El escolar del segundo ciclo por sus características psicológicas, sociales y otras, que evidencian conductas y formas de enfrentar la enseñanza y el mundo en general de forma similar, hace posible que se pueda delinear una caracterización conjunta para ambos grados. A partir de quinto grado, según investigadores como Rico y otros (2004, p. 28) se inicia la etapa de la adolescencia al situarla entre los diez y doce años. En ocasiones, también se le llama preadolescencia.
La aprobación del maestro comienza a ser sustituida por la del grupo, el bienestar emocional del adolescente se relaciona con la aceptación del grupo. Su desarrollo moral se caracteriza por la aparición gradual de un conjunto de puntos de vista, juicios y opiniones propias. Estos criterios que se inician empiezan a incidir en la regulación de sus comportamientos y representan en lo fundamental los puntos de vista del grupo de compañeros.
De forma paulatina, se convierten en sujetos que comienzan a tener una mayor participación y responsabilidad social. Estos escolares muestran rechazo hacia el excesivo tutelaje de los padres, e incluso de los maestros. Poseen una incorporación masiva a las tareas de los pioneros, en los movimientos de exploradores, y a otras actividades de la escuela, salen solos con sus compañeros y comienzan a participar en actividades grupales por los propios escolares. Reflejan un aumento en las posibilidades de autocontrol, autorregulación de sus conductas y ejecuciones, lo cual se manifiesta, sobre todo, en situaciones fuera de la escuela, como el cumplimiento de encomiendas familiares.
Los escolares de quinto y sexto grados, son capaces de emitir juicios y valoraciones sobre personas y situaciones, tanto de la escuela, de la familia, como de la sociedad en general y de desarrollar la abstracción, cuyos procesos lógicos (comparación, clasificación, análisis, síntesis, generalización) se favorecen, tanto en el área cognoscitiva como en la afectiva y poseen potencialidades para la asimilación de los conceptos científicos. Estos elementos favorecen el trabajo del maestro para desarrollar una reflexión que posibilite la educación de los escolares, en cuanto a la influencia negativa del consumo de las drogas porteras, mediante el intercambio, la participación activa, la comparación entre las conductas positivas y negativas y al comenzar a no aceptar de forma pasiva las indicaciones del adulto.
Otro aspecto importante en estos escolares radica en la diversidad de los gustos, intereses y preferencias. Entre los principales intereses predominan los relativos a la actividad docente, los de carácter familiar, personales, sociales, de recreación, lo que indica un notable enriquecimiento que está ligado al aumento de sus experiencias personales y a su inclusión en sectores más amplios y diversos de la actividad.
Una esfera en la cual experimentan un notable cambio es en la intelectual, se aprecia un aumento en las posibilidades cognoscitivas, en sus funciones y procesos psíquicos, lo cual sirve de base para que hagan más altas exigencias a su intelecto. En estas edades los escolares poseen la capacidad de comprender de forma clara las normas de conductas y de cumplirlas, lo cual depende en gran medida del sistema de métodos y recursos empleados para su cumplimiento.
Vigotsky (1996), aborda las capacidades no como innatas o heredadas, sino en su determinación histórico social o cultural, lo cual se expresa en la idea de que las capacidades potenciales de todo sujeto, solo se hacen realidad en el proceso de apropiación de la experiencia histórico social, en la realización de actividades de exigencias social, mediadas por otras personas y en el proceso de comunicación social.
Por su parte, Castillo y Barreras (2000) consideran las capacidades como formas de actuación más complejas que las habilidades y los hábitos. En ellas se integran tanto las habilidades y los hábitos, como los conocimientos, así como otros procesos de la personalidad de forma cualitativamente superiores. Los autores antes mencionados son del criterio de que las capacidades son siempre específicas, es decir, se revelan en una actividad determinada.
Bermúdez (1996) se refiere a que la categoría capacidad en su más amplia acepción, abarca instrumentaciones ejecutoras tanto de carácter consciente como de carácter inconsciente. Estas se pueden mantener o no a los niveles de dominio de acción y operación, o habilidad y hábito respectivamente, elemento que no contradice lo planteado por Castillo y Barreras (2000), posición teórica asumida en la presente investigación.
Las actividades preventivas que se desarrollan en el proceso pedagógico de la Educación Primaria deben propiciar que el escolar se apropie de conocimientos, hábitos, que sistematicen las habilidades y luego se perfeccionen con un nivel mayor de generalización y una lógica de actuación, para después utilizarlos en determinadas situaciones de la vida. Aquí se incluyen los sentimientos, vivencias, necesidades, motivaciones y valores, que de una forma u otra se relacionan con determinadas capacidades.
Para lograr el trabajo de manera coherente desde los diferentes contextos de actuación del escolar, en función de la ampliación de la capacidad de percepción del riesgo, se hace necesario incidir en la estimulación de tres elementos esenciales en la formación del escolar: la toma de conciencia de la necesidad de prevenir el consumo de drogas porteras, la reflexión en torno a las características de las drogas, su consumo y los efectos negativos y la toma de decisiones al respecto. Esto se realiza en el propio proceso de dirección de la educación antitabáquica y antialcohólica.
Resulta importante que el escolar tome conciencia en lo relativo a la necesidad de prevenir el consumo de las drogas porteras. En términos filosóficos, Millán - Puelles (1966) refiere en la toma de conciencia la facultad de decidir y hacerse sujeto, es decir, actor de sus actos y responsable de las consecuencias. En este sentido, en el Diccionario de la Lengua Española (2007) se describe como la facultad del ser humano para elaborar juicios personales de carácter moral y ético sobre lo que está bien y lo que está mal, con relación a sí mismo y a los demás.
Es decir, el sujeto debe meditar sobre sus propios actos, las consecuencias que puede ocasionar dicha acción en su vida presente, futura y responsabilizarse con su forma de proceder. Se trata del conocimiento reflexivo ante la situación que enfrenta en su medio escolar, familiar y comunitario,y de la actividad mental que sólo es accesible para él.
Es necesario que las actividades que se realicen propicien el desarrollo de la reflexión en los escolares, para que sean capaces de analizar de manera lógica las situaciones presentes en su medio familiar e interpretar de forma activa las consecuencias negativas del consumo de drogas. El establecimiento de relaciones entre los elementos que dieron origen a un suceso relacionado con el consumo de drogas porteras, es una vía que orienta certeramente hacia la reflexión en los escolares.
Según Canfux (2003, p. 2), la reflexión es: “una cualidad del pensamiento, que permite al hombre valorar, y analizar sus acciones lo que revela un nivel de autoconocimiento de su individualidad”. Al respecto se considera, que la evolución de esta cualidad del pensamiento depende del desarrollo y la formación que recibe el individuo durante la vida. Un alto desarrollo de la reflexión garantiza el análisis de las diferentes situaciones y problemas que se le presentan al sujeto y hacer un análisis de sus propias acciones, lo que le permite arribar a un procedimiento general para su solución.
Semionov (1983, p.9) considera que la reflexión es: “la forma en que la persona interpreta, a partir de su personalidad y de manera activa, determinados contenidos de su conciencia individual necesarios para la realización exitosa de la actividad ”. Aquí se enfatiza en los términos conciencia de sí mismo, actitud hacia sí mismo, y autoestima, por ser cualidades inherentes al sujeto, que se forma en las condiciones sociales en un momento histórico concreto.
La reflexión constituye un proceso de mediación en correspondencia con la teoría de Vigostky (1996), quien concibe al sujeto desde una posición activa, para apropiarse de la experiencia social acumulada por la humanidad, en un proceso mediatizado por los instrumentos y signos y mediado por la acción de otros sujetos. En la práctica cotidiana, el término reflexión se vincula a lo intelectual, a lo personal, lo profesional, lo grupal y lo educativo. De forma general, la reflexión potencia los conocimientos, la percepción del riesgo del consumo de las drogas porteras, la formación de hábitos, habilidades, y contribuye a la preparación de los escolares ante la solución de los problemas que enfrentan en sus contextos de actuación.
En lo que respecta a la toma de decisiones, Truman (1999, p.1) considera que: (…) “es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las alternativas o formas para resolver diferentes situaciones de la vida, estas se pueden presentar en diferentes contextos: a nivel laboral, familiar, sentimental, entre otras”. Según esta definición el proceso de toma de decisiones sería encontrar una conducta adecuada para una situación determinada. Una vez determinada la situación, para tomar decisiones es necesario elaborar acciones alternativas, extrapolarlas para imaginar la situación final y evaluar los resultados al tener en cuenta el posible resultado y su valor.
En cambio, Hastie (1995, citado por García, 2001, p.1) plantea que: (…) “es una resolución odeterminación que se toma respecto a algo. Es el proceso que consiste en realizar una elección entre diversas alternativas”. El autor hace referencia a elegir una alternativa entre las disponibles, a los efectos de resolver la problemática que se presente. Por esto, la toma de decisiones permite resolver los distintos desafíos a los que debe enfrentar una persona, pero para ello, lo ideal es que el sujeto apele a su capacidad de razonamiento para tomar el camino correcto. Dicho camino llevará a un nuevo estadio, o al menos, permitirá solucionar el conflicto presente.
Para tomar una decisión correcta es necesario que el escolar conozca, comprenda y analice la situación, para así poder darle solución. Debe hacer uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una decisión precisa y específica ante la presencia de las drogas que se consumen en su contexto, para lo cual resulta importante la elección del camino que va a seguir, al tener presente, que las consecuencias del consumo de drogas porteras pueden tener repercusiones negativas en la vida.
El tránsito por la toma de conciencia, la reflexión y la toma de decisiones respecto al consumo de drogas porteras y sus efectos negativos, apunta al desarrollo de cualidades en los escolares. Estas se concretan en el logro de los diferentes aprendizajes para la vida, elemento tratado por varios investigadores como pilares básicos de la educación.
Según Delors, (1994, p.2) la educación se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Al ajustar estos aprendizajes para la vida, a la educación antitabáquica y antialcohólica, se puede expresar que el escolar debe:
Aprender a conocer: para combinar una cultura general amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos sobre los daños que ocasiona el consumo excesivo de las drogas porteras que se consumen en sus contextos de actuación. Esto supone, además, aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida.
Aprender a hacer: a fin de adquirir una competencia que capacite al escolar a hacer frente a las situaciones que impone la vida, a interactuar, resolver sus propios problemas y a trabajar en conjunto. Pero, también, aprender a hacer en el marco de las distintas experiencias sociales en que crecen y se desarrollan los preadolescentes.
Aprender a vivir juntos: para desarrollar la comprensión con los coetáneos y la percepción de las formas de los demás, lograr la comprensión mutua, el respeto y a convivir con individuos consumidores de drogas.
Aprender a ser: para que el escolar esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal ante el consumo de las drogas porteras y desarrolle su propia personalidad. Con tal fin, no se debe menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo: memoria, razonamiento, capacidades, aptitud para comunicar y emitir juicios críticos.
Estos pilares básicos del aprendizaje reflejan la concepción de una pedagogía de enfoque humanista y optimista, que tiene en cuenta la integración de los escolares y que pretende prepararlos para la vida, al concebir la educación como un todo. En su conjunto, se logra la formación integral de estos, asume la formación de hábitos, habilidades, normas de conducta, actitudes, valores y la adquisición de conocimientos básicos para la vida. Al enfocar estos aprendizajes hacia la educación antitabáquica y antialcohólica, se apunta la ampliación de la capacidad de percepción del riesgo del consumo de drogas porteras en los escolares del segundo ciclo.
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