Simón Rodríguez no accedió al concepto de patrimonio que se comenzaba a divulgar en Europa. El momento histórico era diferente. En la actualidad, el campo epistemológico, permite una mayor inteligibilidad del discurso en sus rupturas y discontinuidades. Para la ideación del concepto de patrimonio es pertinente el planteamiento de Michel Foucault, La arqueología del saber, respecto a los saberes que nacen con la Modernidad: ¿Dónde aparecen? ¿Cuáles son sus circunstancias? ¿Qué es aquello que filtra ese saber para que llegue en determinado momento y en determinadas circunstancias? De allí deduce tres reglas para definir un discurso: La primera, de espacio temporal: ¿Dónde? ¿Cuál lugar? ¿En qué tiempo? La segunda, respecto al tema: ¿De qué se habla? La tercera, del sujeto: ¿Quién habla? De estas reglas, Foucault colige la noción de enunciado, porque los objetos de conocimiento se definen por las condiciones históricas en las que surgen. La investigación permite puntualizar las respuestas a las preguntas de Foucault:
¿Dónde? ¿Cuándo? El escenario de Simón Rodríguez es América en un tiempo de profundas contradicciones: la etapa de la postindependencia. Según Simón Rodríguez: «los PRESIDENTES, que, en las Repúblicas son los REYES» (T. II. 172) «En Europa, Democracia monárquica o Monarquía democrática. En América, República aristocrática o Aristocracia republicana. (T. I. 367)
¿De qué se habla? El tema por excelencia es la identidad americana que exige una EDUCACIÓN SOCIAL:
El interés general está clamando por una Reforma y… la América está llamada por las circunstancias a emprenderla. Atrevida paradoja parecerá… no importa, los acontecimientos irán demostrando que es una verdad muy obvia: La América no debe imitar servilmente sino se Original» (T. II. 110)
En Simón Rodríguez la identidad americana es lo paradigmático de Foucault:
…y todavía tiene la América la desventaja de vivir aun bajo el régimen colonial, y de fundar, en gran parte, sus instituciones en la diferencia de colores y en la sucesión de las razas. Así es, que los Americanos han pasado, como en sueños, del ESTUPOR de la esclavitud, al DELIRIO Republicano. (T. II. 322-323)
La ideación del concepto de patrimonio, como se entiende actualmente, tuvo su génesis en la Revolución Francesa cuando el Estado confiscó los bienes de la Iglesia, de la monarquía y de la aristocracia, lo que convirtió al Louvre en el primer museo nacional de Europa. El concepto moderno de patrimonio incluyó dos ideas unidas a los hechos patrimoniales: el reconocimiento del carácter público de los bienes culturales y la idea de conservación que se institucionalizó en Francia en 1791, cuando se reconoció la necesidad de mantener la belleza estética y el interés pedagógicopara la supervivencia de las obras artísticas del pasado. Pero, después de la Revolución Francesa, lo patrimonial quedó reducido a élites, excluyendo al pueblo del goce de los bienes culturales.
¿Quién habla? Simón Rodríguez, la persona que con un nuevo enfoque del concepto de identidad explicó la realidad en los términos enunciados por Teun A. van Dijk (2006):
En lugar de macroenfoques, más globales, de las ideologías en términos de sistemas de creencias, hegemonía o formaciones sociales, este enfoque explica las estructuras, los usos cotidianos, las funciones cognitivas y sociales, la adquisición y modificación de las ideología dentro de un contexto social más amplio.
Al plantearse la ideación del concepto de patrimonio, surge la misma pregunta que van Dijk se hace respecto a las ideologías:
Relacionada con la cuestión si las ideologías son los sistemas conocidos por los ideólogos u otras élites, o son también (totalmente) compartidas por la población en general, está la cuestión del desarrollo y la influencia. O sea, es importante investigar no sólo de donde vienen las creencias ideológicas, sino también cómo se comparten y comunican. […] Pero para que ese conjunto de “ideas” sea una ideología dentro del marco de mi definición, esencialmente debe ser compartida socialmente.
El contexto, analizado e interpretado según Teun van Dijk es: «el conjunto de todas las propiedades de una situación social que son posiblemente pertinentes para la producción, estructuras, interpretación y funciones del texto». Las identidades en América Latina se iniciaron desconectadas de su contexto y renunciando a tres siglos de patrimonio. Absolutamente nada se consideró positivo por lo que la identidad nació huérfana de un constructo social y con una representación mental colocada al límite máximo de todo lo que supone reconocimiento y memoria fundante. André Beaufre sostiene que en estos momentos históricos:
…no queda más que soportar el acontecimiento y adaptarse a él lo mejor posible, actuando. Pero cuando se estudia la génesis del acontecimiento, se percibe, en general, muy claramente las conjunciones que han producido esa fatalidad y, en consecuencia, los momentos en los que una acción apropiada hubiera podido modificar el curso de las cosas.
Miguel Rojas Mix (2000), América en la concepción ilustrada de la historia, ubica como elementos de la Independencia latinoamericana, la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de Carlos III:
El sentimiento de injusticia y el dolor que sintieron los jesuitas al ser disuelta la Compañía, hizo nacer en ellos un fuerte sentimiento crítico hacia la Roma Papal, a la vez que el exilio europeo encendió su pasión americana. En Europa les resultó insoportable la imagen de América que allí circulaba. Como americanos se les miraba a través de una serie de tópicos desvalorizantes. […] Una imagen tan lacerante encendió en los jesuitas un apasionado sentimiento de identidad, que los impulsó a defender la tierra y su cultura y a refutar el sentido de estereotipos que irritaba la piel de todos.
El exjesuita peruano, Pablo Viscardo y Guzmán, (1748–1798) se reconoce como el primer americano en justificar la Independencia de las colonias españolas en razón de sus identidades. La Carta dirigida a los españoles americanos, escrita en 1791, fue divulgada ampliamente por Francisco de Miranda. En una nota colocada por Miranda a la traducción, menciona los nombres de 313 exjesuitas expulsados de América, identificándolos según su «país de origen» y a continuación: «En el año 1786 existían en Italia mas de 3000 jesuitas restos de aquellos 5000 desventurados, que no tenían por toda renta sino la pensión de dos paoli por día, apenas bastaba para alimentar a un criado». En el texto de la Cartase proclama el derecho a la rebelión y se llama a la unión de criollos, mestizos, indios y negros contra el gobierno español. El Tribunal de la Inquisición declaró que la carta era uno de los escritos más mortíferos, libertinos e incendiarios y los jueces–censores consideraron que era injuriosa a la religión, al Estado, a los reyes y al Papa. La Carta de Viscardo se consideró tan revolucionaria que: «…si el Tribunal no aplica todo su rigor para sofocarla, pereceremos».
El razonamiento para articular la pobreza con los hechos empíricos de la identidad y patrimonio, obedece a dos posibilidades excluyentes de la lógica: Una, la relaciones de implicación: ¿Qué sucede cuando se asume que la pobreza identifica una cultura que orienta la acción educativa y crea diferente visión histórica del patrimonio? Otra, las relaciones de articulación: ¿Cómo suceden los cambios según los conceptos de identidad y patrimonio,no ya como hechos empíricos sino como valores culturales objetivos?Simón Rodríguez tuvo un claro conocimiento de la identidad como lo inédito, original y creativo de la historia. La relación articulación–desarticulación ubica como contexto, el Siglo de las luces: culto a la razón, secularización, posibilidad del progreso indefinido, rompimiento con el pasado histórico. Ernst Cassirer (1972) entiende la Ilustración como un proceso cultural europeo:
Aunque coincidamos sistemática y objetivamente con determinadas grandes metas de la filosofía ilustrada, la palabra razón ha perdido para nosotros su simplicidad y su significación unívoca. Apenas si podemos emplearla sin que visualicemos vivamente su historia, y constantemente nos estemos dando cuanta de cuál fuerte ha sido el cambio de significado que ha experimentado en el curso de esta historia.
Con esta precisión es factible acercarse al cambio de significado que experimentó la racionalidad del patrimonio cuando llegó a América la Filosofía Ilustrada. En el Pódromo de Sociedades Americanas, expone a quienes está dirigida la obra:
SE DIRIGE
A los que entran en una sociedad que no conocen, a los que necesitan formar costumbre de otra especie, para vivir bajo un Gobierno diferente del que tenían sus padres. La generación que pasa debe leer esta obra para criticarla. La que empieza su carrera, debe hacerse cargo del plan para ejecutarlo en calidad de ensayo. (T. I. 268)
En Luces y virtudes sociales: «Esta obra es para instruir al pueblo» (T. II. 73) y se defiende de la objeción: «el Pueblo no la entiende: porque ni las ideas ni la expresión están a su alcance» (T. II. 73) La lectura de Jovellanos: Plan para la educación de la nobleza, influenció a Simón Rodríguez para aceptar este modelo educativo producto de la Ilustración, pero transferido a una situación contraria: no a la nobleza sino al mundo de la pobreza por lo que no aceptó el método lancasteriano. Joseph Lancaster (1778–1838) llegó a Caracas el mes de mayo de 1824 y salió en abril de 1827, después del total fracaso personal y de su método. Simón Bolívar lo contrató mediante una letra de cambio por 20.000 pesos girados a Londres a cargo del Gobierno del Perú. Edgar Vaughan, (1989), Joseph Lancaster en Caracas, analiza el «paradigmático caso Lancaster» pero no es objetivo al analizar la negativa de Simón Rodríguez en aceptar el método educativo propuesto por Lancaster.
ENSEÑANZA MUTUA
es un disparate
Lancaster la inventó, para hacer aprender la Biblia DE MEMORIA. Los discípulos van a la Escuela … a APRENDER¡ … no a ENSEÑAR!
ni a AYUDAR a ENSEÑAR
Dar GRITOS i hacer RINGORRANGOS
NO ES APRENDER A leer ni a ESCRIBIR.
Mandar recitar, de memoria, lo que NO SE ENTIENDE,
es hacer PAPAGALLOS, para que… por LA VIDA!... sean CHARLATANES
No se ha de permitir, a los Maestros de Escuela Lancasterianas, que alteren con adornos de CAPRICHO, los Signos de Conversación de que se sirven MILLONES de Personas. (T. II. 25)
Establecer, en las capitales, las ESCUELAS DE VAPOR inventadas por Lancaster, a imitación de las SOPAS A LA RUMPORT establecidas en los hospicios. Con pocos maestros y algunos principios vagos, se instruyen muchachos a millares, casi de balde, y salen sabiendo mucho, así como con algunas marmitas de Papin y algunos huesos, engordan a millares de pobres, sin comer carne. (T. II. 186)
El método lancasteriano consistía en aprovechar a los alumnos más aventajados para realizar labores docentes con lo que se reducía el número de maestros y la enseñanza se culminaba en menor tiempo. Simón Rodríguez lo calificó como ESCUELAS DE VAPOR y de SOPAS A LA RUMPORT refiriéndose a lo apresurado del tiempo de enseñanza y a un caldo sin sustancia alimentaria que se repartía a los pobres en Londres. Otras de las críticas:
Los clérigos i los abogados viejos se apoderaron de Sucre, le hicieron echar a la calle más de 2 mil niños, que yo tenía matriculados y cerca de 1.000 recogidos. Pretendieron ponerme bajo las órdenes [de los Prefectos, a] enseñar a leer i gritar la Biblia, según Landcáster (sic) Aplicaron el dinero a fundar Casas de Misericordia, Recovas, Institutos de Caligrafía para el Bello Sexo, etc., (T. II. 533)
Edgar Vaughan (1989), Joseph Lancaster en Caracas, razona el fracaso personal de Lancaster y de su propuesta educativa, sin considerar los argumentos formulados por Simón Rodríguez siendo los principales: la educación impartida en las escuelas lancasterianas atentaba contra la identidad nacional;contrala acción liberadora de la educación social yespecialmente contra la integridad del patrimonio.
La situación económica de Lancaster empeoró al punto que los comerciantes le retiraron el crédito y lo amenazaron con llevarlo ante los tribunales. Edgar Vaughan reseña: «El Intendente Mendoza describía la improductividad de los 32 meses de residencia de Lancaster, durante los cuales no había adiestrado ni a un solo maestro en su sistema, y le decía que sus cuentas con la Tesorería habían sido zanjadas». Vaughan redactó la reseña sobre Lancaster en el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar con el siguiente dato: «…tan decepcionado se encontraba el Libertador que tuvo que informarse con el cónsul Porter de si el tal Lancaster no era un impostor».2 El juicio de Edgar Vaughan no responde a la verdad cuando afirma: «Lancaster le falló a Bolívar, igual que Simón Rodríguez, como veremos, aumentándole la secuencia de desilusiones y reveses que cumpliría todos los otros deseos del Libertador» El caso de Simón Rodríguez fue muy distinto y consistió en la interrupción de su proyecto educativo de Chuquisaca por la incomprensión de Sucre ante un tipo de educación popular y liberadora.
La caracterización de la pobreza se asumió como algo estructural en el sentido que Ferrater Mora (2001) le atribuye al concepto de estructura:
En la idea de estructura, como conexión significativa, desempeña un papel fundamental el elemento temporal y, a la postre, histórico. Subjetivamente las vivencias estructurales aparecen como vivencias, objetivamente aparecen como formas del espíritu. Las estructuras como conexiones significativas, no pueden ser propiamente explicadas, en vez de explicación hay descripción y comprensión.
La dialéctica negativa explica la pobreza frente al concepto de riqueza, lo que clarifica su significado de estructura fundante del patrimonio. Evon Vogt (1969) ofrece una síntesis del problema de las estructuras:
Nuestro problema consiste en describir, conceptualizar y explicar un conjunto de procesos que tienen lugar con distinta rapidez, se mueven en distintas direcciones y son impulsados y sostenidos por complejas interacciones de variables tecnológico-ambientales, sociales, culturales y psicológicas. Una vez comprendido el proceso, las estructuras que se manifiestan en determinados momentos surgen con mucha mayor claridad.
En la Tesis el concepto de estructura se consideró relacionado al conjunto de la realidad social que, como acontecimiento, se materializa en la pobreza que implica un contexto para su ubicación histórica, donde la noción de estructura debe su interés epistemológico a rasgos específicos del discurso.
La siguiente cita compendia la razón del Capitulo: Racionalidad y Patrimonio.
Hay aurora para el campesino que el crepúsculo despierta y para el amo poltrón que duerme a puerta cerrada, amanecerá a mediodía. (T. II. 176)
Simón Rodríguez cuestionó la justicia de un sistema que diferenciaba el tiempo de trabajo para el campesino obligado a sudar de sol a sol, y el tiempo del «amo poltrol» que duerme hasta el mediodía creando una imagen próxima al pensamiento de Carlos Marx cuando afirma:
La prolongación de la jornada laboral más allá del punto en que el obrero habría producido tan sólo un equivalente por el valor de su fuerza de trabajo, y la apropiación de este plustrabajo por el capital; esto es la producción de la plusvalía absoluta. La misma constituye la base general del sistema capitalista y el punto de partida de la producción de la plusvalía relativa. En esta producción la jornada laboral está dividida de antemano en dos partes: el trabajo necesario y el plustrabajo.96
De la cita se desprende: «Para el obrero, el tiempo libre es el tiempo de no trabajo» porque la libre ocupación del tiempo estaba reservada exclusivamente a los dueños del capital con lo que se expresa la idea del plustrabajo. La comparación entre el campesino y el amo, tiene un valor extralingüístico.La sentencia narra todo lo que conlleva la pobreza como acontecimiento, producido y vivido por una clase social frente a las ventajas del dueño y patrón perteneciente a otra. Se constituye el horizonte de sentido estructural de la historia y del patrimonio. El contenido de la narración, como impacto, no aflora sino después que Marx hiciera el llamado revolucionario: «¡Proletarios del mundo, únanse!» En la imagen del campesino y del amoestán representadas las fuerzas productivas y las relaciones de producción que condicionan y originan el acontecer social. El campesino actúa con una falsa conciencia, según Marx, o conciencia ingenua, según Paulo Freire, inconsciente de su comportamiento servil ante la realidad del trabajo alienado, guiado por dos estructuras que constituyen instituciones verdaderas de la realidad:el capital y la pobreza. Estructuras que, desde el punto de vista hermenéutico, están inscritas en lo cotidiano ofreciendo dos tipos de lecturas dialécticas: una, revolucionaria que promovería la rebeldía campesina; otra, a favor del estatus, y que justificaría el derecho del patrón de levantarse cuando le da la gana por ser dueño de su tiempo. De esta manera, el hecho ofrece distintas valoraciones que pueden ir desde la justificadora, hasta las posiciones contestatarias, libertarias y revolucionarias.
El dato de la pobreza que aliena y del capital que subyuga, es atemporal y se da mientras no se superen las condiciones objetivas de la realidad. En consecuencia, la pregunta es: ¿Qué herencia deja el campesino «que el crepúsculo despierta»? ¿Qué herencia deja «el amo poltrón que duerme a puerta cerrada hasta el mediodía»? ¿Cuáles son los patrimonios culturales que recibieron las generaciones posteriores de uno y de otro?
Víctor Raúl Haya de la Torre pensó en la dimensión de una nueva civilización para Indoamérica al afirmar: «…la emancipación mental indoamericana de los moldes y dictados europeos».97 Haya de la Torre intentó construir una ideología política autóctona indoamericana que consistiría en pensar los fenómenos políticos de Indoamérica y desde Indoamérica:
Espacio histórico no es, pues, únicamente, la influencia de la Geografía sino la constante relación telúrica del hombre y su tierra, su paisaje, su tradición, sus parentescos étnicos, su arte y sus muertos. En suma, todo aquello que nos suelda y atrae consciente y funcionalmente a una determinada región.98
Al igual que Haya de la Torre, José Vasconcelos Calderón (1958), promovió la unidad continental y sostuvo que América Latina era La raza cósmica.
Tenemos el deber de formular las bases de una nueva civilización; y por eso mismo es menester que tengamos presente que las civilizaciones no se repiten ni en la forma ni en el fondo. La teoría de la superioridad étnica ha sido simplemente un recurso de combate común a todos los pueblos batalladores; pero la batalla que nosotros debemos de librar es tan importante que no admite ningún ardid falso. […] ya nadie puede contener la fusión de las gentes, la aparición de la quinta era del mundo, la era de la universalidad y el sentimiento cósmico.
Tras reconocer las contradicciones, Simón Rodríguez discierne los acontecimientos: algunos, como su Escuela Social, no tendrá lugar jamás y otros provocarán consecuencias muy diferentes como la pérdida de sentido de la lucha por la Independencia y la posterior disgregación de las naciones. Son duras las expresiones que utilizó para patentizar la dramática situación:
La farsa de los tres poderes, es tan sosa, tan sin gracia, que ni la burla merece: es una parodia de las constitución inglesa, i un mal remedo de la modificación que han hecho los Estados Unidos. (T. II. 529)
Simón Rodríguez afirmó: «La propiedad de las verdaderas luces es progresar lentamente. La aparición no es repentina sino para el que no observe el HORIZONTE SOCIAL». (T. II. 176) La definición de horizonte dice: «Una línea imaginaria que separa el cielo de la tierra y que se aleja cuando uno se acerca». El horizonte es la utopía presente en el discurso de Simón Rodríguez. La fuerza de la utopía determina la marcha histórica definida como la inquietud existencial por el porvenir. Surge la pregunta: ¿Cuál es el horizonte que se le abre al patrimonio cultural en Latinoamérica? La respuesta, acorde con los postulados de la Teoría: la lucha por la racionalidad a partir de la toma de conciencia de la clase social definida por Simón Rodríguez como la ínfima clase: «Hay aurora para el campesino que el crepúsculo despierta…»
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