Los temas medioambientales de América Latina en los últimos años, tanto en las ciudades como en zonas agrícolas, mostraban un panorama hasta cierto punto desalentador. Un punto a favor ha sido la toma de conciencia del problema ambiental de manera más masiva y que, se debe reconocer, la propia globalización a través del enorme aumento de la información que ha generado, permitió que muchas más personas se interesen en este tema. Sin embargo, algunos problemas de este tipo llevan años sin solución y han surgido nuevos desafíos.1
La preocupación por el medio ambiente irrumpió con fuerza en la década de los años ochenta, probablemente un poco antes que la llamada globalización, más propia de noventa, cuando la navegación por Internet comenzó a popularizarse en todo el mundo. Por tratarse de un tema tan amplio, en este apartado sólo pretendo reflexionar sobre algunas cuestiones básicas y que respondan a la pregunta: ¿Cómo y cuánto se ha avanzado en materia de mejoras ambientales a partir del año 1990 en los países de América Latina?.
Los problemas ambientales en América Latina y el mundo han sido examinados en la literatura, por lo general, desde un punto de vista más amplio y no al nivel de detalle cotidiano a través de la prensa como en los ejemplos anteriores para el caso chileno.2
La eventual contradicción entre crecimiento e incluso desarrollo económico y desarrollo sustentable, o dicho de otra manera, entre políticas económicas orientadas a incrementar la tasa de crecimiento y la conservación del medio ambiente parece haberse asentado como una verdad indiscutida en muchos foros sobre esta materia en América Latina. Lo que avala esta postura es principalmente el hecho de que la naturaleza posee una limitada capacidad de absorción de los residuos tóxicos o el mantenimiento de recursos naturales renovables. Sin embargo diversos economistas han planteado serias dudas sobre esta dicotomía, pues algunas políticas que persiguen la eficiencia económica también pueden ser beneficiosas para el medio ambiente.3
En los inicios de la década de 1990, el pensamiento económico ambiental en América Latina se orientaba a tratar de resolver controversias como la señalada anteriormente, entre crecimiento y calidad ambiental, así como a la relación entre apertura económica y deterioro ambiental, es decir el impacto de la mayor actividad económica que se estaba generando en el continente producto de políticas económicas más aperturistas, a la evaluación del impacto ambiental, o sea el desarrollo de métodos para cuantificar debidamente a través de la evaluación social de proyectos el impacto de las fallas del mercado, y el rol del Estado como regulador ambiental en la sociedad.4
En una visión relacionada con la anterior, pero con énfasis en las relaciones políticas y diplomáticas, también se reconocía hacia el año 1990 la importancia del tema ambiental. Surgieron entonces dos perspectivas distintas y contrapuestas. La primera de ellas, la de los países desarrollados, que tendía a identificar a los principales transgresores del equilibrio ecológico a los países en vías de desarrollado, poniendo de ejemplo a la deforestación que estaba ocurriendo en zonas amazónicas de Brasil. La segunda, la de los países en desarrollo de América Latina, ponía su acento en el daño ambiental que provocaba el sobre consumo de países avanzados, en particular Estados Unidos y Japón, que estaba llevando a la destrucción o agotamiento de recursos naturales en países como Brasil México, Venezuela o Chile. 5
Con el paso de los años, hacia el año 2000, surgieron preocupaciones en materia ambiental en que las Fuerzas Armadas e instituciones públicas probablemente mantenían un gran poder de resolución, a pesar de su naturaleza altamente jerarquizada y burocrática. Ante la interrogante de si el mundo se estaba volviendo más peligroso, o si la magnitud de las amenazas naturales estaba creciendo, el denominado Comité Técnico Interagencial en la XII Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, realizada en Bridgetown, Barbados, entregó un informe que admitía el convencimiento generalizado de que el calentamiento de la atmósfera terrestre estaba incrementando la intensidad y frecuencia de fenómenos de origen hidrometeorológico.6
Nota Técnica: los efectos de un fenómeno natural se han clasificado como daños directos (los que afectan la infraestructura, bienes muebles e inmuebles, etc.) y daños indirectos, (los que afectan a flujos de producción de bienes y servicios).
En este documento se aprecian nuevos conceptos que surgieron en respuesta a las características propias de cada zona geográfica del subcontinente latinoamericano, como riesgo ambiental, vulnerabilidad ambiental, etc., estableciendo de paso categorías de tipos de desastres, estudiando sus impactos geomorfológicos, examinando el daño que provocaban a la infraestructura y determinando sus efectos en la agricultura y silvicultura.7
Además, como lo muestra el Cuadro Nº. 1.11, el informe aporta valiosa información cuantitativa que permite dimensionar en cifras aproximadas algunos desastres medioambientales naturales en América Latina en los años indicados. Las cifras de daños por desastres naturales referentes tanto a población como en valor monetario revelan una realidad un tanto desconocida y que no deja de sorprender. Es verdad que muchos de estos desastres ocurren de manera espaciada en el tiempo y de vez en cuando, pero los detalles se refieren sólo a algunos países y a un lapso de tiempo relativamente corto. Se aprecia que la cantidad de personas damnificadas supera el millón, especialmente debido al Huracán Mitch que afectó amplias zonas de América Central, y que los daños materiales alcanzaron varios miles de millones de dólares.
El mismo Cuadro Nº 1.11 contiene antecedentes para dos de los países estudiados en la presente investigación. En el caso de Perú, las inundaciones junto a cambios en el nivel y temperatura del mar provocaron un daño material total cercano a los US $ 3500.- millones, sin víctimas humanas, mientras que Colombia tuvo no sólo enormes pérdidas materiales por US $ 1500 millones debido a un terremoto en la zona cafetera de Córdoba, sino además perdidas en vidas humanas -1185 muertos- y más de medio millón de damnificados directos. Considerando ambas naciones, los daños de estos desastres naturales abarcaban prácticamente todos los subsectores sociales (vivienda, educación y salud), de servicios (agua potable, electricidad, transportes y telecomunicaciones) y productivos (agricultura, ganadería, pesca, industria, y comercio). 8
Al considerar grupos de naciones y países individuales, los impactos esperados del cambio climático en la región son muy variados, tanto en su tipo como en magnitud, admitiendo que las predicciones contienen un alto grado de incertidumbre. Entre ellas cabe señalar: (i) en los países ubicados al sur del continente (Argentina, Chile y Uruguay), se producirá un aumento de la temperatura de entre 1,5º C y 2º C en el período 2030-2050, lo que podría repercutir positivamente en la productividad agrícola, si es que no se consideran eventuales efectos negativos por plagas, enfermedades y restricción hídrica por derretimiento de glaciares; (ii) en Paraguay, en un escenario global de emisiones A2, se prevén disminuciones significativas en la producción de trigo y algodón a partir del 2030 y en la soja desde el 2050, mientras que serán favorecidas la producción de maíz, caña de azúcar y mandioca; (iii) en Bolivia, se espera una expansión de la frontera agropecuaria, así como la producción y el empleo en este sector, con rendimientos agropecuarios mayores en áreas con moderados niveles de temperatura y precipitación; (iv) en Colombia se espera un posible aumento de 4º C en la temperatura media hacia fines del siglo XXI, lo que provocará un aumento de 700 metros de altura del rango en que se encuentra el umbral de temperaturas óptimas para diversas cosechas. 9
1 Guimarâes, Roberto P., Desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe entre las conferencias de Río en 1992 y Johannesburgo en 2002: avances, retrocesos y nuevos retos institucionales, en Calderón, Fernando; Martínz, Elena et al, en ¿Es sostenible la globalización en América Latina?. Debates con Manuel Castells. Volumen I. La globalización y América Latina asignaturas pendientes., p. 253, 1ª edición, Santiago de Chile, 2003.
2 Goodman, John et al, Ecología de Vanguardia, (Progressive Environmentalism: A Pro-Human, Pro-Cience, Pro-Free Enterprise. Agenda for Change.”, sin año), Editorial Trineo S.A., Instituto Libertad y Desarrollo, prólogo de Carlos Cáceres, pp. 7-19, Santiago de Chile, abril de 1992.
3 Varas C., Juan Ignacio, Economía del medio ambiente en América Latina, en Varas, Juan Ignacio; Mahar, Denis. J., et al, Encuentros. Economía del medio ambiente en América Latina., ponencias presentadas en la Conferencia Internacional sobre Economía del Medio Ambiente organizada por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ediciones de la Universidad Católica, Corporación de Televisión de la Universidad de Chile, Editorial Universitaria, 1ª edición, pp. 19 y 20, Santiago de Chile, junio de 1993.
4 Ibid., pp. 20-28.
5 Muñoz V., Heraldo, Una aproximación inicial al tema del medio ambiente en las relaciones interamericanas, en Muñoz V., Heraldo; Falcoff, Mark; Storani, Federico et al, El fin del fantasma. Las relaciones interamericanas después de la guerra fría., Foro Interamericano, Ediciones Pedagógicas Chilenas S.A., Filial Grupo Hachette, 1ª edición, pp. 97-99, Santiago de Chile, 1992.
6 -------, Panorama del impacto ambiental de los recientes desastres naturales en América Latina y el Caribe, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Banco Interamericano de Desarrollo (BIAD), XII Reunión de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, Brigetown, p. 1, Barbados, 2 al 7 de marzo del 2000.
7 -------, Panorama del impacto ambiental de los recientes desastres naturales en América Latina y el Caribe, op. cit., véanse pp. 7 y 8.
8 -------, Panorama del impacto ambiental de los recientes desastres naturales en América Latina y el Caribe, op. cit., véase en p. 18 el Cuadro 7.
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