Así como la alienación tiene como correlato la desalienación, una de las notas características de la teoría crítica es la desfundamentación como condición de un nuevo concepto de racionalidad patrimonial. La hermenéutica crítica procura desmitificar los símbolos para revelar las ilusiones humanas y mostrar su relación con los procesos de liberación. A la Crítica como vía emancipadora, se suma el interés por interpretar los símbolos y las herencias culturales, a fin de posibilitar la percepción de los valores dados por la cultura a través del texto, destinado a una interpretación ulterior desde la cual sea posible tanto la interpretación cuanto la crítica. Pero la interpretación hermenéutica no busca una referencia detrás del texto sino que está volcada a los posibles mundos abiertos por él. Mundos posibles de ser pensados, imaginados, creados. Y, el abrir una nueva dimensión de lo patrimonial, es lo que convoca a su crítica.
Paul Ricœur (2006), Del texto a la acción, afirma la posibilidad de una escatología de la liberación, porque la tarea de la reflexión filosófica es la de velar por la interpretación de la auténtica herencia cultural en la proyección futura de una humanidad liberada. En esta perspectiva se planteó la posibilidad de construir una teoría crítica patrimonial liberadora:
Mediante la dilucidación del discurso de Simón Rodríguez se hace posible reinterpretar el concepto de patrimonio cultural, a partir de la filosofía de la pobreza latinoamericana, como lo realmente heredado por el pueblo, al identificar las contradicciones sociales, producto de los antagonismos de clase y de las injustas relaciones de producción.
La liberación, entendida dialécticamente, es la irrupción del pobre en la historia y en la sociedad latinoamericana. Se habla de irrupción porque se quiere señalar un hecho nuevo que rompe con algo anterior y que, como lo demuestra la etimología de la palabra irrumpir, (in-rumpere), es un entrar de manera abrupta, como de golpe, en la conciencia histórica de América. Construir una crítica patrimonial liberadora exige situar las coordenadas de la realidad actual donde la pobreza ha adquirido una condición de estructura. Grupos sociales estructuralmente incorporados al sistema social, económico, político, cultural y religioso a través de la economía informal como víctimas de la hegemonía globalizante capitalista. En tal situación, lo cultural y, específicamente lo patrimonial, representa algo no percibido; algo que está fuera de la realidad y que aún no forma parte de la irrupción de los pobres. Al aceptarse la Teoría se estaría dando origen a categorías fundacionales de una nueva interpretación del patrimonio. Se trascribe el siguiente texto del Capital de Carlos Marx porque fundamenta la aspiración de construir una teoría crítica patrimonial liberadora.
El trabajo es, por de pronto, un proceso entre ser humano y naturaleza, un proceso en el cual el ser humano media, regula y controla mediante su propia actividad su metabolismo con la naturaleza. El ser humano se enfrenta con la naturaleza natural como fuerza natural él mismo. Pone en movimiento las fuerzas naturales pertenecientes a su corporeidad ―brazos y pernas, cabeza y manos― con objeto de apropiarse la materia natural en una forma utilizable para su propia vida. Mediante ese movimiento obra en la naturaleza externa a él y la altera, y así altera al mismo tiempo su propia naturaleza.
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