En la docencia se impone aclarar el tipo de modelo cultural–patrimonial que cada ideología defiende. Un modelo es una representación simplificada de un tipo de fenómeno particular con vistas a facilitar su comprensión. El modelo reduce el objeto de estudio a sus características más significativas. Para que el modelo desempeñe el papel reductor de la realidad, el investigador debe elegir criterios derivados de su propia orientación paradigmática. En este sentido, los modelos tienen una función heurística para descubrir las motivaciones y una función hermenéutica de interpretación del sentido de lo patrimonial a partir de la pobreza.
Según Goran Therborn (1978), ¿Cómo domina la clase dominante? la ideología se inserta en todo lo patrimonial tradicional, con «el significado elaborado por los grupos de poder en relación al concepto de jerarquía social». La distinción y la terminología utilizada por de Arturo Rosenblueth y Norbert Wiener (1954), El rol de los modelos en ciencia, aludiendo amodelos formales y materiales, ayuda a comprender la problemática que se presenta al definir el patrimonio latinoamericano. Para Rosenblueth y Wiener, en la construcción de modelos, ha de tomarse en consideración la transición progresiva de los modelos materiales a los modelos formales:
Un modelo material es la representación de un sistema complejo por un sistema presumiblemente más simple, del que se supone también que posee ciertas propiedades similares a las elegidas para su estudio en el sistema complejo original.
Si el modelo material permite pasar de lo simple a lo complejo, es porque propone una realidad concreta y, hasta tangible, como punto de apoyo para elaborar un pensamiento más abstracto. Rosenblueth y Wiener definen los modelos formales: «Un modelo formal es una construcción simbólica y lógica de una situación relativamente simple, elaborada mentalmente y dotada de las mismas propiedades estructurales que el sistema factual original»
A diferencia del modelo material, el modelo formal no es una analogía, no recurre a la comparación con una realidad de otra naturaleza o de otro orden. Es, propiamente hablando, una reconstrucción mental de la realidad, con ayuda de diversos símbolos. Releva el orden de la abstracción, por cuanto puede servir para dar una interpretación y una explicación de carácter lógico de esa realidad. Este tipo de modelo es aplicable al análisis de los hechos patrimoniales y conformaría un concepto de patrimonio latinoamericano a partir de la pobreza, la filosofía del patrimonio, la hermenéutica crítica y la lógica dialéctica. Amparados en este marco metodológico, la docencia del patrimonio respondería a las exigencias de la realidad. Pero para lograrlo, la realidad estudiada debe contar con las propiedades siguientes:
1º Constituida por elementos que mantienen relaciones de interdependencia.
2º La totalidad no es reducible a la suma de esos elementos.
3º Las relaciones de interdependencia entre los elementos, y la totalidad, son regidos por reglas expresadas en términos dialécticamente lógicos.
Las posibilidades de configurar modelos para la interpretación del patrimonio latinoamericano y su docencia, debe partir de la distinción que propone Guy Rocher (1976), Introducción a la sociología general, entre sistema social y cultural:
El sistema cultural abarca los valores, los conocimientos, las ideologías; es decir, en líneas generales, el conjunto de del aparato simbólico en que se inspira toda acción social. […] Un sistema social no puede existir sin un sistema cultural que le proporcione los elementos simbólicos esenciales. De otro modo, un sistema cultural sin sistema social es una civilización muerta.
Las anteriores distinciones permiten delinear las características de los modelos interpretativos para la docencia. Debe considerarse:
1º El esfuerzo por construir un patrimonio latinoamericano: ¿Qué es lo permanente y lo que cambia? Es difícil que una sociedad global esté interesada e implicada en los cambios que constituirían elementos patrimoniales.
2º Una vez determinados los hechos que constituirían elementos patrimoniales comunes, habría que preguntarse: ¿Existen condiciones para el reconocimiento de lo patrimonial entre sociedades con patrimonios culturales específicos y, en muchos casos valores históricos contrapuestos?
3º Encontrar respuestas: ¿Hasta qué punto lo patrimonial puede considerarse como un factor de integración que deba enseñarse en el ámbito de las naciones latinoamericanas?
Ernst Cassirer, (1998), Antropología filosófica, acude al término Hibridación para superar las indeterminaciones, ambigüedades, rupturas y desplazamientos tenidos por quienes apuestan a un patrimonio cultural que supere las fronteras nacionales. En términos postmodernos, a la hibridación se le pudiera aplicar el neologismo: desdefinición del patrimonio cultural latinoamericano, porque aspira a una intertemporalidad; una nueva relación de los hechos patrimoniales, pero sin llegar a enfrentar los problemas de las contradicciones existentes: conflictos de clase, de intereses, antagonismos y distintas cosmovisiones de la realidad. Cassirer entiende la hibridación de las culturas, a partir de su tesis de las formas simbólicas. La especificidad de la teoría de Cassirer es considerar la función simbólica en su quehacer concreto, en las obras, en los hechos culturales y no en lo abstracto. La clave que establece la relación entre el pensamiento de Cassirer y la Teoría formulada, es la correlación dialéctica que le asigna a las formas simbólicas de la cultura y por deducción a las del patrimonio. Para Cassirer, entre hombre y mundo, se interpone el simbolismo sea bajo la forma de mito o lenguaje.
Blanca Muñoz (2005) expresa:
La cultura —que, para los antropólogos, debería entenderse como costumbre y, para los filósofos ilustración, recoge el fundamental sentido de civilización—, se encuentra sumergida en una nueva guerra fría con ataques provenientes desde la economía, la política o la comunicación mediática. Así estamos ante un antagonismo entre culturas que, unas veces, parece antagonismo religioso y otro conflicto económico. Sin embargo, tal antagonismo no debe equivocarnos. Es, en el tema cultural, en donde se están llevando a cabo enormes y complejas luchas por hacerse con la hegemonía ideológica de las sociedades actuales.
La cita explica por qué la lucha por hacerse con la hegemonía ideológica, erige un modelo de lo que debe ser la cultura en la que se refleja, no sólo la mentalidad del grupo, sino ante todo, las estrategias de control social y asimilación de los valores dominantes. Si estos modelos se fundamentan en la Teoría, su caracterización debería corresponder a las siguientes observaciones:
1ª. Son inexistentes los estudios comparados sobre programas patrimoniales, tarea que en algún momento será necesaria realizar como tema de investigación.
2ª. Para el investigar lo importante no es lo que se debe estudiar, que se hace o deja de hacerse en la enseñanza sobre patrimonio sino cómo se enseña.
3ª. Los modelos interpretativos deben ser de naturaleza hermenéutica. El patrimonio, asumiendo la interpretación de Heidegger, sería una constante búsqueda de significado y no como una ciencia en busca de leyes.
Clifford Geertz (1987), La interpretación de las culturas,llega a decir que el hombre es un animal suspendido en redes de significados que él mismo se ha tejido. Se trata de un proceso hermenéutico–dialécticoque es interpretativo y al mismo tiempo impulsa y estimula la comparación y el contraste entre diferentes construcciones conceptuales de lo que un grupo social entiende por patrimonio desde sus condiciones de pobreza o de riqueza, como opresor o como oprimido.
En la actualidad, el tema de la pobreza exige considerar los planteamientos del Premio Nobel, Amartya Sen, quien innovó con su teoría de las capacidades de la población para superar los estados de pobreza. Para Amartya Sen, el concepto de capacidad es más importante que los indicadores económicos y sociales. Las Políticas Públicas se deberían juzgar en función de las capacidades concretas de los ciudadanos. Por ejemplo, las legislaciones contemplan lo que es y cómo deben promoverse la cultura y el patrimonio pero… ¿cuál es la efectividad de las políticas? Lo primordial del patrimonio consiste en las condiciones para que los ciudadanos perciban los valores del legado patrimonial a través del acceso a la educación, trabajo, vivienda, salud.
La teoría de la superación de la pobreza de Amartya Sen, basada en las capacidades, se fundamenta en la libertad positiva, la capacidad real de ser o de hacer algo, en vez de la libertad negativa producto de conceptos economicistas. «En la hambruna de Bengala —expone como ejemplo Sen— no se vio afectada la libertad negativa de los trabajadores rurales para comprar alimento. Sin embargo, murieron de hambre porque no estaban positivamente libres. No tenían la libertad de alimentarse ni la capacidad de escapar de la muerte». Analógicamente con el patrimonio, nadie negaría el derecho de la población a conocer y gestionar su patrimonio pero ¿cuál es la libertad positiva para que el pobre lo haga?
Amartya Sen destacó que ser pobre no significa vivir por debajo de una línea imaginaria de pobreza. Ser pobre, es carecer de las oportunidades para desarrollar las capacidades que permitan un nivel de ingresos suficiente para desarrollar determinadas funciones básicas, tomando en cuenta las circunstancias y requerimientos sociales del entorno. Calificó de «vergüenza social» lo que, con igual expresión, denunciaron los autores de la Teología de la Liberación al reclamar a la sociedad burguesa la opción por los pobres.
En las investigaciones de Luís Pedro España (2009), Detrás de la pobreza. Diez años después, el caso Venezuela, adquieren vigencia las preguntas formuladas en el primer capítulo: «…a pesar de las mejoras relativas en las proporciones de pobreza, el país aún tiene a 13,2 millones de personas en pobreza». Luís Pedro España confirma la teoría de Amartya Sen de las capacidades para superar los estados de pobreza y formula una nueva interpretación de la situación venezolana:
El crecimiento y la generación de riqueza ocuparon su lugar como variable necesaria, pero no suficiente, para reducir la pobreza. Con ello se venció la necesidad de criticar la investigación sobre la pobreza con el cuento de que lo que hacía falta era “estudiar la pobreza” para superarla, cuando parece obvio que los contextos de vida de un rico son algo distintos a los de un pobre.
En 1999, Venezuela se adhiere al compromiso de las Metas del Milenio, en la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas, donde se propuso reducir a la mitad, en el año 2015, el nivel de la pobreza extrema. Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas —según Luís Pedro España— muestran que ese propósito se logró en el 2007: «pero de inmediato surgen las dudas ¿Cómo se alcanzó la meta? ¿Es sustentable en el tiempo? ¿Depende de contingencias derivadas de los buenos precios petroleros de la segunda mitad de esta primera década del milenio? ¿Cuál es la realidad de la pobreza en Venezuela?». Luís Pedro España propone dos preguntas que, por creerse respondidas, los especialistas dejan de lado: ¿Qué tipo de pobreza se está midiendo? ¿Para qué medir la pobreza? Las preguntas son relevantes. La pobreza expone cosas muy distintas medida desde el ingreso declarado por la familia y contrastado contra una canasta de bienes, o medida desde los activos para generar las capacidades de Amartya Sen: educación, salud, bienes físicos, etc. Cuando se trata de los sectores del estrato E, contrasta más la relación pobreza–capacidadades, por tratarse del grupo social que vive en hogares con ingresos que, en promedio, no alcanzan para cubrir las necesidades de alimentación; viviendas muy precarias (ranchos) que normalmente carecen de servicios básicos. El promedio educativo de los mayores de 20 años escasamente llega a la educación básica. Este estrato se califica como de pobreza extrema.
Para llegar a las conclusiones que sustentan la Teoría es fundamental el siguiente testimonio de Luís Pedro España:
…las personas que vivían en pobreza extrema se redujeron en poco menos de 230.000, mientras que las personas en pobreza no extrema crecieron en casi 700.000, es decir que para 2007 Venezuela tiene poco más de medio millón de pobres de los que tenía en 2007. En otras palabras, a pesar de las mejoras relativas en las proporciones de pobreza, el país aún tiene 13,2 millones de personas en situación de pobreza».
Para dar lugar a los pobres en el ámbito de lo patrimonial hay que cambiar las reglas del juego según el criterio de los redactores de la revista SIC (1998) dirigida por jesuitas:
…el reconocimiento positivo de los pobres —que se realiza tanto en relaciones solidario-estructurales como en relaciones personales— provoca una relación tan honda en la propia vida y es una novedad tan radical en la figura histórica vigente que no puede acontecer, si no se ponen en marcha energías muy profundas, si no se abren horizontes muy motivadores […] esto es lo que está en juego en la opción por los pobres.
Thaís Gutierrez Briceño (2005), La construcción transnacional de representaciones y políticas de Alivio a la Pobreza. Caso Venezuela: 1989-1998:
La irrupción del marcado interés por el tema de la “política social” o, para ser más precisos, por el de las “políticas de alivio a la pobreza”, presenciado en las últimas dos décadas en América Latina, está relacionada con uno de los problemas más visibles que actualmente experimenta la región, la pobreza».
En este trabajo me refiero a las “Políticas de Alivio a la Pobreza” puesto que entiendo que, en el marco de los programas de ajuste, las políticas sociales diseñadas quedan reducidas a acciones que pretenden ayudar a “los pobres” de manera temporal, neutralizando los costos sociales y políticos del ajuste. La naturaleza y el alcance de las medidas se direcciona hacia la corrección de las consecuencias de la pobreza sin solucionar sus causas, a paliar, a aliviar a la pobreza, más no a su superación o eliminación.
El concepto de capacidades, propuesto por Amartya Sen y seguido por Luís Pedro España y Thaís Gutierrez Briceño, elimina el concepto de élite para una mayor o menor identificación con los valores patrimoniales. Los grupos o tipologías socioculturales propuestos por Luís Pedro España son: Rezagados, Tutelados, Emancipados, Movilizados, Desarraigados e Integrados. Para los fines de la investigación se consideran los dos tipos con mayor relación con la pobreza: Rezagados y Tutelados.
Rezagados.
Grupo que se ubica entre las características no modernas de la sociedad por lo que se trata de un rezago del proceso incompleto de modernización. Habita en el medio campesino y en las ciudades «sin haber dejado las creencias del campo. Dado su locus de control externo y Meta-social. En este tipo cultural tienen lugar procesos normalmente muy relacionados con la pobreza, como lo es la fatalidad y la desesperanza aprendida, es decir, aquella percepción o creencia que ancla a los individuos en la pobreza, dado que creen que ellos (ni nadie en ese mundo) puede hacer nada para salir de la pobreza.
Para este grupo, la pobreza institucionalizada impide hasta la posibilidad de imaginar los valores patrimoniales constituyendo un verdadero escándalo social que estan aceptado como lo fuera la esclavitud.
Tutelados.
Tipo no moderno o tradicional. Se relaciona con lo moderno en forma muy alienada y muy dependiente de otras personas. Normalmente supone que su futuro está ligado a otras personas más poderosas que él. En nuestro caso el vínculo de dependencia se establece con personas que están vinculadas con el gobierno suelen ser la leal clientela de jefes locales del partido de gobierno (del color que sea) siempre y cuando demuestren que atienden sus peticiones y necesidades.
Según Herbert Marcuse la unidimensionalidad del hombre en la percepción de la cultura, causa la ausencia de agentes y factores del cambio social así como desvanece la crítica.
La sociedad unidimensional avanzada altera la relación entre lo racional y lo irracional. Contrastando con los aspectos fantásticos y enajenados de su racionalidad, el reino de lo irracional se convierte en el ámbito de lo realmente racional: de las ideas que pueden promover el arte de la vida.
Simón Rodríguez:
La falta de PORQUE SOCIAL, ha tenido en todos tiempos i lugares, tiene
actualmente i tendrá siempre, a los hombres en REBAÑO. “Nacen libres [dice Rousseau] i en toda partes son Esclavos” —El PORQUE lo son está lo 1ro en por tomar por RELACIONES SOCIALES, las conexiones naturales de familia, las de clase i las que se contraen por interes.
Lo 2do el tomar por FUNCIONES SOCIALES las acciones indiferentes o contrarias al bien común.
Lo 3ro es tomar cada individuo del pueblo un VINCULO de los errores cometidos por la tradición, y CREERSE ORGANO del orden Publico.
Lo 4to es calificar de Simpatia social, la disposición en que cada uno está, de consultar a otro sobre sus intereses, para hacerlos prevalecer.
(T. II. 423)
Ruy Rocher (1976):
La adhesión a la cultura es constantemente reafirmada por todos y por cada uno de los miembros de la colectividad, a través y por la significación simbólica de la participación atribuida a su conducta externamente observable. […] La cultura reviste así el carácter de un vasto complejo simbólico, cuyas raíces extraen de las realidades psicosociales una significación y unas manifestaciones esenciales a la vida colectiva humana.
La teoría de la marginalidad planteó que el pobre estaba fuera de la sociedad, marginado, siendo todo lo contrario. El pobre está dentro de la sociedad y sustenta la relación de clases en su condición de pobreza. Sin posibilidad de elegir entre los valores patrimoniales que se le imponen. La pobreza informa la personalidad en el sentido que le confiere una forma que hace al pobre funcionar en el seno de una sociedad donde teóricamente lo patrimonial debería actuar como agente de socialización.
Luís Pedro España:
Este modelo de desarrollo basado en la distribución de la renta y la conciliación de los intereses, buscaba hacer de Venezuela una sociedad moderna. Como lo hemos señalado esta modernización tuvo dos efectos: uno, fomentar patrones de conducta consumistas y paternalistas; dos, la creación espontánea de nichos de modernidad y de algunas élites con orientación hacia la responsabilidad colectiva.
La disonancia pobreza–riqueza es producto de una modernización impulsada por la renta petrolera y no por un proceso que traduzca la modernidad en capacidades para que las personas logren, además de la tenencia y disfrute de bienes y servicios, una identidad patrimonial que les haga sentirse miembros de una colectividad nacional.
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