Dr. C (PhD). Renan García Tamayo
Profesor Titular- Universidad de Ciencia Médica de Santiago de Cuba
Profesor catedrático en universidad de Lurio Nampula Mozambique
MSC. Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott
Profesora auxiliar, en universidad de Lurio Nampula Mozambique
PhD. Sergio Latorre Artega
Profesor auxiliar. Facultad de ciencias de la salud, Universidad de Lurio Nampula Mozambique
renangarciatamayo@gmail.com
Publicado sin revisión por pares
Introducción
La caracterización de la Educación Médica Superior en Mozambique y su delimitación como proceso de transformación humana de carácter profesionalizante de salud, pero comprometida con la formación social, humana y cultural, ha de transitar por la valoración de las relaciones entre ciencia e investigación científica y la propia Educación Superior como aspecto más general para la formación de los profesionales de la salud, como actividades humanas de carácter social, necesitan una postura epistemológica y metodológica, que debe corresponderse con el inusitado desarrollo de la cultura de la humanidad en este milenio, sin eclecticismos ni rigidez, sino comprometido y flexible para que entonces pueda trascender, desde una contextualización epistemológica que conlleve al reconocimiento de la ciencia y la investigación científica desde la diversidad de lo epistemológico y lo metodológico.
Otra consideración necesaria la constituye el tratamiento crítico a la interpretación de la construcción del conocimiento científico, donde se dilucida sobre la noción de objetividad en la ciencia y las consideraciones filosóficas de la relación entre lo subjetivo y lo objetivo, la cantidad y la cualidad, lo empírico y lo teórico, que lleva a la reflexión sobre la necesidad de una flexibilidad investigativa y metodológica que ha de ser coherente con un rigor epistemológico y metodológico de la ciencia y la investigación científica.
Se discurre sobre las relaciones entre las ciencias de la educación y en ello el lugar de la Pedagogía y la Didáctica de la Educación Superior con el propósito de dar luz en la delimitación de los campos específicos de estas ciencias relacionado con la formación de los profesionales de la salud en Mozambique, en la interpretación y desarrollo de la formación intencional.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Renan García Tamayo, Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott y Sergio Latorre Artega (2018): “Sustentos de la pedagogía y didáctica de la educación superior para la formación del profesional de la salud en Mozambique”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1702/sustentos-pedagogia.html
La construcción del conocimiento en los aspectos de salud como proceso social tiene en la ciencia y la investigación científica sus expresiones más significativas, como procesos de formación intencional de la cultura de los seres humanos.
Las investigaciones en torno a la ciencia en general y las ciencias de la salud en particular son múltiples y disímiles, las cuales se han caracterizado por diversas posturas en la determinación de su esencia, a la hora de connotar su definición y establecer un acercamiento a su propia construcción teórica; desde este ángulo se han aportados criterios de valor por importantes estudiosos de la ciencia, tales como J. Bernal (2007), B. Kedrov (1976), I. Andreiev (1978, 1979), M. Bunge, (1968), J. Habermas (1968,1984), J. Núñez, Jover (1985 – 1990), D.J.S Price (1973), entre otros.
Aunque se encuentran diversos caminos que se contraponen entre la postura externalista e internalista, lo cierto es que el estudio de la ciencia ha de discurrir por la interpretación holística, como fenómeno social complejo, que es parte de la cultura de la humanidad, lo cual quiere decir que todo intento de ser unilateral o lineal en su interpretación conduce a errores epistemológicos en su comprensión.
De ahí que una visión de la ciencia debe caracterizarse en la condición de proceso, actividad, conocimiento, institución y cuanto aspecto material y espiritual le sea intrínseco, ante todo al considerar su existencia ontológica como vía de transformación epistemológica que propicia el progreso y desarrollo del conocimiento científico en los seres humanos.
En tal sentido se connota que la ciencia es resultado de la actividad práctico material y espiritual de los seres humanos, resume el conocimiento científico de estos sobre el mundo que les rodea y surge en la actividad transformadora y creadora humana, en el seno de la sociedad.
Por lo anterior se asume que no hay ciencia de la naturaleza, ni ciencia de la sociedad como muchos tratan de exponer y si ciencias que estudian la naturaleza y que estudian la sociedad. La cual se expresa y manifiesta como sistema de conocimientos, métodos y lógicas, así como la actividad humana específica caracterizada por la transformación y creación sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, es aquella dimensión de la cultura que registra y conjuga las universidades, instituciones científica, comunidades científicas que van en la búsqueda de la solución de los problemas que enfrenta el ser humano en su relación con su medio, a partir de los principios, categorías, leyes y teorías que son el objeto fundamental de toda ciencia, a la vez que permiten comprender, explicar, observar e interpretar de forma lógica y estructurada un fenómeno o proceso específico, que es expresado y transformado en el objeto de la investigación.
Es en ese sentido que no es posible por ningún aspecto o concepto considerar las ciencias de la salud y dentro de ella las ciencias médicas, cualesquiera que sean, como una ciencia social o natural de forma separada y si en esencia una ciencia o un conjunto de ciencias que se desarrollan y han desarrollado en el accionar conjunto de los hombres en la sociedad de forma individual y social, para resolver los problemas biomédicos y de salud que se la han presentado al hombre en el transcurso de su existencia, la cual o las cuales como cualquier otra no está acabada, sino que se sigue y seguirá desarrollando en el seno de sus contradicciones (objetivas-subjetivas, empirico-teorico, cuantitativas-cualitativas, abstracto –concreto, entre otras).
Las ciencias en sentido general y las de la salud en lo particular se configuran sobre la base de las relaciones de significación y su objeto lo constituyen los procesos de construcción del conocimiento científico, que de modo consciente se desarrollan en la sociedad a través de las relaciones de carácter social entre los sujetos implicados, y en los cuales se preserva, desarrolla, difunde y crea la cultura de la humanidad y por tanto también se transforma y revoluciona la misma, con lo que se propicia la solución a las necesidades de la propia sociedad donde una son las necesidades de salud y se generan nuevas necesidades.
La ciencia, a su vez, es un factor destacado de influencia socio-cultural, como en el caso de los cambios tecnológicos en la actualidad, y se encuentra condicionada por las demandas del desarrollo histórico, económico, salubrista y cultural de la sociedad en que se desarrolla, basada en la actividad histórico-social de la humanidad. (H. Fuentes, E. Matos, J. Montoya, 2007).
Por otra parte la investigación científica es también un proceso social, que implica reconocerla como realidad, caracterizada por una diversidad de características, rasgos y expresiones dinámicas de su totalidad como proceso, que se integran en torno a los sentidos que las mismas van adquiriendo para los sujetos que desarrollan la propia investigación, razón por la cual puede ser considerada como una construcción individual y social.
No reconocer el carácter social de la investigación científica a cualquier nivel o en cualquier esfera como es lo relacionado con la salud, atomiza y desvincula el proceso de su naturaleza humana, que por demás le da sentido, donde se manifiesta su esencia dialéctica entre lo subjetivo y lo objetivo. La no consideración de la esencia humana en el proceso de investigación científica es la causa de la excesiva especialización que produce, como señala M. Martínez (1997:13), citando a Ortega y Gasset “genios tontos que saben absolutamente todo acerca de la química de las enzimas, pero que, debido a esa formación, hace mucho tiempo han dejado de funcionar adecuadamente como personas”. Se trata del investigador neutro y frío, calculador, que todo lo centra en la objetividad, sin reconocer el complejo mundo de influencias sociales y humanísticas, pretenden considerar patrones absolutos que se alejan de la realidad y en ello de la condición humana.
La ciencia salubrista necesita una postura epistemológica y metodológica, capaz de permitir incorporar la cultura en salud de la humanidad, sin que ello se convierta en un compuesto ecléctico, sin principios, orientación ni sentido. El método científico rígido, predeterminado, con una aureola de objetividad por encima del propio objeto, impide la autocrítica y elimina toda posibilidad de refutación, convirtiéndose así en meras técnicas aplicadas sin una conciencia de lo realizado. Ello ocurre cuando el proceso de investigación científica como objeto social de las ciencias se sustituye por los procedimientos metodológicos o aún peor, por la matematización del proceso, como ocurre frecuentemente en las investigaciones relacionadas con la salud en UNILURIO, pues sin que se niegue el papel de la matemática como instrumento alternativo del proceso de investigación científica no puede ser considerado como el objeto en sí mismo, lo que limita toda reflexión epistemológica, toda crítica de los supuestos aceptados y toda sugerencia de alternativas metodológicas.
En el estudio de la objetividad del conocimiento científico, citado por autores como Z.Rodríguez (1941-1985), permite establecer qué se entiende por objetividad del conocimiento científico, cuál es la relación entre lo teórico y lo metodológico y cómo es la relación entre el sujeto y la sociedad en el contexto de la investigación, se requiere partir de la determinación dialéctica de lo ontológico, lo epistemológico y lo lógico, todo lo cual permite determinar y presentar un punto de vista no homogéneo en las distintas formas particulares de enfrentar la construcción del conocimiento científico.
En aras de considerar una rigurosa interpretación, en esta dirección, se requiere de establecer la dialéctica entre lo ontológico como existencia, lo epistemológico como construcción del conocimiento y lo lógico como la coherencia de su construcción que son principio de valoración que revele la realidad objetiva–subjetiva de este fenómeno.
La consideración de lo ontológico está en la existencia objetiva-subjetiva del proceso de construcción del conocimiento como proceso consciente, dado este último en la dialéctica entre la conciencia social e individual, lo que permite reconocer sus potencialidades en la formación de seres humanos, capaces de enfrentar los retos cognoscitivos de la contemporaneidad, en su devenir histórico, a partir de reconocer la existencia de los objetos, procesos y fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
Desde el punto de vista epistemológico es el reconocimiento, por parte de los sujetos, de determinadas categorías relacionadas para desarrollar la modelación de los objetos investigados, como una alternativa epistemológica, lo cual implica una estructura del conocimiento científico y a la vez, vislumbra el derrotero a seguir en el proceso de construcción del conocimiento científico, sustentado en revelar el sistema de categorías, relaciones, regularidades, principios y leyes, que expresan en la teoría el movimiento objeto real.
Los objetos, fenómenos y procesos se modelan por los sujetos, y a la vez se hacen conscientes en estos, expresan su carácter objetivo–subjetivo, a partir de reconocer la naturaleza de los mismos y se estructuran en diversas formas en el curso de su desarrollo.
Las acciones de los sujetos implicados en el proceso de investigación científica han de reconocer el soporte esencial que se configura en las relaciones de significación de los mismos y de ellas emergen como trascendencia, los sentidos para los propios sujetos en los procesos y su construcción.
El proceso de investigación científica se hace consciente en los sujetos, que constituyen la esencia del mismo y también porque estos son capaces de revelar un sistema de relaciones y nexos sobre la base de representaciones conscientes, las cuales determinan su papel en dicho proceso, expresado en la intencionalidad, conciencia y actitud que asumen consigo mismo y con los sujetos interactuantes, en su autorregulación, formación y desarrollo o en su participación en el proyecto social en el que están comprometidos.
También se hace consciente porque a través de sus métodos y estrategias, se configura el compromiso y la responsabilidad de los sujetos con el propio desarrollo y transformación individual y social, donde se propicia además que se tracen nuevas metas.
Los procesos de investigación en la consecución de un nuevo conocimiento científico, son aquellos desarrollados por los sujetos de forma auténtica, como realidad concreta y sobre su experiencia social y personal, es decir, en su vida tal como es sentida y experimentada en un mundo de significados y sentidos. Esta consideración orienta a las ciencias hacia la búsqueda de métodos y estrategias que promuevan la conciencia de los sujetos en su formación y desarrollo social, capaces de propiciar una transformación activa, constructiva y creadora de la cultura, y con ello, el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima interrelación con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social, lo cual propicia toda la diversidad de acciones y sentimientos humanos.
Se trata de un proceso que promueve el desarrollo cultural de los sujetos, que posibilita su participación responsable y creadora en todas las dimensiones de la vida y la sociedad, como sujetos comprometidos con el desarrollo permanente de su propio bienestar y con el de los demás y con ello se reconoce además el carácter holístico, complejo y dialéctico del proceso de construcción del conocimiento científico.
Es un proceso holístico, es decir, totalizador, multidireccional, donde se interrelacionan procesos de diversas direcciones, donde cada uno de sus eventos expresa a los que le han antecedido y se expresará en los que le sucederán, siendo por tanto cada uno de estos, expresión de las cualidades del todo, sin significar la existencia del todo por encima de los eventos.
Por otra parte la diversidad de aspectos, rasgos y cualidades del proceso hacen del mismo una compleja totalidad inseparable en su esencia, pero el carácter complejo se evidencia por las múltiples relaciones, nexos, movimientos y transformaciones suscitadas en su desarrollo y dan cuenta de las cualidades del proceso como un todo, y en su integración determinan el comportamiento del mismo.
Se evidencia, por tanto, el carácter dialéctico del proceso, lo cual implica reconocer lo contradictorio de las relaciones que se producen en el mismo y constituyen la fuente del desarrollo, autodesarrollo y transformación.
En la Educación Médica Superior los procesos de construcción del conocimiento científico, tienen lugar diversas contradicciones que deben ser asumidas por los sujetos implicados, de hecho su carácter objetivo se desarrolla en unidad dialéctica con un profundo sentido personal y subjetivo para los sujetos, lo cual no se puede separar de su valor social.
Constituyen procesos donde dialécticamente se relacionan, entre otros: lo individual y lo social; la gestión y el desarrollo, lo objetivo y lo subjetivo, lo cognitivo, lo axiológico y lo afectivo; la regulación externa y la autorregulación. Todas expresadas en innumerables formas no ajenas a la voluntad y acción de los individuos o grupos humanos, condicionando con ello, los avances y retrocesos del proceso; es comunicarse, es la intervención de los factores propios de la condición biológica-ecológica-social-espiritual de los sujetos en el contexto histórico, social y cultural de los sujetos implicados, que los hacen singulares y diversos, en la dialéctica de su naturaleza holística y compleja.
Dichos procesos se amplían a las relaciones con otros sujetos, a los restantes procesos sociales, a nivel de la familia, de la comunidad, de la sociedad y a las condiciones materiales y espirituales en que éste se desarrolla en el ámbito de la cultura, lo que revela su carácter complejo.
La concepción dialéctica del proceso como una totalidad, frente a la cual se reconoce lo particular y lo singular de los hechos, como abstracciones en un tiempo y un espacio, determinan una lógica para construir una representación de éste, basada en sus contradicciones, en la cual, lo más importante es partir de la relación dialéctica entre lo cuantitativo y lo cualitativo, de las tendencias de los procesos, de las interacciones de todos los aspectos de la totalidad que se construye y reconstruye en un proceso en constante desarrollo y autodesarrollo.
Desde el punto de vista lógico se requiere de un sistema de categorías relacionadas dialécticamente, y a la vez expresen niveles superiores en la interpretación y transformación de los procesos. Desde esta lógica expresada en la teoría, y en consecuencia con las consideraciones hechas anteriormente sobre los procesos, se identifican categorías que permiten configurar, en el pensamiento teórico, la estructura de relaciones capaz de dar cuenta de la naturaleza y dinámica de estos procesos, constituyéndose en una propuesta teórica sustentada científicamente desde la comprensión, explicación e interpretación de los procesos y por ende, de los problemas intrínsecos a estos.
Esta concepción holística y dialéctica emerge como cualidad esencial, desde el punto de vista teórico, por reconocer la existencia de la actividad humana en la base determinante de la relación del sujeto con el objeto en su contexto, es por ello que permite revelar cómo transcurre el proceso de construcción del conocimiento científico a través de configuraciones, dimensiones, eslabones y estructura de relaciones. Ello significa que la actividad humana en su carácter ontológico y universal tiene en la comunicación la esencia dinamizadora de las relaciones sociales cualitativas.
Ahora bien, asumir la actividad humana como base determinante en esta concepción significa reconocer la intencionalidad del sujeto con el objeto, lo cual da cuenta del carácter transformador, cognoscitivo, valorativo y comunicativo del sujeto en su actividad. Esto condiciona en tal sentido la práctica humana lo que deviene aspecto praxiológico de la investigación científica.
La actividad científica, esencialmente cognoscitiva en su dimensión teórica, se desarrolla en unidad dialéctica con lo empírico del conocimiento, en la relación entre la observación, la comprensión, la explicación y la interpretación. A partir de la relación de unidad contradictoria entre la comprensión y la explicación, que se sintetiza en la observación y la interpretación, son procesos, dialécticamente contradictorios entre sí lo cual conforman una totalidad en la construcción del conocimiento científico, donde lo empírico y lo teórico deviene en dos dimensiones de un proceso único.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en las investigaciones científica y por tanto en la creación del conocimiento científico son los axiológicos, de donde se enmarca los valores más universales del humano dado en su compromiso con lo que investiga, desde su responsabilidad, cumplimiento de la palabra empeñada, identidad con el contexto; pero con determinada flexibilidad investigativa donde se tenga en cuenta la diversidad de formas investigativas pero sin eclecticismo. Ambas condiciones propicia entonces que la investigación científica pueda trascender y más cuando se tenga en cuenta la autoestima durante el proceso investigativo en unión al altruismo todo lo cual se sintetiza en el amor.
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Recibido: Noviembre 2017 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Febrero 2018