La educación basada en competencias (EBC) surgió a finales de los años sesenta como resultado de múltiples interpretaciones en donde se destaca la preparación y formación del docente y su práctica diaria (Díaz Barriga & Rigo, 2000). De acuerdo a Tobón (2006), este enfoque viene dado desde la lingüística de Chomsky y la psicología conductual de Skinner. Para esta corriente del enfoque por competencias el objetivo más importante es vincular el sector productivo con el escolar mediante tres condiciones:
La necesidad de una educación por competencias surge del apuro de formar egresados capaces de desenvolverse plenamente en el ámbito laboral, además de que aprendan para la vida, y la falta de movilidad de saberes, condición que hace a los estudiantes aprobar exámenes sin que puedan transferir lo aprendido a un contexto de la vida diaria (Perrenoud P. , 2000) para asegurar en cierto grado la aplicabilidad de los conocimientos adquiridos en distintas situaciones. Al respecto se argumenta que algunas de las habilidades técnicas básicas que se necesitarán en 20 años aún no son conocidas, por lo que es menester preparar a estudiantes y trabajadores con habilidades de relaciones interpersonales y humanas, analíticas para manejar la información disponible e interpretarla adecuadamente; poseer un espíritu empresarial para buscar nuevas oportunidades empresariales (Posada, 2004). En cuanto al tema específico del manejo de información, se sabe que en la actualidad, los alumnos tienen acceso desmedido a la información a través de diversas fuentes, sin embargo, no es por esto que se puede considerar que también tienen la competencia referente al uso de la misma (Anónimo, 2001). Por otro lado, es una realidad que los avances tecnológicos harán posible la educación en “cualquier parte a cualquier hora” (Tanner, 2001).
El concepto de competencia “se trata de una capacidad para resolver problemas que se aplica de manera flexible y pertinente, adaptándose al contexto y a las demandas que plantean situaciones diversas. Sin embargo, desde la óptica de la EBC…la competencia no se limita a los aspectos procedimentales del conocimiento, a la mera posesión de habilidades y destrezas, sino que se ve acompañada necesariamente de elementos teóricos y actitudinales” (Díaz Barriga & Rigo, 2000).
Es también con la llamada Sociedad del Conocimiento que ha ido tomando auge el tema de las competencias puesto que se requieren individuos con mayores destrezas y habilidades que la simple repetición de información. Al encontrarse con que una de las vías para lograr estas habilidades que van desde las actitudes, valores y conocimiento es la EBC, entonces se entiende que los profesores y cuerpos docentes también deben contar con dichas competencias para así poder transmitirlas y facilitar su desarrollo en los alumnos a su cargo. Lo mencionan María Antonieta Gallart y Claudia Jacinto (Cázares & Cuevas, 2007) “la competencia es inseparable de la acción pero exige conocimiento; exige la aplicación de conocimientos en circunstancias críticas”. En las palabras de Tobón: “con la paulatina emergencia de la Sociedad del Conocimiento, lo más importante no es tener conocimientos sino saberlos buscar, procesar, analizar y aplicar con idoneidad” (Tobón, 2006), esto es, poder disponer de este conjunto en el momento apropiado.
Uno de los autores más reconocidos y citados en el tema de las competencias en el área educativa es Philippe Perrenoud, quien desarrolló las “Diez nuevas competencias para enseñar” a partir de artículos publicados en 1997 y 1998, para Perrenoud, “una competencia es la facultad de movilizar un conjunto de recursos cognoscitivos (conocimientos, capacidades, información, etc.) para enfrentar con pertinencia y eficacia a una familia de situaciones” (Perrenoud P. , 2000). En sus competencias destaca (2004):
Ya lo comenta Aguerrondo (2003), tras la nueva política educativa, es necesario transformar la forma en que se enseña, para lograr una nueva y diferente práctica de aprendizaje y que así las políticas educativas sean aplicables y por lo tanto logren el propósito de reformar y mejorar el sistema educativo en México.
La UNESCO, al darse cuenta de la gran desigualdad que existe en países como el nuestro, en cuanto a acceso a la educación superior se refiere, se dedica a realizar un estudio exhaustivo de los planes y programas de estudio, considerados rígidos, y es así como para este organismo surge la necesidad de educar por competencias.
De esta manera, todo aquel individuo que no tenga acceso a niveles superiores de educación debido a diferentes motivos, casi siempre económicos, al menos habrá desarrollado y adquirido las competencias necesarias para una vida digna y alcanzará la oportunidad de formarse un futuro diferente basado en sus competencias, mismas que le abrirán puertas importantes en el mundo laboral.
Se tiene por entendido que para que el alumno llegue a manejar con destreza los conocimientos que respondan a las necesidades que requieren las innovaciones científicas y tecnológicas, el docente deberá responder con actividades cognoscitivas que permitan que el alumno mismo descubra y desarrolle conocimiento.
La educación que se basa en competencias, es una educación que permite al individuo experimentar un cambio relacionado con el desempeño y con la mayor asertividad. Es por esto que también Richard Boyatzis nos dice que “una competencia es la destreza para demostrar la secuencia de un sistema de comportamiento que funcionalmente está relacionado con el desempeño o con el resultado propuesto para alcanzar una meta, y debe demostrarse en algo observable, algo que una persona dentro de un entorno social pueda observar y juzgar” (Mora, 2009; Argudín, 2001; SEP, Las Competencias Genéricas en el Estudiante del Bachillerato General). Entonces, una competencia se nutre de los conocimientos, habilidades y valores.
Para Tobón, una competencia abarca el aspecto integral de la persona, dicho de alguna manera, es la integración del saber ser, saber conocer y saber hacer “teniendo en cuenta los retos específicos del entorno, las necesidades personales de crecimiento y los procesos de incertidumbre, con espíritu de reto, idoneidad y compromiso ético” (Tobón et al.).
Ramírez et al. sugiere las siguientes acciones para desarrollar competencias para la vida en educación básica:
En la figura 1 se presenta a manera de resumen una comparación entre la educación tradicional y la EBC para representar estos conceptos de acuerdo a cada tipo de enseñanza. Mientras que en el enfoque tradicional (figura 1a) el docente es quien posee el conocimiento y la competencia que debe transmitir pasivamente a los alumnos para que de la misma forma adquieran dicho aprendizaje de forma lineal, en el enfoque EBC (figura 1b) se establece una interacción de forma que ambos se favorecen tanto del conocimiento como de la competencia, uno del otro. De esta manera se eliminan los protagonismos y antagonismos tradicionales asumiendo roles de cooperación alumno-docente para el crecimiento y fortalecimiento mutuo.
Debido al objetivo social de la educación, cada país ha definido sus propias metas al basar su sistema de educación en competencias, proporcionándole un significado contextualizado al medio en el que se implanta dicho sistema. Sin embargo, todas las definiciones y declaraciones apuntan hacia un conjunto de destrezas, habilidades, conocimientos, actitudes, etc., que hacen a una persona capaz de resolver distintas situaciones desconocidas y tal vez impredecibles, es decir, el objetivo central es que las personas que transitan por los sistemas de educación nacionales, sean capaces de afrontar las distintas situaciones que la vida les pondrá en distintos contextos desconocidos.
La distinción entre cada país se hace al describir la forma en que se logrará dicho objetivo, así mientras que para España es importante combinar los rasgos de personalidad con los conocimientos adquiridos, en Quebec se opta por los comportamientos socioafectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras (Acevedo, Balderas, & Cruz, 2009). Por otro lado, en Australia se requieren conocimiento, actitudes, valores y habilidades en conjunto con tarea determinadas.
Como resultado de las distintas definiciones y especificaciones, Gómez distingue tres vertientes: las competencias como conjunto de tareas, como conjunto de atributos y el concepto integrado u holístico de la competencia (Victoriano & Medina, 2008).
La EBC se presenta como alternativa a la globalización y demandas laborales y sociales actuales que permitan el intercambio y movilidad entre los estudiantes principalmente en la Comunidad Europea, América Latina y México (Victoriano & Medina, 2008), aunque desde luego no son los únicos países que han adoptado este modelo. Tal es el caso de Estados Unidos y en forma sobresaliente Canadá. Estos dos países en conjunto con Australia han definido ocho competencias básicas que se buscará construir (Argudín, 2001) en los siguientes aspectos:
Estas ocho competencias básicas resumen las habilidades que una persona requiere para su inserción en la vida laboral. Esta lista es adaptable a situaciones, áreas y niveles de educación ya que ha sido el consenso de 47 modelos educativos de los tres países mencionados.
El enfoque por competencias consiste en (Tobón, 2006):
Una educación basada en el enfoque por competencias (Argudín, 2005):
Se tiene por entendido que los enfoques por competencias buscan aminorar la diferencia que hay entre currículos y programas de distintas instituciones educativas, nuevamente, para favorecer la movilidad de los alumnos entre ellas y asegurar, en cierto sentido, la calidad de la educación que se está brindando y enfocándolos en los resultados, más que en objetivos, todo esto en el contexto del proyecto Tuning para la Comunidad Europea y Alfa Tuning para América Latina, en el que México participa (Victoriano & Medina, 2008) con 17 universidades pertenecientes a la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior) a cargo de la cual está una parte del Proyecto Alfa Tuning.
Con la participación de México en dicho proyecto, se implementa el enfoque por competencias en el nivel superior, y al recibir egresados del Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) se ve en la necesidad de pedir a los niveles de educación previa, un perfil específico del egresado para aminorar las dificultades que dicha implementación conlleva provocando un efecto en cascada dirigiéndose a la educación básica.
La SEP ha establecido el Perfil del Egresado (SEP, 2008) para la educación media superior con once competencias genéricas ha saber:
En cuanto al Perfil del Docente de la Educación Media Superior, se han descrito ocho competencias (SEP, 2008):
Sin duda, el enfoque por competencias tiene algunas deficiencias citadas por diversos autores (se puede encontrar una lista detallada de errores y limitaciones de las competencias en (Posada, 2004)) y que van más allá de los propósitos de esta investigación por lo cual se omitirán aunque se advierte su conocimiento ya que como se ha mencionado, el enfoque por competencias no pretende ser el paradigma en moda, sino un enfoque que complemente y retroalimente al paradigma actual. Por otro lado, como se comentó anteriormente, no se contrapone al constructivismo, sino al contrario, lo complementa. Además, el enfoque por competencias, pretende actualizar los sistemas educativos ya que no están a la altura de los requerimientos del siglo XXI (Perrenoud P. , 2008).
En palabras de Argudín, “es posible definir la educación hoy en día como el proceso que tiende a capacitar al individuo para actuar conscientemente frente a situaciones nuevas, aprovechando la experiencia anterior, y teniendo en cuenta la inclusión del individuo en la sociedad, la transmisión de la cultura y el progreso social. Siendo por tanto, la educación, un proceso social más amplio y de mayor rango que la mera instrucción que se limita a desarrollar destrezas, transmitir técnicas o teorías científicas” (Argudín, 2005).
Los distintos modelos educativos vigentes en México han de contribuir al dominio de las once competencias genéricas mencionadas para el caso del SNB. Existen distintos modelos y competencias definidas por distintas instituciones educativas, sin embargo, son regidos por los cinco niveles de concreción del marco curricular común en el que está basado el Perfil del Egresado. El primer nivel es interinstitucional, el segundo nivel es de carácter institucional, en el cual se definirá el aporte particular de cada institución educativa, tal como se indica en la figura 2.
El IPN se creó con la finalidad de formar profesionales en el área científica y tecnológica por lo tanto y la responsabilidad de ser una de las instituciones de las cuales está a cargo la actualización e investigación nacional, se ve ante la necesidad de reformar su modelo educativo para responder a las demandas actuales y futuras a pesar de la desigualdad social y económica que reina en el país en la llamada sociedad del conocimiento. Aunado a esto, se ve ante la necesidad de dar una formación de calidad en un contexto en el cual la tecnología pronto se vuelve obsoleta.
En respuesta a las necesidades detectadas en el año 2000, el nuevo modelo educativo se centra en el aprendizaje mediante una nueva cultura organizacional que resulte en un profesional equilibrado tanto en conocimientos, habilidades, actitudes y valores en un contexto de alta calidad caracterizado por su equidad, pertinencia, relevancia, eficiencia y eficacia.
En concreto, el modelo educativo del IPN consiste en (IPN, 2002):
Los distintos programas que se ofrecen, entre ellos el bachillerato, están constituidos por áreas de formación: formación institucional, formación científica, humanística y tecnológica básica; formación profesional o formación para el trabajo. En el caso de la educación media superior los planes de estudio están identificados mediante un conjunto de competencias laborales aprobadas por el Consejo de Normalización y Certificación de Competencia Laboral (CONOCER), ofreciendo a los estudiantes la opción de solicitar la certificación de una o más competencias laborales a través de sus 200 a 220 créditos.
Los contenidos están integrados de forma tal que involucren la resolución de problemas, la investigación, el trabajo en equipo, la búsqueda de información, la elaboración de ensayos, las actividades prácticas y de trabajo comunitario, entre otros.
El trabajo docente se basará en la evaluación que se aplica en cada crédito como medida para emitir juicios de valor y tomar decisiones, siendo así la base de la reflexión docente y facilitando la definición de los cambios y orientaciones necesarias de acuerdo al modelo educativo y misión de esta institución.
La UNAM cuenta con tres opciones de bachillerato: Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y bachillerato en línea. El CCH se distingue por dar una formación propedéutica que prepara a sus egresados para su trayectoria profesional al ingresar a una licenciatura ya que aporta la cultura y conocimientos básicos, orientado a la formación intelectual, ética y social. Algunas de las características de este modelo educativo son (CCH, 2009):
La UANL ha trabajado en el nivel medio superior en el proyecto de homologación en sus programas de bachillerato, incluidos en la visión 2012, hacia la búsqueda de personas de postura abierta a la innovación y al cambio, sin dejar de lado la actitud crítica, de forma que se desea garantizar la formación integral de sus estudiantes y egresados.
El modelo educativo de la UANL al buscar una educación integral, de acuerdo a la definición de la ANUIES, centra sus procesos en su totalidad, integrando emociones, intelecto, afecto, razón, valores, aptitudes y actitudes en una visión holística y multidimensional del ser humano, motivo por el cual está enfocado al aprendizaje y el desarrollo de competencias a través de una flexibilidad curricular en ejes transversales. Las principales características del modelo son (UANL, 2008):
Este modelo se encuentra regido por tres ejes: estructuradores (educación centrada en el aprendizaje y en competencias), operativo (flexibilidad curricular y de los procesos educativos) y transversales (internacionalización e innovación académica).
El ITESM es una institución privada que busca preparar a los estudiantes para la vida con una formación integral. Es decir, se desea desarrollar el potencial humano mediante mediaciones de interacción alumno-profesor, a la vez que se aprovechan los recursos, medios y programas estratégicos de la institución.
Su modelo educativo está integrado por el Perfil del Alumno, las Competencias de Egreso, Profesor como facilitador y guía del aprendizaje y el Proceso de Enseñanza-Aprendizaje. El modelo se centra en (ITESM, Modelo Educativo, 2010):
En cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje, los alumnos asumen un papel activo como únicos responsables de su aprendizaje. Mediante distintas técnicas didácticas, los alumnos adquieren conocimientos relevantes y significativos, desarrollan la capacidad de investigar y aprender por cuenta propia, aprenden a trabajar colaborativamente, mejoran su aprendizaje por medio de la retroalimentación continua y fortalecen sus comportamientos éticos.