Una de las características de las poblaciones de todo el mundo, indígenas y no indígenas, es su potencialidad emigratoria. En el caso de América Latina, el movimiento de pueblos indígenas a través de distintos territorios incluso antes de la llegada de los españoles parece haber sido una constante. En aquellos años llegaron a coexistir grupos indígenas cazadores recolectores con otros que habían logrado desarrollar la agricultura y ganadería que, según la mayor o menor abundancia, se desplazaban de un lugar a otro. En la época contemporánea, el estudio de la emigración transnacional e internacional indígena en América Latina ha despertado un renovado interés en varios autores y organizaciones por cuanto este fenómeno tiene fuertes implicancias en la calidad de vida que pueden alcanzar estos pueblos:
“Como ya se señaló en la sección anterior, la insuficiencia de medios para sobrevivir en sus territorios, los problemas relacionados con la tenencia de la tierra, la crisis de la economía campesina cada vez más vinculada a los mercados internacionales, junto con la exclusión y toda suerte de conflictos y violaciones a los derechos humanos, son factores que se han citado sistemáticamente como las principales causas que empujan a los pueblos indígenas a abandonar -temporal o definitivamente- sus comunidades de origen, buscando nuevos destinos (Espiniella, 2006; Naciones Unidas 2006c).”.1
En lo que sigue incorporo algunos antecedentes sobre el fenómeno de la emigración e inmigración de personas en general, no sólo indígenas, entre diversos países y en particular los de América Latina.
Los flujos migratorios de personas corresponden a un fenómeno que existe prácticamente desde el nacimiento del hombre como especie pensante. El ser humano se ha trasladado a lo largo de todo el planeta desde tiempos inmemoriales, a través de movimientos migratorios cuyo propósito era encontrar mejores condiciones de vida.
El cuadro Nº 1.16, muestra un esquema sobre movimientos migratorios a lo largo de la historia, permite visualizar que las razones que han motivado el desplazamiento de personas desde un lugar a otro en la tierra, se agrupan en dos grandes categorías: (a) movimientos voluntarios de población (que la legislación a mi juicio debe permitir pues se asocian a un mayor bienestar) y (b) los movimientos involuntarios (que la legislación no debe permitir pues se asocian a un pérdida de bienestar).
¿Qué ha sucedido a través de los años con la formación de los países y las dificultades o trabas legales impuestas que dificultan o prohíben el libre movimiento de personas? .
Las prohibiciones o impedimentos legales que tienden a impedir la oferta o producción de un bien o servicio cualquiera, para el cual existe una demanda, provocan una serie de efectos no deseados. En primer lugar, las pocas empresas u oferentes que consiguen eludir dichas barreras legales, tienden a obtener grandes ganancias pues los precios se elevan, dada la poca competencia. En segundo lugar, la demanda no desaparece, pues este tipo de políticas no afecta la variable gustos o preferencias de los consumidores.
Esto explica por ejemplo porqué la famosa mafia de Estados Unidos de los años 1929-1940 comprendió perfectamente bien que todo lo prohibido era un muy buen negocio, como la venta y el consumo de bebidas alcohólicas. Al quedar prohibidas las drogas y el movimiento de personas entre países, ocurre algo sino idéntico muy parecido.
Cuadro Nº 1.16
Esquema de movimientos migratorios del hombre en el tiempo y en el espacio
(2.000.000 a.C. al siglo XXI d.C.)
Época Zonas geográficas Voluntariedad en el traslado
Época de la evolución del hombre |
Africa - Africa |
En general se trataba de emigrantes que voluntariamente buscaban nuevos territorios de caza y comida. |
Época histórica de las grandes civilizaciones hasta la era de las exploraciones (10.000 A.C. - siglos XV-XVIII) |
Africa |
Aparición del comercio voluntario entre distintos pueblos; las guerras y la esclavitud provocaban emigración involuntaria. El descubrimiento de nuevos territorios y recursos provocó ambos tipos de flujo. |
Época de grandes conflictos bélicos y migraciones masivas (siglos XIX - XX) |
Asia - América |
Grandes flujos voluntarios hacia EE.UU. y América por guerras europeas y políticas de inmigración.. |
Época de movimientos de población entre países en contextos legales más prohibitivos (siglos XX - XXI) |
Todos los continentes incluyendo la Antártica |
Mayores trabas legales al movimiento voluntario de personas entre países |
Fuente: Montesino Jerez, José Leopoldo, Calidad de vida en la Región Metropolitana de Santiago de Chile. Adultos mayores, inmigrantes, grupos étnicos, personas discapacitadas, discriminación, intolerancia, violencia intrafamiliar, medio ambiente urbano, cultura, deportes y recreación. Un enfoque socioeconómico a través de la prensa escrita 1999-2001, Universidad Santo Tomás, Escuela de Periodismo, Dirección de Investigación y Postgrado, informe final, inédito, p. 9, Santiago de Chile, mayo del 2002.
Con el paso de los años, hablando de épocas históricas, el hombre se ha desplazado a lo largo del planeta tierra a causa de múltiples razones. Muchas de ellas se han relacionado con el deseo de la gente de vivir en un lugar tranquilo, alejado de guerras o conflictos civiles que terminan por dejar en el abandono y en la más completa miseria a grandes grupos humanos. Otras razones, que también son fáciles de detectar en la literatura sobre el tema, se refieren a: personas que buscan un mejor porvenir económico en otras naciones; a situaciones trágicas o graves como sequías y hambrunas; a jóvenes de diversas edades que son explotados sexualmente por verdaderas mafias dedicadas a la prostitución o su traslado ilegal entre países. Resulta sorprendente comprobar como estas dos últimas causas mantienen en la actualidad a una cifra aproximada de 27 millones de individuos en un estado de verdadera esclavitud, tal como lo señalara un artículo aparecido en la revista “National Geographic”. 2
Los impedimentos legales que los países desarrollados imponen al movimiento de la mano de obra, incluso al flujo de turistas, acrecientan la rentabilidad del “negocio” de traslado de personas. Este tipo de restricciones a futuro deberá cesar, a pesar de las dificultades derivadas de situaciones como atentados terroristas o temor a la invasión de mano de obra extranjera barata. 3
Las políticas, reglamentos y leyes vigentes, a pesar de acrecentar los costos y dificultades de los potenciales emigrantes, parecen lejos de lograr amedrentar a las multitudes deseosas de emigrar de un lugar a otro. Algunas tendencias en el largo plazo, como la baja de pasajes en el transporte aéreo, los mayores niveles de ingreso de la población y la creciente información que reciben las gentes de distintas partes del mundo, a través de la prensa, Internet o la televisión, han tenido un impacto positivo en los deseos de viajar.
El concepto de emigrante se trastoca, en cierto modo, cuando las personas deben abandonar sus lugares de residencia habituales por amenazas de grupos armados. En casos como estos, es verdad que la decisión de traslado probablemente permita a muchas familias de campesinos, e incluso habitantes de zonas urbanas, salvar sus vidas. Pero una situación de este tipo se constituye en uno de los peores escenarios de mala calidad de vida que puede enfrentar la población afectada. Las gentes emigran de manera no voluntaria, constituyéndose en desplazados de su tierra.
Una buena parte de los problemas de calidad de vida que vividos en algunos países de América Latina se relaciona con el tema de los desplazados por conflictos de carácter sociopolítico o económico. En las últimas décadas se ha movilizado una gran cantidad de población, especialmente en Colombia, en un complejo contexto que incorpora el mercado de la droga como telón de fondo. Según Naciones Unidas, el número de desplazados en América Latina y el Caribe alcanzaba la cifra de 2.078.800 personas el 1º de enero del año 2005, mientras que en el año siguiente y en la misma fecha se estimaba en unas 2.513.000 personas aproximadamente.4
Un asunto sensible en la relación entre calidad de vida y acciones militares, que constituye un punto de controversia, es que las migraciones masivas aparecen catalogadas como “amenazas no convencionales más significativas” bajo el enfoque castrense. Según esta línea de pensamiento, se reconoce que el fenómeno migratorio ha adquirido relevancia a nivel mundial, constituyendo en la década de los años 90 uno de los cambios más importantes de la globalización. Reconoce además que los movimientos migratorios entre países pueden ocurrir por conflictos (desplazamientos forzados) o por cambios sociales y económicos (desplazamientos voluntarios):
“Aunque este proceso puede adquirir diversas expresiones (migración resultante de conflictos -desplazados- o migración resultante de cambios societales), ha desafiado las capacidades de los Estados receptores para ejercer jurisdicción efectiva sobre su territorio y así poder ejecutar sus propias políticas internas y externas, definidas soberanamente, generando un fuerte impacto político. Al mismo tiempo, se ha transformado en un factor importante en la generación de crisis internacionales sobre los Estados afectados. Además de la diplomacia y de medidas internas, a veces los Estados receptores se han visto forzados a utilizar la fuerza armada policial y/o militar para controlar la situación”.5
La idea de amenaza también ha sido examinada bajo la óptima académico-castrense desde una perspectiva más general y considera a los movimientos migratorios más bien como un factor de riesgo. Se habla, por ejemplo, de amenaza asimétrica, que puede entenderse como una condición en que se elude una confrontación directa para producir un grave daño a un enemigo potencialmente muy superior, como podría ser el caso del atentado a las Torres Gemelas en Estados Unidos. En este enfoque también se habla de amenaza emergente o no tradicional, como el narcotráfico y el crimen organizado, que son actividades relativamente nuevas en algunas regiones, así como los llamados Estados fallidos (incapaces de sostenerse a sí mismos) y Estados canallas (que exportan amenazas no tradicionales).6
Según esta visión, existen además situaciones que se mencionan como amenazas, pero que no cumplen con las características requeridas, como la depredación del medio ambiente -amenaza para la convivencia-, la acumulación de deshechos nucleares y su traslado a lugares más seguros. Estas últimas situaciones, incluida la inestabilidad que generan las emigraciones masivas, constituyen factores de riesgo, más que amenazas propiamente tales.7
La participación de las Fuerzas Armadas y la policía de países fronterizos está relacionada directamente con el control de personas y mercancías cuyo tránsito se ve limitado por leyes de carácter restrictivo. Sin embargo, como mencioné en párrafos previos, esta es una situación controvertida, desde el punto de vista de la calidad de vida de la población, dada la naturaleza emigratoria del ser humano desde épocas evolutivas muy tempranas.
Pero además, una reflexión sobre los determinantes de la calidad de vida de la población que viaja de un lugar a otro nos lleva a incorporar cuestiones colmo el carácter interactivo de las migraciones, la formación de comunidades transnacionales y la persistencia de barreras legales e institucionales que restringen la movilidad.8
Un asunto muy relevante y que creo necesario incluir al reflexionar sobre los emigrantes es el reconocer aporte que los extranjeros efectúan a un país determinado. Una política que inhiba el libre movimiento de personas, en este sentido, produce efectos no deseados al considerar el mayor o menor progreso material que puede ser alcanzado en un país receptor. Cabe recordar que el componente monetario -los ingresos que reciben las personas- contribuye indudablemente a mejorar su propia calidad de vida. Por lo demás, las personas que arriban a un país también son un recurso económico, y pueden no sólo eventualmente trabajar como empleados dependientes sino, por el contrario, como empresarios que producen bienes y servicios, otorgando empleo a mucha gente del país que los recibe.
En la literatura sobre el tema es posible encontrar numerosos ejemplos en los que es posible advertir la importancia de la fuerza de trabajo y el empuje empresarial de los extranjeros. La emigración española hacia América Latina verificada a después del descubrimiento de América y hasta nuestra época, por ejemplo, representa un botón demuestra de esta realidad. En la etapa colonial, la emigración española a América fue un proceso dirigido por la Corona, en lo relativo a la cantidad y a su composición, pero de naturaleza compleja. Esto, por cuanto estuvo determinada por diversos factores tanto de expulsión en las regiones de procedencia, como de atracción en los países de destino. 9
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, los 80.000 españoles que vivían en Buenos Aires se distribuían en diferentes sectores de la economía urbana, con escasa presencia en la aún incipiente industria argentina, así como en la agricultura y ganadería, pero muy notoria en el comercio al por menor. De acuerdo a cifras del censo municipal de 1909, los españoles poseían el 22,1% de los comercios de todo tipo en la capital: tiendas y mercerías (59,9%); bares y cafés (34,3%); bazares (32,65%); agencias de cambio y pasajes (32,1%); tambos (28,7%); hoteles y fondas (27,9%) y ventas de comestibles (27,4%).10
En el caso de Chile, y sólo como ejemplo de muestra para no extender el análisis innecesariamente, el economista e historiador Henry Kirsch escribió un interesante libro sobre el desarrollo industrial en nuestro país hacia el último cuarto del siglo XIX y el primero del siglo XX, en que la lista de apellidos extranjeros es mayoritaria. Al respecto, una voz autorizada como la del destacado economista Carlos Hurtado Ruiz-Tagle ha escrito:
“La demostración más patente de que la capacidad empresarial para el desarrollo industrial era limitada en Chile, es la desproporcionada cantidad de extranjeros que desarrollaron y manejaron las industrias chilenas desde fines del siglo pasado. El análisis de este fenómeno está ampliamente ilustrado en un interesante estudio de Henry Kirsch, que toma como ejemplo el caso de Chile para establecer las características del desarrollo industrial en la sociedad tradicional. Si se considera la situación prevaleciente en 1920, encontramos que el 47% de los establecimientos industriales era de propiedad de extranjeros y que dentro del 53% restante se encontraban muchas sociedades anónimas que eran manejadas por extranjeros y empresas de chilenos descendientes en primera generación de inmigrantes”.11
La cita anterior en cierta medida confirma, además, que la emigración hacia América no fue exclusiva de los españoles y ni siquiera numéricamente mayoritaria en algunos lugares y épocas. Sin entrar en detalle sobre la afirmación anterior, basta con mirar nada más los apellidos de los dueños de empresas e industrias instaladas en Chile para reafirmar dicha aseveración.
El fenómeno emigración-inmigración, como adelantamos, es mucho más complejo de lo que hemos expuesto hasta aquí y, dado el sentido de esta investigación, no me es posible profundizar demasiado en su estudio. Sin embargo, quisiera hacer algunos breves alcances referentes al aspecto social y cultural que reviste dicho fenómeno, por cuanto muchos inmigrantes son jóvenes estudiantes que buscan nuevas experiencias educacionales, o personas que trabajan como empleados dependientes que envían remesas de dinero a sus familias y otros, tal vez menos conocidos, promoviendo actividades deportivas e integrando a la población local en ellas, e incluso creando centros culturales que con el paso de los años acrecientan el patrimonio nacional.
En América Latina, el deporte del fútbol se popularizó en gran medida por influencia de los ingleses y en menor medida por los alemanes. Mucho de estos extranjeros, que fueron empleados en el comercio y la banca, comenzaron a practicar este deporte hacia el último tercio del siglo XIX, siendo seguidos rápidamente por los criollos:
“Empezaron a formarse clubes y ligas de fútbol, que en muchas ocasiones tenían nombres que revelaban la influencia europea, especialmente inglesa: el River Plate y el Racing en Buenos Aires, Liverpool en Montevideo, Wanderers en Valparaíso, Everton en Viña del Mar, todos fundados en la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. En Brasil, cuando se jugó el primer partido entre clubes de Sao Paulo y Río de Janeiro, en 1901, la mitad de los jugadores de ambos equipos tenían apellidos ingleses, alemanes o belgas. En la comida que se hizo después del segundo match se hicieron brindis en homenaje al inglés Charle Miller, iniciador del fútbol en Sao Paulo, y el rey Eduardo VII de Inglaterra.”12
Cuadro Nº 1.17
América Latina y el Caribe: inmigrantes y emigrantes como porcentaje del total de población,
por país de residencia y nacimiento
(Mínimo estimado en miles de personas y porcentajes, Circa 2000)
Países |
Total de Población |
Inmigrantes |
Emigrantes |
||
Número |
% de la Población del País |
Número |
% de la Población del País |
||
Región Total |
523463 |
6001 |
1,1 |
21381 |
4,1 |
América Latina |
511681 |
5148 |
1,0 |
19549 |
3,8 |
Argentina |
36784 |
1531 |
4,2 |
507 |
1,4 |
Bolivia |
8428 |
95 |
1,1 |
346 |
4,1 |
Brasil |
174719 |
683 |
0,4 |
730 |
0,4 |
Chile |
15398 |
195 |
1,3 |
453 |
2,9 |
Colombia |
42321 |
66 |
0,2 |
1441 |
3,4 |
Costa Rica |
3925 |
296 |
7,5 |
86 |
2,2 |
Cuba |
11199 |
82 |
0,7 |
973 |
8,7 |
Ecuador |
12299 |
104 |
0,8 |
585 |
4,8 |
El Salvador |
6276 |
19 |
0,3 |
911 |
14,5 |
Guatemala |
11225 |
49 |
0,4 |
532 |
4,7 |
Haití |
8357 |
26 |
0,3 |
534 |
6,4 |
Honduras |
6485 |
27 |
0,4 |
304 |
4,7 |
México |
98881 |
519 |
0,5 |
9277 |
9,4 |
Nicaragua |
4957 |
20 |
0,4 |
477 |
9,6 |
Panamá |
2948 |
86 |
2,9 |
124 |
4,2 |
Paraguay |
5496 |
171 |
3,1 |
368 |
6,7 |
Perú |
25939 |
23 |
0,1 |
634 |
2,4 |
República Dominicana |
8396 |
96 |
1,1 |
782 |
9,3 |
Uruguay |
3337 |
46 |
1,4 |
278 |
8,3 |
Venezuela |
24311 |
1014 |
4,2 |
207 |
0,9 |
Caribe |
11782 |
853 |
7,2 |
1832 |
15,5 |
Otros |
605 |
124 |
20,5 |
99 |
16,4 |
Fuente: Jaspers-Faiijer, Dirk, Observatorio Demográfico. América Latina y el Caribe. Migración Internacional., Naciones Unidas, CEPAL, ECLAC, Año 1, p. 16, Santiago de Chile, abril de 2006.
La realidad de los jóvenes emigrantes en América Latina también ha merecido la atención de la comunidad académica. Con el advenimiento de la globalización, el movimiento de jóvenes al interior de América Latina y desde-hacia el resto del mundo ha determinado cifras significativas y que probablemente se incrementarán en el futuro cercano.
La decisión de emigrar para los jóvenes latinoamericanos y al igual que en el caso de los adultos, se relaciona con un conjunto de factores entremezclados que reviste cierto grado de complejidad. Algunos grupos de jóvenes desean estudiar en el extranjero o solamente adquirir experiencia de vida en otro país, mientras que otros lo hacen acompañando a sus padres, buscando oportunidades laborales. Este tipo de emigración tiene un carácter legítimo, en el sentido de que la opción de traslado es voluntaria y consistente con la idea de mejorar su calidad de vida tanto presente como futura.13
En el Cuadro Nº 1.17 se puede observar las cifras de emigrantes e inmigrantes, junto a sus respectivos porcentajes respecto a la población total de cada país, para países de América Latina hacia el año 2000 y en miles de personas.
Una mirada general para la región nos dice que de alrededor de 523 millones de individuos viviendo en América Latina, unos 6 millones son inmigrantes y 21 millones emigrantes. La mayor cifra de estos últimos aparece en el renglón de México, unos 9,27 millones que, dada su condición de país limítrofe con Estados Unidos, sugiere que la causa de ello está relacionado principalmente con la búsqueda de mejores oportunidades laborales. Al examinar los cuatro países seleccionados en esta investigación, Chile, Colombia, Perú y Argentina, se aprecia que sólo en este último el número de inmigrantes es superior al de emigrantes y en una proporción significativa de tres a uno. En Chile residían alrededor de 195 mil extranjeros, mientras que 453 mil chilenos lo hacían en el extranjero, En Perú se anotan 23 mil inmigrantes versus 634 mil emigrantes, mientras que en Colombia la proporción a favor de los emigrantes es aún mayor, 66 mil inmigrantes versus 1,44 millones de emigrantes. 14
La comprensión del fenómeno emigración-inmigración de adultos y jóvenes en América Latina mejora con algunos antecedentes estadísticos de otras fuentes. Las cifra de extranjeros nacidos en América Latina para España, año 2007, señala un total de 2.017.141 individuos, mientras que un dato sobre los inmigrantes latinoamericanos y caribeños en Estados Unidos, hacia el año 2005, nos entrega la cifra de 19,3 millones de personas. Por otra parte, el dato correspondiente al año 2000 del stock sobre jóvenes emigrantes de entre 15 y 29 años, al interior de la región de América Latina, sólo alcanzaba unos 418.000 individuos. 15
¿Qué nos pueden aportan todas estas cifras con relación al tema que nos preocupa, la calidad de vida de la población?. ¿Cómo interpretarlas?.
Si bien resulta difícil aventurar hipótesis demasiado generales, da la impresión de que los factores económicos, los ciclos de producción agregada y la posibilidad de nuevas oportunidades laborales pueden aportar mucho a una explicación. Sin embargo, los costos de emigrar, así como los conflictos internos pueden contribuir a una mejor explicación en casos de países alejados geográficamente de las naciones desarrolladas. Si Chile estuviese más cercano a Estados Unidos, es casi seguro que su proporción de emigrantes se asemejaría a la de México y si tuviese el prolongado conflicto armado interno, como el caso de Colombia, es muy posible que buena parte de los motivos para emigrar se relacionaran con evitar los traumas y salvar la vida.
En términos de calidad de vida, no debe descuidarse la situación de las personas que emigran desde la perspectiva latinoamericana o iberoamericana. La psicóloga Sonia Làhoz, por ejemplo, ha demostrado no sólo la existencia de distintos niveles de stress de nanas peruanas trabajando en Chile puertas afuera vs. puertas adentro, sino una larga lista de problemas prácticos que deben enfrentar y relacionados con falta de trabajo, malos tratos, realizar actividades laborales que no corresponden, lejanía de la familia, discriminación y hasta violencia intrafamiliar.16
Un aspecto interesante de los inmigrantes con relación a la misma idea de calidad de vida es lo que se ha dado en conocer en la literatura como procesos de home building y place making. El sociólogo Luis Eduardo Thayer explica que el primer concepto antes mencionado se refiere a una dinámica de reconstrucción del arraigo en el lugar de recepción del inmigrante, una apropiación del espacio simbólico, mientras que el segundo corresponde a nombrar lugares alusivos al lugar de procedencia, a realizar rituales que refuercen la cohesión grupal e incluso establecer instituciones orientadas a cubrir las necesidades de los inmigrantes. 17
Este último concepto parece resumir y reforzar a la vez el sentido de la importancia del aporte de los inmigrantes que hemos intentado en este apartado, por cuanto dicha contribución no sólo se manifiesta en el plano económico laboral, sino también cultural. En el caso de Chile, y nuevamente como pequeño botón de muestra, el proceso de place making se ve nítidamente reflejado en lo acontecido con los inmigrantes de la Colectividad Helénica de Chile.
Si bien es una colectividad extranjera pequeña, los helenos que decidieron vivir en Chile en el último siglo, así como sus descendientes, han desarrollado una fructífera labor en la construcción de instituciones y en la difusión cultural. Cabe mencionar algunas de ellas: Sociedad Helénica de Socorros de Antofagasta; Corporación de Damas Griegas Philoptojos; Institutos Chileno-Helénico de Cultura de Antofagasta y de Santiago; Colectividades Helénicas de Antofagasta, Santiago, Valparaíso, La Serena y Coquimbo; Fundación Ortodoxa San Nectario; Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos “Fotios Maleros” de Santiago; Fundación Gabriel y Mary Mustakis; varias escuelas “República de Grecia”; Centro de Estudios Clásicos de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación; Cámara Chileno Helénica de Comercio y Cultura; Iglesia Ortodoxa Griega, etc.18
1 Uthoff, Andras; Santamaría, Horacio; Jaspers-Faijer, Dirk et al., op. cit., pp. 198. Este estudio aporta un análisis de emigraciones internacionales voluntarias y forzadas en América Latina con interesantes casos de aplicación, véanse pp. 199-211.
2 Cockburn, Andrew., Esclavos del siglo XXI, en National Geographic, edición en español, Editorial Televisa Chile S.A., Santiago de Chile, septiembre del 2003. Cfr. la cifra indicada en el título de la portada. Estudio financiado con una beca de investigación otorgada por la revista.
3 Cockburn, Andrew., op. cit., pp. 9 y 10.
4 Sohr, Raúl, El mundo y sus guerras, La Tercera Debate, Random House Mondadori, S.A., 1ª edición, pp. 125 y126, Santiago de Chile, 2007.
5 Lagos Escobar, Ricardo y Bachelett Jeria, Michelle, Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002, Ministerio de Defensa Nacional de Chile, 1ª edición, Morgan Impresores, pp. 50 y 51, Santiago de Chile, mayo del 2003.
6 Salgado, Juan Carlos, Las nuevas amenazas a la seguridad y sus efectos en el sistema internacional, en Rodríguez Elizondo; Casanueva, Héctor, et al, ¿Qué pasa en América Latina?. Realidad política y económica de nuestra región, Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Escuela de Graduados, Cátedra de Integración Latinoamericana, Editorial Andrés Bello, véanse pp. 169 y 171-174, Santiago de Chile, mayo del 2008.
7 Ibid., pp. 173-174.
8 Ocampo, José Antonio; Martín, Juan, et al, América Latina y el Caribe en la era global, CEPAL, Alfaomerga Grupo Editor, véanse pp. 293-331, Colombia, 2004.
9 Véanse: (a) Lemus, Encarnación y Márquez, Rosario, La emigración a ultramar. Los precedentes., y (b) Vásquez, Alejandro y Estrada, Baldomero, Causas de la emigración y tipología de los emigrantes, ambos en Martínez Noval, Luis; Yáñez-Barnuevo, Luis; Aragón Bombín, Raimundo et al, Historia general de la emigración española a Iberoamérica, Historia 16, Ministerio de Trabajo y Seguridad social. Dirección General de Migraciones, Fundación Centro Español de Estudios de América Latina (CEDEAL), pp. 37-38, 201 y 218, Madrid, España, 1996.
10 Cagiao, Pilar y Bernal, Antonio, Incorporación al mercado laboral e inserción social, en Martínez Noval, Luis; Yáñez-Barnuevo, Luis; Aragón Bombín, Raimundo et al, op. cit., pp. 293-294.
11 Hurtado, Carlos, De Balmaceda a Pinochet, Ediciones Logos, 1ª edición, pp. 45-46, Santiago de Chile, agosto de 1988. Véase además el libro de Henry Kirsch: Industrial Development in a Traditional Society: The Conflict of Entrepreneurship and Modernization in Chile, University Presses of Florida, 1977.
12 Del Pozo, José, Historia de América Latina y del Caribe. 1825 hasta nuestros días., LOM Ediciones, 1ª edición, p. 77, Santiago de Chile, agosto del 2002.
13 Martínez Pizarro, Jorge, Juventudes migrantes en América Latina, en Gómez Leyton, Juan Carlos; Escalante Lara, Zulema et al, América Latina, revista del Doctorado en Procesos Sociales y Políticos en América Latina, Nº 8, Editorial Arcis, p. 336, Santiago de Chile, 2º semestre 2008 / 1er. Semestre 2009.
14 Jaspers-Faiijer, Dirk, Observatorio Demográfico. América Latina y el Caribe. Migración Internacional., Naciones Unidas, CEPAL, ECLAC, Año 1, véase el Cuadro Nº 1 de la página 16.
15 Martínez Pizarro, Jorge, op. cit., pp. 340, 344-345 y 347. Naturalmente todas estas estadísticas están sujetas a problemas de subestimación, debido a que un cierto número de individuos ingresa ilegalmente a los distintos países mencionados.
16 Làhoz, Sonia, Análisis de las estrategias y actitudes de aculturación, salud mental y estrés en mujeres inmigrantes empleadas de casa particular en Santiago de Chile, en Gómez Leyton, Juan Carlos; Escalante Lara, Zulema et al, op. cit., pp. 375-376 y 379-385.
17 Thayer C., Luis Eduardo, Inmigrantes ecuatorianos, colombianos y peruanos en España: la transformación del tiempo, el espacio y la identidad, en Gómez Leyton, Juan Carlos; Escalante Lara, Zulema et al, op. cit., pp. 412-413.
18 Burgos Cacharos, Silvia, Colectividad Helénica de Santiago 1918-2006, Talleres de Gráfica LOM, 1ª edición, p. 160, Santiago de Chile, 2009.
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