LA DIRECCIÓN DE RESULTADOS EN LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS
Julián Castaño Guillén
La elección de los políticos húngaros ha venido impuesta por las restricciones económicas interiores, consecuencia del paso del sistema de planificación central al de economía de mercado y de los problemas macroeconómicos.
Como economía emergente, Hungría, tenía un buen potencial de crecimiento y fuertes entradas de capital; no obstante, ha tenido que salvar varios escollos para la privatización de los antiguos bancos húngaros:
- En primer lugar, los bancos húngaros habían facilitado créditos a las empresas públicas, que estaban todas descapitalizadas a la salida de la transición. En consecuencia el papel de los bancos como prestamistas del sector privado era muy limitado.
- En segundo lugar, el Gobierno húngaro debía elegir una forma de desprenderse de la propiedad y transferirla a manos privadas. El procedimiento elegido fue crear una Agencia de Privatización Pública y buscar, a través de esta agencia, un inversor estratégico, que en este caso fueron inversores extranjeros.
-Por último, estaba el marco regulador de este proceso; había cierta resistencia política, prefiriéndose que la propiedad quedase en manos domésticas, pero la débil situación del sistema bancario, junto con otros problemas económicos internos, no dejó otra salida a los políticos.
En 1999 el porcentaje de bancos en manos de extranjeros era en Hungría del 60%, frente al 20% de 1994. La propiedad extranjera se concentraba en la gran banca industrial, dejando el pequeño banco comercial a los inversores internos.
Hoy en día puede afirmarse que la competitividad del sistema bancario húngaro es elevada y tiene menor concentración que otros países, goza estabilidad y buen funcionamiento.
La evidencia, según Abel y Siklos (2001), pone de manifiesto el dominio de los bancos extranjeros sobre los nacionales y ha demostrado ser beneficioso para el sistema. La alianza estratégica con los extranjeros ha creado un sistema estable y con buen funcionamiento.