3ª Conclusión: El «realismo vital», con la que se ha identificado el discurso de Simón Rodríguez, posibilita reinterpretar el concepto de patrimonio cultural, a partir de la filosofía de la pobreza latinoamericana, como lo realmente heredado por el pueblo.
En la Teoría, la valoración resulta al considerar el discurso de Simón Rodríguez como realismo vital, realismo antropológico, donde el hombre, es un ser dotado de fuerzas naturales y vitales y el trabajo, según Marx (1962): «la actividad vital por excelencia del hombre, gracias a la cual él realiza su auténtico ser genérico».
Para Eduardo Kinnen (1969) El humanismo social de Marx:
A la luz de esta perspectiva del realismo vitalista, todas las tesis de la antropología marxista cobran su real importancia y sitúan a Marx como un verdadero precursor en la antropología. […] Toda la antropología marxista se caracteriza precisamente por un cierto antintelectualismo: así el hombre no es definido como “animal racional” definición de la tradición racionalista sino como “ser vivo, natural, activo y pasivo” lo que caracteriza al hombre en el conjunto de fuerzas naturales vitales, que éste tiene que aplicar en su actividad, para realizar su ser genérico.
Kinnen, al comentar el Manuscrito III: «se ve cómo la solución de los contrastes teóricos es posible sólo de manera práctica… y que su solución no es, de manera alguna, sólo una tarea del conocimiento, sino una verdadera tarea vital».
Para Ignacio Ellacuría (1991), Filosofía de la realidad histórica:
Es la realidad en tanto que realidad lo que dinamiza, la que es activa desde sí misma, en y por sí misma. El dinamismo no es principio, sino el frontanal (sic) dar de sí propio de cada realidad en y por sí misma a la cual compete el dinamismo, y le compete una u otra forma de dinamismo, según sea la índole de la realidad. […] Las cosas reales no tienen dinamismo ni están en dinamismo, sino que son formalmente dinámicas o del ser.
Carlos Marx afirma: «Por tanto, el carácter social es la característica de todo el movimiento; así como la sociedad misma produce al hombre en cuanto hombre, así ella es producida por él». La toma de conciencia es el momento de la positividad. Marx lo define como el momento analéctico por excelencia: toda negación de la negación parte de la afirmación de la exterioridad, la dialéctica positiva y no solo negativa como la interpretó Hegel. Simón Rodríguez:
Pregúntese a nombre de los pobres
― si tienen derecho a saber
― si se les enseña y …qué
― quien les enseña y… cómo
― quién tiene obligación de enseñarlos.
Si será temer que los pobres instruidos de sus DEBERES SOCIALES crean que no deben trabajar para subsistir. (T. II. 142)
No puede haber hoy quien pretende…con razón… que debe haber Clases Ignorantes y Pobres. (T. I. 382)
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