CARACTERIZACIÓN DEL DISCURSO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SU INCIDENCIA EN LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Guillermo Briceño Porras

B. Acontecimiento: vida cotidiana, tiempo y patrimonio


La concepción marxista de la ideología no puede comprenderse sin referencia a las nociones de alienación y mitificación. Tampoco la concepción del patrimonio, sin asumirla desde la cotidianidad de la indigencia y la pobreza.  La clase que controla los medios de producción material, controla los medios de la producción cultural en cuanto ideología. En consecuencia, el patrimonio quedaigualmente sometido a la conciencia y representación de la clase dominante. Esta clase construye lo simbólico patrimonial de acuerdo con sus intereses. De allí, que el patrimonio pase a convertirse en falsa conciencia. Concienciaalienada y mitificada de la realidad.
Karen Kosik (1976), Dialéctica de lo concreto, define la cotidianidad:

La cotidianidad es, ante todo, la organización día tras día, de la vida individual de los hombres; la reiteración de sus acciones vitales del tiempo. La cotidianidad es la división del tiempo y del ritmo en que se desenvuelve la historia individual de cada cual. La vida cotidiana atiene su propia experiencia, su propia sabiduría, su horizonte propio, sus previsiones, sus repeticiones y también sus excepciones, sus días comunes y festivos.
  
En Europa, la persona está inmersa en un paisaje de patrimonio cultural donde la historia está en calles, edificaciones, monumentos, paisaje, por lo que el patrimonio no pasa desapercibido. En América ―especialmente en Venezuela― hay que reflexionar para percatarse de la existencia de un objeto o un hecho patrimonial. Por consiguiente, la cotidianidad, es un acontecimiento de innovación que clarifica la conceptualización de la pobreza como sustrato de la identidad y del patrimonio latinoamericano. La cotidianidad se explica a través de las preocupaciones vitales y nada hay más vital para las masas que la condición alienante de su pobreza. Para Simón Rodríguez la propiedad privada, es la causa de las injusticias sociales:
La Posesión o la apropiación de lo perteneciente a un particular, o de lo que reclama el bien general, se sostiene, también, con el ejemplo de los SALVAJES. […] para convertir la USURPACIÓN en posesión (natural o civil)la posesión en  propiedady, de cualquier modo, GOZAR con perjuicio de tercero (sea quien fuere el tercero), a título de LEGITIMIDAD (y la legitimidad es un abuso tolerado…. Y otros de juicio posesorios, petitorios… y otros. (T. II. 115)

Simón Rodríguez vivió el momento de transición de la sociedad tradicional, donde la familia consumía lo que producía, a una economía donde el trabajador produce para un mercado que desconoce. Esta actitud mental y práctica de racionalidad, está en el origen de la revolución industrial, donde una nueva terminología  reafirmó los elementos de la nacionalidad. Ágnes Heller (1994), Sociología de la vida cotidiana, lo precisa:
El lenguaje, según la definición de Sapir, es un  medio perfectamente homogéneo, lo cual lo distingue del mundo de las objetivaciones objetuales y de las de los usos. Sapir pretende decir con esto que toda cultura de una determinada época es expresable mediante el lenguaje de esa época que el lenguaje como todo medio homogéneo, por una parte homogeniza en su medio las esferas y actividades mas heterogéneas, y por otra introduce el hombre en el mundo de esa determinada cultura.
 
Emma León (1999), Usos y discursos teóricos sobre la vida cotidiana, ofrece aproximaciones a lo cotidiano:
la cotidianidad es para el pensamiento social de cada momento histórico el ojo del huracán en que convergen múltiples posibilidades de comprensión de las circunstancias humanas. El asunto de la cotidianidad adquiere una presencia mayor en este debate.16

El punto al que llegamos, en consecuencia, es a mirar la cotidianidad como un proceso, condición y producto de ser y hacer el mundo permanentemente (no invariable), que se encuentra orgánicamente vinculado con los mecanismos de apropiación que se especifican en tiempos y lugares determinados.
El tiempo es inseparable del concepto de patrimonio cuando patrimonio es recobrar parte de la historia pasada, de lo vivido, de lo olvidado. Freud (1999) denuncia esta situación en Malestar de la Cultura:
¿De qué modo se vale la cultura para inhibir, para volver inofensiva, a caso para erradicar la agresión contrariamente? […] Por consiguiente la cultura yugula el peligroso gusto agresivo del individuo debilitándolo, desarmándolo y vigilando mediante una instancia situada en su interior, como si fuera una guarnición militar en una ciudad conquistada.

Simón Rodríguez terminó su vida reconociendo el poco avance del cambio social, de la acción histórica  y del proceso social. Estos elementos se tomaron como indicadores de la conceptualización del patrimonio:
Cambio social patrimonial: toda transformación que modifica el curso de la historia al crear nuevos valores patrimoniales que fortalecen, en el tiempo, la conciencia de identidad de una colectividad.
Acción histórica patrimonial: el conjunto de las actividades destinadas a provocar, intensificar o transformar la visión de los valores patrimoniales reconocidos como fundamentos de la cultura del pueblo.
Proceso social patrimonial: la secuencia encadenada de acontecimientos y acciones cuya totalidad constituye la identificación de un patrimonio como valor de identidad.
La noción de cotidianidad está unida al tiempo histórico desde que Martín Heidegger (2003) empleara el término «Dasein» como el ser–en–el–mundo, en, Ser y Tiempo. El dasein es la tragedia constitutiva de la realidad social y en ella sólo se puede olvidar o sufrir. Se trata de la cotidianidad, entendida como aburrimiento, como lo negativo–dialéctico. Esta interpretación permite la comprensión de la Teoría porque, cuando la pobreza se vuelve cotidianidad, es símbolo de vida ordinaria, de repetición sin horizonte de cambio, es trabajo alienado. Por consiguiente, existe una ética del tiempo como existe una ética de la cotidianidad, no percibida y aún exaltada como algo positivo, cuando para quien vive en la pobreza, esa cotidianidad es resignación sin interioridad, al impedírsele tomar conciencia de su degradación como persona. Ese tipo de cotidianidad no es angustia, porque por causa de tal resignación se aceptan los valores impuestos por otros, cuya vida de felicidad recae en quienes no tienen felicidad. Ese sentido, no apreciado lo suficiente, del dasein heideggeriano, es el punto de vista de Simón Rodríguez cuando interpreta el sentido del tiempo al que siemprevincula a un problema de carácter social. [Se destacan conceptos]
No pierdan los Americanos su tiempo, en PROYECTOS POMPOSOS. En lugar de Teologías, Psicologías, Derechos, i Lenguas Muertas, hagan, los que tengan juicio, ALGO! por unos Pobres Pueblos, que no SABEN que hacerse, ni que hacer de sus hijos. ( II. 29)
Yo dejé la Europa, (donde había vivido veinte años seguidos) por venir a encontrarme con Bolívar; no para que me protegiese, sino para que hiciese valer mis ideas a favor de la causa. Estas ideas eran (y serán siempre) emprender la educación popular, para dar ser a la República imaginaria que rueda en los libros, y en los Congresos. (T. II. 516)

El discurso de Simón Rodríguez es exhortativo. No perder el tiempo es, valorar el trabajo productivo a favor de «hacer algo por unos Pobres Pueblos» ante la encrucijada de sociedades empeñadas en construir riqueza al tiempo que veían agudizar su pobreza no resulta aún en la actualidad. El profetismo de Simón Rodríguez adquiere la significación que Henri Desroche (1976) le atribuyea la definición de esperanza elaborada por Aristóteles, relatada por Diógenes Laercio y transcrita por Bossuet: ¿Qué es la esperanza? El sueño de un hombre despierto». Para Simón Rodríguez la esperanza nace de lo vivido y lo soñado, donde la realidad es un episodio accidental del tiempo. La imagen de la nueva sociedad que se gobernaría por las costumbres y dando la autoridad por razón,  es una idea–fuerza en sus ideaciones colectivas.
 Para Marx la separación trabajo abstracto y concreto cumple el papel decisivo en la creación de valores de cambio:
Todo trabajo es, por un lado, gasto de fuerza humana de trabajo, en el sentido fisiológico, y en esa calidad de trabajo humano igual o abstracto, crea el valor de las mercancías. Todo trabajo es, por otro lado, gasto de fuerza humana de trabajo, bajo una forma especial y encaminada a un fin y como tal, como trabajo concreto y útil, produce valores de uso.
  
Si se mantiene la estructura capitalista de división del trabajo, la noción tradicional de patrimonio, es un valor inaccesible a las clases populares. Basta con preguntarse: ¿Cuál puede ser la idea de patrimonio de los millones de que viven en la pobreza?  El plano de lo cotidiano está construido por esferas de lo vital. Y, en Simón Rodríguez, nada fue más vital que su pobreza extrema: «Si he dado aquí mi parecer, con la práctica, ha sido para ayudar a esta pobre gente  a levantarse del abatimiento en que la tiene, la falta de comunicación. Estimo por pobre gente, la que, por condición social, vive en la abyección». (T. II. 542)

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