En esta instancia, la evaluación tendrá un carácter prospectivo y aumentará en cuanto a su ingrediente creativo, en la identificación y valoración de los posibles impactos y reacciones. Lo anterior puede realizarse con el auxilio de dos matrices de evaluación, mismas que serán realizadas en el interior de cada subsistema y en la que al final trabajarán miembros del equipo de calidad y el representante de cada subsistema (figuras 3.1.3 y 3.1.4.). La primera, como lo sugieren Kepnore y Tregoe, sería de soluciones contra objetivos. La segunda, como lo sugiere Ochoa (1983), sería de involucrados contra impactos (a la que se añaden las reacciones).
Tabla 3.1.9 Matriz de evaluación de soluciones V.S. el tipo de objetivos
SOLUCIONES |
OBJETIVOS OBLIGATORIOS |
PASA NO PASA |
|
OBJETIVOS DESEABLES |
PESO |
1 |
|
|
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|
|
2 |
|
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|
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|
Fuente: Adaptado Sánchez, 1994
Tabla 3.1.10 Matriz de evaluación de impactos y reacciones
INVOLUCRADO |
IMPACTOS (1) |
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ECONÓMICOS |
FINANCIEROS |
POLÍTICOS |
|
AMBIENTES |
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USUARIOS |
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EMPLEADOS |
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|
PROVEEDORES |
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|
SOCIEDAD CERCANA |
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Fuente: Sánchez, 1994
Las actividades básicas que se efectuarán en el proceso de la evaluación ex – ante se presentan en la figura 3.1.3.
Es la evaluación que se realizará después de ser implantado el Modelo Sistémico Basado en Competencias. Será un instrumento que nos permita conocer las insuficiencias presentadas en la figura 3.1.2, considerando las características que se proponen para un nuevo enfoque.
3.11.9. ESTRUCTURA DE LA EVALUACIÓN EX – POST
La evaluación será vista como un proceso del sistema, su finalidad será incrementar la efectividad, facilitando los procesos de un sistema e induciendo el desarrollo del mismo. De la misma manera, la evaluación será un proceso de diálogo y reflexión que mantendrá propiedades que le otorgan el carácter holístico continuo, participativo, plural, preventivo, efectivo y contingente. En la imagen, se presenta el propósito básico de la evaluación tal como se muestra en la figura 3.1.4.
Ahora bien, buscando sintetizar la idea de evaluación en una imagen básica que no se contraponga a los principios establecidos, y con el propósito de facilitar su estudio y su empleo, se llega a conformar una estructura como la que se muestra en la Figura 3.1.4.
Por su naturaleza sistémica, y debido a la ausencia de una “objetividad (neutralidad) científica absoluta” en la evaluación, el proceso de evaluación debe estar sujeto a una verificación constante. Con base en lo anterior, y de acuerdo con las características del nuevo enfoque expuestas en la sección anterior, el problema de la objetividad se enfrentará de manera similar como el método de observadores al mismo nivel jerárquico, se propone que sean diferentes evaluadores, a diferente nivel jerárquico y de decisión.
Por ello, el acto de la evaluación puede ser visto como en la figura anterior: una escena dentro de otra escena (Carvajal, 1983), y ésta a su vez como parte de otra escena. (Sánchez, 1994).
La primera escena estará dada por los impactos diversos del sistema, los cuales serán analizados, en primera instancia, por los involucrados directos (los empleados y trabajadores del subsistema). La segunda escena se conforma por los impactos en el suprasistema, y su análisis dependerá de las intenciones y del conocimiento tanto del subsistema administrativo (las autoridades y funcionarios administrativos) como de un evaluador externo ajeno al sistema (expertos) y del ambiente que se vive durante la evaluación en el suprasistema. Ellos integrarán las valoraciones de los usuarios, proveedores y otros beneficiados y afectados directos. La tercera escena la integran las restricciones propias del contexto, los parámetros normativos que se imponen al suprasistema y subsistema, y las restricciones y sesgos de un evaluador principal, cuya evaluación estará a cargo del tomador de decisiones, quien integrará los resultados. Estos actores (involucrados directos, administrador, evaluador externo y evaluador principal) y sus roles existen en la realidad y son reconocibles, pero en ocasiones se ignoran algunos de ellos y sus interrelaciones por la manera de realizar la evaluación. En este sistema la autoevaluación queda sujeta a las condiciones del administrador, el cual no necesariamente mantiene los mismos objetivos, intereses, percepciones y valores de los involucrados directos del sistema. Por esto, Rossi y Freeman (1989), Guba y Lincoln (1989) y Kells, Maassen y Haan (1992; citado por Sánchez, 1994) son muy claros en exigir la autoevaluación de los actores directos. La evaluación ex – post es una instancia en donde la participación de todos los involucrados es de primera necesidad y, en especial, como señalan Kells, Maassen y Haan, la autoevaluación será la clave para una conducción de calidad. Se considera que es insustituible no sólo la participación activa de los involucrados directos del sistema, sino también de los usuarios y proveedores, ya que de otra forma no se puede saber si se cumple con las expectativas.
Se concibe el acto de la evaluación de manera jerárquica, donde se busca reducir las distorsiones a través de la vigilancia de los resultados a un nivel superior. En el proceso, entonces, habrá más de un evaluador o sujetos de evaluación (Sánchez, 1994):
El evaluador principal (director) podrá apoyarse con otros sujetos en el proceso de evaluación, con la ayuda de promotores que faciliten el proceso. A partir de esta estructura de evaluación, a continuación se presentan los roles, las influencias y las relaciones que mantiene el sistema con el suprasistema y las relaciones entre los evaluadores y niveles de decisión durante el proceso de evaluación.
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