Aspectos formales de la Mezquita de Córdoba y de la ciudadela de la Alhambra
El esplendor de Al-Andalus quedó plasmado en la arquitectura de la Mezquita de Córdoba como muestra del florecimiento cultural que alcanzó el Califato de Córdoba. Tras la deconstrucción de este sistema político, económico, social y cultural, a partir del siglo XI la comunidad musulmana en la península Ibérica, es decir Al-Andalus, se estructura en distintos reinos o taifas.
La mezquita de la Roca (Jerusalén) se construyó a finales del siglo VII, un siglo más tarde que Santa Sofía de Constantinopla, no obstante sus soluciones arquitectónicas nos permiten afirmar la estrecha relación entre la arquitectura bizantina y la arquitectura musulmana.
“mira” la Mezquita de la Roca (Jerusalén)
La historiografía del arte islámico en su conjunto reconoce en la obra del profesor Oleg Grabar un referente ineludible, de ahí que nos adscribamos a su definición de arte islámico como la producción artística surgida en los lugares y poblaciones gobernadas conforme a la moral musulmana1 . Los profesores Carmen Martínez Salvador y Pedro Segado Bravo consideran la arquitectura como la manifestación en la que mejor se plasma la unidad que conlleva el Islam 2; por otro lado, el profesor Antonio Fernández define el arte islámico como síntesis del bizantino, cristiano y copto. De acuerdo con estos referentes podemos comprender que nos centremos en la arquitectura así como que la mezquita sea una de las tipologías arquitectónicas más significativas. Etimológicamente mezquita define el lugar donde se postra uno en el suelo. Las funciones que convergen en el espacio de la mezquita son el de lugar de culto y también centro de administración de justicia y de enseñanza.
Los elementos fundamentales de la mezquita son: patio descubierto, sala de oración cubierta y alminar. En el patio descubierto se dispone una fuente en la que previamente a la oración se adecentan los penitentes. El alminar o torre para llamar a la oración dependiendo de la variante arquitectónica se localiza adosada al muro del patio o bien exenta en el centro del mismo. La sala de oración es el espacio principal, en su interior se localiza el muro de la qibla, el mihrab, la maqxura, el minbar, el dakka y el kursi. El muro de la qibla señala la orientación a la Meca, es decir marca el sentido hacia el que debe disponerse el penitente para realizar la oración. El mihrab se localiza en el lienzo del muro de la qibla, distingue este lienzo de muro del conjunto de la mezquita, en suma también señaliza el sentido en el que debe disponerse el penitente; en su interior sólo se localiza vacío. La maqxura se localiza frente al mihrab, marca el espacio reservado al jefe de la Umma (comunidad musulmana). El minbar es el púlpito desde el que el imán dirige la oración. El dakkar complementa la función del alminar o torre para llamar a la oración, dado que la segunda y tercera llamada para la oración se realiza desde el dakkar mientras que la primera desde el alminar. El kursi es el pupitre en el que se disponen durante la oración el Corán así como el lector del mismo. La organización del espacio que define la mezquita recuerda la estructura del espacio interior de las basílicas paleocristianas, en éstas al igual que los templos del Antiguo Egipto y el templo griego clásico disponían de una sala sin cubrir o atrio a la que tenía acceso el común del pueblo, este espacio correspondería al patio de la mezquita. Describiendo un eje longitudinal en la basílica paleocristiana atravesamos el nártex o zona a la que únicamente tenían acceso los que iban a ser bautizados, pues bien en la mezquita este espacio se elimina y se accede directamente a la sala de oración. Por tanto, el denominador común entre los templos del Antiguo Egipto, cultura Grecorromana, Paleocristiano y la mezquita es la disposición de un primer espacio no cubierto al que el acceso era menos restringido que al resto de dependencias del templo.
“mira” una vista aérea de la Mezquita de Córdoba (España)
La sala de oración de la mezquita se diferencia sustancialmente de la sala de la barca del templo egipcio, así como de la sala hipóstila del templo grecorromano, en la medida en que no se inscribe conforme a un eje longitudinal sino de forma perpendicular; así como también porque sus dimensiones son proporcionales al número de penitentes que en ella se congregan para la oración. Un buen ejemplo de la ampliación de la sala de oración lo tenemos en la Mezquita de Córdoba, dado que la sala de oración se agranda conforme aumenta el número de penitentes con Abderramán III, Alhaquen II y Almanzor. La Mezquita de Córdoba es un ejemplo de las manifestaciones artísticas del Califato de Córdoba, se comenzó a construir a finales del siglo VIII estuvo en constantes ampliaciones hasta el siglo X. Como el común de la arquitectura musulmana la Mezquita de Córdoba no luce techumbre elevadas, se percibe como una arquitectura armónica – prueba de ello es el ritmo bícromo de las dovelas de los arcos que componen las arcadas del interior de la sala de oración-; la construcción enmascara la pobreza de los materiales constructivos con enfoscados, yeserías, cerámicas, maderas, ... En relación a los materiales constructivos llamamos la atención sobre el proceso de reciclaje o aprovechamiento de materiales y elementos constructivos procedentes de otras culturas, este es el caso del fuste y capitel de las columnas que se disponen en los espacios limítrofes con la quibla en Córboba, se trata de fustes visigodos reutilizados por los alarifes del Califato Cordobés.
“mira” las arquerías del interior de la Sala de oración de la Mezquita de Córdoba ( España)
Efectivamente las columnas de la Sala de Oración de la Mezquita de Córdoba son un buen ejemplo del predominio de la columna sobre el muro; también resulta especialmente representativo de la arquitectura musulmana la profusión del arco de herradura, lobulado, polilobulado, festoneado, ... El arco en la arquitectura musulmana se concibe no sólo como elemento sustentante sino también como parte de la decoración. Recordemos que predomina el interior sobre el exterior, el interior se concibe con profusa decoración cuyo soporte es la arquitectura; a modo de ejemplo, el muro de la qibla de la Mezquita de Córdoba se decora con epigrafía incisa, por tanto el muro no sólo cumple una función sustentante sino que además ejerce como soporte de un mensaje al igual que el Pórtico de la Gloria en la Catedral de Santiago de Compostela. No obstante, en el Románico el mensaje se difunde mediante la imagen mientras que en la cultura musulmana se prefiere la palabra o decoración epigráfica; pero en uno y otro caso el muro funciona como soporte de un mensaje.
“mira” el mihrab de la Mezquita de Córdoba (España)
La Mezquita de Córdoba es un ejemplo paradigmático de la arquitectura islámica en la península Ibérica, como tal muestra el empleo del arco de herradura con alfiz como vemos en la Puerta de San Esteban, esta sería una solución arquitectónica que exportó Al-Andalus al conjunto del mundo musulmán.
“mira” la Puerta de San Esteban. Fachada lateral, exterior Mezquita de Córdoba (España)
Abd Al- Rahmán I cuatro décadas más tarde de la incursión del Imperio Musulmán en la península Ibérica cuenta con fondos económicos además del número de integrantes de la comunidad musulmana necesarios como para afrontar la construcción de una mezquita mayor; además esta obra también nace con la voluntad de distinguir a la ciudad de Córdoba como capital del Emirato Omeya independiente de Bagdad. En cualquier caso, cuando aludimos a la Mezquita de Córdoba en el marco de la Historia del Arte la identificamos como una pieza significativa del arte califal, es decir atribuimos los rasgos más significativos de la Mezquita a la etapa de Abd Al- Rahmán III, el califa de Córdoba.
La Mezquita de Córdoba se diseñó en el solar de una antigua iglesia visigoda de la que además reutilizó elementos sustentantes - como las columnas a las que nos referíamos en líneas anteriores-. Abd al- Rahman II a mediados del siglo IX amplió la longitud de las naves hacia el lado sur –recordemos que la qibla de Córdoba no se orienta hacia el oriente, hacia la Meca, sino hacia el sur-. En sucesivas ampliaciones, se incorpora la conocida como Puerta de San Esteban, característica por la solución de su portada a partir del alfiz, como ya comentábamos; pero quizás una de las ampliaciones más significativas fue la dirigida por Al-Hakam II en la segunda mitad del siglo X, alarga las once naves que estructuraban la sala de oración, construye el actual mihrab y la maqxura así como su cúpula. Finalmente, la Mezquita incorpora ocho naves en el lado oriental durante la etapa de Almanzor, intervención esta última que interfirió en la posición simbólica del mihrab. En cualquier caso no podemos olvidar que todas estas ampliaciones responden a un factor demográfico y político, principalmente, dado que a mayor número de población convertida al Islam mayor debía ser la capacidad de la sala de oración de la mezquita mayor de Córdoba; por otro lado, la dimensión del templo evidenciaba el poder de Al-Andalus frente a los reinos cristianos que también residían en la península Ibérica.
Abd Al- Rahmán III, el califa de Córdoba, además de distinguir a Córdoba como capital del califato y construir en ella una mezquita comparable a la Gran Mezquita de Damasco, diseñó/fundó una ciudad, Madina Al-Zahara, en torno al 936. Acaso Madina Al-Zahara sea la ciudad de vida más limitada dado que su función como urbe decayó en el 1010, a partir de entonces pasó a ser cantera. La ciudad que diseñara Abd Al-Rahmán III, el califa de Córdoba, presentaba una planta rectangular con tres niveles de terrazas. En su interior podemos contemplar el ritmo de la arquitectura musulmana, su decoración profusa, el predominio del arco de herradura,...
“mira” las arquerías del interior de la Mezquita Aljama de Madina Al-Zahra (Córdoba, España)
La Alcazaba de Málaga es un buen ejemplo de la arquitectura defensiva de época taifa; no obstante las manifestaciones taifas se caracterizan en mayor medida por rasgos formales como la incorporación de festoneado al arco polilobulado. El alminar de la antigua mezquita mayor de Sevilla, hoy conocida bajo la denominación de la Giralda de Sevilla, plasma los rasgos más significativos de la arquitectura almohade. Recordemos que Sevilla fue capital de los almohades a comienzos del siglo XII, su mezquita aljama evidenciaba este poder aunque como sabemos nunca llegó a concluirse. La puerta de acceso al patio de abluciones, hoy Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla, presenta decoración de mocárabe, un rasgo significativo de las manifestaciones almohades aunque será la decoración de paño de sibka que aún hoy podemos contemplar en el primer piso de la Giralda.
“mira” el exterior de la Giralda de Sevilla (España)
Sevilla ofrece otra manifestación del arte almohade especialmente significativa se trata de la Torre del Oro, una torre albarrana que en el siglo XII se inscribía en un circuito murario, por tanto es una tipología arquitectónica defensiva. La planta de esta torre describe al exterior un polígono de doce lados, mientras que al interior un hexágono.
“mira” el exterior de la Torre del Oro (Sevilla, España)
La derrota de los almohades frente a los cristianos en las Navas de Tolosa (1212) en la provincia de Jaén, explica el intervalo meriní en el norte de África y en suma se nos ofrece un factor fundamental para comprender la pervivencia y consolidación del Reino nazarí de Granada (1232-1492) como única comunidad bajo la cultura musulmana en la península Ibérica frente al predominio cristiano. En Granada, capital del Reino Nazarí de Granada, la arquitectura palaciega y suntuosa se ofrece la más representativa, por tanto no nos vamos a detener en la mezquita mayor de Granada sita en el solar donde hoy se eleva la Catedral.
“mira” una panorámica de las murallas y exterior de la Alhambra (Granada, España)
El Generalife, una finca de recreo, se data en torno a finales del siglo XIII principios del siglo XIV, por tanto es la edificación más antigua del Conjunto Monumental Alhambra y Generalife (Patrimonio de la Humanidad); a lo largo del siglo XIV se concibió como una obra de carácter simbólico que fue restaurada como emblema del triunfo musulmán frente al cristiano.
De acuerdo a un análisis formalista de la arquitectura de la Alhambra cabe afirmar que el arco de herradura es sustituido por el arco peraltado acampanado, predominan los arcos decorativos antes que los funcionales, los capiteles se diseñan ex proceso compuestos por dos cuerpos uno con decoración de lacería y el inferior de mocárabes; la cerámica de tipo alicatado recubre las paredes frente al enfoscado de la arquitectura precedente; predominio de la bóveda de mocárabe.
“mira” el Patio de los Leones de la Alhambra (Granada, España)
La Alhambra se concibió como palacio y fortaleza, dos funciones unidas en una de las colinas de Granada. Su interior se resuelve mediante una organización laberíntica, se entrecruzan espacios defensivos como la alcazaba, torres,...; con estancias residenciales como la Sala de las Dos Hermanas, Mirador de Lindaraja,...; salas de carácter oficial tales como el Salón del Trono. Ahora bien, frente a la diversidad de funciones en el interior de la Alhambra predomina la planta rectangular (estancias, jardines, albercas, torres,..) También la construcción de este palacio y fortaleza se dilató en el tiempo así el Cuarto de Comares se data en la primera mitad del siglo XIV mientras que el Patio de los Leones es de la segunda mitad. Para concluir quisiéramos subrayar que el Conjunto de la Alhambra y el Generalife (Patrimonio de la Humanidad) también fueron considerados como patrimonio cultural para conservar, proteger y restaurar por los Reyes Católicos, Carlos V, Felipe II...