Un tema relacionado con los conceptos de eficiencia y costo de oportunidad en el uso de los recursos es la disyuntiva de establecer un servicio militar obligatorio versus uno de carácter voluntario.
Entre los primeros economistas que se han referido al tema en una obra escrita están el Premio Nobel de Economía Douglas C. North y el profesor Roger LeRoy Miller. En un libro sobre el análisis económico de la usura, el crimen, la pobreza, la educación pública y otras materias, comentan los aspectos económicos del servicio militar obligatorio en vez de un ejército de voluntarios. Señalan que en Estados Unidos, al momento de publicar su libro, en el Congreso hacía más de una década que se venía discutiendo una legislación que reemplazara el servicio militar obligatorio por un ejército de voluntarios. Al margen de referirse a interesantes aspectos históricos de la conscripción militar en su país, desde el año 1777 en adelante, enfatizan en que el sistema obligatorio es regresivo respecto a las clases menos adineradas y que no es tan claro que los ejércitos voluntarios cuesten demasiado:
“Puesto que el ejército (a través los de impuestos) paga sólo una pequeña porción del verdadero costo de oportunidad de los reclutas, entonces, ¿quién paga el resto?. Evidentemente que (sic) los reclutas mismos sostienen la carga de un impuesto implícito que equivale burdamente a la diferencia entre su salario en la vida civil y su salario en el ejército.”1
Hace algunos años acá en Chile, probablemente en la década de los años 90, apareció una referencia a este tema en la sección de cartas al Director del diario El Mercurio. El lector Francisco Leiva, Ingeniero Civil Industrial de la Universidad Católica, señalaba entonces que cuando se tienen reclutas obligados y por un salario inferior a aquel que lo induzca libremente a inscribirse voluntariamente, se entrega una señal incorrecta con relación al uso del recurso económico, en este caso el factor trabajo. Agrega que esta situación provocará que la utilización del recurso escaso sea mayor al del óptimo requerido desde el punto de vista de la eficiencia. Explica, además, que un segundo costo asociado a la obligatoriedad del servicio militar es el relacionado con la rotación, pues si el servicio de los jóvenes es por dos años, será necesario entrar en nuevos gastos de entrenamiento. 2
Los profesores Fontaine y Schenone también han escrito sobre el tema del servicio militar obligatorio y desarrollan un argumento similar. Ellos preguntan: ¿Quién demostró alguna vez que el sistema de conscripción obligatoria sea más barato que el servicio militar profesional?. Explican que, a primera vista, parecería que un sistema de contratación voluntaria requeriría de imposiciones a los contribuyentes que pueden evitarse con un sistema alternativo de conscripción obligatoria. Sin embargo, señalan que este análisis es superficial y equivocado, pues se trataría solamente de una apariencia contable, en el sentido de que los costos asociados a un sistema voluntario sí es posible observarlos físicamente, mientras que, en el sistema obligatorio, la contabilidad de las Fuerzas Armadas no anota costos por salarios de los conscriptos, al menos en un nivel significativo. 3
El verdadero costo de un servicio obligatorio, sin embargo, no desaparece. La vieja pregunta de la ciencia económica “¿Quién paga?” sigue siendo válida. Cabe recordar que nada es gratis en economía y que los bienes o servicios gratis no se estudian o no son de su interés, pues sólo estudia situaciones relacionadas con recursos escasos o limitados. En este caso los contribuyentes evitan pagar los costos, los cuales son pagados, evidentemente, por los conscriptos que deben dejar de lado otras actividades civiles alternativas en las cuales emplear su tiempo. Cabe incluir en ellas no sólo posibles trabajos o labores remuneradas, sino además aquella que sólo representan distracción u ocio -en caso de no contar con un trabajo estable-, pues también tienen un valor positivo desde el punto de vista del bienestar de cada individuo.
La discusión establecida en párrafos anteriores ha sido tratada en cursos de Economía, a partir del siguiente “ejercicio” que nos planteaba Paul Samuelson en unos de sus clásicos libros de “Economía” y que fuera publicado por los años 80:
“El servicio militar obligatorio permite al Estado engañarse a si mismo y engañar a la gente sobre el verdadero costo de un gran ejército”. Compare el costo presupuestario y el costo de oportunidad de un ejército voluntario (cuya remuneración es elevada) con el de uno obligatorio (cuya remuneración es baja). ¿En qué contribuye el concepto de costo de oportunidad a analizar esta afirmación? (Samuelson). 4
La respuesta a esta pregunta es simplemente que un servicio militar obligatorio es menos costoso en términos contables, pero más caro en términos económicos, mientras que un servicio militar voluntario, por el contrario, es más costoso en términos contables pero mucho más barato en términos económicos.
El siguiente cuadro resumen lo aclara:
Cuadro Nº 2.1
Costo contable y económico del Servicio Militar
Servicio Militar à Costo ↓ |
Obligatorio |
Voluntario |
Costo Contable |
Bajo |
Alto |
Costo de Oportunidad ó Económico |
Alto |
Bajo |
Fuente: elaboración propia.
Las palabra “obligatorio” o bien “obligatoria” nos presentan cierto resquemor a los economistas. Intuitivamente nos señalan una condición en la que se perjudica la óptima asignación de recursos. Por lo general se trata de normas legales, reglamentos, decretos establecidas por grupos de legisladores en los que no siempre se ha consultado a los afectados, a la gente común o a parte de los partícipes de una situación de carácter económico-social y en los que el Estado, por fuerza de Ley, impone sus términos.5
Es así como el Cuadro Nº 2.1 nos muestra el caso de un ejército obligatorio, en que el costo contable es bajo pues a las personas sorteadas y sin deseos de cumplir el servicio se les pagará un salario más bien simbólico. Quienes sí desean inscribirse en el servicio militar no se ven tan afectados, y aceptarán salarios bajos de forma voluntaria. Por otra parte, el costo de oportunidad de este sistema -el verdadero costo económico- será alto, pues el bienestar de aquellos que no desean hacer el servicio, por razones de conciencia o inconveniencia económica, será mucho mayor. Lo prueba el simple hecho de que no estarían allí si fuera voluntario.
El caso de un ejército voluntario es absolutamente inverso, pues seguramente las autoridades deberán considerar un presupuesto contable alto, con buenos sueldos para inducir a que los jóvenes se interesen en cumplir el servicio como una alternativa a trabajar en la vida civil. Sin embargo, paradójicamente, el costo de oportunidad o económico será más bien bajo, pues el bienestar de estos soldados será mayor al estar conformes con los salarios y con sus propios deseos de cumplir el servicio militar.
Un análisis similar que incorpora otras variantes respecto al mismo tema puede encontrarse en un libro de McConell, Brue y Macpherson, que trata de economía laboral. Estos autores explican que, entre las polémicas más relevantes que han tenido lugar en Europa en la época del cambio de milenio, ha estado la sustitución dl servicio militar obligatorio por un ejército profesional voluntario, situación que en el caso de España se verificó a partir del año 2002. 6
1 North, Douglas C. y LeRoy Miller, Roger, El análisis económico de la usura, el crimen, la pobreza, etcétera, Fondo de Cultura Económica, pp. 77-78, México D.F., 1976.
2 Leiva Vega, Francisco Javier, Ejércitos Voluntarios, sección Cartas al Director, diario El Mercurio, Santiago de Chile, década de los 90. Véase en el disco CD anexo a esta investigación el archivo ejercitosvoluntarios.jpg, carpeta Base Documental Chile Marzo 2006 – Febrero 2008.
3 Fontaine, Ernesto R. y Schenone, Osvaldo H., Nuestra Economía de Cada Día, Alfaomega, Grupo editor S.A de C.V., pp. 33-34, México, 2000
4 Montesino Jerez, José Leopoldo, Guía de Ejercicios Nº 1, Ejercicio Nº 9, p. 2, curso de Economía General, Carrera de Trabajo Social, Universidad Arturo Prat de Iquique sede en Santiago. La versión original de este ejercicio apareció en una de las ediciones de los años 80 del libro “Economía” del Premio Nobel Paul Samuelson.
5 Doy fe que me tocó una vez atender desde las 8:00 A:M: y hasta las 11:30 PM, casi sin tiempo para colación y en momentos con una multitud reclamando y vociferando por la falta de agilidad en la mesa. El Jefe del local era un señor que me pareció dictaminaba procedimientos burocráticos a discreción. En otro aspecto, pude observar que concurrían también ancianos, algunos protagonizando escenas emotivas, pues llegaban hasta en silla de ruedas y quizás desde distancias lejanas, ayudados por algún familiar. Todo eso me parecía una situación verdaderamente absurda y contrarias a la concepción de una buena calidad de vida para la población: el extremo del voto político llevado hasta sus últimas consecuencias, bajo amenaza de sanción pecuniaria.
6 Mc Connell, Campbell; Brue, Stanley y Macpherson, David, Economía Laboral, (Contemporary Labor Economics, McGraw-Hill Companies, Inc., 2006), McGraw-Hill / Interamericana de España S.A., Madrid, España, 2007.
En eumed.net: |
1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
15 al 28 de febrero |
|
Desafíos de las empresas del siglo XXI | |
15 al 29 de marzo |
|
La Educación en el siglo XXI |