CARACTERIZACIÓN DEL DISCURSO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SU INCIDENCIA EN LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Guillermo Briceño Porras

3. ¿Por qué Antonio Gramsci?


Antonio Gramsci (1978), Introducción a la filosofía de la praxis, permite examinar las relaciones entre ideología, sentido común y ciencia. Sostiene: la ideología está asociada al sentido común y éste es el modo de instalar la rebeldía en las masas populares. Para Gramsci, al ser difundida una ideología revolucionaria, la concepción del mundo se convierte en sentido común. Lo ideológico, es un conglomerado caótico, contradictorio, de creencias que se mantienen implícitas en las prácticas cotidianas. Incluso, el sentido común es vivido por las masas populares como fe, de manera no racional. Sin embargo, en los momentos de crisis, emerge una visión del mundo que sorprende cuando los dominados asumen la toma de conciencia de su situación. En la investigación, la comparación entre los Proyectos de Gramsci y de Simón Rodríguez requiere de ese mutatis mutandi que caracteriza el uso de toda comparación.  A posteriori, no se puede construir una similitud de proyectos entre Simón Rodríguez y Gramsci pero si, descubrir líneas coincidentes en la proyección histórica de ambos proyectos: la búsqueda de mecanismos para interpretar la pobreza y la injusticia social. Para Gramsci, las ideologías pertenecen a un mundo deificado, en el sentido de que fijan las situaciones como objetos; proponen cierta esquematización de las ideas y, para ser aceptadas, recurren a procedimientos más o menos formales.  Lo mismo se puede decir del patrimonio cultural que, al estar vinculado per se a una ideología, es deificado como símbolo, por lo que el sujeto popular no logra convertir lo patrimonial en objeto de conocimiento. Pocos autores han fundamentado más la filosofía de la cultura que Antonio Gramsci al darle una nueva caracterización al concepto de ideología:
Se debe distinguir, por consiguiente, entre ideologías históricamente orgánicas, es decir necesarias a una cierta estructura, e ideologías arbitrarias, racionalísticas, (sic) «voluntarias». En la medida en que son históricamente necesarias, tienen una validez «psicológica», «organizan» las masas humanas, forman el terreno en que los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición, luchan, etc.

El criterio de Norberto Bobbio (1976), Gramsci y la concepción de la sociedad civil, es oportuno para valorar la Teoría: «La validez de una teoría se demuestra en los instrumentos que ofrece para interpretar acontecimientos diversos de los que le han dado origen». Gramsci (1978), Introducción a la filosofía de la praxis:
Hay que destruir el prejuicio, muy difundido, de que la filosofía es algo difícil por el hecho de ser actividad intelectual propia de una determinada categoría de científicos especialistas o de filósofos profesionales y sistemáticos. Por consiguiente, hay que comenzar demostrando que todos los hombres son «filósofos»

Simón Rodríguez: [Se destaca lo referente a la filosofía]

La filosofía está, donde quiera que se piense sin prevención; y consiste en conocer las cosas, para reglar nuestra conducta con ellas, según sus propiedades. Los preceptos sociales son pocos, y sus aflicciones… muchas: pretender que se enseñe lo poco que se debe saber, para no errar en los muchos casos que ocurren cada día… es filosofía: esperar que, si todos saben sus obligaciones, y conocen el interés que tienen en cumplir con ellas, todos vivirán de acuerdo, porque obrarán por principios… no es sueño ni delirio sino filosofía….; ni el lugar donde esto se haga será imaginario, como el que se figuró el Canciller Tomás Morus: su utopía será, en realidad, la América. (T. II. 131)
 
«Hacerse dueño del yo» es frase recurrente en Gramsci para resumir su concepto socrático de cultura. Una nueva cultura proletaria conlleva «un trabajo de interiorización, trabajo de intensificación de la vida moral»
La referencia a «los hombres que se creen con derecho a influir por sus luces» corresponde a la gran discusión que Gramsci mantuvo sobre el papel de los intelectuales en la revolución y por la diferencia que hace entre intelectuales tradicionales e intelectuales orgánicos. Gramsci pregunta: ¿Quiénes son los intelectuales italianos? y observa que por lo general se piensa que la actividad intelectual es autoexplicativa y, cuando se adopta este punto de vista, se llamará intelectual  a aquel que se dedique a la actividad pensante por lo que se incurre en dos errores: primero, considerar a los intelectuales como un grupo autónomo situado más allá de de la complejidad de las relaciones sociales; segundo, considerar las otras actividades sociales como no intelectuales. Gramsci:
Por intelectuales hay que entender no solamente los estratos comúnmente designados por este vocablo, sino en general todo estrato social que ejerce funciones de organización en sentido amplio, tanto en el terreno de la producción como en el de la cultura, de la política de la administración.

Simón Rodríguez menciona a los intelectuales como «hombres que se creen con derechos a INFLUIR POR SUS LUCES y estos son los que están convencidos de que el BIEN SOCIAL depende del SABER». «Sensibilidad Intelectual es facultad de Pensar» (T. I. 403) Gramsci advierte: «qué tal clima y modo de vida hayan entrado en agonía, y que la escuela se haya separado de la vida: he ahí lo que ha determinado la crisis de la escuela» y afirma:
Hay que desplazar el griego y el latín como base de la escuela formativa y serán remplazados. Pero no será fácil disponer la nueva materia o la serie de materias en un orden didáctico que dé resultados equivalentes para la educación y la formación general de la personalidad, partiendo de la infancia hasta el umbral de la educación profesional.

Simón Rodríguez se opuso a la enseñanza del latín y su argumentación es contundente. Por la importancia del tema se amplían las referencias.
Poniendo una cátedra de Castellano i otra de Quichua en lugar de Latín. […] Mas cuenta nos tiene entender a UN INDIO que a OVIDIO. (T. II. 34-35)
CASTELLANO i QUICHUA
El 1ro es de obligación, i el 2do…de CONVENIENCIA.
El latín no se usa sino en la Iglesia, apréndalo el que quiera ordenarse.
El Latín murió con los Romanos, porque más que hagan los Latinistas, no lo resucitan.

VOLTAIRE, por burlarse de los que CHAPURRAN el Latín con su Lengua nativa, supuso que, habiendo corrido, en los CAMPOS ELISIOS, la voz de que en la Sorbona se hablaba LATIN, vinieron los Emperadores Romanos, a OIR argumentar a los Doctores, i que, por no Soltar la
Risa, se mordían los dedos.
He aquí sus Versos,
Mais, quel Latin, grand Dieu!
Les Princes de l´Empire
Se mordaint les cing doigts
Pour s´empêcher de Ride

¿¡Es posible!? Que vivamos con los Indios sin entenderlo?! Ellos hablan bien su Lengua, i nosotros ni la de ellos ni la nuestra. (T. II. 36-37)

Su preocupación por la identidad y el patrimonio constituyó un leitmotiv al hablar de América. ¿Qué somos?, ¿Quiénes somos? Europa no tiene nada que aportar: «porque, arrollando ese brillante velo que la cubre, aparecerá el horroroso cuadro de su miseria y de sus vicios―resaltando en un fondo de ignorancia». (T. II. 109)
La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América». (T. II. 133)

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