción y este a su vez se convierte en símbolo de la tradición para cada región.
La región económica se ha trabajado teniendo en cuenta su importancia en el desarrollo de futuras políticas para con los espacios regionales latinoamericanos en función de la integración continental. Para analizar desde esta óptica la evolución coherente de dichas estructuras se debe tener presente la importancia que alcanza el producto identitario en cada uno de los mismos, viéndose el resultado de la producción que no solo posibilita el desarrollo de las relaciones de mercado en las regiones sino que también se observa como parte de la cotidianidad cultural. El producto identitario va más allá de ser la mercancía que identifica una región económica en particular, también es el resultado en la vida de los habitantes de estas regiones, que va a marcar el estatus social comunitario y la identificación con una historia común y afín a su medio.
La eliminación por parte de las instituciones del estado nación, debido generalmente a políticas externas, del producto identitario regional puede traer consigo el exterminio de culturas en la producción regional y la eliminación de comunidades enteras que, para sobrevivir, buscarán otros espacios afines a su identidad o se enfrentarán a estas políticas.
Las interacciones económicas regionales en América Latina son otro elemento que tipifica el entorno subcontinental. Desde el período colonial las relaciones de mercado estaban determinadas por la metrópoli y el intercambio interregional espontáneo era excesivamente escaso, luego de las independencias las ataduras a los mercados europeo y norteamericano orienta el flujo de la mercancía fuera del área interregional, lo que a la larga favoreció determinadas regiones de importancia estratégica para las metrópolis y los gobiernos centrales y deprimió otras regiones que no favorecían el mercado exterior en gran medida porque el resultante de la producción de las mismas no interesaba en términos de relación a los centros del poder económico nacional y extranjero.
Los intentos integradores del mercado latinoamericano y sus respectivas fallas, analizadas en el epígrafe anterior, son expresión de los antes expuesto.
A juicio del investigador, la economía de una región es una estructura que no escapa a las influencias foráneas por necesidad de convivencia, su particularidad reside en las formas y modelos de producción, en las relaciones que se establecen durante el proceso, en el tipo de superestructura para orientar el mismo y en el resultado o producto obtenido mediante la actividad económica que allí se lleva a cabo.
La economía es el contenido determinante de la región como forma homogénea y coherente, es el motor de arranque de la formación de la construcción regional y se concibe en su momento como ideal al pasar el resultado de la producción a formar parte de la cultura del área que se estudia, a marcar la vida de sus habitantes ocupando un papel importante en la historia del espacio regional que se observe.
Según plantea el investigador, la región vista desde su concepción económica es aquella en la cual las fuerzas productivas y las relaciones de producción se encuentran en función del resultado de un producto común al territorio en cuestión, el cual va a tributar a la nación desde los marcos meramente regionales y que se constituye en tradición e identidad regional dentro del proceso de la producción a lo largo de la historia de dicho objeto, funcionando desde la base económica regional como sistema homogéneo y coherente, aunque no excepto de irregularidades debido al carácter subjetivo que alcanza el proceso de la producción y el resultado de la misma en términos de identidad.
1 Ver además en: Hernández Sánchez, Leonid E. El concepto de región económica en el contexto latinoamericano. Memorias del X Taller de Pensamiento Iberoamericano. Edición Digital. Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas. 2008.