Dentro de la corriente de teóricos de la filosofía práctica angloamericana es relevante el trabajo de Georg Henryk von Wright, quien desarrolló una clasificación muy completa de las normas que denominó la lógica de la acción. De su obra es importante, para nuestro trabajo, la clasificación que hace de las normas por lo que a continuación las exponemos. La clasificación de las normas de Wright tiene como punto de partida un examen del campo de significación de la palabra. Entre los principales significados señala tres, que son la base de su clasificación.
En primer lugar, la norma como ley, pero la palabra ley se usa en, por lo menos, tres sentidos diferentes: leyes del estado, leyes de la naturaleza, leyes de la lógica y de las matemáticas. La diferencia radica en que las leyes de la naturaleza son descriptivas. Describen regularidades que el hombre cree haber descubierto en el curso de la naturaleza, y son verdaderas o falsas, es decir que la naturaleza no obedece, más que en un sentido metafórico a las leyes. En el sentido opuesto están las leyes del estado que son prescriptivas, pues establecen reglamentos para la conducta e intercambio humano. Su función es influir en la conducta, al grado de que cuando los hombres desobedecen las leyes, la autoridad que las respalda trata, de corregir tal desacato.
Las prescripciones se caracterizan por ser dictadas o dadas por alguien, es decir, que tienen su origen en la voluntad de un dador de normas o una autoridad normativa, además están destinadas o dirigidas a algún actor o actores, a quien se conoce como sujeto(s) normativo(s).
Para que el sujeto conozca su voluntad, la autoridad promulga la norma y añade una sanción, amenaza o castigo a la norma para asegurar el cumplimiento de su voluntad.
Por su parte, las leyes de la lógica y de las matemáticas son prescriptivas pero en un sentido distinto al de las leyes del estado, ya que prescriben cómo se debe pensar, calcular para pensar y calcular correctamente. No pretenden hacer que la gente piense correctamente, sino sólo suministran patrones por el que juzgan si la gente piensa correctamente o no. En este último sentido se puede decir que son también descriptivas, pues refieren cómo están constituidas las entidades lógicas. Cómo ninguna de las dos caracterizaciones (descriptivo/prescriptivo) resuelve inequívocamente, Wright llama a estas leyes deterministas [Wright, 1970: 21-25].
El segundo significado es el de norma como regla. Empleamos el término regla para referirnos a los patrones que se siguen, por ejemplo en un juego. Es decir que las reglas del juego determinan estos movimientos o patrones que son considerados correctos con referencia al juego. Y desde el punto de vista de la actividad de jugar, las reglas determinan cuales son los movimientos permitidos. Otro ejemplo son las reglas de la gramática (morfología y sintaxis) de un idioma natural. Aquí las reglas son las formas fijas del discurso correcto. Una persona habla o escribe con apego a las reglas de la gramática, de no hacerlo así decimos que no habla ese idioma [Wright, 1970: 26].
El tercer significado es el de normas como directrices o normas técnicas. Este tipo de normas guardan relación con los medios a emplear para alcanzar un determinado fin. Por ejemplo: las instrucciones para el uso, son un tipo de normas técnicas, ya que presuponen que la persona que sigue las instrucciones aspira a la cosa, fin o resultado para las que se elaboraron dichas instrucciones [Wright, 1970: 29].
A partir de este campo de significación de la palabra norma, Wright establece la siguiente clasificación de las normas. Existen tres grandes grupos o tipos de normas: reglas, prescripciones y directrices. Dentro del grupo de las reglas se ubican las reglas de un juego, las reglas gramaticales y a las reglas de la lógica y de las matemáticas. Dentro de las prescripciones consideramos a los mandatos, los permisos, y las prohibiciones que se dan o se dirigen a los actores en relación con su conducta. Las directrices también llamadas normas técnicas, presuponen fines de la acción humana y relaciones necesarias de los actos con estos fines [Wright, 1970: 34-35].
Adicionalmente a estos tres grupos principales, se habla de tres grupos menores: las costumbres, los principios morales y las reglas ideales; que de alguna forma presentan afinidades con más de uno de los grandes grupos.
Las costumbres son patrones de conducta para los miembros de una comunidad; la comunidad las adquiere en el curso de su historia, y son más bien impuestos a sus miembros que adquiridos por éstos individualmente, ya que un miembro de la comunidad que excepcional o habitualmente no observe los hábitos sociales, es mirado con desaprobación e incluso existen medidas punitivas para ellos por parte de la comunidad. Las costumbres son un tipo de prescripciones pero de tipo implícitas ya que no existe una promulgación de las mismas y la autoridad es la propia comunidad.
Los principios morales presentan un aspecto de obligación de cumplir con principios y promesas. Existen muchas controversias en torno a estos principios ya que algunos filósofos los ven como cierta clase de norma técnica sobre cómo conseguir fines de una naturaleza peculiar.
Las reglas ideales tienen más relación con ser que con hacer. Hacen referencia a patrones ideales de ser en relación con lo bueno. Las reglas ideales determinan un concepto, es decir, el concepto de lo que se considera ser bueno en una clase, o tipo particular de persona, profesión, actividad o estado. Puede decirse que esta clase de normas mantienen una posición intermedia entre normas técnicas acerca de los medios para un fin y las reglas que determinan un patrón o modelo.
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