3.13.-PRIVATIZACIÓN Y LIBERALIZACIÓN EN AUSTRIA

En las últimas décadas Austria ha sufrido profundos cambios en sus políticas económicas; entre ellos, podemos citar una importante privatización de la propiedad directa e indirecta del Estado, aunque no se ha completado y se ha reservado parte de la propiedad en la mayoría de los casos; además, se han abandonado los precios regulados, dictado leyes antimonopolio, reformado los horarios comerciales, etc.

Las empresas del Estado han contribuido al PIB entre un 25 y un 37%, han generado alrededor del 14% del empleo y dominado sectores como energía, siderúrgico, químico, telecomunicaciones, correos, y monopolios estatales como tabaco, loterías, bebidas alcohólicas, etc. Pues bien, aún a pesar del mal funcionamiento de las empresas públicas, la idea de la privatización no ganó terreno hasta los noventa.

La obra maestra de las privatizaciones austriacas ha sido las ventas de acciones de la ÖIAG (Austrian Industry Holding), que comenzó en 1994. Había sido creada en los sesenta para agrupar las empresas nacionalizadas, predominantemente productoras de acero. A finales de 1997 se habían privatizado las cinco mayores empresas de la ÖIAG, reservándose el Estado la “acción de oro”. De la magnitud del fenómeno privatizador nos da una idea el hecho de que las personas empleadas en 1992 en las ÖIAG eran de 77.000 y en 1997 quedaban 4.800 personas.

Dentro de la ÖIAG solo unas pocas pequeñas empresas se vendieron completamente, permaneciendo el Estado como mayor accionista o con poderes de veto en la mayoría de las empresas privatizadas. De hecho a través de la estructura cruzada de propiedad entre las empresas pertenecientes a la ÖIAG la influencia estatal es mucho mayor; por ejemplo, VA Technologie posee el 24% de VA Sthahl y ésta el 38,8% de VA Technologie. Incluso puede afirmarse que el Estado había aumentado, a finales de 1999, su porcentaje de participación en algunas empresas con relación a años anteriores, tal es el caso de Aerolíneas Austriacas.

No obstante, a pesar de todo, es justo decir que la estructura de propiedad ha sufrido cambios importantes desde 19871. Varios monopolios estatales se han abierto a la competencia privada, lo que ha inducido al Gobierno a privatizar más empresas; además, se han liberalizado algunos mercados, el más importante ha sido el de telecomunicaciones, lo que ha provocado una reducción de tarifas de hasta el 25%.

Una preocupación importante es que el rendimiento de las empresas privatizadas no ha sufrido cambios significativos; según Clemenz (1999), no hay cambios significativos en la eficiencia, apalancamiento, inversión y resultado, aunque si haya cambios significativos respecto a la rentabilidad y el empleo.