LA DIRECCIÓN DE RESULTADOS EN LAS EMPRESAS PRIVATIZADAS
Julián Castaño Guillén
10.7.1.- PRIVATIZACIÓN DE BRITISH AIRWAYS.
British Airways se creó en 1972 como resultado de la unión de las dos mayores líneas aéreas de Reino Unido, British Oveseas Airways Corporation (BOAC) y British European Airways (BEA), las dos públicas. Ambas aerolíneas eran poco rentables, tenían baja productividad laboral, y estructura poco eficaz, problemas que intentaban superarse con la fusión.
En 1981, cuando fue nombrado presidente de la compañía Lord King, se propusieron medidas para la posterior privatización:
- Reducción sustancial de personal a través de la jubilación anticipada, la recolocación y las jubilaciones voluntarias.
- Modernización de la flota de la empresa, adquiriendo nuevos y mayores aviones, y desecho de la vieja flota.
- Mejoras del sistema de control y terminales de servicio.
Como destaca Yarrow (1999), aunque el rendimiento de la compañía mejoró, la privatización se demoró hasta 1987 cuando el Gobierno vendió íntegramente la propiedad de la aerolínea por 900 millones de libras, que al final del primer día de cotización había subido el valor a 1.215 millones de libras con una revalorización del 35%.
El precio de la oferta pública inicial fue de 65 libras, alcanzando el primer día de cotización las 109 libras, un 68% de rentabilidad. Del 1.100.000 de ciudadanos que compraron acciones, las mantuvieron 420.000 personas.
En cuanto a las políticas británicas, los pasos hacia una mayor competencia, previos a la privatización, vinieron con el Decreto de Aviación Civil de 1980, que introdujo una mayor competencia en el mercado británico de aerolíneas a través de una serie de medidas, tales como aumentar la libertad de entrada de nuevos competidores o la desregulación de tarifas en las rutas domésticas.
Para Onur (2000), las razones para la privatización de British Airways fueron tres:
- En primer lugar, como empresa pública, estaba abierta a los políticos que empleaban a sus partidarios, con lo que uno los problemas de la empresa era el sobreempleo con productividad laboral baja y excesivos costes de mano de obra.
- En segundo lugar, las pérdidas aumentaban de año en año, destino de toda empresa pública, pues no tiene por objetivo la maximización del beneficio.
- En tercer lugar, la política de privatizaciones del Gobierno Thatcher pretendía reducir el poder sindical y vendiendo empresas públicas se conseguía este objetivo y además si minaba la influencia futura del partido laborista.
En los años setenta British Airways se enfrentó a su mayor crisis financiera y con el cambio de dirección en 1981, se produjo la recuperación en el período pre privatización.
Antes de su privatización, el número de empleados de la compañía era similar al otras empresas públicas del acero o el carbón, pero la respuesta a la mala situación financiera fue la reducción de la fuerza de trabajo; así, entre 1980 y 1984 el número de empleados pasó de 56.000 a 36.000. No obstante, tras el período pre privatizador, el resultado de la compañía empezó a crecer rápida y firmemente, recuperándose para 1991 los niveles de empleo de principios de los ochenta, por encima de los 54.000.
El movimiento de empleados antes y después de la privatización ha quedado reflejado, según Yarrow, en los registros de productividad laboral. El crecimiento de la productividad cayó entre 1985 y 1991 a consecuencia del programa de reestructuración y entre 1991 y 1994 se ha acelerado a consecuencia de la mayor competencia. En definitiva, las mejoras de rendimiento de British Airways, se pueden atribuir a tres factores:
- La reestructuración de la empresa en los ochenta en respuesta a la mala situación financiera y a la preparación para la privatización.
- Las economías de escala en operaciones, y
- Las presiones competitivas unidas a la desregulación, liberalización y cambios en las condiciones de los mercados internacionales.
Respecto a los beneficios, Yarrow afirma que en la post privatización mejoran los resultados, pero en este período el mercado aeronáutico internacional pasaba por mejores condiciones. Mas significativo es el hecho de que British Airways mantuviera la rentabilidad positiva a principios de los noventa, cuando la mayoría de las aerolíneas tuvieron pérdidas importantes. Índices confirmados en el estudio realizado por Onur (2000).
Concluye Yarrow que el resultado de British Airways durante el período de desregulación / liberalización ha sido muy bueno. Las tarifas han bajado, los costes unitarios han descendido, la aerolínea se ha expandido considerablemente, la inversión ha aumentado y la rentabilidad se ha mantenido en condiciones de competencia difíciles.
Eckel et al. (1997) examinan el efecto de la privatización de British Airways sobre el precio de las acciones de sus competidores más directos, las líneas aéreas americanas. Detectan que los precios de las acciones de los competidores se ven influidos por el anuncio de privatización; es más, el impacto del anuncio es proporcional a la rivalidad con British. Esto indica que sus competidores esperan sufrir por la aparición de más eficiencia y agresividad por parte de las aerolíneas tras su privatización.
También se detectan cambios importantes en la estructura de compensación salarial de la alta dirección; de hecho, el sueldo del presidente de la compañía se multiplicó por siete al anterior a la privatización, pasando de 52.740 libras en marzo de 1987, año de la privatización, a 385.791 libras a finales de 1989. Adicionalmente, British Airways aumentó su productividad y eficiencia en los tres años siguientes a la privatización.
Respecto a la tarifas, Eckel et al., examinan si las tarifas aéreas se ven afectadas por la privatización y, usando una muestra de 12 rutas trasatlánticas en que British Airways proporcionó servicio entre el segundo semestre de 1986 (antes de la privatización) y el segundo cuatrimestre de 1987 (después de la privatización) encuentran una disminución del 14,3% en las tarifas. Sin duda, debido a su mayor eficiencia, por lo que la privatización beneficia al consumidor pues produce rebaja de tarifas.
Como extensión a estos resultados, Eckel et al., examinan la reacciones del mercado a la privatización de Air Canada, encontrando que las tarifas aéreas no cambiaron significativamente en torno a la primera venta (pues fue privatizada en dos fases, primero el 43% y en una segunda fase el resto hasta el 100%). Sin embargo, con la segunda fase de privatización, hubo una disminución significativa de tarifas del 13,7%.