4.2. Evaluación de la Investigación
Para el caso de la actividad de investigación en las IES, como ya se dijo anteriormente, se separó de la actividad docente y su evaluación es independiente. Las políticas aplicadas fueron las mismas, sólo se ajustaron a las características propias de la actividad. De esta forma, la planeación es también el precedente del sistema de evaluación, esta última vinculada a parámetros de eficiencia y de productividad. De igual manera, la justificación a las modificaciones al Sistema de Ciencia y Tecnología (CyT) imperante, se apoyó en el discurso de la búsqueda de mejora de la calidad y el incremento cuantitativo de los productos de investigación (patentes, publicaciones, etc.).
La primera iniciativa formal de planeación en el campo de la CyT, fue en 1969, cuando se creó el Programa Nacional de Investigación Científica y Tecnológica. Como resultado del diagnóstico que incluía este programa el gobierno decidió crear en 1970, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), organismo gubernamental que desde su creación se ocupa de fijar, instrumentar, ejecutar y evaluar la política nacional de CyT.
El CONACYT impulsó la aplicación de estímulos extraordinarios a la investigación desde 1984, siendo el primer paso en este sentido la creación del SNI. Sin embargo, no fue hasta 1991, que fueron dados a conocer dos instrumentos que dejaban en claro la nueva estructura organizacional de la ciencia y la tecnología en México: el Programa Nacional de Posgrado y los Lineamientos generales para evaluar y promover la calidad de la investigación científica y humanística. A partir de ese momento, la evaluación y la asignación de los recursos para la CyT, se hicieron diferenciando los siguientes rubros de la actividad:
- programas de posgrado,
- proyectos de investigación, y fortalecimiento de la infraestructura científica y tecnológica,
- investigadores.
En esta primera etapa de diferenciación de la actividad científica, la nueva política del CONACYT contempló la creación en 1991 del Padrón de Excelencia de Programas de Posgrado, el cual como resultado de la evaluación, clasificaba los programas en: emergentes, condicionados y aprobados. A partir de ahí, el otorgamiento de los apoyos económicos a los programas se ligó a los resultados de la evaluación, concentrándolos en aquellos programas aceptados en el padrón.
Los apoyos van desde asignación de becas a estudiantes inscritos en los programas de excelencia, los programas para la formación de profesores en posgrado y para el incremento de las contrataciones de tiempo completo, como el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), el Programa de Desarrollo Universitario (PROADU) y los Fondos de Aportación Múltiple (FAM).
En lo referente a los proyectos de investigación, los recursos se asignan con base en la evaluación de los proyectos, los que son revisados por un comité de pares que determina la calidad y pertinencia de los proyectos que solicitan financiamiento; de ser aprobados, CONACYT hace conocer a los interesados el porcentaje de financiamiento que recibirán. Cabe mencionar que el proceso de dictamen se basa en indicadores y parámetros internacionalmente aceptados. En cuanto a la evaluación de los investigadores, es realizada por el SNI a petición de los propios investigadores y se evalúa la obra académica y los productos de la investigación, con parámetros más bien cuantitativos que cualitativos.
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