ICONOS ANATÓMICOS EN LA ESCENA ARTÍSTICA CONTEMPORÁNEA

ICONOS ANATÓMICOS EN LA ESCENA ARTÍSTICA CONTEMPORÁNEA

Jose Luis Crespo Fajardo (CV)
Universidade de Lisboa

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MÓDULO VI

LA ANATOMÍA Y LOS DIBUJOS Y GRABADOS DE GRANDES MAESTROS

En el Renacimiento, la difusión de grabados también jugaría un papel importante en el aprendizaje del relieve superficial de las figuras desnudas. El modelo italiano clasicista, ese estilo muscular de la figura humana, influyó en gran medida y fue adoptado por muchos maestros. Por los obradores circulaban estampas de Mantegna, o composiciones de Rafael grabadas por Raimondi, o bien obras de Peruzzi, Giulio Romano, Tiziano y Parmigianino, hechas por Ugo da Carpi. Los maestros del norte estarían también representados con Durero a la cabeza.

Con estas láminas los artífices aprendían la nueva gramática de las formas. En España, los dibujos y bosquejos hechos por artistas italianos también tuvieron un papel aleccionador. Lázaro de Velasco, en las anotaciones a su traducción de Vitrubio, escribió:

 “Ríense los italianos de nosotros que les compramos sus papeles y estampas, sus rasguños y borradores que contrahacen (copian) los plateros y aprendices porque no tenemos habilidad para contrahacer (copiar) del natural 1.”

Es muy interesante esta cita porque demuestra que para un primer acercamiento a la anatomía es mejor comenzar por esbozar sobre papel y copiar estampas y dibujos como ejemplos.

Tras la publicación de la Fabrica de Vesalio y los tratados análogos posteriores, con gran aparato de imágenes, los artistas europeos pudieron contar con buenos libros de texto con los que aumentar sus saberes morfológicos. En el caso de España, el  libro clave es la Historia de la Composición del Cuerpo Humano, de Valverde de Amusco, que penetró inmediatamente en el mundo de las artes plásticas2 . Muchos artistas estilizaron este tratado, y se sabe que los plateros Francisco Merino y Marcos Hernández copiaron en sus obras de forma literal algunas figuras de la Historia3 . De esta obra de Valverde de Amusco proceden, asimismo, las imágenes anatómicas del tratado Vivae imagenes partium corporis humani aereis formis expressae, ampliamente difundido en toda Europa por el impresor Plantin. Sólo contenía las  explicaciones de las láminas, por lo que fue una publicación idónea para los artistas4 .

El interés anatómico despuntó de mano de la protección de reyes y nobles que importaron obras y trajeron a artistas italianos para sus fundaciones. A la vez fue determinante el papel de los artistas que viajaron y se formaron en Italia, para después regresar a sus países de origen y divulgar sus conocimientos. Lo hacían por medio de dibujos o piezas anatómicas.

En España, el tratadista barroco Francisco Pacheco recomienda a los artistas que quieran aprender la estructura humana, ver las anatomías redondas (écorchés) de Giambologna y Próspero Antichi, llamado Bresciano, esta última de bronce5 . También Carducho menciona del Bresciano algunos papeles sueltos como grandes ejemplos de anatomía. Ensalza además los dibujos de anatomía del florentino Rómulo Cincinato. Rómulo vino a España en 1567 para pintar en el Escorial. Por otro lado, se conservan dibujos anatómicos de Giovanni Battista Castello, conocido como El Bergamasco, que vino a España en 1564 para trabajar para el marqués de Santa Cruz en el palacio del Viso, y para el Alcázar de Madrid. También trabajó en el Pardo y en el Escorial6 . En el Escorial trabajaron los hermanos Carducho, Luca Cambiaso, León Leoni y su hijo Pompeyo. Al parecer, en su taller, Pompeyo Leoni poseía, entre otras rarezas, diez manuscritos de Leonardo da Vinci que dispersó al ir vendiéndolos 7.

Alonso Berruguete había viajado en 1508 a Florencia, y se cree que estudió con Miguel Ángel. Vasari le menciona como Alonso Spagnolo, y refiere que fue uno de los artistas que estudiaron las pinturas de la capilla Brancacci, en Florencia, obra de Masaccio, y entre los que copiaron la Batalla de Cascina de Miguel Ángel 8 .

Dibujos anatómicos de Berruguete

De Gaspar Becerra se conservan numerosos dibujos anatómicos. Por el testamento del pintor vallisoletano Jerónimo Vázquez  se sabe que poseía un gran número de apuntes y dibujos de Becerra traídos de Italia 9 . También el escultor Esteban Jordán tenía en su taller “un papel del Juicio de Miguel Ángel” dibujado por Gaspar Becerra, de quien fue discípulo 10.
 
Muchos de estos dibujos aparecen reproducidos en A corpus of Spanish drawings. Algunos tienen firma de una mano del siglo XVII. Podrían ser asignaciones gratuitas, basadas en la creencia de que Becerra hizo los dibujos del tratado anatómico de Valverde. Por otro lado, en ocasiones muestran incorrecciones anatómicas. Sabemos que en los obradores se practicaba la recreación de la anatomía, lo cual era muy condenable en opinión de Francisco de Holanda, que escribía que el pintor había de saber anatomía, pero de no saberla debía pintar del natural “porque no hay cosa más ignorante y disforme que querer hacer estas cosas al parecer de la fantasía 11 ”.

Dibujos anónimos de anatomía del siglo XVI

Actividades:

Como vemos, los artistas clásicos aprendían las estructuras corporales copiando los grabados de los libros medicina, así como estampas y dibujos anatómicos de los grandes maestros. Nosotros vamos a plantear dos ejercicios actualizando estos sistemas.

Una proposición para una modernización de esta metodología debería ser la elaboración de un dibujo o una obra pictórica a partir de ilustraciones contemporáneas de libros de medicina. Cualquier obra divulgativa, incluso si se trata de un libro de texto, puede servirnos para este ejercicio. Un ejemplo muy interesante de las cotas que se pueden llegar a alcanzar es el trabajo de pintor Michael Reedy. Podría aducirse que en las imágenes de libros de medicina se ilustra demasiada anatomía profunda. Ante esto, como muchos artistas a lo largo de la historia, podríamos considerar que también es necesario saberla. El portugués Francisco de Holanda, por ejemplo, recomendaba al pintor no solamente conocer la anatomía exterior:

“mas aún ha de saber y conocer cómo debajo de aquella piel y sobrehaz está la razón de las cosas interiores y secretas (como acostumbraron los antiguos)” 12 .

Sin embargo, en términos prácticos, dibujar anatomía profunda no nos va a servir para aprender a conformar una figura. Lo que necesitamos saber son las formas volumétricas que se revelan en el exterior del cuerpo humano.

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Billy Reynolds My Portrait, Shirtless, With Right Side of Face, Neck, And Chest Area Flesh Removed to Expose My Insides 2012

Iustraciones anatómicas en un cuaderno escolar y pintura de Michael Reedy
Un segundo ejercicio consistiría en aprender de los bocetos de los grandes maestros contemporáneos. ¿Dónde podemos encontrarlos? Sin duda hay muchos en los museos y archivos, y su valor didáctico está fuera de toda duda, pero nosotros vamos a proponer una metodología más práctica: hacer dibujos anatómicos partiendo de las publicaciones pedagógicas de maestros del comic. La finalidad última sería crear un personaje de comic en todas sus dimensiones, de manera que es esta una propuesta donde interviene la creatividad, por lo que resulta más entretenida que la fría copia de una imagen.

En también muy interesante pensar que con esta actividad estamos imbricando una tradición del siglo XVI con otra que se gestó en el siglo XX, con el surgimiento de los manuales de dibujo para comic. Podrían considerarse como precursoras las obras didácticas de Andrew Loomis, editadas en las décadas de los años 40 y 50, por su tendencia a la configuración morfológica de tipo realista, que en el caso del cuerpo de la mujer reflejaba el popular estilo pin-up de la época. Muchos autores clásicos de comic han citado a Loomis como su mayor influencia. Otro pionero es sin duda Burne Hogart, el dibujante estadounidense del comic de Tarzán, que además de publicar una serie de manuales didácticos de dibujo fundó la School of Visual Arts de Nueva York. Asimismo, podemos mencionar a Frank Frazetta, el dibujante de las portadas de Conan el Barbaro, todo un renovador del género fantástico. Hay algunas publicaciones que recogen sus bocetos, que son una auténtica lección para los aprendices. Por último podemos citar a Simone Bianchi, un dibujante contemporáneo que ha ilustrado Green Lantern y X Men.

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Manuales de dibujo de dibujantes de comic: Burne Hoghart (El dibujo de la figura humana a su alcance) y Frank Frazetta (Rough Work)

Por supuesto, los manuales didácticos ya son un ejercicio de por sí. Sin embargo, en la realidad al alumno le cuesta mucho dar el primer paso de ejecutar las ideas sugeridas en estos libros, y siempre es positivo seguir sus indicaciones en una actividad dentro de la clase, de forma grupal, la cual puede ser a la vez el incentivo que el alumno necesite para darse cuenta de que los manuales de dibujo son realmente un útil medio de aprendizaje, y siga utilizándolos en el futuro.

1 VV. AA.: Los nombres del dibujo. Madrid, 2005, pág. 398.

2 Riera Palmero, J.: “Juan Valverde de Hamusco y la medicina española del Renacimiento.” Introducción a Historia de la composición del cuerpo humano. Facs. 1556, Madrid, 1985, pág. 14.

3 López-Yarto Elizalde, A.: “La época de Juan de Arfe.” Centenario de la muerte de Juan de Arfe (1603-2003). Sevilla, 2004, pág. 58.

4 VV. AA.: Science through the ages. Madrid, 1984, págs. 108-109.

5 Pacheco, F.: El arte de la pintura. Facs.1649. Madrid, 1990, pág. 385.

6 Giovanni Battista Castello (1504-1569), fue padre de Fabricio Castello y abuelo de Félix Castelo, discípulo y colaborador de Vicente Carducho.

7 Carducho, V.: Diálogos de la pintura, su defensa, origen, esencia, definición, modos y diferencias. Facs.1633. Madrid, 1979, pág. 436. Asimismo, Checa, F.: Pintura y escultura del Renacimiento en España. 1450/1600. Madrid, 1983, pág. 228.

8 Alonso Berruguete (1486-1581). Cfr. Vasari, G.: Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos (Antología). Madrid, 2004, págs. 212 y 376.

9 Serrano Márquez, M.: “Gaspar Becerra y la introducción del romanismo en España” Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 1999, pág. 211.

10 Martín González, J. J.: Esteban Jordán. Valladolid, 1952, págs. 50-51.

11 Holanda, F.: Ob. cit., pág. 67.

12 Holanda, F.: Ob. cit., pág. 68.