La concreción del modelo propuesto en la práctica pedagógica se realiza a través de la implementación de una estrategia pedagógica. Para ello, se realizó una revisión bibliográfica que permite esclarecer algunas cuestiones fundamentales en torno a su definición.
En el campo de la Pedagogía se utilizan diferentes definiciones de estrategia que la escuela cubana asume como premisas para satisfacer y fortalecer las necesidades del contexto en que se inserta. En las Ciencias Pedagógicas varios autores ofrecen sus definiciones al respecto, entre los que pueden citarse: Cajide (1992), Gómez (1996), Ortiz y Mariño (2004), Sierra (2005), Velásquez (2006) y otros.
Todos coinciden en que las estrategias deben ser diseñadas, planificadas y evaluadas con objetivos, acciones o tareas flexibles. Se supera el marco de la docencia, y trasciende el proceso educativo en un amplio sentido. El análisis de las definiciones anteriores posibilita determinar las ideas o elementos esenciales más comunes presentes en ellas, las cuales constituyen la esencia para la definición de una estrategia pedagógica.
La autora se adscribe a la definición planteada por Gómez (1996), al referirse a acciones integradas al proceso pedagógico que posibilitan la transformación de sujetos o de objetos y el alcance de los niveles de desarrollo aspirados, debido a que las acciones que se realizan se encuentren vinculadas al proceso pedagógico tanto por la vía docente como extradocente y extraescolar, lo cual posibilita la transformación de sujetos y objetos mediante las relaciones que se establecen y el desarrollo de estos.
Para llegar a la propuesta se tuvieron en cuenta las teorías de diversos autores que abordan el tema de investigación y los criterios planteados por maestros, directivos, escolares, miembros de las familias, integrantes de la comunidad. En función de llevar a la práctica lo concebido desde el punto de vista teórico en la investigación, la estrategia se dirige, a minimizar el impacto de las vivencias relacionadas con el consumo de las drogas en los escolares, perfeccionar la dirección de la educación antitabáquica y antialcohólica desde el contexto escolar, familiar y comunitario, lo que propicia la formación de cualidades en la personalidad. Todo ello permite, desde una óptica más abarcadora, ampliar la capacidad de percepción del riesgo del consumo de drogas porteras por parte de los escolares del segundo ciclo de la Educación Primaria.
Para la elaboración de la estrategia se tiene en cuenta la caracterización psicopedagógica de los escolares, las particularidades del currículo, así como, las características y necesidades del contexto. En su ejecución se debe favorecer la relación entre el escolar, la familia y la comunidad, facilitar la motivación y el intercambio entre los escolares. Además, el horario en que se acometan las acciones debe estar acorde a los individuos con los que se trabaje.
La estrategia tiene como objetivo general: instrumentar en la práctica educativa las acciones y actividades concebidas para desarrollar la prevención del consumo de las drogas porteras en escolares del segundo ciclo de la Educación Primaria, en virtud de ampliar la percepción del riesgo en los mismos.
La exploración inicial de la investigación permitió determinar factores externos e internos que entorpecen y otros que favorecen el desarrollo del proceso de prevención del consumo de las drogas porteras en el segundo ciclo de la Educación Primaria. Estos se concretan en lo siguiente:
Se identifican como fortalezas:
A su vez se consideran debilidades:
Constituyen amenazas:
Fueron identificadas como posibilidades:
Para la instrumentación de la estrategia se tienen en cuenta cuatro etapas: diagnóstico, preparación, ejecución y evaluación. Las acciones que en ellas se reflejan permiten llegar a cada uno de los componentes del proceso de prevención del consumo de las drogas porteras para su exploración y perfeccionamiento.
El diagnóstico como primera etapa de la estrategia, se aplica con la finalidad de identificar: las situaciones vivenciales y su impacto en los escolares, las características de la dirección de la educación antitabáquica y antialcohólica desde la escuela, la familia y la comunidad, en función de la formación de cualidades. Todo ello permite resumir, cómo se encuentra en un primer acercamiento, la capacidad de percepción del riesgo en los escolares. La profundidad con que se realicen las acciones en esta etapa, permitirá dar una atención priorizada a la prevención del consumo de las drogas porteras en escolares de quinto y sexto grados y de esta forma lograr que estas sean objetivas.
El diagnóstico debe poseer un carácter integrador, en función de caracterizar al escolar a partir de las condiciones histórico concretas en que vive y se desarrolla. En esta etapa se deben utilizar técnicas y procedimientos específicos que permitan llegar a un conocimiento más preciso y obtener una información profunda acerca del escolar y del medio que lo rodea. Para ello, se utilizan instrumentos dirigidos a la escuela, la familia y la comunidad. Siendo consecuente con lo concebido desde el punto de vista teórico, se plantean acciones para: la identificación de las situaciones vivenciales, el diagnóstico de la dirección de la educación antitabáquica y antialcohólica y la formación de cualidades.
Acciones para la identificación de las situaciones vivenciales en los escolares:
Acciones para el diagnóstico de la dirección de la educación antitabáquica y antialcohólica:
En el contexto escolar:
En el contexto familiar:
En el contexto comunitario:
Acciones para el diagnóstico de la formación de cualidades en los escolares:
Etapa de preparación
Constituye un proceso de elaboración y preparación de las acciones, de determinar los objetivos específicos, los métodos, los procedimientos, los medios y los recursos necesarios para el cumplimiento del objetivo general. En el proceso de planificación de las acciones se debe propiciar el carácter vivencial, el desarrollo de los conocimientos en los escolares, la toma de conciencia así como la flexibilidad en el proceso. Son concebidas desde la institución educacional, como forma de organizar su instrumentación. Tienen una función preventiva y desarrolladora, en la que el principal ejecutor es el maestro, con el apoyo de algunas especialidades. Sobre la base de los resultados de la etapa de diagnóstico, se consideran acciones a realizar en esta etapa las siguientes:
La capacitación a los docentes propicia la reflexión en cuanto a la importancia de la prevención del consumo de las drogas porteras (alcohol y tabaco) en los escolares. Para lograr efectividad en este trabajo debe garantizarse la asistencia sistemática y el comprometimiento con la tarea a enfrentar. En la estructuración de la capacitación de los docentes se deben tener en cuenta los siguientes elementos:
Las normas de comportamiento en la escuela, en el hogar y en otros lugares públicos; las consecuencias del hábito de ingerir bebidas alcohólicas y de fumar; los estilos de vida sanos y saludables y las relaciones entre los compañeros y los miembros de las familias; constituyen temáticas sugerentes para preparar el trabajo a realizar con los escolares, la familia y la comunidad. Todo ello, con el afán de que los implicados en el proceso sean concientes de la necesidad de combatir el consumo de las drogas porteras desde edades tempranas.
Etapa de ejecución
En esta etapa de la estrategia se llevan a cabo las acciones y actividades planificadas. Es determinante el cumplimiento de las orientaciones dadas, y que tanto el maestro como los restantes factores educativos se involucran en el proceso. De acuerdo al carácter flexible de la estrategia, lo planificado se encuentra sujeto a posibles cambios, si así lo requiere la práctica pedagógica, de forma tal que se logren instrumentar las acciones con mayor efectividad.
La estrategia es ejecutada por maestros y especialistas del ciclo, los que tienen como función comprender, analizar y valorar la conducta de los escolares, planificar, organizar y evaluar, a partir de los conocimientos que tienen y los estilos de vida, los recursos existentes en la escuela para prevenir el consumo de las drogas porteras y promover su ejecución, a través de actividades docentes, extradocentes y extraescolares que pueden desarrollarse. La ejecución de la estrategia requiere de la creatividad de los docentes, de modo tal que se logre en los escolares una participación consciente y activa.
Las formas organizativas pueden ser diversas siempre que permitan la preparación y la realización de tareas individuales y grupales en función del logro de los objetivos trazados. Para la ejecución se utilizaron diferentes métodos, técnicas y medios que propicien la desinhibición, la eliminación de barreras y disminución de la resistencia, como por ejemplo las técnicas de animación, los juegos, las técnicas dramáticas y los diferentes modos de ver las situaciones. Constituyen procedimientos a utilizar en los métodos y técnicas, los análisis integrales y flexibles desde posiciones y puntos de vista diferentes.
En esta etapa resulta importante el trabajo con contenidos de las asignaturas del segundo ciclo, en especial Lengua - Española, Matemática, Historia de Cuba y Ciencias Naturales. Otro aspecto importante a considerar en esta etapa lo constituyen las actividades extradocentes y extraescolares. Estas propician el trabajo sobre la base de ampliar la percepción del riesgo del consumo en los escolares. Consecuentemente se proponen como acciones para esta etapa:
Etapa de evaluación
En la evaluación de la estrategia, se da un seguimiento a lo largo del proceso que permita obtener información sobre su desarrollo, lo cual indica la eficiencia en la intervención. Es por ello que se evalúan los resultados y los efectos de la estrategia, el desarrollo de cada acción realizada, a través de la recogida de información al aplicar los instrumentos, para comprobar en qué medida se alcanzaron los resultados propuestos, así como, los que no estaban previstos. En esencia, se evalúa la pertinencia e impacto de las acciones instrumentadas.
Para evaluar se tiene en cuenta los siguientes indicadores:
Se proponen como acciones:
La coherencia de las acciones propicia la concreción en la práctica, de las etapas de la estrategia y de los componentes del modelo pedagógico para la prevención del consumo de las drogas porteras (alcohol y tabaco) en escolares de segundo ciclo. El maestro debe hacer coincidir en la medida de lo posible los contenidos fundamentales a abordar en las diferentes asignaturas tanto en su salida curricular, en las actividades extradocentes y extraescolares y de ser posible con las acciones a desarrollar con la familia y la comunidad. Los resultados se evidencian en la preparación de los escolares en relación con la percepción del riesgo de estas drogas porteras y en la preparación de maestros, la familia y la comunidad.
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