CARACTERIZACIÓN DEL DISCURSO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SU INCIDENCIA EN LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Guillermo Briceño Porras

3.  Jürgen Habermas. Desencantamiento y comprensión del Mundo.

Para Habermas, hay una racionalidad comunicativa peculiar, inherente al uso de expresiones lingüísticas, que no puede reconducirse ni a la racionalidad epistémica del saber, ni a la racionalidad teleológica de la acción. Esta racionalidad comunicativa se expresa en la fuerza unificadora del habla: «orientada al entendimiento, la cual asegura a los hablantes, un mundo de vida intersubjetivo y, con ello, un horizonte dentro del cual todos pueden referirse a un mundo que es el mismo para ellos». El discurso de Simón Rodríguez demostró una racionalidad tan peculiar que su discurso dio la impresión de locura:
Hace 24 años que estoy hablando, y escribiendo pública y privadamente, sobre el sistema Republicano y, por todo fruto de mis buenos oficios, he conseguido que me traten de LOCO. “Los niños y los locos dicen las verdades” (T. I. 225)
…en vida de Bolívar pude ser lo que hubiera querido, sin salir de la esfera de mis aptitudes. Lo único que le pedí fue que se me entregaran, de los Cholos, los más despreciados para irme con ellos a los desiertos del Alto Perú ¾con el loco intento probar, que los hombres pueden vivir como Dios les manda que vivan…

Antes de Habermas la cuestión era: ¿Cómo se dice lo que se dice? ¿Por qué este funcionamiento discursivo y no otro?
Así pues, existe una relación ternaria entre el significado de una expresión lingüística y (a) lo que con ella se quiere decir, (b) lo que en ella se dice y (c) el modo de su uso en el acto del habla. Con su acto del habla el hablante persigue el objetivo de entenderse como un oyente sobre algo. Este objetivo, que llamamos ilocutorio, tiene niveles: ante todo el acto del habla debe ser entendido por el oyente y después, en la medida de lo posible, ser aceptado por él. La racionalidad del uso del lenguaje orientado al entendimiento depende, pues, de si los actos de habla son comprensibles y aceptables.
 
Jürgen Habermas (2000), Aclaraciones a la ética del discurso, se pregunta: ¿Qué es lo que hace a una forma de vida ser racional? Enfatiza la existencia de discursos de fundamentación, aquellosdonde se deshecha todo lo que es considerado como expresión de un interés particular, y no el interés de todas las partes.

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