BIBLIOTECA VIRTUAL DE DERECHO, ECONOMÍA Y CIENCIAS SOCIALES


LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y EL METODO CLINICO PARA LA FORMACION DEL PROFESIONAL DE LA SALUD

La investigación mediada por el Método Clínico en los procesos socio-humanista-asistenciales de salud.

Dr. C (PhD). Renan García Tamayo
Profesor Titular- Universidad de Ciencia Médica de Santiago de Cuba
Profesor catedrático en universidad de Lurio Nampula Mozambique

MSC. Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott
Profesora auxiliar, en universidad de Lurio Nampula Mozambique

PhD. Sergio Latorre Artega
Profesor auxiliar. Facultad de ciencias de la salud, Universidad de Lurio Nampula Mozambique

renangarciatamayo@gmail.com

Publicado sin revisión por pares

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Los procesos socio-humanistas-asistenciales de salud como cualquier proceso de la naturaleza, la sociedad y del pensamiento, son entendidos como totalidades de la realidad objetiva, que se desarrollan en el tiempo y el espacio a través de una sucesión de eventos, donde los sujetos implicados en los mismos como partes del proceso o como investigadores de él, en un contexto histórico, social y cultural concreto, construyen, por medio de la comunicación y en el ámbito de las actividades que realizan, significados y sentidos; a la vez que transforman en el tiempo la estructura de relaciones del objeto en aras de alcanzar un objetivo, que en este caso se identifica fundamentalmente en el logros de resolver el problema de salud-enfermedad.
Por otro lado la investigación de los procesos socio-humanistas-asistenciales mediada por el Método Clínico, ha confrontado reflexiones y debates por más de un siglo acerca de la elección del método más adecuado para estudiarlos, sin haber logrado una solución aceptada, al tratar de buscar el método único, no comprendiendo la diversidad de alternativas y métodos que permiten dar respuesta a la complejidad de estos procesos relacionado con la salud y la enfermedad. En el reconocimiento de esta diversidad está precisamente la solución a los métodos de investigación de tales procesos.
Vale aclarar que las ciencias  médicas y de la salud también son portadoras de la dinámica de los cambios y transformaciones de las realidades sociales y humanas lo cual permite que las conclusiones de estas ciencias estén siempre sujetas a revisión y desarrollo. La ciencia nunca está hecha, sino siempre se está haciendo.
Según Max Weber, la idea de una ciencia acabada, perfecta e ideal no es más que una visión del espíritu, una utopía. En efecto, todas las generalizaciones, leyes y principios científicos son sólo aproximaciones e interpretaciones de la realidad objetiva, ya que se hacen a partir de supuestos subjetivos, mediante la adopción de un enfoque epistemológico de los investigadores y sustentado en su cultura.


Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:

Renan García Tamayo, Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott y Sergio Latorre Artega (2018): “La investigación científica y el método clínico para la formación del profesional de la salud”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1703/investigacion-cientifica.html

El conocimiento y la “experiencia" acumulados en relación con la medicina y la salud constituyen un sustento determinante en las Investigaciones mediada por el Método Clínico, cuando permiten y estimulan la construcción del conocimiento, pero también pueden constituir un elemento que obstaculice todas las nuevas ideas y un freno a la innovación, cuando se recurre a la experiencia no para valorarla y fundamentar críticamente a partir de ella, los objetos, procesos o fenómenos relacionados con la salud-enfermedad, emergiendo nuevas ideas y métodos, sino para imponer conceptos y métodos, como hábitos que tienden a la automatización y reducen el pensamiento creador y renovador que hoy se necesitan para transformar las problemáticas relacionadas con la salud y la enfermedad.
Cuestiones como esas por desgracia aún están arraigadas en el sector de la salud y en todas sus esferas (docentes, clínico-asistenciales, gerenciales y científica investigativas) y que han limitado en alguna forma el desarrollo del conocimiento científico médico y en salud, esto está ocurriendo con frecuencia en un gran número de instituciones docente, clínico-asistencial e investigativas en la contemporaneidad.
El recurrir a la experiencia puede ser, paradójicamente, una negación a la posibilidad de tener nuevas experiencias. Esta práctica produce un ser humano no transformador, que teme cambiar lo establecido y producir un nuevo desajuste en lo paradigmácamente aceptado, que evita todo riesgo y ni siquiera intenta reflexionar sobre nuevas posibilidades hacia una práctica creativa y crítica relacionada a los problemas de salud y su labor socio-humanista-asistencial mediada por el Método Clínico.
El objeto de estudio, según W. Heisenberg (1958), determina al método. Pero ¿cuál es el objeto de las ciencias socio-humanista-asistencial médica y en salud? Este estudio deberá centrarse en los procesos que de modo consciente desarrolla el hombre de forma auténtica, real, empírica y concreta, es decir, en su vida tal como es sentida y experimentada en un mundo de significados y sentido en donde los problemas de salud y enfermedad adquieren importancia y tienen la necesidad de resolverse, ya que afectarían el nivel de vida y podrían causar hasta la muerte. Toda la elaboración teórica encaminada a ese propósito partirá de lo vivido que no es precisamente lo experimentado.
La eliminación de las vivencias del hombre y por tanto el medico como investigador ante los problemas de salud-enfermedad, aunque sea con una pretensión de objetividad científica, no puede ser otra cosa que una deshumanización del proceso, con lo que se excluye la esencia misma de este proceso, y esto es porque se excluye la propia esencia del ser humano en su naturaleza: biológica, social, ecológica y espiritual.
Las ciencias socio-humanística-asistenciales en medicina y en salud que estudian los fenómenos y relaciones entre los hombres y que se dan en relación a la salud y a la enfermedad con su subjetividad y la objetividad, que de esta misma subjetividad emana, se configura en las propias relaciones humanas.
Los métodos de investigación en este caso están necesariamente vinculados a los procesos que se investigan y no pueden ser ajenos a la naturaleza de dicho objeto, pero tampoco a la cultura y a los presupuestos epistemológicos del investigador los que garantizan sus potencialidades aptitudinales, actitudinales (procedimentales), cognoscitivas así como su capacidad de adaptación, en relación a sus actividades como practica humana  y sus cualidades de valor, todo lo cual es desconocido por los enfoques positivistas, que prevalecen desde la primera mitad del siglo XX, cuando se asume el método como criterio único de verdad.
Ese método es el de las ciencias que estudia la naturaleza, centrado en la observación empírica y sensible, en la medición de lo observado y en su "verificación objetiva" de lo hipotéticamente planteado. Evidentemente, la elección que se realice de un método dependerá del enfoque epistemológico y metodológico del investigador y determinará también cómo se plantea el problema de la investigación, las técnicas que se emplearán en la investigación y su aplicación en las teorías que se asumen y construyen, así como de la naturaleza misma del proceso investigativo y del alcance de los aportes científicos de la investigación.
En el estudio de los procesos socio-humanista-asistenciales médicos y de salud mediado por el Método Clínico se pueden asumir diferentes alternativas, desde los paradigmas investigativos, como pueden ser: el Empírico Analítico, el Dialéctico Crítico, el Sistémico Estructural y Fenomenológico, la selección de uno u otro dependerá del proceso estudiado, así como de los presupuestos epistemológicos y la cultura del investigador. No obstante, han prevalecido las concepciones positivistas que reconocen, como único criterio, el de los métodos empíricos analíticos propios de las ciencias que estudian la naturaleza, como si fueran filtros de la verdad objetiva, única y aislada de las múltiples influencias sociales, así hemos visto que en nuestras universidades medicas son casi y solamente aceptada las investigaciones cargada de Matematización con variable nominales, dependiente e independiente, que si bien con ella se han logrados grandes adelantos en las ciencias médicas y de la salud, quita la necesaria influencia que tienen la espiritualidad y el amor en la solución de los problemas de salud-enfermedad. 
En este sentido, la objetividad no se alcanza ocultando la subjetividad y la espiritualidad, o simplemente no considerándola, sino por el contrario, elevándola a un primer plano para conocer su influencia, que no es siempre negativa como afirman los positivistas, es por el contrario, significativa si somos capaces de encontrar esa dialéctica necesaria entre lo objetivo y lo subjetivo que está presente siempre en el conocimiento humano.
El auge del positivismo en el siglo XX, como “positivismo lógico” y “neo-positivismo,” si bien ha tenido una tendencia a declinar desde la década del sesenta, al ser evidente su fracaso en los diversos campos de la ciencia, trajo como consecuencia otras aperturas a la investigación científica desde diversas corrientes pos-positivistas, a pesar de que el pensamiento dialéctico crítico existía desde el Siglo XIX. Pero el efecto negativo de las tendencias positivistas aún prevalece en investigaciones médicas y de salud en las que se olvida que la metodología y las técnicas estadísticas son sólo instrumentos para el proceso interpretativo del pensamiento, al considerarlas como sustitutas del proceso hermenéutico propio de la naturaleza humana.
En las ciencias socio-humanista-asistenciales para la medicina y la salud, la comprobación práctica es factible, fundamentalmente, en un plano histórico–social y cultural. La comprobación empírica en estas ciencias se va desarrollando en una dialéctica permanente entre los niveles empíricos y teóricos en que ambos, en su dinámica, se van presuponiendo y enriqueciendo; la práctica no cierra un ciclo, sino que se convierte en un momento de la teoría y viceversa. La subjetividad de los investigadores médicos y de la salud interviene en la práctica y a la vez se nutre de ella. Esto no es negar el carácter objetivo de las leyes, sino significar su dialéctica objetivo–subjetiva en que lo segundo unido a la espiritualidad y el amor están siempre presentes.
Para desarrollar el proceso de investigación científica mediado por el Método Clínico se puede recurrir a diversos métodos y técnicas. Su empleo está en función del objeto de investigación, las preferencias y formación del investigador y del colectivo de investigadores, así como del contexto y las condiciones en que se desarrolla el proceso investigativo.
Lo socio-humanista-asistencial médico y de salud tiene un condicionamiento histórico en el sujeto, que se expresa en su personalidad y por tanto en su intencionalidad lo que tiene una significación permanente, que se perpetúa día a día en la relación sujeto-sociedad. El sentido de esta relación modificará la personalidad de los sujetos, desde esta perspectiva la relación entre los sujetos será uno de los determinantes esenciales en cada situación histórica concreta de salud.
En la historia de las ciencias socio-humanista-asistenciales médicas y de salud, se ha pretendido el estudio de los problemas de salud fuera de la subjetividad y espiritualidad humana, buscando leyes “objetivas” que permitieran explicar la subjetividad, por otro lado, han existido concepciones que han pretendido definir lo subjetivo fuera de su integración necesaria con lo histórico social, las potencialidades humanas, su actividad y de su escala valorativa, lo que ha llevado a una representación estática de muchas de las configuraciones de la subjetividad, estimulando una comprensión metafísica de la relación individuo-sociedad, centrada en el individuo, o en la sociedad.
Esta comprensión ha sido una limitante en la integración de las ciencias socio-humanistas-asistenciales médicas y de salud, estimulando una fragmentación que deviene en un estudio parcializado de la realidad salubrista.
Como ejemplo, un problema en cuyo estudio intervienen diferentes ciencias sociales, como es el de la moral y la ética así como la deontología. Desde el punto de vista de lo axiológico, la moral es estudiada en su configuración histórica y social; en la Psicología se analiza por su configuración subjetiva; en la Etnografía, por su forma de expresión en grupos étnicos concretos y así se pueden ilustrar otras formas de su estudio en el marco de las ciencias de la salud.
Pretender estudiar la moral por las normas y valores estables del individuo es un profundo error, que reproduce un enfoque estático en su análisis. Aun cuando existen múltiples configuraciones subjetivas de la personalidad en las que se organiza al nivel subjetivo la expresión moral, ésta no puede abstraerse de la calidad de los contextos reales en que vive el sujeto, ni del marco de sus costumbres y tradiciones.
La categoría sujeto pasa a ocupar un lugar central como momento de integración en las ciencias médicas y salubrista puesto que es en el sujeto (social e individual) donde se da la integración de las ciencias donde se permite la explotación de un espacio metodológico común que es el método clínico en la construcción del conocimiento, pero susceptible de integración interdisciplinaria y transdisciplinar.
La propia resistencia que se ha manifestado al estudiar al individuo en calidad de sujeto y su condicionamiento histórico socio-salubrista ha llevado a la consideración de que el hombre actuaba más como objeto, que en condición de sujeto, y en la tendencia a la cuantificación y a la estandarización, derivadas del modelo positivista, se pierde la riqueza interpretativa del investigador, reduciéndola a una descripción de los resultados empíricamente obtenidos.
A partir del modelo positivista se pierde el sujeto, y las interrelaciones significativas del proceso en la complejidad del contexto en que se desarrolla. Esta falta de integraciones hace proliferar las descripciones de valor parcial y significación estadística, que se aprecia en los resultados investigativos de salud; dados en artículos científicos y tesis, incluso de Doctorado en ciencias de la salud, entre otros.
En este mismo sentido, la no consideración por parte de los positivistas de la relación sujeto-sociedad, hace perder la integración del hombre en diferentes contextos de relaciones e instituciones, proliferando estudios descriptivos del hombre, de las instituciones y de la sociedad por separado, sin interpretaciones cualitativas que armonicen coherentemente lo social, lo individual y lo institucional.
Asumir una posición teórica que reconozca una concepción holística y hermenéutica de las investigaciones mediadas por el método clínico es defender un conocimiento interdisciplinario y transdisciplinar, cada vez más esencial, complejo y dialéctico de los hombres, la sociedad y sus diferentes instituciones, lo que obliga a pensar en un espacio metodológico diverso e integrado para penetrar en la investigación de los procesos de salud-enfermedad.


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Recibido: Noviembre 2017 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Febrero 2018



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