El papel del mediador es definido por Touzard (1981) como una tercera parte que interviene en la facilitación de la comunicación y relaciones entre las partes. Desempeña una función activa en las discusiones, haciendo sugerencias o propuestas e incluso formula recomendaciones con vistas a un acuerdo.
De acuerdo a Jares (2001: 160) los objetivos fundamentales del mediador son los siguientes:
A su vez Peters (1955) afirma que las tres cualidades principales de un mediador eficaz deben primar:
El profesor al desarrollar el rol mediador, necesita proporcionar un clima emocional positivo y, por lo tanto, el profesor necesita herramientas para manejar una situación tensa de conflicto, como ejemplo las citadas por Peters: saber negociar (contempla la compresión emocional de una situación), objetividad (empatía por parte del profesor) e imparcialidad (muestra de respeto a los implicados en el conflicto). Por ello, comprendemos que los conflictos interpersonales en el aula, son una gran oportunidad para el profesor desarrollar las competencias emocionales de su alumnado, sin embargo es necesario a priori tenerlas.
Tébar Belmonte, (2003) comenta que el perfil del profesor mediador es crucial dentro de la enseñanza. Apunta que la pedagogía de la mediación y el perfil de un profesor mediador, se basa en generar motivación e implica a los estudiantes. Desarrolla habilidades de pensamiento, enseña a aprender, a pensar y forma personas autónomas, capaces de seguir aprendiendo toda la vida. Aspectos preconizados por Feuerstein (1980).
La idea introductoria de los autores citados, parte de una perspectiva cognitivista. En esta línea, el profesor mediador es visto como un individuo que interactúa con su medio y los cambios que surgen en este proceso en el propio mediador. Tébar Belmonte (2003: 18-19) señala los repertorios de cualidades indispensables en el enseñante:
Por otra parte, y con propuesta similar de habilidades principales que han de adquirir los profesores para la mediación de los conflictos (Escámez, García, Sales y Rodríguez, 2001):
Para concluir, en el contexto del aula suceden explosiones de conflictos interpersonales cargados de emociones. Y es aquí, dónde no habiendo un manejo adecuado de las herramientas disponibles, que los problemas emergen, de manera que gestionar una situación conflictiva exige por parte de los profesores el rol mediador. Para ello necesita una buena comunicación, empatía, imparcialidad y el saber manejar la negociación. Mas allá del desarrollo del componente cognitivo del alumnado, el profesor necesita también prestar atención al componente emocional. Así entendemos el conflicto como una oportunidad para desarrollar las competencias emocionales en los alumnos. En este trabajo se pretende profundizar e identificar las competencias emocionales que inciden en el origen del conflicto y como los profesores utilizan el propio conflicto para desarrollar las competencias emocionales del alumno.
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