El periodo cubierto por los presupuestos debe ser lo suficientemente largo para permitir una planeación efectiva. Esto significa que no debe cubrir un periodo muy extenso en el que los planes del negocio se vean interferidos por factores tales como cambios en las condiciones económicas, nuevos productos, variación en los costos y cambios en los gustos del consumidor. Tampoco deben considerarse periodos demasiado cortos ya que se corre el riesgo de dejar fuera sucesos importantes que se presentan después del periodo cubierto por el presupuesto.
En general, las empresas que trabajan con presupuestos hacen coincidir con el año fiscal el periodo de vigencia del presupuesto. No obstante, hay compañías que elaboran un nuevo presupuesto cada trimestre, eliminando el trimestre transcurrido, revisando las cifras de los tres trimestres siguientes y añadiendo un presupuesto para el trimestre posterior. A ésta alternativa se conoce como presupuesto móvil.
Normalmente el presupuesto anual se fracciona por meses, constituyendo el mes el periodo base para la comparación de los resultados obtenidos con el presupuesto.
A más del presupuesto anual, es práctica corriente en las empresas preparar un presupuesto a largo plazo que cubre tres, cinco o más años. La finalidad de este presupuesto es mostrar a la dirección del negocio los planes que servirán de guía a la empresa en los próximos años y las implicaciones de las políticas de la administración respecto a programas de expansión, nuevas inversiones, nuevos productos y otros aspectos. Estos presupuestos son muy útiles para planear las inversiones de capital.