CARACTERIZACIÓN DEL DISCURSO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SU INCIDENCIA EN LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Guillermo Briceño Porras

A. Justificación según autores.

1. Hugo Zemelman. Pensamiento parametral.
…el reto que subyace en el paso desde lo «disposicional» hasta lo simbólico consiste en la creación de una experiencia gnoseológica cuya objetividad se manifiesta en las posibilidades para transformarse en operaciones constructivas. En este caso, uno de los problemas que se plantea es la tensión entre la exigencia de orden para definir una relación con la realidad.

Zemelman confirma el carácter simbólico dado alpatrimonio como parte de de una experiencia gnoseológica. El concepto de patrimonio deviene más de autores anglosajones y, cuando se da otra opinión, ésta no se toma en consideración. Azier Calvo Albizu (2007), Oscar Tenreiro (1995), cuestiona la identidad arquitectónica venezolana y Fernando Yurmar (2008), sostiene que los intentos de reafirmar una identidad son siempre tramposos. La opinión de Hugo Zemelman (1992), Los horizontes de la razón. II. Historia y necesidad de utopía, explica la situación cuando el ámbito de la experiencia cognitiva no incorpora realidades:

Es así como las visiones culturales contienen posibilidades lógicas, en cuanto permiten una determinada relación de conocimiento con la realidad…
Contribuir a ensanchar la conciencia determina que ésta no se desarrolle en el ámbito restringido de la experiencia cognitiva, pues es resultado de la inclusión creciente de realidades.

El discurso de Simón Rodríguez responde a la lógica dialéctica, donde la contradicción es el fundamento de la conciencia crítica. Zemelman (1992): «la historicidad del sujeto y del conocimiento residen en la posibilidad de reconocer potencialidades en la realidad, pero también en la capacidad de trasformarlas en objetividad factible de ser vivida».     
Simón Rodríguez se convierte en conciencia de la realidad:
Si Usted desea… como lo creo… que mi Trabajo y los gastos no se pierdan, emprenda su Escuela con… INDIOS!!! Bien merecen los dueños del país, los que mantienen el Gobierno i la Iglesia con su DINERO, i a los Particulares con su Trabajo, que enseñen a sus hijos a Hablar, a Escribir, a llevar Cuentas, i a tratar con DECENCIA… aunque no sea mas… que para que sirvan bien a los AMOS, que la Divina Providencia les ha dado, con encargo de mostrarles el Camino del Cielo. De BLANQUITOS! poco, o nada podrá Usted esperar.  (T. II. 56)
     Zemelman deduce:
El problema de la objetividad se tiene que plantear en dos planos de relaciones: el de la objetividad estructurada, en un corte de tiempo y de espacio, susceptibles de explicación histórico-genética, y el plano de la objetivación de lo potencial que obliga a distinguir entre lo que es la prueba de una proposición teórica y lo que se entiende por viabilidad. La primera, hace parte del problema de la verdad o falsedad; la segunda, de la posibilidad objetiva de potenciar un contenido no realizado, o bien de construir una realidad nueva.

Simón Rodríguez rompe las estructuras parametrales del tiempo donde el futuro no es aquello que todavía no existe, sino aquello que es, según Zemelman: «un porvenir con el cual se cuenta porque va viniendo hacia mí». Ignacio Ellacuría lo confirma: «Mientras yo no tenga posibilidades con las cuales pueda contar en el futuro, no puedo hacer proyectos que sean verdaderos proyectos». Simón Rodríguez se enfrentó al reto de construir el porvenir como lo plantea André Beaufre (1979), La apuesta del desorden: «Cabe pues pensar que existe todavía un margen para actuar, influenciando al destino para evitar lo peor. En cierta medida el hombre es responsable de su futuro».

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