LA DIRECCIÓN DE RESULTADOS EN LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS
Julián Castaño Guillén
Bueno et al. (1982), consideran el coste del capital como la tasa de rentabilidad mínima que una empresa debe de obtener de sus inversiones para que su valor de mercado no varíe.
Mascareñas (2001) dice que el coste del capital es la mínima tasa de rentabilidad a la que deberá remunerar a las diversas fuentes financieras que componen el pasivo, con objeto de mantener a sus inversores satisfechos evitando, al mismo tiempo, que descienda el valor de mercado de sus acciones1.
Para Mascareñas cada tipo de recursos financieros deberían ser incorporados en el coste de capital de la empresa con la importancia relativa que ellos tienen en el total de la financiación de la empresa.
El objetivo es determinar la mínima tasa de rendimiento que la compañía deberá obtener de sus inversiones para satisfacer la tasa de rendimiento requerida por los inversores, es decir, que la cotización de sus títulos en el mercado no descienda.
Según Jiménez (2000), el coste del capital se puede considerar el precio que se paga a los proveedores de fondos de la empresa por la utilización de los mismos y por el riesgo que asumen al prestarlo. Se puede considerar como la rentabilidad que exigen determinados grupos económicos al prestar dinero a la empresa, teniendo en cuenta el riesgo que soportan y el paso del tiempo sobre el capital invertido.
Para Termes (1998), existen tres políticas financieras:
- La política de inversiones: configura la decisión de cómo invertir.
- La política de financiación: configura la decisión de cómo financiarse.
- La política de dividendos: configura la decisión de cómo repartir.
La combinación de las políticas de inversión, financiación y de dividendos que conduzca al mayor valor de mercado de las acciones será la combinación óptima en orden al logro del objetivo financiero.
El instrumento que sirve, según Termes, para intentar esta óptima combinación de políticas es el coste de capital, entendido como el coste medio ponderado de los recursos propios y de la deuda.
Nosotros utilizaremos el modelo DDM (Dividend Discount Model) debido a Gordon y Shapiro (1959), según el cual , donde E es la capitalización, D el dividendo, k la tasa de descuento o coste del capital y g la tasa de crecimiento.
Operando en la fórmula anterior obtenemos el coste del capital de la compañía referido a los años 2002, 2003 y 2004, pues la salida a bolsa se produjo como sabemos en abril de 2001. La gráfica 13.48, compara la rentabilidad financiera y el coste del capital.
Como puede apreciarse la rentabilidad financiera empieza a superar al coste del capital en el periodo posterior a la privatización de la aerolínea, y pensamos que este es un motivo por el que la cotización de las acciones de Iberia ha venido subiendo desde el año de su privatización total, como se observa en el gráfico 13.49 del anexo IX.
En el ejercicio 2001 en lugar de utilizar la cotización hemos usado el valor de salida a bolsa de las acciones en el OPV de la compañía, es decir, 1,19 € por acción.