El ecoturismo es un concepto que nace como resultado de la integración del desarrollo sustentable y el turismo, cuando en 1987 la Comisión Mundial de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo adoptó por unanimidad el documento Nuestro Futuro Común o Informe Brundtland, en el cual se establece el concepto del desarrollo sustentable, mismo que se define como “aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (UNERP y WTO, 2005 cit. en Sectur, 2007: 21-22).
Es evidente que a fin de evitar o al menos minimizar los efectos adversos y de aprovechar al máximo los beneficios potenciales, se requiere de un enfoque más efectivo y ambientalmente responsable del turismo en áreas naturales a nivel mundial. Este nuevo enfoque se conoce ya universalmente como “turismo ecológico” o “ecoturismo”. El término “ecoturismo”, así como su definición preliminar, fueron acuñados en 1983 por el Arq. Héctor Ceballos Lascuráin (Lascuráin, 1998:6-7).
La UICN (por sus siglas en inglés) define al ecoturismo como: “Aquella modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales con el fin de disfrutar y apreciar la naturaleza (así como cualquier manifestación cultural del presente y del pasado), que promueve la conservación, tiene bajo impacto de visitación y propicia un involucramiento activo y socioeconómicamente benéfico de las poblaciones locales.”(Ziffer, 1989; Ceballos-Lascuráin, 1994; Goodwin, 1996; King y Steward, 1996, cit. en Sectur, 2007:22).
Sin embargo, de acuerdo con los planteamientos de la organización The Nature Conservancy existen seis elementos básicos que deben reunir los proyectos para considerarlos como ecoturísticos (Drumm y Moore, 2002, cit. en Sectur, 2007:23):
En este segmento el turista puede satisfacer su búsqueda por reducir la tensión y mejorar su estado emocional y físico, así como vivir la experiencia de “logro” al superar un reto impuesto por la naturaleza; la experiencia es sólo entre la naturaleza y el turista, por lo tanto quedan excluidas las competencias deportivas o actividades “extremas”, en donde el resto es contra el tiempo o en contra del hombre mismo. Las actividades que el turismo de aventura desarrolla, según Sectur (2002), se clasifican de acuerdo con el espacio natural en el que se llevan a cabo: aire, tierra, y agua. Entre las actividades llevadas a cabo en tierra se encuentra el montañismo, el rappel, el cañonismo, la cabalgata, la escalada, el ciclismo de montaña, el espeleismo y la caminata. En el caso de las actividades acuáticas están el buceo autónomo, buceo libre, espeleobuceo, descenso de ríos, kayaquismo y pesca recreativa (Sectur, 2007:25).