Mastabas, pirámides y speos, obras de las civilizaciones del Oriente Antiguo
Esta “mirada” sigue las investigaciones publicadas por los profesores Josep Padró1 y José Miguel Serrano Delgado2 , así como valoramos las manifestaciones culturales procedentes del Antiguo Egipto como fuentes primarias para nuestro acercamiento a esta civilización mediterránea. En los valles fluviales del Nilo (Egipto), Eúfrates y Tigris (Mesopotamia) en torno al 3000 a.e. se desarrollaron los primeros modelos de ciudad como ponen de manifiesto la organización del espacio (urbanismo) y la jerarquía social, económica y política. Pero sin lugar a dudas la seña de identidad de estas culturas mediterráneas fue la producción escrita tanto es así que en otros territorios, también mediterráneos, como es el caso de Málaga, aún no habían desarrollado un código escrito como podemos comprobar a través del Dolmen de Menga en Antequera (Málaga) datado hacia el 2500 a.e. - y por consiguiente más moderno que buena parte de las manifestaciones del Creciente Fértil a las que nos referimos-. Desde el 3000 a.e. hasta el siglo X a.e. la Civilización del Egipto Antiguo se nos ofrece la más significativa, aunque tenemos que valorar que corrió en paralelo en el tiempo con las ciudades sumerias, babilónicas y asirias; éstas se emplazaban en Mesopotamia, es decir en la zona nororiental del Desierto de Arabia.
La organización política del Antiguo Egipto (3000 a.e.- Xa.e.) se define a partir de una teocracia, es decir el gobernador o faraón concentra en su persona los poderes más significativos de todo Estado (hace leyes, dictamina sobre lo justo y toma las decisiones que marcan el destino social de la población en su conjunto), su soberanía se justifica en la medida en que se le distingue como el representante de los dioses ante la ciudadanía. Recordemos que la cultura del Antiguo Egipto es politeista, es decir rinde culto a distintas divinidades entre las que reconoce al mismo faraón. Las divinidades más significativas de la mitología egipcia: Amón, Anubis, Horus, ... La función administrativa de los sumos sacerdotes y altos funcionarios sería justamente la de contribuir, aconsejar al faraón en sus decisiones, aunque estos consejos en ningún caso son vinculantes ( el faraón no está obligado a seguirlos). También cabría llamar la atención sobre los funcionarios ya que estos trabajan para el Estado pero su actividad no se interpreta como la representación de la ciudadanía desde el momento en que estamos ante un sistema autoritario hereditario (una familia o dinastía se impone sobre el conjunto de la ciudadanía e impone sus decisiones). En este sentido cabe comentar el arte de la guerra como fórmula o mecanismo para acceder al poder y perpetuarse en el mismo a lo largo de las generaciones o dinastías como ponen de manifiesto los relieves de Micerinos, un nomos (provincia) y la diosa Athos. En suma, la civilización del Egipto Antiguo se definió como una cultura fluvial en la que el Nilo se define como una estructura fundamental de su concepción del mundo; agrícola; politeísta; y con una organización política hereditaria basada en el rango de consanguinidad, de ahí que la definamos como una monarquía de carácter divino puesto que al que gobierna, al monarca o faraón, se le rinde culto (diviniza). Es más, el carácter divino del faraón nos permite comprender las pirámides como obras de un pueblo a un faraón (monarca divinizado).
La pirámide como tipología arquitectónica funeraria resulta bastante significativa para el conocimiento de la civilización del Egipto Antiguo (3000 a.e.- X a.e.), aunque se trata de una tipología con una limitada continuidad en la historia de la arquitectura occidental y oriental. En cambio el templo, y más concretamente la organización interna del espacio para el culto a los dioses, sí que nos permite vincular la planta basilical, característica de la cultura cristiana y por tanto especialmente presente en la arquitectura occidental, al templo egipcio de ahí que uno de los aspectos más significativos de este epígrafe sea, justamente, la organización del espacio interior de los templos egipcios conforme a un eje longitudinal.
La pirámide en tanto que manifestación cultural del Egipto Antiguo se define como una tipología arquitectónica funeraria, de carácter monumental dadas sus dimensiones así como de proporción matemática. La configuración del espacio interior de la pirámide es laberíntico o en recodo, en altura así como en subterráneo; el material constructivo es la piedra cortada en sillares perfectamente labrados. La historiografía parece coincidir, en gran medida, en que la mastaba, la pirámide escalonada así como la pirámide acodada o truncada, marcan, definen los precedentes de la pirámide de arista que contemplamos en el conjunto funerario de Giza en las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos.
“mira” la Pirámide escalona de Zoser (Sakkara)
“mira” la Pirámide de Keops, Kefren y Mikerinos (Giza)
Como podemos contemplar en el Templo de Debot -reubicado al oeste de la madrileña Plaza de España desde la década de los setenta del pasado siglo veinte- el espacio de culto en la civilización egipcia excede el interior del templo, comienza con la avenida de esfinges, continua con el obelisco y los pilonos; estos elementos arquitectónicos guían al penitente, simbolizan el carácter religioso del territorio por el que discurren. La sucesión de los mismos describe una línea recta o eje longitudinal. Este espacio lo puede recorrer el común de la ciudadanía, ahora bien a partir de los pilonos el acceso es jerárquico al igual que la organización social de esta civilización. Tras los pilonos nos encontramos un patio o sala hípetra, en la que el elemento sustentante por antonomasia es la columna con fuste decorado con textos escritos (decoración epigráfica) y el capitel esquematiza formas vegetales como las hojas de loto, palmera, ... La sala que sigue a esta primera, sí está techada y se denomina sala hipóstila , este espacio también se diferencia de la sala anterior porque conforme accedemos a ella comprobamos que la luz natural disminuye lo que favorece el ambiente de culto. Finalmente, llegamos a la sala de la barca de Osiris o cámara del faraón, se trata de la sala en la que se dispone la barca en la que el faraón haría el viaje a la vida de ultratumba. A esta tercera sala sólo acceden los sumos sacerdotes. Tras esta tercera sala, la de la barca de Osiris, en algunos templos se disponía otra con funciones relativas a la preparación de la ceremonia. Sin lugar a dudas, esta organización del espacio interior del templo egipcio guardará una estrecha relación con la planta basilical que define en gran medida al templo cristiano desde las primeras basílicas paleocristianas a partir del siglo IV de nuestra era.
“mira” el Templo de Amón (Karnak)
“mira” el Templo de Amon (Luxor)
Además de comentar la organización del espacio interior de los templos egipcios también nos resulta especialmente significativa la clasificación de los mismos en speos y hemispeos3 .
La reina Haptshepsut en torno al 1500 a.e. ordenó construir el primer speos, templo excavado en la ladera de una montaña. El factor que explica esta variante en la tipología del templo es, para buena parte de los historiadores del arte, económico dado que el templo se orada en la roca para salvaguardarlo de posibles hurtos.
“mira” el Templo de la Reina Hatshepsut ( Deir el Bahari)
El templo, en todas sus variantes, así como la arquitectura funeraria ( mastabas, pirámides, ...) resuelven su sistema de cubrición a partir de un ángulo recto, de ahí que definamos la arquitectura del Antiguo Egipto como arquitraba o adintelada; incluso podemos afirmar que desconocen las soluciones de techumbres abovedadas. Otro de los principios de esta arquitectura es su carácter simbólico que se expresa a través del tamaño monumental de las construcciones, la selección de los materiales constructivos,... así como también se vislumbra el carácter simbólico a través de la utilización de materiales duraderos para la construcción de los espacios relativos a la vida terrenal o de ultratumba del faraón. Podemos afirmar que tanto el material y el canon/proporción de la arquitectura egipcia son simbólicos, nos permiten interpretar que su utilización se explica porque son obras para el máximo poder: el faraón. Ejemplo de ello lo vemos en las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, tres tumbas de proporción monumental.
“mira” el Templo de Ransés II (Abu Simbel)
Así mismo concluimos afirmando que en la arquitectura egipcia predomina la proporción matemática sobre la percepción de la belleza, principio éste que marca la distancia entre la arquitectura egipcia, por ejemplo el Gran Templo de Amón en Luxor o la pirámide de Keops, frente a la percepción de lo perfecto que ofrece el Partenon de Atenas. En la arquitectura de la Grecia Antigua la proporción matemática y lo ecuánime que rige la arquitectura egipcia se altera y en su lugar se prioriza la percepción de la belleza.