LA DIRECCIÓN DE RESULTADOS EN LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS
Julián Castaño Guillén
El Gobierno peruano ha privatizado en la década de los noventa las empresas de telecomunicaciones nacionales, la mayoría de las eléctricas e inició, aunque no culminó, el proceso de privatización de agua potable y alcantarillado.
Una de las características más sobresalientes antes de la privatización del sector de telecomunicaciones era el alto grado de demanda insatisfecha, consecuencia de la falta de inversión y las políticas restrictivas. La infraestructura en telecomunicaciones estaba prácticamente estancada, la calidad del servicio era pobre y las operaciones sufrían de las ineficiencias inherentes a la gestión estatal. Todo esto debido a los declinantes ingresos fiscales, la crisis de la deuda externa y el hecho de que las tarifas no reflejaban la estructura de costes del servicio.
En cuanto al sector eléctrico, también privatizado, la mitad de la población del país carecía de servicio eléctrico y por lo tanto estaban excluidos del mundo moderno. Las tarifas eléctricas, fijadas con criterios políticos, estaban por debajo del precio de coste, generando grandes costes.
Al contrario del sector de telecomunicaciones, donde se le concedió el monopolio durante cinco años al ganador de la subasta, en el sector eléctrico se pusieron en marcha medidas de reestructuración para atraer la inversión privada; se eliminó el monopolio estatal separando las actividades de generación, transmisión y distribución eléctrica para promover la competencia en el sector. Los resultados de la privatización de este sector han sido muy positivos, a pesar de que todavía hay importantes empresas que no han sido transferidas al sector privado.
A pesar de la disparidad de las reformas en los distintos sectores, los resultados empíricos obtenidos por Torero y Pascó (2000), por el lado de la oferta de servicios, son positivos y muy significativos. Según estos autores, la densidad telefónica ha mejorado de 2,9% a 7,8%, la cobertura de agua potable se ha incrementado del 75% a 84 %, y el coeficiente de electrificación ha crecido en promedio un 27%.