El concepto de Turismo implica desplazamiento de un lugar a otro y la búsqueda de descanso, ocio, esparcimiento o recreación. Si estos dos elementos no se cumplen no es pertinente hablar de Turismo.
Existen muchos tipos de Turismo, tantos como puntos de vista y formas de análisis puedan ser concebidas. Entre ellas podemos destacar las características de los atractivos del lugar de destino, los servicios y facilidades puestos a disposición de los turistas y las actividades que está en capacidad de desarrollar con fines de ocio, entretenimiento, descanso o recreación; aunque ya en la práctica son muy raras las formas puras de Turismo.
De acuerdo al lugar de destino, se puede hablar de turismo de playa, turismo de ciudad, turismo rural, etnoturismo o ecoturismo por mencionar algunos. En función del tipo de actividad que se desarrolle puede ser turismo gastronómico, turismo de aventura, de entretenimiento, de compras, turismo cultural o turismo deportivo. Según la capacidad económica del turista y monto de los gastos que vaya a hacer es posible hablar de turismo de lujo, turismo económico, turismo social y turismo de mochila. Con respecto a la edad del turista hay turismo infantil, turismo juvenil o turismo para la tercera edad, y así pudiéramos abordar un sin número de posibilidades de ejercer la actividad turística.
Visto como producto, el Turismo no tiene límites determinados; y los elementos que abarca no pueden ser delimitados con precisión. El producto turístico varía y adapta su composición en función de los gustos del turista, la demanda y la oferta de bienes y servicios así como de infraestructura, equipamiento y facilidades presentes en los lugares de destino. Otro aspecto que no se debe olvidar es el principio económico que dice que toda oferta crea su propia demanda, en este sentido los atractivos pueden ser creados, tal es el caso de los grandes parques de diversiones temáticos, feria tecnológicas y culturales, congresos, convenciones, sólo por mencionar algunos.
En síntesis, el producto turístico está formado por un conjunto de elementos de naturaleza tangible e intangible que unidos forman un todo. El producto turístico final corresponde a la mezcla de los atractivos que visita, las actividades y los bienes y servicios que cada turista tiene la oportunidad de usar, consumir y disfrutar.
En este orden de ideas, el ámbito rural como espacio para la práctica del turismo, incorpora una gama infinita de posibilidades dadas que se agrupan en dos grandes vertientes:
Los atractivos presentes en el ámbito rural son de varios tipos dentro de los que destacan, principalmente, los escénicos, paisajísticos, naturales, históricos, arqueológicos o culturales y, en particular, la presencia de grupos humanos con costumbres y modos de vida característicos o particulares.
En cuanto a las actividades, es posible dedicarse a cosas que van desde el simple placer de no hacer nada, la contemplación, el disfrute, descanso y el ocio, o la realización de actividades por gusto, es decir, con fines de entretenimiento, esparcimiento y recreación.
A esta última categoría pertenecen actividades como el aprendizaje y la práctica de deportes, la obtención de destrezas en artes u oficios específicos, por ejemplo la alfarería, la recolección de la vendimia o la elaboración de vinos o quesos, la vivencia de las labores propias de una granja y la vida en el campo tales como la siembra, la ordeña y el pastoreo, la obtención de información y conocimientos de historia, sobre las ciencias, la cultura, la arquitectura, la política y en general, los elementos que han forjado las distintas sociedades sobre el planeta.
El lugar de destino puede convertirse también en el escenario ideal para observar y experimentar estilos y hábitos de vida diferentes, resultado de diversas formas de interacción y adaptación de la relación hombre-naturaleza. En las últimas décadas han ganado terreno las actividades al aire libre, la práctica de actividades de supervivencia, los deportes extremos, de riesgo y aventura.
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