Jorge Martínez Montero
Resumen:
Con el presente trabajo pretendemos dar a conocer las principales intervenciones restauradoras realizadas a lo largo del pasado siglo XX, fruto de la tradición más conservadora, frente a otro tipo de acciones en las que la innovación se encontrará al servicio de criterios de intervención más específicos, en función del estado de conservación y la naturaleza material de la escalera. Un estudio centrado en el análisis de algunos de los ejemplos paradigmáticos para la historiografía del siglo XVI en España.
Palabras Clave: Restauración, escaleras, Renacimiento, Siglo XVI, España.
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1. Introducción
Entre las múltiples intervenciones sufridas en el patrimonio arquitectónico del Renacimiento Español, la preservación, protección o mantenimiento de los bienes que lo conforman, constituyen desde sus orígenes las principales constantes a seguir por aquellos maestros preocupados por lograr la transmisión de su legado a las generaciones futuras. Premisas que se materializarán desde finales del siglo XIX en un elemento tan característico en el conjunto del edificio como la escalera monumental.
Un elemento estrictamente funcional que se verá sometido a continuas agresiones sufridas por el paso del tiempo, traslados de ubicación o cambios de uso acordes a nuevos gustos estilísticos de la época, e incluso daños ocasionados por la propagación de incendios o impactos fortuitos de misiles con motivo del desarrollo de contiendas bélicas.
En el presente trabajo daremos a conocer las principales intervenciones restauradoras acometidas a lo largo del pasado siglo XX fruto de la tradición más conservadora, frente a otro tipo de acciones en las que la innovación se encontrará al servicio de criterios de intervención más específicos, en función del estado de conservación y la naturaleza material de la escalera. Un estudio centrado en el análisis de algunos de los ejemplos paradigmáticos para la historiografía del siglo XVI en España, con especial atención a las pioneras restauraciones realizadas la década de los años noventa en la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos, la reconstrucción de la escalera del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, la restitución de la escalera de la Real Colegiata de San Isidoro en León, o la reciente intervención en la escalera del Hospital de Santa Cruz en Toledo.
2. La Escalera Dorada de la Catedral de Burgos
En el caso pionero de la Escalera Dorada de la seo burgalesa, realizada por el maestro Diego de Siloe (1519-1522) y el rejero francés Hilario (1523-1526), constituye el primero de los ejemplos documentados donde encontramos continuas referencias alusivas a reparaciones emprendidas durante los siglos XVII y XVIII 1. Sin embargo, no será hasta el periodo de tiempo comprendido entre los años 1889 y 1918 cuando el arquitecto Vicente Lampérez y Romea lleve a cabo importantes reformas en el foco catedralicio, centrándose una de ellas en la realización de una puerta de madera para cubrir el acceso desde la propia escalera hacia la portada de la Coronería, que al exterior presentaba una puerta de trazado manierista e inspiración serliana realizada a finales del siglo XVI. Para ello, introdujo una sucesión de batientes de madera en la citada puerta, que afean y oscurecen el vano primitivo de la original portada 2.
Durante los últimos cien años, comprendidos entre la declaración como Monumento Nacional Histórico-Artístico el 8 de abril de 1885 y la de la U.N.E.S.C.O. como Bien Cultural del Patrimonio Mundial el 31 de octubre de 1984, las obras arquitectónicas y de conservación del templo, dirigidas por los arquitectos Ricardo Velázquez Bosco, el propio Vicente Lampérez y Romea, Julián Apráiz, Francisco Íñiguez Almech o Marcos Rico Santamaría, dentro de los diferentes planes generales de restauración de la catedral, centrados en la mayoría de los casos en intervenciones de carácter estructural como el controvertido aislamiento de la catedral, prácticamente acabaron por dejar a un lado a la escalera.
En este mismo contexto, el estado de olvido en el que se veía inmersa la escalera hizo que llamara la atención a quienes se acercaban a investigar la obra, como el historiador norteamericano Harold Wethey quien afirmaba en el año 1943 los siguiente:
El jaspeado que actualmente aparece en la piedra, es debido a la decoloración dejada por la policromía, a los irregulares depósitos de la mugre del paso de los siglos, y a las secundarias restauraciones y sustituciones en los peldaños y las urnas modernas sobre la piedra de la balaustrada 3.
Sin embargo, no será hasta la rehabilitación llevada a cabo durante los años 1996 y 1997 gracias al mecenazgo de la multinacional Rhône-Poulenc, cuando la escalera recupere todo su esplendor, permitiendo eliminar los daños causados por la continua filtración de agua procedente de Coronería (exterior y subsuelo); causante por fenómenos de capilaridad del deterioro de la piedra, elementos metálicos y policromías de la misma 4.
El estado que presentaba la escalera tenía como principales síntomas de su deterioro a numerosas manchas con eflorescencias de sales solubles en aquellas zonas donde se habían producido filtraciones de humedad provenientes del muro exterior, pérdida de adherencia y disgregación de los morteros de rejuntado de la piedra, reintegraciones de cemento inadecuadas y clara fractura de la piedra caliza producida por los anclajes metálicos 5.
La intervención fue realizada bajo la supervisión del arquitecto José Manuel Gómez Barbero, el arquitecto director de la obra Félix Salas Madrigal y los arquitectos técnicos Manuel Pascual García y Javier López Molinero, por la empresa burgalesa CPA Conservación del Patrimonio Artístico, dando comienzo en abril de 1996 hasta su presentación en marzo de 1997 6. En la restauración arquitectónica se emplearon como procedimientos técnicos complejas técnicas de saneamientos de limpieza de la superficie de la piedra (previa limpieza mediante agua destilada y brocha de pelo suave), tratamiento de preconsolidación, extracción de sales, reparación de piezas fragmentadas y grietas, reintegración y reposición en piedra natural de aquellas zonas dañadas por la oxidación de anclajes metálicos, reemplazo de morteros antiguos de cemento por otros de cal, eliminación de óxidos y tratamiento contra la humedad para prevenir que tales procesos no volvieran a repetirse 7.
Otra de las intervenciones se centró en la restauración de los antepechos (el superior tuvo que ser desmontado y restaurado en taller), en los que se apreciaban diversas patologías como la acumulación de suciedad ambiental y depósitos de polvo, la pérdida de policromía y ausencia de algunos elementos decorativos, así como la oxidación de los anclajes metálicos empotrados en la piedra (vástagos, sujeciones de hierro, clavos y grapas), corrosión y debilitamiento de la estructura metálica.
Para ello se procedió a la limpieza en seco mediante aire a presión, administrándose un inhibidor de óxido y una disolución protectora de resina en todo el entramado metálico, la eliminación de diferentes anclajes metálicos causantes de la corrosión, con sus correspondientes pastas decapantes, reemplazos de morteros, labores de preconsolidación, reintegración de volúmenes y motivos decorativos, saneamiento general y limpieza de la policromía 8.
Todas estas labores dieron como resultado un acabado perfecto de un elemento emblemático integrado en el conjunto catedralicio, puesto en valor formando parte del itinerario museístico en el que se ve inmerso, pero lamentablemente despoblado de diversos elementos ornamentales como alfombras o tapices flamencos (retirados en el año 1986), junto a la inexistencia de una luz dirigida proveniente de la cegada portada de la Coronería; elementos propios de toda función ceremonial y litúrgica acorde al enclave religioso para el que fue concebida.
3. La escalera del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares
Un segundo modelo en las labores restauradoras de las escaleras renacentistas lo encontramos en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, cuya obra fue realizada por el maestro Alonso de Covarrubias entre los años 1535 y 1540. La primera restauración fue emprendida entre los años 1879 y 1882 bajo la dirección del arquitecto Juan José de Urquijo, quien alteró la configuración armónica de la propia escalera, rehaciéndose totalmente su balaustrada, el peldañeado de la misma, así como diversos paneles decorativos de la embocadura y algunos sillares del paramento, todos ellos desgastados por efecto de la erosión y la humedad a la que se había visto sometida desde su construcción 9.
Como devenir en la desaparición de la escalera alcalaína, cuyas dependencias sirvieron desde el año 1858 como sede del Archivo General Central de Alcalá de Henares, se ha de señalar una fecha clave, el 11 de agosto de 1939, día en el que el palacio sufrió un devastador incendio que afectó a prácticamente todo el edificio, quedando reducido a ruinas y permaneciendo en estado latente hasta el año 1944, optándose finalmente por su demolición y posterior desescombro 10.
Un lapso de tiempo de más de cincuenta años, hasta que en el año 1997 se llevó a cabo una reconstrucción hipotética del paramento de la escalera mediante la recomposición de 93 de los 253 sillares almohadillados, escudo heráldico y una de las pilastras recuperadas, instalándose bajo la supervisión de los arquitectos Carlos Clemente San Román y Juan de Dios de la Hoz Martínez en las dependencias del claustro catedralicio, formando parte del Museo de la Magistral de Alcalá de Henares. Este tipo de intervenciones descontextualizadoras, centradas en la recuperación hipotética de la escalera aplicando el criterio de la anastilosis, todavía se siguen llevando a cabo en escaleras como la del Castillo segoviano de Coca 11.
4. La escalera prioral de la Real Colegiata de San Isidoro de León
El tercer eslabón en el análisis de las restauraciones realizadas en las escaleras renacentistas, puede apreciarse en las intervenciones de la escalera prioral de la Real Colegiata de San Isidoro de León (1571-1580) obra de Juan del Ribero Rada y su aparejador Diego de la Hoya 12. Fruto del paso inexorable del tiempo, en el siglo XIX sufrió el derrumbamiento de la bóveda superior de media naranja afectando bruscamente al peldañeado y estructura del último tramo, hasta el punto de que en 1962 la escalera tuvo que apearse con un muro de carga de ladrillo, manteniéndose in situ hasta que en el año 1999, bajo la dirección de los arquitectos Ramón Cañas Aparicio y Carlos Sexmilo Huarte, se llevó a cabo una restauración de carácter reintegrador con el fin de recuperar su estado original, eliminando el muro y restituyendo su anodino barandal de madera por una balaustrada pétrea en consonancia con el resto del conjunto 13. Sin duda una intervención de carácter estilístico, esta última, muy habitual en la recreación ideal de barandales y pasamanos de escaleras, incluyendo montantes de separación y esculturas exentas o motivos heráldicos sobre los mismos, como la materializada hacia 1950 en la escalera del Palacio de los Condes de Miranda en Peñaranda de Duero, Burgos (1520-1535) 14.
5. La escalera del Convento de las Descalzas Reales de Madrid
En este mismo prisma de restauración en estilo se ha de constatar la existencia de restauraciones de carácter global en escaleras muy dañadas por conflictos bélicos, tal es el caso de la realizada en el año 1948 por Horacio Ferrer bajo la dirección del arquitecto Rafael Barrios (centrada en la reconstrucción de la fábrica, el refuerzo de la estructura de madera interior, el tendido de mortero de reposición y la reintegración de la pintura mural) con motivo del impacto producido por un obús en la caja de la escalera de la Casa del Tesorero Alonso Gutiérrez de Madrid (1525-1534), sede desde 1559 del Convento madrileño de las Descalzas Reales 15.
6. La escalera del Alcázar de Toledo
Otro ejemplo de mayor magnitud lo encontramos en la escalera preimperial abierta al patio del Alcázar de Toledo (1552-1579). Comenzada a levantar en el año 1552 bajo la dirección de Alonso de Covarrubias y la supervisión desde 1553 hasta 1579 de Francisco de Villalpando con nuevas trazas de Juan de Herrera, el aspecto que presenta la escalera actualmente tiene poco que ver con su estado original, ya que tras sufrir numerosos incendios durante la Guerra de la Independencia en el año 1810 y demoliciones con motivo del transcurso de la Guerra Civil, se vio sumida en la total destrucción de los paramentos y cubierta de su caja, concluyéndose la última restauración en el año 1961.
7. La escalera del Hospital de Santa Cruz de Toledo
El último ejemplo a examinar se centra en la escalera del Hospital toledano de Santa Cruz, obra trazada por Enrique Egas y materializada por Alonso de Covarrubias (1530-1540) que contó de manera progresiva con intervenciones restauradoras en diferentes fases, motivadas todas ellas por el progresivo estado de abandono en que se encontraba el hospital desde finales del siglo XIX. Síntomas evidentes, según podemos observar en testimonios gráficos de principios del siglo XX, se observaban en el cimentado de numerosos casetones del paramento, la inexistencia de balaustres casi en la totalidad de los tramos, junto a la delimitación funcional de espacios en el edificio a través de hechos tan significativos como el que la puerta interior del muro en talud de la escalera apareciera cegada o que se observara la presencia de una reja con una puerta de acceso en la desembocadura de la misma.
Hacia 1920 tienen lugar las primeras reposiciones y sustituciones de aquellos elementos que se habían visto resentidos con el paso del tiempo, tales como el escudo del promotor, montantes y balaustres, llegando incluso a apuntalarse la caja de la escalera. No eran más que meras reparaciones de urgencia, necesarias ante el agravante estado de ruina que presentaba la escalera.
El arquitecto José Manuel González Varcárcel, entre los años 1955 y 1962, llevó a cabo la sustitución de numerosos balaustres de la escalera, muchos de ellos prácticamente desaparecidos y otros tapados con un recrecido de cemento. También intervino en la recreación de parte del pasamanos y en la disposición de enfoscados y revocos en las paredes interiores de su caja.
Durante los años 1979 y 1983, bajo la dirección del arquitecto Antonio García Vereda, se realizaron obras de restauración y acondicionamiento de espacios para su adaptación como sede del Museo de Santa Cruz. Mientras que entre 1994 y 1995, el servicio de Monumentos del Instituto del Patrimonio Histórico Español dirigido por el arquitecto Ángel Luís Sousa, el aparejador Marcos Toribio y la restauradora Concha Cirujano, desempeñó un trabajo de consolidación en el conjunto de la escalera.
Dicha intervención se completó con la acometida en el año 2006 por la empresa CPA Conservación del Patrimonio Artístico, una obra centrada en la recuperación original del paramento de la caja de la escalera, limpieza de suciedad acumulada en la piedra así como de los revocos en los frisos decorativos y en los despieces de los sillares, junto a la eliminación de cableado y grietas en las uniones de los tramos 16. Una restauración lo más respetuosa posible que a supuesto la aplicación de nuevas tecnologías al servicio del patrimonio arquitectónico, con la que se ha conseguido devolver a la escalera su aspecto original, de carácter esencialmente uniforme.
Notas:
1. Sobre las intervenciones en la Escalera Dorada durante los siglos XVII al XIX, véase: MARTÍNEZ MONTERO, J.: La Escalera Dorada de la Catedral de Burgos. Burgos, 2011, pp. 61-63.
2. CARRERO SANTAMARÍA, E.: “Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos”, Locus Amoenus, nº 3 (1997), p. 163. Entre los años 1999 y 2001 se llevó a cabo la restauración de la portada exterior de la Coronería, salvaguardando de manera testimonial a través de la instalación de una barandilla de protección, el desnivel existente originariamente en la fábrica gótica con respecto a la entrada original a la propia Escalera Dorada.
3. WETHEY, H.: “The early works of Bartolomé Ordóñez and Diego de Siloe”, Art Bulletin, vol. XXV, nº 3-4 (1943), p. 327.
4. SEDANO, P.: “La catedral de Burgos elimina sus arrugas con láser”, ABC, Cultura, Madrid (23-6-1996), p. 63; R & R.: “El Renacimiento recupera su esplendor”, Restauración & Rehabilitación, nº 4 (1997), pp. 86-89.
5. CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Proyecto de restauración de la Escalera Dorada en la Catedral de Burgos, Burgos, 1996.
6. “Burgos recupera su Escalera Dorada”, Cultural, ABC de las Artes, Madrid (14-3-1997), p. 24.
7. RHÔNE-POULENC.: La Escalera Dorada. [Vídeo]. Burgos, 1997.
8. CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Memoria: Catedral de Burgos, rehabilitación del brazo norte del transepto, Escalera Dorada y Capilla de San Nicolás. Burgos, 1998. La restauración incluyó la intervención en dos bienes muebles: el lienzo de la Resurrección de Cristo perteneciente al arcosolio central y otro lienzo de San Juan de Ortega, obra de Nicolás de la Cuadra en 1718 por encargo del arzobispo Manuel Francisco de Navarrete, en el muro oeste del transepto junto a la propia Escalera Dorada.
9. ACOSTA DE LA TORRE, L.: Guía del viajero en Alcalá de Henares. Alcalá de Henares, 1882, pp. 110-111. “Ya no vemos allí aquellos peldaños históricos que tantos interesantes recuerdos suscitaban y que tantos hombres ilustres hollaron con sus nobles plantas, ni aquella secular balaustrada que tantos hechos memorables presenció; no vemos eso que era”.
10. Sobre la destrucción, intervenciones y posibles reconstrucciones en el palacio arzobispal: GARCÍA PABLOS, R.: “Proyecto de reconstrucción del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares”, Revista Nacional de Arquitectura, nº 29 (1944), pp. 169-188; LLULL PEÑALBA, J.: La destrucción del patrimonio arquitectónico de Alcalá de Henares (1808-1939). Madrid, 2006; LLULL PEÑALBA, J.: “La restauración del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares en el siglo XIX”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, nº 19 (2007), pp. 133-157; SAN LUCIANO RUIZ, J. M.: El incendio y destrucción del Archivo General Central Alcalá de Henares, 1939. Madrid, 2009.
11. Otro de los motivos más habituales en la descontextualización de las escaleras son los traslados de ubicación motivados por posibles cambios de funcionalidad del inmueble, una buena muestra de ello podemos observar en el caso de la escalera del Hospital de la Latina en Madrid, trasladada a la Casa de Don Álvaro de Luján, sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
12. Diferentes autores han analizado la escalera: RIVERA BLANCO, J.: La arquitectura de la segunda mitad del siglo XVI en León. León, 1982, pp. 135-141; SEOANE FERNÁNDEZ, C. M.: “La escalera prioral de San Isidoro de León”, Ars Sacra, nº 21 (2002), pp. 94-100.
13. HUERTA FERNÁNDEZ, S.; LÓPEZ MANZANARES, G.: Informe sobre la restauración de la escalera de la colegiata de San Isidoro de León. Madrid, enero de 2001; CAÑAS APARICIO, R.; SEXMILO HUARTE, C.: “Intervenciones de restauración en la Colegiata de San Isidoro de León”. En AA. VV.: El Gallo de la Torre. San Isidoro, León, León, 2004, pp. 36-41.
14. MARTÍNEZ MONTERO, J.: “La escalera del palacio de los condes de Miranda en Peñaranda de Duero, Burgos”, De Arte: revista de historia del arte, nº 4 (2005), pp. 75-87.
15. BALAO GONZÁLEZ, A.: “La restauración de las pinturas de la escalera del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid”. En AA. VV.: Pinturas murales de la escalera principal. Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Madrid, 2010, p. 88.
16. OLALLA SÁNCHEZ, M. C.: Notas histórico artísticas en torno a la escalera de Covarrubias del Hospital de Santa Cruz de Toledo. Trabajo de investigación inédito, Instituto del Patrimonio Histórico Español. Madrid, 26 de octubre de 1994; CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Servicio de Restauración de la Escalera de Covarrubias del Museo de Santa Cruz de Toledo, Tomo II. Toledo, 2006, pp. 51-55.
Referencias bibliográficas:
AA. VV.: Pinturas murales de la escalera principal. Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Madrid, 2010.
ARNAIZ GORROÑO, M. J.; PAVÓN MALDONADO, B. (coords.): Libro-guía del visitante del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares. Crónica de su última restauración, vol. II. Madrid, 1996.
CAÑAS APARICIO, R.; SEXMILO HUARTE, C.: “Intervenciones de restauración en la Colegiata de San Isidoro de León”, En AA. VV.: El Gallo de la Torre. San Isidoro, León. León, 2004, pp. 36-41.
CLEMENTE SAN ROMÁN, C.; HOZ MARTÍNEZ, J. D.; SEOANE FERNÁNDEZ, C.: “Escalera de Covarrubias”. En MORENA BARTOLOMÉ, A.; CLEMENTE SAN ROMÁN, C.; HOZ MARTÍNEZ, J. D. (coords.): La Catedral Magistral. Alcalá de Henares, Patrimonio de la Humanidad. Madrid, 1999, pp. 441-460.
CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Memoria: Catedral de Burgos, rehabilitación del brazo norte del transepto, Escalera Dorada y Capilla de San Nicolás. Burgos, 1998.
CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Proyecto de restauración de la Escalera Dorada en la Catedral de Burgos. Burgos, 1996.
CPA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO.: Servicio de Restauración de la Escalera de Covarrubias del Museo de Santa Cruz de Toledo, 2 Tomos. Toledo, 2006.
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